Columna Un Nuevo Comienzo
Axutla,
Puebla, un Modelo de Parcela Escolar Productiva
Alberto Jiménez Merino
Secretario Ejecutivo del Consejo Técnico
Nacional Consultivo de la CNC
Una parcela escolar tiene como
propósito formar a los estudiantes de manera práctica para un mejor desempeño
futuro en sus áreas de trabajo. Al mismo tiempo, cumple la función de acortar los
periodos de la transferencia y adopción tecnológicas por ser un espejo de las
comunidades y regiones donde se ubican.
La mejor formación escolar
es aquella que incorpora los problemas y necesidades de las familias,
comunidades y regiones a sus contenidos educativos; la que incorpora las necesidades
y problemas de los sectores productivos, ambientales y actividades económicas.
Esta vinculación es indispensable, le da razón de estar y pertinencia a la
escuela.
La parcela escolar puede ser
además, fuente de recursos económicos para satisfacer algunas necesidades
básicas de la institución que no se cubren normalmente en los presupuestos
ordinarios asignados. Y, también, podría ser fuente de inspiración o apoyo para
formar emprendedores y prestación de servicios a la comunidad de acuerdo a su
temática académica–técnica.
Un maestro de Ajalpan, un
municipio de la Sierra Negra Poblana, me comentó que en el huerto familiar de
la parcela escolar producían alimentos para el comedor de los estudiantes. Pero,
además, podían vender los excedentes, con ello obtenían recursos y formación de
los alumnos en comercialización de productos.
Además, utilizaba la parcela
escolar para enseñar agronomía, historia, geografía, matemáticas, geología,
química, física, gastronomía y diferentes disciplinas técnicas y científicas.
En 1991 llegó a la Mixteca
Poblana el Pasto Llanero (Andropogon gayanus) como una opción de cultivo
para la alimentación del ganado. Esta planta resolvió en buena parte el
problema de la falta de alimentos que padecen los ganaderos, principalmente en
la época seca del año.
La siembra del llanero
permitió reducir la erosión del suelo, aumentar la infiltración de la lluvia,
recargar los manantiales y fuentes de agua en las partes bajas de las tierras,
recuperar e incrementar la fauna al contar con alimento y refugio y, mejorar la
productividad del ganado.
Con una mejor alimentación,
el ganado tuvo mayor ganancia de peso, mejor condición física y, mayores
niveles productivos de carne y leche. Tradicionalmente la ordeña de vacas
producía de 3 a 5 litros diarios solo en los meses de agosto a noviembre.
Se registraron producciones
de 4 a 8 litros por animal por día y la temporada de ordeña se prolongó hasta
febrero. Los manantiales tardaron más tiempo en secarse y los venados, conejos,
palomas, codornices y otras especies animales se incrementaron notablemente.
En 1995 la Escuela Secundaria
de Axutla, en el estado de Puebla, sembró con pasto llanero su parcela escolar
de 5 hectáreas ubicada en una ladera del pueblo. Así también, convino con un
productor de la comunidad el aprovechamiento del forraje obtenido mediante el
pastoreo de ganado.
Con ello, se generó un
modelo productivo que incorporó un terreno ocioso a la producción y una fuente
de ingresos para la escuela pero, principalmente, se desarrolló un ejemplo
replicable que sirve para mostrar a los estudiantes y profesores una opción
productiva para condiciones semejantes.
La teoría y la práctica
deben ir asociadas en forma equilibrada para que la educación sea más efectiva.
Lamentablemente, contar con parcelas escolares o laboratorios requiere de más
trabajo docente e inversión que generalmente no se tiene ni en las escuelas
públicas ni privadas.
Mientras no se avance en la
educación Dual, mientras no se fortalezcan el servicio social comunitario y las
estancias profesionales de los educandos en proyectos líderes, nacionales o
extranjeros, la parcela escolar productiva es una buena opción para atender
muchos de los problemas de las comunidades y regiones del país.
¡Felicidades Axutla, necesitamos
más modelos productivos así para el desarrollo de Puebla y México!
0 comentarios:
Publicar un comentario