Columna Un Nuevo Comienzo
Grupos
Ejidales de Innovación Productiva para el Desarrollo Agrario
Alberto
Jiménez Merino
Secretario Ejecutivo del Consejo Técnico
Nacional Consultivo de la CNC
México cuenta con 31 mil 480
ejidos y comunidades agrarias que incluyen, aproximadamente, 3 millones 100 mil
sujetos agrarios quienes poseen 103 millones de hectáreas, lo que representan
el 53 por ciento del territorio nacional.
En este contexto, se
repartió y regularizó la tierra; se creó el Banco Ejidal, hoy Financiera Rural;
se desarrolló infraestructura hidroagrícola; pero no se ha contado con un Plan
de Desarrollo de los Núcleos Agrarios.
Con excepción del establecimiento
del libro de contabilidad, la atención a asambleas, la credencialización de las
mesas directivas y la atención de conflictos, en realidad no se ha tenido un
plan de desarrollo ni políticas publicas específicas para los ejidos en México.
La falta de un plan o proyecto
para fomentar el desarrollo de los núcleos agrarios imposibilita la
implementación de acciones que favorezcan e impulsen su crecimiento y
desarrollo.
Existe también
desconocimiento de los recursos naturales existentes, así como de las
potencialidades de los propios núcleos agrarios, lo cual genera un grave
deterioro ambiental. El suelo, el agua, la flora y la fauna se encuentran en
crisis, al igual que los ecosistemas, lo que pone en riesgo la sustentabilidad
de las generaciones futuras.
Según la última encuesta
nacional agropecuaria del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e
Informática (INEGI) 2010, en el 70 por ciento de los núcleos agrarios, los
jóvenes no están integrados en las actividades del campo, existe una
desvinculación generacional que pone en riesgo la continuidad de este tipo de
figuras agrarias.
Ante la falta de información
útil que permita identificar las potencialidades de los núcleos agrarios, para
hacer un Plan de Trabajo y, con la finalidad de que los asesores técnicos
ejidales cuenten con instrumentos informativos para iniciar planes de mejora
productiva y socioeconómica, nos dimos a la tarea de integrar dos libros, los Planes de Desarrollo Ejidal y Comunal
del Estado de Puebla (2006) y las Guías Básicas de Asistencia Técnica
para el Desarrollo Rural, disponibles para todos los interesados en la
página www.jimenezmerino.com.mx
Los Planes Ejidales y
Comunales son fichas de dos páginas cada uno, que contienen un diagnóstico
sobre lo que producen y hacen actualmente, así como su problemática productiva
y lo que limita las actividades económicas. También se describe la problemática
ambiental y socio-económica, lo que está deteriorando los recursos naturales y
amenazando el futuro de las nuevas generaciones; con qué recursos naturales se
cuenta para sobrevivir y desarrollarse y cuáles son las actividades productivas
potenciales; qué se puede producir de acuerdo a las posibilidades ambientales,
a las necesidades de autoconsumo y a la demanda de los mercados locales,
regionales, nacionales e internacionales.
Esto permite definir las acciones
de mejora productiva y sugerir cómo hacer mejor lo que ya se hace, aprovechando
al máximo lo que se tiene.
Pero disponer de esa
información no ha sido suficiente. Por eso, ante la invitación que me hace esta
semana la presidenta de la Liga de Comunidades Agrarias de Puebla a un
Encuentro Ejidal en Chignahuapan, Puebla, me permito proponer como estrategia
de desarrollo agrario la formación de Grupos Ejidales de Innovación
Productiva para el Desarrollo Agrario (GEIPDA).
Esta propuesta tiene su
origen en los Grupos Ganaderos de Validación y Transferencia Tecnológica (GAVATT),
surgidos en Francia en un periodo de gran crisis económica en donde no era
posible tener asesoría técnica por parte del gobierno.
Consiste en identificar e
integrar grupos de 10 a 15 ejidatarios que realicen actividades productivas
similares e interesados en mejorar sus condiciones de vida; realizar un
diagnóstico de los problemas y necesidades de la producción, el medio ambiente,
recursos disponibles y posibles proyectos de mejora de lo que actualmente se
hace.
Posteriormente, identificar
casos de éxito y acciones innovadoras en sus comunidades o en otras partes del estado
y del país. Realizar reuniones mensuales para compartir experiencias
productivas y definir acciones que promuevan mejoras en sus procesos
agropecuarios, forestales y acuícolas. Invitar a un representante de alguna
Universidad cercana, estudiante o profesor que apoye en la solución de los
principales problemas.
Asimismo, promover la
integración de estudiantes y motivarlos para que integren los problemas de sus
comunidades en su formación profesional. Elaborar un Plan de
Trabajo anual con seguimiento mensual para promover la adopción de mejoras
productivas. Identificar, integrar, gestionar y ejecutar proyectos de
desarrollo productivo y ambiental y, finalmente, establecer metas viables en
sus actividades productivas y de mejoramiento ambiental.
El desarrollo ejidal debe
empezar desde adentro.
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