La “leve” huella de Ómicron
Iniciamos
esta semana con la noticia de que el Presidente de la República, Andrés Manuel
López Obrador, dio positivo a Covid-19 nuevamente. Aunque se ha precisado que
afortunadamente el mandatario se encuentra con síntomas leves y en reposo, este
hecho deja entrever que el país ya transita por la cuarta ola de la pandemia,
en la cual predomina Ómicron.
Esta nueva
variante no sólo ha cambiado las reglas de lo que ya sabíamos sobre el
Covid-19, sino que nos urge como sociedad a seguir atentos del rumbo que tomará
la pandemia y, sobre todo, a seguir aprendiendo y actuando de manera
preventiva.
Los
contagios han empezado a crecer en todos los rincones del mundo e incluso se
sabe que Ómicron está desplazando de manera inusitada a otras variantes como
Delta, la cual predominaba en la tercera ola.
También se
sabe, y ha quedado claro, que Ómicron es sumamente contagioso, ya que
vive en la nariz y en el área respiratoria superior, lo cual permite que se
transmita con mayor facilidad. Precisamente,
la semana pasada se produjo el mayor número de casos del virus desde su
aparición, con 95 millones en todo el planeta.
El Premio Nacional de
Salud 2020, el Dr. Francisco Moreno Sánchez, clarifica que esta nueva variante
presenta síntomas como excesiva congestión nasal, dolor de garganta intenso y
cansancio físico, lo cual podría parecer en un primer momento una fuerte gripa,
aunque sin duda lo más recomendable es realizarse una prueba de PCR.
En otros
hallazgos los expertos coinciden en que “aparentemente” es menos peligroso debido
a que no llega a vincularse con los pulmones, en la mayoría de los casos, como
otras variantes. Sin embargo, también concuerdan en que su peligrosidad es
relativa, ya que depende de varios factores, muchos de ellos como la propia
condición de salud y defensas de los pacientes.
Precisamente, ese es
uno de los puntos más relevantes de esta variante, ya que su relativa baja
peligrosidad no debe hacer que disminuyamos las precauciones, ni mucho menos
que desestimemos los estragos.
Por una parte, se sabe
que ocasiona menor daño pulmonar, pero esto no significa que sea así para
todos, pues nadie puede asegurar que todos los contagiados tendrán una
evolución favorable.
Incluso el
Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom
Ghebreyesus, ha alertado a los sistemas sanitarios de todo el mundo, ya que si
bien parece ser menos grave que Delta, especialmente para las personas que ya
están vacunadas, esto no significa que deba clasificarse como “leve”.
Basta
voltear a ver los estragos que ha generado el avance de esta variante en
México, en donde las cifras de contagios han crecido en más de un 230%,
rompiendo barreras no vistas con antelación.
Tan solo
el Sistema de Información de la RED IRAG, de la Secretaría de Salud, dio a
conocer que 106 hospitales se encuentran por arriba del 70% en sus camas
generales para atender pacientes que presentan complicaciones de COVID-19,
además de que 20 nosocomios están por arriba de ese porcentaje en sus áreas de
terapia intensiva; mientras en la ocupación de camas
con ventilador UCI, 18 centros hospitalarios se encuentran en esta
situación. En conjunto suman 144 hospitales, 26 más que en la semana anterior.
En Estados Unidos, el
gobernador de Maryland, Larry Hogan, declaró estado de emergencia hace una
semana, al señalar que la entidad tenía más pacientes hospitalizados por
COVID-19 que en cualquier momento previo de esta pandemia.
Es así que surgen varias interrogantes, ya
que si realmente es “leve” ¿Por qué los hospitales están saturados? ¿Por qué el
personal de salud está agotado? ¿Por qué se está generando un colapso en los
aeropuertos del mundo por los miles de vuelos cancelados? Tal vez Ómicron sea
un virus que llega, como dice la popular fábula, como un lobo en piel de
cordero.
Como prueba de ello, podemos verificar lo
que se le ha denominado “long covid” o covid largo, por las secuelas, e incluso
el daño permanente que está ocasionando en la salud a mediano y largo plazo de
quienes se han visto afectados, sin importar si se trató de casos leves o incluso
asintomáticos.
En este sentido, el gobierno de Finlandia ha advertido que el Covid
podría persistir durante meses después de una infección inicial, emergiendo
como una enfermedad crónica.
Es por ello que el
reto que tenemos en nuestras manos es grande, necesitamos hacer bien las cosas
para evitar que el virus siga transmitiéndose y generando estragos en los más
indefensos o bien dejando secuelas en nuestro organismo.
Hoy, más que nunca,
la pandemia mostrará lo que realmente somos como personas y como sociedad.
Pondrá en relieve si podemos ser responsables con quien tenemos al lado para
evitar que sigan creciendo los contagios o exhibirá el egoísmo de no hacer lo
que nos corresponde para que las complicaciones “leves” de Ómicron no afecten a
los más vulnerables.
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