Alberto
Jiménez Merino
Ex Rector de la Universidad Autónoma Chapingo
José Guadalupe Herrera había
obtenido el voto mayoritario estudiantil de la Facultad de Zootecnia en la
Universidad Autónoma Chapingo (UACh), sobre el candidato de los maestros,
Maximino Huerta, y se convertía en Director electo de la misma por 400 votos
contra 100.
Se sabía que había realizado
mucha labor social entre el electorado estudiantil, entre lo que destacaba las
convivencias extramuros. Por ello, fue denominado como el director de los
alumnos y no de toda la Facultad, porque los maestros no lo habían elegido. Era
el año 1985.
Así estaban las cosas. Entonces
se convocó a una reunión de maestros para analizar la situación donde resaltaron
los argumentos señalados líneas arriba y, con gran enojo, se escuchó la propuesta
“no dejemos que tome posesión porque no
lo merece. Ganó con engaños, a la mala.”
Yo estaba allí. Con
serenidad, que no tibieza, sin mediar mayor propósito que el respeto a las
reglas del juego y mantener el interés institucional sobre cualquier intención
o conveniencia personal. El señor ganó
con las reglas que pusimos y aceptamos todos. Podríamos haber protestado antes
de la jornada electoral pero ahora, después de los resultados, todos estábamos
obligados a acatar la decisión de la comunidad.
“Mi propuesta es que dejemos
que tome posesión y demos la oportunidad que ejerza su derecho legítimo de
dirigir nuestra facultad, expresé.
“Lo que nos corresponde es
apoyar y hacer cumplir las normas que nos rigen. Lo que deberíamos hacer es revisar en qué fallamos, por qué la
comunidad no eligió nuestra opción y qué habremos de hacer para recuperar su
confianza”.
Propongo –dije- que llenemos
de proyectos el escritorio del nuevo director, eso es lo más pertinente, así
como fortalecer el trabajo.
Con el tiempo casi nadie
presentó nada, no confiaron en una autoridad contraria, se sobrevigiló su
actuar y se resaltaron hasta las más mínimas fallas y errores. La convivencia
política y la gobernabilidad son un gran reto que demanda la máxima
inteligencia emocional de todos.
Debo decir que las cosas
tomaron la normalidad requerida. Nunca el Director electo supo de los servicios
políticos de este escribiente, hasta hoy. Al menos no por mí. No era de mi
simpatía, no voté por él, pero fui el
primero en reconocerlo y darle mi apoyo. Un año después tuvo que abandonar la
facultad. Incluso cuando renunció, por escrito y públicamente, dejó testimonio
de mi trabajo académico y apoyo institucional.
No soy un demócrata de ahora
ni de conveniencias. Lo he sido desde siempre. La regla es muy simple, no hagas
a los demás lo que no quieres que te hagan.
Más adelante, en 1988, fui
electo Director de la Facultad de Zootecnia y en 1990 designado por el Consejo
Universitario, Rector de la Universidad Autónoma Chapingo. Siempre, con la
misma congruencia e integridad y con la mayor honestidad.
También he visto a muchos
solo creer en la democracia cuando ganan y, descalificar airadamente cuando
pierden. Esto viene a cuento por el desenlace del proceso electoral que acabamos de vivir.
Siempre he militado en el
PRI; en este partido he tenido todas mis oportunidades de desarrollo político, dando
resultados, siempre por honrosas invitaciones. Cuando he aspirado y no he sido
favorecido, he sido el primero en sumarme a quien ha sido nominado. Y mi apoyo
ha sido incondicional.
He defendido lo que creo con
la mayor firmeza e intensidad. Pero siempre, al terminar el proceso con la
elección, la vida vuelve a la normalidad.
Durante la jornada electoral
reciente, yo no voté por Andrés Manuel López Obrador pero respeto la decisión
de millones de mexicanos que sí lo hicieron. Y, reiterando mi lealtad al Partido
Revolucionario Institucional (PRI) y a mi candidato, José Antonio Meade, fui de los primeros en reconocer y felicitar
al Presidente electo.
Deseo sinceramente que al
Presidente de la República le vaya bien porque así le irá bien a México. Entiendo
la colaboración, sin colaboracionismo; el servicio, sin servilismo; siempre
viendo por el interés superior de los ciudadanos.
Necesitamos acciones de
reconciliación. Siempre he pensado que para defender una idea o una propuesta,
no es necesario ofender. No es una cuestión de valor o “huevos” como muchos
dicen, es una cuestión de civilidad. Necesitamos de todos y el respeto es
fundamental hacia todas las personas y sus ideas. La violencia solo genera más
violencia.
Requerimos menos crítica y
más propuesta, requerimos las ideas pero más los proyectos. Necesitamos que los
deseos se transformen en intenciones y que los problemas se conviertan en oportunidades.
Como dice Marc Allen: “por cada
adversidad que se presenta hay una oportunidad igual o mayor”.
Felicito a Andrés Manuel López
Obrador, Presidente electo de México, a los nuevos Gobernadores de los estados,
a los Senadores, Diputados federales, Diputados locales y Presidentes
Municipales electos, y les deseo el mayor éxito por el bien de los mexicanos.
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