Actualmente, todos los países están siendo afectados por la trata, ya sea como país de origen, tránsito o destino de las víctimas. Hombres, mujeres, niños y niñas caen en las manos de traficantes tanto en su propio país como en el extranjero.
Según datos de la ONU, al menos 27 millones de personas en todo el mundo han sido víctimas de explotación laboral, sexual o comercial en los últimos 25 años, y que cada año entre 600 mil y 800 mil seres humanos son víctimas de la trata de personas.
Por su parte, en México, se calcula que cada año 20 mil niños, niñas y adolescentes son víctimas de la explotación sexual, 85 mil son usados en actos de pornografía y en 21 de las
32 entidades del país existe turismo sexual, esto de acuerdo con el informe del departamento de estado de los Estados Unidos de América sobre trata de personas.
Cifras del Fondo Internacional para la Infancia y la Coalición Internacional Contra la Trata de Mujeres, ubican a México en el quinto lugar mundial y señalan que al menos 250 mil niños y adolescentes están inmersos en el comercio sexual.
México es el segundo país con más trata de blancas, después de Tailandia. Según un estudio de la Cámara de Diputados (2010), la cercanía con Estados Unidos ha provocado que en algunos estados se incite al comercio de entre 16 y hasta 20 mil menores anualmente.
Es importante mencionar que el primer Tratado Internacional para el combate de esta problemática data de 1904, previo incluso a la constitución de la ONU. Es en el año 2000 que el Protocolo de Palermo complementa la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional, logrando que las acciones estén específicamente dirigidas a mujeres y niñas, y ampliar simultáneamente el espectro a todas las personas sometidas a los diversos fines de explotación, además de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual.
En 2010, la Asamblea General adoptó un Plan de Acción Mundial para Combatir el Tráfico de Personas, el cual llama a integrar la lucha contra la trata en los programas de las Naciones Unidas para el fomento del desarrollo y el refuerzo de la seguridad mundiales.
En 2013, la Asamblea General de las Naciones Unidas sostuvo una reunión para evaluar el Plan de Acción Mundial, en la que los Estados miembros designaron el 30 de julio como el Día Mundial contra la Trata, con el fin de concienciar sobre la situación de las víctimas y para promocionar y proteger sus derechos.
Por mucho tiempo la trata no ha sido considerada como un problema estructural sino como una serie de episodios aislados. Es uno de los delitos que se han incrementado en forma alarmante en los últimos años, colocándose como el tercer ilícito más lucrativo para la delincuencia organizada a escala mundial –sólo superado por el tráfico de drogas y el de armas– y produce ganancias anuales por aproximadamente 9 mil 500 millones de dólares.
Con base en estadísticas de la organización internacional End Child Prostitution Child Pornography and Trafficking of Children for Sexual Purposes -ECPAT por sus siglas en inglés, adolescentes centroamericanas son prostituidas en zonas fronterizas o turísticas.
Si bien existe en nuestra país una Ley para Prevenir y Sancionar la Trata de Personas y su reglamento a nivel federal, en donde se define en qué consiste el tipo delictivo y las sanciones, ya sea la prostitución, la mendicidad forzosa, la adopción ilegal, y a quienes contraten espacios en periódicos o internet para promover este delito de manera disfrazada, este delito sigue subsistiendo.
Por lo que el Gobierno de la República, en coordinación con los Poderes Legislativo y Judicial, los Gobiernos estatales y municipales, las Comisiones de Derechos Humanos nacional y de los estados así como los organismos de la sociedad civil, trabajan para prevenir y perseguir con rigor y firmeza el delito de la trata de personas.
Es de gran importancia promover la cultura de los derechos y de la vida, así como sensibilizar a la población sobre este fenómeno y sobre cómo señalar los casos de trata de personas, ya que es un delito que vulnera la dignidad humana y que fractura, humilla y ultraja la autodeterminación de las personas.
Para ello será importante continuar implementando programas de prevención y combate a la trata de personas, así como estrategias y acciones que salvaguarden los derechos humanos de las víctimas de este delito.
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