Columna Un Nuevo Comienzo
Café, riqueza y miseria, un legado poblano de servicio y sabiduría
 Alberto Jiménez Merino
 Director Centro de
Innovaciones Agroalimentarias
                                                                                                               y Tecnológicas (CIAT) Puebla
Conocí a Honorio Cortés
López en 1991 cuando era Titular de Fomento Agropecuario del Estado de Puebla.
Llegué a hablar con él sobre el Proyecto de Praderas que recién había
emprendido en la Mixteca Poblana para apoyar la ganadería regional. 
Fui recibido de inmediato,
algo poco usual en una buena parte de funcionarios públicos que, aunque estén
desocupados, siempre buscan darse su importancia para mostrar el poder que
ostentan, aunque no sepan para qué.
La transformación de las
personas en los cargos es algo común, más cuando se carece de experiencia y
conocimientos que combinados con soberbia dan lugar a un individuo
inaguantable. Sentirse importante es una tentación inherente a todos los seres
humanos y cometer errores es un acto inconsciente en la mayoría de los casos.
Con Honorio Cortés no sólo
fui recibido, también fui escuchado y atendido. Y sólo unos días después, hizo
una visita al proyecto mencionado que se había iniciado en Tehuitzingo. Fue el
primer funcionario en creer en una propuesta de un desconocido. Surgió desde
entonces una gran amistad que aún se mantiene.
Siempre preocupado por
ayudar a los más necesitados, Honorio tiene un historial de apoyos en varias
partes del estado y gente que le reconoce haber recibido su atención para
resolver diversos problemas, a su paso por distintas responsabilidades. No es
muy común que las personas hablen bien de los funcionarios, casi nadie se salva
de juicios severos que los ciudadanos hacen y casi siempre atinados. 
Siempre he dejado a juicio
de la sociedad la evaluación de lo actuado. Uno puede presumir, pero la
sociedad evalúa y la  historia juzga
implacable. Por eso hay que ser leal, honesto, auténtico y congruente. 
Este fin de semana tuve
oportunidad de saludar a Honorio Cortés con motivo de la presentación de su
libro “Café, riqueza y miseria”, en donde se dieron cita una gran
cantidad de amigos del autor.
El libro fue comentado de
manera brillante por Irma Sánchez y Xavier Gutiérrez Téllez que magistralmente
lo describieron. Es una radiografía del sector cafetalero del que forman parte
más de 40 mil poblanos que tienen una superficie total de 70, mil hectáreas. Es
el segundo cultivo de importancia en Puebla después del maíz.
“Café, riqueza y miseria” describe
la situación y el gran esfuerzo que realizan las familias cafetaleras de la
sierra Norte, Nororiente y Negra de Puebla, misma que abarca cerca del 30 por
ciento del territorio estatal. La región cafetalera se caracteriza por ser de
topografía accidentada en un 60 por ciento, precipitación pluvial media y que
ha sido afectada por cinco heladas en los últimos 60 años. 
En sus mejores momentos la cafeticultura
poblana ha aportado más de 750 mil quintales (un quintal equivale a un bulto de
46 kilos), y más de la mitad se ha destinado a la exportación como café verde, grano
despulpado y seco listo para tostar y moler. 
La situación actual de la
cafeticultura se describe por plantaciones viejas de baja densidad y reducida
productividad. Una buena parte de los cafetales tienen más de 20 años, sólo
cuentan con 2 mil 500 plantas por hectárea cuando ya hay tecnología para plantar
5 mil. Y, no podemos dejar de lado que 29 mil productores, es decir, el 60 por
cuento del padrón poblano, tienen menos de media hectárea, una gran limitante
para la productividad.
Los rendimientos actuales
del café promedian 20 quintales, cada planta genera 2.5 kilogramos. Con la
adopción de innovaciones tales como variedades mejoradas, mayores densidades de
plantación, abonado orgánico, control de plagas y enfermedades, manejo de la
humedad y podas de rehabilitación, se 
han  logrado 140 quintales por
hectárea en municipios como Jonotla.
Riqueza, porque el café  es una bebida altamente conocida y consumida
en el mundo. Europa es el mayor consumidor mundial con  más de 10 kilos por persona al año, contrariamente
a los 1.7 que se tiene en México.
Riqueza, porque quienes
acaparan y comercializan, quienes aplican las mejores técnicas y producen con
una mayor integración para formar volúmenes de calidad, tienen siempre mejores
ventajas competitivas para acceder a mercados. El problema de la
comercialización, es un problema de volúmenes.
Miseria, porque con
superficies muy reducidas, sin un sentido de integración ni acceso a servicios
de capacitación y asesoría, sin apoyos integrales para desarrollar la cadena
productiva, sin compras colectivas de insumos, sin acceso a financiamientos y
sin comercialización en conjunto que asegure volúmenes mínimos, la
cafeticultura y toda la agricultura seguirán siendo problemas sin solución. 
Gracias Honorio Cortes!! Por
tu amistad, tu legado de servicio y sabiduría en favor de tus semejantes. 
Gracias por “Café,
riqueza y miseria”, un gran aporte al desarrollo de la actividad cafetalera
de México. 
 

 
 






 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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