Incendios
forestales y pastoreo de los montes
Alberto Jiménez Merino
En lo que va del año 2025, se
han registrado 2 mil 553 incendios forestales en 32 entidades federativas, en
una superficie de 191 mil 418 hectáreas; el 95% ocurrió en vegetación herbácea
y 5% en estratos arbóreos. Los estados con mayor cantidad de eventos son
Jalisco, México, Michoacán, Ciudad de México, Chihuahua, Puebla, Durango,
Veracruz, Morelos y Chiapas (Servicio Meteorológico Nacional, Gobierno de
México, 16 de abril de 2025)
Actualmente, un total de 214
incendios forestales activos en México son atendidos por 8 mil 214 combatientes,
en una superficie preliminar afectada de 103 mil 283 hectáreas. Los estados más
afectados son Sinaloa, Guerrero, Durango, Zacatecas y Tamaulipas, con
superficies de 10 mil a 25 mil hectáreas (Monitor de Incendios, Gobierno de
México, 19 de abril de 2025).
Ante este panorama, felicito y
reconozco al Gobernador de Puebla, Alejandro Armenta, por priorizar la atención
de este problema con la inversión de 120 millones de pesos para la creación de
la Policía Estatal Forestal que con 120 elementos combatientes, centros de
detección oportuna y dos helicópteros, atienden incendios en menos de 30
minutos, realizan acciones de rescate de personas y combaten la tala ilegal.
De acuerdo con datos el Centro
Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED), del pasado16 de abril de 2021,
el 90% de los incendios forestales dependen de actividades humanas y, en menor
medida, por causas naturales como la ocurrencia de descargas eléctricas como
rayos o actividades volcánicas.
En una revisión realizada por
Google, con Inteligencia Artificial (IA), se incluyen como causas de incendios
forestales a las actividades humanas: las fogatas sin controlar, colillas de
cigarros mal apagadas, tirar botellas de vidrio con funciones de lupa, quemas
agrícolas y actividades recreativas.
Entre las actividades
recreativas se mencionan campamentos y actividades como caza, pesca y montañismo
donde se pueden generar chispas que inician incendios. Entre las negligencias,
además de las colillas de cigarros, están las quemas de basura, rellenos
sanitarios mal manejados y materiales inflamables en zonas forestales.
Asimismo, las actividades
agropecuarias que incluyen la limpieza de terrenos para las próximas siembras y
con ello, la quema de pastos viejos para promover los renuevos más nutritivos
para el ganado, también llega a ser una causa de incendios forestales.
De igual forma, existen
actividades intencionales como los pirómanos, los conflictos entre personas y
comunidades, la tala ilegal o los litigios interpersonales.
Además del impacto de los
incendios forestales, los montes han estado sometidos al pastoreo de ganado
bovino, caprino y ovino en la mayor parte de México, lo que ha provocado
notables perdidas de vegetación, fauna, suelo y agua para los centros de
población.
Se estima, por diversas
fuentes, que existen problemas de sobrepastoreo en más de 60 millones de hectáreas
de áreas naturales del territorio nacional. Estudios indican que 120 millones
de hectáreas de pastizales naturales tienen algún grado de erosión.
No hay comunidad rural que se
respete, que no tenga como uso y costumbre el envío de ganado a pastar a los
montes y áreas naturales. En muchas comunidades de la mixteca poblana hay
acuerdos comunitarios para enviar el ganado a los montes durante el ciclo
agrícola y evitar daños a cultivos. Al terminar la cosecha de granos, el ganado
regresa, coincidiendo también con la época seca.
Estas prácticas han
deteriorado los recursos naturales y los acuíferos de las comunidades con
actividades pecuarias de muy baja productividad. Se han sostenido porque de
esta forma la alimentación del ganado es muy barata, aunque el costo ecológico
sea alto y comprometa los recursos para las futuras generaciones.
Hasta hoy no existe poder
humano que convenza a los ganaderos que los pastos también son cultivos como el
maíz o el frijol. Pero, también la política pública desde que recuerdo solo se
ha quedado en la atención a cultivos básicos para asegurar, sin lograrlo, el
abasto de maíz, frijol y arroz.
La siembra de praderas y
forrajes, con técnicas de conservación, en las partes bajas de las cuencas,
puede permitir una mayor productividad ganadera de carne y leche, y al
despoblar las áreas naturales y montes de carga ganadera, podrían recuperarse
las áreas forestales en beneficio de la fauna, el suelo y el agua que hoy
demandan las comunidades ante las crecientes sequías.
La resiembra de pastizales en
las zonas áridas es una necesidad prioritaria para detener la erosión y
favorecer la recarga de acuíferos en beneficio de la productividad ganadera. La
sequía natural se ha acentuado por la pérdida de capacidad de retención de las
tierras al no tener cobertura vegetal. Por eso, la repoblación artificial de
las áreas forestales incendiadas es una necesidad porque a la naturaleza le
costaría por lo menos 30 años.
Finalmente, la tecnificación
ganadera en las áreas naturales de pastoreo es una opción a la disminución de
los incendios forestales, y es una vía de mejora de la productividad en
beneficio de las comunidades agropecuarias. Si las partes altas, los montes están
en equilibrio, las partes bajas tendrán condiciones para una mejor actividad
agropecuaria.
0 comentarios:
Publicar un comentario