Columna Un Nuevo Comienzo
Potencial
de la Fauna Silvestre para el Desarrollo Económico Regional
Alberto
Jiménez Merino
Director Centro de
Innovaciones Agroalimentarias
y Tecnológicas (CIAT) Puebla
En el norte de México, la
cacería deportiva genera un impacto económico de 2 mil 900 millones de pesos
anuales, 43 mil 685 empleos y aporta un ingreso de 304 millones de pesos al
gobierno, por la venta de permisos de caza, según Ramón Guajardo y Alfonso Martínez,
Profesores de la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Nuevo León.
Con más de 33 millones de
venados, hoy con graves problemas de enfermedades como el “venado zombie”, invasión
de ciudades y carreteras, la caza y pesca en Estados Unidos representan
ingresos sólo superados por el béisbol que alcanza los 10 mil 300 millones de dólares
anuales, de acuerdo con FORBES y publicado por ESPN en este año.
Un recorrido de 2 horas en
Jeep por el Parque Nacional de Gaborone, Botswana, para el avistamiento de
animales silvestres, bastante escasos, cuesta 120 dólares para 4 personas y un
torneo de pesca de trucha en una pequeña presa de Hueyapan, Puebla, con 50
participantes, representó ingresos por 37 mil pesos por registro y venta de lo
capturado durante la jornada.
Lo anterior lo menciono
porque la fauna terrestre y acuícola es un tesoro olvidado por los tomadores de
decisiones sobre políticas públicas debido, en gran parte, al desconocimiento
de su importancia y potencial, así como a la ausencia de esta temática en los
contenidos escolares que ha derivado en no saber cómo manejar y aprovechar
racionalmente este valioso recurso natural por parte de la población.
Una comunidad necesita de
agua y recursos naturales para su desarrollo, alimentos para la familia y sus
animales domésticos, áreas para producir, materiales para construcción y leña combustible.
Para eso toma lo que tiene a la mano aprovechando, sin técnicas sustentables,
las plantas, los animales y los materiales pétreos disponibles, casi siempre
hasta el agotamiento; y a cambio sólo devuelve aguas sucias y basura, algunas
veces conscientemente.
La
falta de comida, agua y refugio han alejado a la fauna de las comunidades. Se
ha disminuido la caza para el autoabasto de carne y se ha limitado el
desarrollo del turismo de naturaleza.
Este
olvido en la política pública ha tenido como resultado que estudios recientes
de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), señalen la pérdida del 40 por
ciento de las especies terrestres en los últimos 50 años.
Además,
ya se han capturado el 90 por ciento de las grandes especies de los mares, la
pesca marítima se ha estancado en cerca de 80 millones de toneladas anuales. Se
ha perdido también el 90 por ciento de la pesca de ríos y cuerpos de agua
continentales por contaminación y sobre explotación.
Para
no quedar sólo del lado de la crítica, comparto que, entre los años 1994 y 2010,
las administraciones estatales de Puebla impulsaron diversos programas en la
Mixteca Poblana como la construcción de represas para captar la lluvia y
abastecer de agua al ganado, establecimiento de praderas para mejorar la
alimentación del ganado y de manera especial el apoyo para el registro de 70 Unidades de Manejo y Administración de
la Fauna Silvestre (UMAS) en ejidos, comunidades y propiedades privadas.
Como consecuencia de tener agua,
alimento y refugio, se empezaron a observar con mayor frecuencia venados,
conejos, codornices, palomas, zorros, zorrillos, coyotes, serpientes, y diversas
especies que ya no se veían. En las UMAS se incrementaron las
poblaciones animales. Con gran orgullo he encontrado a sus impulsores en
exposiciones comerciales agroalimentarias, promoviendo sus actividades
cinegéticas como una opción más para su economía. Trabajar por Puebla y por su gente, no es sólo discurso de campañas
electorales o partidistas.
Otros
impactos indirectos observados son: el desarrollo de la acuacultura, la llegada
de aves migratorias a los cuerpos de agua, la recarga de los acuíferos de las
comunidades, el desarrollo de una cultura del cuidado de sus recursos
naturales, reducción de la caza furtiva, adopción de prácticas de fomento a la
fauna como la dotación de comida, agua y saladeros.
Actualmente,
se sigue trabajando para contar con instalaciones y logística,
infraestructura fija o móvil, transporte, hospedaje, alimentación y servicios
para los cazadores.
Se requiere el apoyo de
instituciones educativas y centros de investigación, fortalecer acciones para
reducir la sobreexplotación y tráfico ilegal de especies, recuperar los bosques
y restablecer el equilibrio ecológico, recuperar los ríos limpios, mejorar el
manejo de residuos sólidos y de agroquímicos. Pero sobre todo, formar líderes y
recursos humanos sobre bioeconomía y desarrollo ambiental sustentable.
Por ello, felicito a la
Universidad Autónoma Chapingo (UACh) por la realización del Congreso
Internacional de Fauna Silvestre con Enfoque Sustentable a realizarse este 28 y
29 de octubre, y agradezco la invitación
para compartir las experiencias del Estado de Puebla, las cuales hemos
construido juntos.
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