martes, 19 de agosto de 2014

Asistencia Humanitaria para la infancia Por Alejandro Armenta Mier


La asistencia humanitaria se basa en un conjunto de principios fundamentales que incluyen la humanidad, la imparcialidad, la neutralidad y la independencia.

En diciembre de 2008 la Asamblea General, decidió declarar el 19 de agosto Día Mundial de la Asistencia Humanitaria; coincidiendo con el aniversario del atentado terrorista contra la sede de las Naciones Unidas en Bagdad en 2003, el cual mató a 22 personas, entre ellas el enviado de la ONU, Sergio Vieira de Mello.

El Día Mundial de la Asistencia Humanitaria rinde homenaje a todos aquellos que perdieron la vida en la prestación de servicios humanitarios y a todos aquellos que continúan prestando asistencia y socorro a millones de personas.

“Los trabajadores humanitarios y sus familias son los más afectados por estos crímenes. Pero también los sufren millones de personas más. [...] Honremos a los caídos protegiendo a los que continúan su labor y apoyando las operaciones de socorro humanitario en todo el mundo.” (BanKi-moon, Secretario General de la ONU)

Este día, también busca llamar la atención hacia las necesidades humanitarias en todo el mundo y la importancia de la cooperación internacional para satisfacerlas.

Todos los años los desastres causan un sufrimiento enorme para millones de personas, en especial los más pobres del mundo, impactando a los más marginados y los más vulnerables, entre ellos los niños.
Tormentas, inundaciones y sequías prolongadas agravan la inseguridad alimentaria en algunas zonas del mundo, ocasionando pérdida de vidas, medios de subsistencia y propiedades,  y poniendo en peligro el derecho de los niños a la educación, la salud y la protección.

A consecuencia de conflictos armados, niños y niñas son separados de sus familiares y cuidadores, mientras que otros huyen, solos, buscando lugares más seguros. Muchos otros son reclutados por grupos armados como soldados o trabajadores, o bien víctimas de la violencia.

Con frecuencia, estos desastres y conflictos ocurren en zonas ya sacudidas por sucesivos problemas económicos, climáticos, políticos y de seguridad, lo que compromete la capacidad de familias o cuidadores de alimentar y proteger a sus niños, e incluso de satisfacer sus necesidades básicas.

Estos factores causan la destrucción o degradación de casas, hospitales, escuelas, carreteras y otras infraestructuras públicas y sociales, redes y servicios, impidiendo que millones de niños puedan recibir tratamiento contra enfermedades, beber agua potable, ir a la escuela, o simplemente jugar.

UNICEF señala que los efectos combinados y acumulativos de conflictos armados, disturbios políticos y civiles, patrones climáticos erráticos y graves, actividad sísmica, brotes de enfermedades y la crisis económica global, llevaron a la muerte, la enfermedad, la privación, el desplazamiento y el dolor a un número significativo de niños, mujeres y hombres en muchas partes del mundo.

Por lo que esta organización para poder prestar asistencia a millones de niños, mujeres y hombres, proporcionándoles apoyo nutricional, atención sanitaria, agua, saneamiento, espacios y materiales educativos, y servicios de protección, refugio e información, hace un llamamiento de alrededor de 1.400 millones de dólares anuales (2013).

Apoyo que tiene como fin no solo salvar vidas, sino también para reforzar los sistemas de prevención de cada país y fomentar la capacidad de resistencia  a nivel comunitario, subregional y nacional, para prevenir enfermedades y muertes evitables y para que se puedan recuperar a los afectados.

La respuesta de UNICEF en 2012 logró, entre otros, los siguientes resultados: 38,3 millones de niños fueron vacunados; se proporcionó acceso a agua para beber, cocinar y lavarse, para 12,4 millones de personas; Protección infantil a 2,4 millones de niños; 3 millones de niños tuvieron acceso a mejores servicios educativos, incluyendo el uso espacios temporales; Un millón de personas tuvieron acceso a servicios de análisis, asesoramiento y derivación para tratamiento del VIH y SIDA.

Todo esto, gracias a millones de trabajadores de asistencia humanitaria se esfuerzan por brindar ayuda que salva vidas y rehabilitación a largo plazo a las comunidades golpeadas por desastres sin importar en qué lugar del mundo estén y sin discriminar debido a la nacionalidad, grupo social, religión, sexo, raza o cualquier otro factor.

Por lo que, en este Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, rendimos homenaje a los heroicos trabajadores humanitarios que acuden con valentía a ayudar a las personas necesitadas en todo el mundo,  gracias a los que millones de niños logran ser rescatados.

Recordamos sus sacrificios y reconocemos el esfuerzo de los gobiernos, organizaciones de la sociedad civil y otras agencias de Naciones Unidas, quienes trabajan en algunos de los entornos más difíciles del mundo para conseguir resultados para millones de niños y mujeres amenazados por desastres naturales o complicadas emergencias.

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martes, 19 de agosto de 2014

Asistencia Humanitaria para la infancia Por Alejandro Armenta Mier


La asistencia humanitaria se basa en un conjunto de principios fundamentales que incluyen la humanidad, la imparcialidad, la neutralidad y la independencia.

En diciembre de 2008 la Asamblea General, decidió declarar el 19 de agosto Día Mundial de la Asistencia Humanitaria; coincidiendo con el aniversario del atentado terrorista contra la sede de las Naciones Unidas en Bagdad en 2003, el cual mató a 22 personas, entre ellas el enviado de la ONU, Sergio Vieira de Mello.

El Día Mundial de la Asistencia Humanitaria rinde homenaje a todos aquellos que perdieron la vida en la prestación de servicios humanitarios y a todos aquellos que continúan prestando asistencia y socorro a millones de personas.

“Los trabajadores humanitarios y sus familias son los más afectados por estos crímenes. Pero también los sufren millones de personas más. [...] Honremos a los caídos protegiendo a los que continúan su labor y apoyando las operaciones de socorro humanitario en todo el mundo.” (BanKi-moon, Secretario General de la ONU)

Este día, también busca llamar la atención hacia las necesidades humanitarias en todo el mundo y la importancia de la cooperación internacional para satisfacerlas.

Todos los años los desastres causan un sufrimiento enorme para millones de personas, en especial los más pobres del mundo, impactando a los más marginados y los más vulnerables, entre ellos los niños.
Tormentas, inundaciones y sequías prolongadas agravan la inseguridad alimentaria en algunas zonas del mundo, ocasionando pérdida de vidas, medios de subsistencia y propiedades,  y poniendo en peligro el derecho de los niños a la educación, la salud y la protección.

A consecuencia de conflictos armados, niños y niñas son separados de sus familiares y cuidadores, mientras que otros huyen, solos, buscando lugares más seguros. Muchos otros son reclutados por grupos armados como soldados o trabajadores, o bien víctimas de la violencia.

Con frecuencia, estos desastres y conflictos ocurren en zonas ya sacudidas por sucesivos problemas económicos, climáticos, políticos y de seguridad, lo que compromete la capacidad de familias o cuidadores de alimentar y proteger a sus niños, e incluso de satisfacer sus necesidades básicas.

Estos factores causan la destrucción o degradación de casas, hospitales, escuelas, carreteras y otras infraestructuras públicas y sociales, redes y servicios, impidiendo que millones de niños puedan recibir tratamiento contra enfermedades, beber agua potable, ir a la escuela, o simplemente jugar.

UNICEF señala que los efectos combinados y acumulativos de conflictos armados, disturbios políticos y civiles, patrones climáticos erráticos y graves, actividad sísmica, brotes de enfermedades y la crisis económica global, llevaron a la muerte, la enfermedad, la privación, el desplazamiento y el dolor a un número significativo de niños, mujeres y hombres en muchas partes del mundo.

Por lo que esta organización para poder prestar asistencia a millones de niños, mujeres y hombres, proporcionándoles apoyo nutricional, atención sanitaria, agua, saneamiento, espacios y materiales educativos, y servicios de protección, refugio e información, hace un llamamiento de alrededor de 1.400 millones de dólares anuales (2013).

Apoyo que tiene como fin no solo salvar vidas, sino también para reforzar los sistemas de prevención de cada país y fomentar la capacidad de resistencia  a nivel comunitario, subregional y nacional, para prevenir enfermedades y muertes evitables y para que se puedan recuperar a los afectados.

La respuesta de UNICEF en 2012 logró, entre otros, los siguientes resultados: 38,3 millones de niños fueron vacunados; se proporcionó acceso a agua para beber, cocinar y lavarse, para 12,4 millones de personas; Protección infantil a 2,4 millones de niños; 3 millones de niños tuvieron acceso a mejores servicios educativos, incluyendo el uso espacios temporales; Un millón de personas tuvieron acceso a servicios de análisis, asesoramiento y derivación para tratamiento del VIH y SIDA.

Todo esto, gracias a millones de trabajadores de asistencia humanitaria se esfuerzan por brindar ayuda que salva vidas y rehabilitación a largo plazo a las comunidades golpeadas por desastres sin importar en qué lugar del mundo estén y sin discriminar debido a la nacionalidad, grupo social, religión, sexo, raza o cualquier otro factor.

Por lo que, en este Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, rendimos homenaje a los heroicos trabajadores humanitarios que acuden con valentía a ayudar a las personas necesitadas en todo el mundo,  gracias a los que millones de niños logran ser rescatados.

Recordamos sus sacrificios y reconocemos el esfuerzo de los gobiernos, organizaciones de la sociedad civil y otras agencias de Naciones Unidas, quienes trabajan en algunos de los entornos más difíciles del mundo para conseguir resultados para millones de niños y mujeres amenazados por desastres naturales o complicadas emergencias.

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