lunes, 13 de noviembre de 2017

Efebo

De vuelta en su casa, Damián retorna a su realidad, a un cuarto chico y desarreglado, vuelve a su pobreza, a su mundo de dificultades, de inmarcesible precariedad; recuerda las palabras de Benjamín y se alegra, pero también se preocupa, sabe que

debería ser más cariñoso o acaso misericorde, presiente que Benjamín, un día, lo dejará de repente por cualquier otro que siendo más atractivo o refinado, sea un mejor efebo, más complaciente o cariñoso, por alguien mucho mejor, aunque en el fondo sabe que después de cinco años juntos, será muy difícil que Benjamín simplemente lo deje, tal vez por la costumbre, pero se lo cuestiona, y ante ello el temor le hace tratar de asegurar su lugar, y entonces le manda un mensaje que deje claro que fue un fin de semana maravilloso a su lado y que nada ha disfrutado más, que lo extraña y que desea regresar para estar con él; de paso le pide un poco de dinero, pues el hambre comienza, como vieja bruja maliciosa, a burlarse de él, un hambre que como perro lo espera siempre en su casa y a la que por más que quiere, no puede eliminar; entonces el poco dinero que pide resulta una salvación para no morir, para no desfallecer...
“Buenas noches Benjamín, hoy ha sido un día pesado y cansado, ya es viernes, espero que la hayas pasado de lo mejor, de verdad que te adoro, eres lo máximo, nada, nada hay que pueda cambiar en tu lugar, quisiera estar contigo ésta noche, abrazarte, besarte y hacer el amor, estar una noche más contigo, como siempre, como esas noches de incondicional amor entre nosotros y entre lo que tenemos, tantas cosas son las que nos unen que no sólo has sido el mejor y más grande mecenas que la vida me ha puesto en el camino, sino que eres el más grande amor que haya podido imaginar en mi lamentable y efímera vida. Es increíble todo lo que representas para mí y todo lo que podría decirte, quizá sea interminable la cantidad de adjetivos con los qué, calificar tu persona, quizá las palabras, incluso no alcanzan para dejar claro y establecido, en estas líneas, todo lo que siento por ti y todo lo que eres, todo lo que has sido y todo lo que quiero que sigas siendo en mi vida, puede ser que el destino en esta sed de venganza nos ha distanciado generacionalmente a propósito, y puede ser, que la vida en esta armonía y perfección del todo, nos haya permitido acoplar esas distancias, pueden ser tantas cosas, que al mismo tiempo simplemente no son; lo único que quiero que sepas es que eres como esa piedra clave que sostiene un arco, o por lo menos para mi arco lo eres, esta curva exquisita y definida que he llevado en la vida, va siempre a recargarse en ti y a depender de ti, no quisiera que mal entiendas mis palabras, porque ésta dependencia es al mismo tiempo libertad, no dependo emocionalmente porque eso ya entendí que más que necedad e inmadurez, es absurdo e innecesario, tampoco me refiero a ésta dependencia económica que me incomoda y quisiera eliminar, me refiero al apoyo y sostén que en todo, siempre, he encontrado en ti; desde esas noches largas y maravillosas a las que denominas "de diván", hasta esos magníficos lugares que me has mostrado con esa majestuosa e imponente presencia tuya, esa que hace que a uno se le sobrecoja el corazón, que lo arrebata hasta sentir al arte y la arquitectura como parte de uno mismo, hasta sentir cada comida y cada trago, definitivamente exquisitos, embriagantes y fascinadores; sé que puede resultarte algo ridículo este mail si lo analizas mejor, es más, yo mismo me avergonzaré mañana de no haber sido claro y directo como acostumbro, pero es que hoy te extraño y nada quisiera más que volver a emborracharme a tu lado, como siempre y como todo a tu lado, hasta el teatro o el cine resultan embriagantes estando contigo, hasta un paseo puede ser verdaderamente adictivo si lo llevas tú, eres el mejor maestro que conozco, quizás admirándote he perdido mi propia esencia y me frustra que no pueda ser, como eres

tú, con esa perfección humana que tienes, desde el corazón hasta la mirada, la de esos hermosos azulados y tiernos ojos, desde ese ilícito y al mismo tiempo delicioso afán sexual que te hace y que te llena, hasta tu maravillosa y brillante mente, inteligente y altiva, pero nunca soberbia ni malgastada; tanto eres y tanto tienes, que tal vez por eso quiero seguirte teniendo conmigo, como para aferrarme a la idea de encontrar algún día mi propio ser, no sé si en ti o contigo, sin embargo, no pierdo esa esperanza, no sé si ahora o puede que nunca, pero sin dejar de buscarme; nadamás quiero decirte que agradezco infinitamente a la vida, por tenerte como te tengo, declaro que aún no salgo del asombro por estar en tu corazón, como estoy. Aún pienso en qué hice o qué tengo para que me consideres como lo haces y para quererme como me quieres, todavía no entiendo a donde quieres llegar, pero tampoco me importa, ni me preocupa, es más, me gusta, me encanta; que agradezco a la vida por darme esta oportunidad tan majestuosa, tan indigna, de ser alguien para ti; que agradezco al universo por tanta perfección y por esta vida, ésta contigo, o a tu lado, o donde tú estás para mi; que no sólo agradezco, sino que pido, que sigas y que sigas por muchos años más, porque alguien como tú se merece la eternidad, porque nadie más que tú se la merece, te adoro Benjamín, te quiero con el alma y el corazón; sigue siendo feliz y sigue siendo mi Benjamín, por favor, por lo que más quieras, por Dios mismo que te lo pido; aún compartiendo tu amor y corazón con otro, es más, aún queriendo sólo a otro, no dejes de ser para mí el que siempre has sido. Te quiero, te quiero conmigo hasta el día de mi muerte o hasta el día de la tuya, si en nuestra limitada idea de la vida, eso es para siempre, te quiero así, para siempre conmigo.
Atte: Tu Damián, el mismo de siempre, el que sólo es para ti; besos, te mando muchos besos. Damián Arturo Macias.”
No sabía cual sería la respuesta, pero la imaginaba, sabía que ese mail había dejado su corazón un poco al descubierto, un poco sincero, también sabía que algún día se sentiría avergonzado por lo escrito, pero no le importaba, solamente quería aprovechar para seguir siendo el efebo de un mecenas que bien podría, si así lo quisiera, dejarlo un día.
Y efectivamente no pasó mucho tiempo después para que Benjamín se topara con un chico inteligente y dispuesto. En uno de sus viajes, una tarde de paseo, al estar de frente a una escultura en un museo; la admiraron detenidamente, juntos y atentos.
–¿Qué locura no? – Dejó salir de su boca Benjamín al percatarse de su acompañante. –Ciertamente enloquece – respondió el chico sin apartar la vista de la pieza.
–¿Eres de aquí? – preguntó Benjamín esperando ver en el joven una señal de interés. –Sí, vengo cada que puedo, porque aquí poco tenemos para mejorar nuestra cultura. –¿Y por que no vas como los chicos de tu edad al cine o con tus amigos?
–Tal vez porque un chico como yo, a pesar de la edad, no tiene amigos ni le interesa lo que hay en el cine...


Benjamín terminó por ya no buscar a Damián, no por encontrarse a otro efebo, ni siquiera porque se aburriera, al contrario, lo recordaba con cariño y cierta excitación, no se arrepentía de haberle dado al chico todo lo que pudo, no obstante sus demonios y su inseguridad sumados al desinterés que mostraba Damían, al final le impulsaron a buscarse a otro, un efebo quizá no tan guapo, pero, mucho más cariñoso.

0 comentarios:

Publicar un comentario

lunes, 13 de noviembre de 2017

Efebo

De vuelta en su casa, Damián retorna a su realidad, a un cuarto chico y desarreglado, vuelve a su pobreza, a su mundo de dificultades, de inmarcesible precariedad; recuerda las palabras de Benjamín y se alegra, pero también se preocupa, sabe que

debería ser más cariñoso o acaso misericorde, presiente que Benjamín, un día, lo dejará de repente por cualquier otro que siendo más atractivo o refinado, sea un mejor efebo, más complaciente o cariñoso, por alguien mucho mejor, aunque en el fondo sabe que después de cinco años juntos, será muy difícil que Benjamín simplemente lo deje, tal vez por la costumbre, pero se lo cuestiona, y ante ello el temor le hace tratar de asegurar su lugar, y entonces le manda un mensaje que deje claro que fue un fin de semana maravilloso a su lado y que nada ha disfrutado más, que lo extraña y que desea regresar para estar con él; de paso le pide un poco de dinero, pues el hambre comienza, como vieja bruja maliciosa, a burlarse de él, un hambre que como perro lo espera siempre en su casa y a la que por más que quiere, no puede eliminar; entonces el poco dinero que pide resulta una salvación para no morir, para no desfallecer...
“Buenas noches Benjamín, hoy ha sido un día pesado y cansado, ya es viernes, espero que la hayas pasado de lo mejor, de verdad que te adoro, eres lo máximo, nada, nada hay que pueda cambiar en tu lugar, quisiera estar contigo ésta noche, abrazarte, besarte y hacer el amor, estar una noche más contigo, como siempre, como esas noches de incondicional amor entre nosotros y entre lo que tenemos, tantas cosas son las que nos unen que no sólo has sido el mejor y más grande mecenas que la vida me ha puesto en el camino, sino que eres el más grande amor que haya podido imaginar en mi lamentable y efímera vida. Es increíble todo lo que representas para mí y todo lo que podría decirte, quizá sea interminable la cantidad de adjetivos con los qué, calificar tu persona, quizá las palabras, incluso no alcanzan para dejar claro y establecido, en estas líneas, todo lo que siento por ti y todo lo que eres, todo lo que has sido y todo lo que quiero que sigas siendo en mi vida, puede ser que el destino en esta sed de venganza nos ha distanciado generacionalmente a propósito, y puede ser, que la vida en esta armonía y perfección del todo, nos haya permitido acoplar esas distancias, pueden ser tantas cosas, que al mismo tiempo simplemente no son; lo único que quiero que sepas es que eres como esa piedra clave que sostiene un arco, o por lo menos para mi arco lo eres, esta curva exquisita y definida que he llevado en la vida, va siempre a recargarse en ti y a depender de ti, no quisiera que mal entiendas mis palabras, porque ésta dependencia es al mismo tiempo libertad, no dependo emocionalmente porque eso ya entendí que más que necedad e inmadurez, es absurdo e innecesario, tampoco me refiero a ésta dependencia económica que me incomoda y quisiera eliminar, me refiero al apoyo y sostén que en todo, siempre, he encontrado en ti; desde esas noches largas y maravillosas a las que denominas "de diván", hasta esos magníficos lugares que me has mostrado con esa majestuosa e imponente presencia tuya, esa que hace que a uno se le sobrecoja el corazón, que lo arrebata hasta sentir al arte y la arquitectura como parte de uno mismo, hasta sentir cada comida y cada trago, definitivamente exquisitos, embriagantes y fascinadores; sé que puede resultarte algo ridículo este mail si lo analizas mejor, es más, yo mismo me avergonzaré mañana de no haber sido claro y directo como acostumbro, pero es que hoy te extraño y nada quisiera más que volver a emborracharme a tu lado, como siempre y como todo a tu lado, hasta el teatro o el cine resultan embriagantes estando contigo, hasta un paseo puede ser verdaderamente adictivo si lo llevas tú, eres el mejor maestro que conozco, quizás admirándote he perdido mi propia esencia y me frustra que no pueda ser, como eres

tú, con esa perfección humana que tienes, desde el corazón hasta la mirada, la de esos hermosos azulados y tiernos ojos, desde ese ilícito y al mismo tiempo delicioso afán sexual que te hace y que te llena, hasta tu maravillosa y brillante mente, inteligente y altiva, pero nunca soberbia ni malgastada; tanto eres y tanto tienes, que tal vez por eso quiero seguirte teniendo conmigo, como para aferrarme a la idea de encontrar algún día mi propio ser, no sé si en ti o contigo, sin embargo, no pierdo esa esperanza, no sé si ahora o puede que nunca, pero sin dejar de buscarme; nadamás quiero decirte que agradezco infinitamente a la vida, por tenerte como te tengo, declaro que aún no salgo del asombro por estar en tu corazón, como estoy. Aún pienso en qué hice o qué tengo para que me consideres como lo haces y para quererme como me quieres, todavía no entiendo a donde quieres llegar, pero tampoco me importa, ni me preocupa, es más, me gusta, me encanta; que agradezco a la vida por darme esta oportunidad tan majestuosa, tan indigna, de ser alguien para ti; que agradezco al universo por tanta perfección y por esta vida, ésta contigo, o a tu lado, o donde tú estás para mi; que no sólo agradezco, sino que pido, que sigas y que sigas por muchos años más, porque alguien como tú se merece la eternidad, porque nadie más que tú se la merece, te adoro Benjamín, te quiero con el alma y el corazón; sigue siendo feliz y sigue siendo mi Benjamín, por favor, por lo que más quieras, por Dios mismo que te lo pido; aún compartiendo tu amor y corazón con otro, es más, aún queriendo sólo a otro, no dejes de ser para mí el que siempre has sido. Te quiero, te quiero conmigo hasta el día de mi muerte o hasta el día de la tuya, si en nuestra limitada idea de la vida, eso es para siempre, te quiero así, para siempre conmigo.
Atte: Tu Damián, el mismo de siempre, el que sólo es para ti; besos, te mando muchos besos. Damián Arturo Macias.”
No sabía cual sería la respuesta, pero la imaginaba, sabía que ese mail había dejado su corazón un poco al descubierto, un poco sincero, también sabía que algún día se sentiría avergonzado por lo escrito, pero no le importaba, solamente quería aprovechar para seguir siendo el efebo de un mecenas que bien podría, si así lo quisiera, dejarlo un día.
Y efectivamente no pasó mucho tiempo después para que Benjamín se topara con un chico inteligente y dispuesto. En uno de sus viajes, una tarde de paseo, al estar de frente a una escultura en un museo; la admiraron detenidamente, juntos y atentos.
–¿Qué locura no? – Dejó salir de su boca Benjamín al percatarse de su acompañante. –Ciertamente enloquece – respondió el chico sin apartar la vista de la pieza.
–¿Eres de aquí? – preguntó Benjamín esperando ver en el joven una señal de interés. –Sí, vengo cada que puedo, porque aquí poco tenemos para mejorar nuestra cultura. –¿Y por que no vas como los chicos de tu edad al cine o con tus amigos?
–Tal vez porque un chico como yo, a pesar de la edad, no tiene amigos ni le interesa lo que hay en el cine...


Benjamín terminó por ya no buscar a Damián, no por encontrarse a otro efebo, ni siquiera porque se aburriera, al contrario, lo recordaba con cariño y cierta excitación, no se arrepentía de haberle dado al chico todo lo que pudo, no obstante sus demonios y su inseguridad sumados al desinterés que mostraba Damían, al final le impulsaron a buscarse a otro, un efebo quizá no tan guapo, pero, mucho más cariñoso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario