martes, 30 de septiembre de 2014

La Evolución de Solidaridad a Prospera: Mover A México Por Alejandro Armenta Mier



Mover a México implica analizar la problemática social, buscar alternativas y solucionarla. Un gran número de mexicanos vive en condiciones de pobreza en el campo y las ciudades,  sus necesidades básicas no están adecuadamente satisfechas, presentan deficiencias en nutrición, salud, educación, vivienda, ambiente, acceso a los servicios públicos y empleo productivo.

Por eso, reconociendo la importancia de atender esas necesidades añejas y a fin de superar cualquiera de los esfuerzos aislados de los sectores de la sociedad, uno de los primeros actos del Gobierno del Presidente Carlos Salinas de Gortari, en 1988, fue instrumentar el Programa Nacional de Solidaridad (PRONASOL) para “revertir la baja en los niveles de vida” de los mexicanos.

Programa dirigido a 41 millones de pobres, y especialmente a los 17 millones pobres en condiciones extremas, tanto en zonas rurales como urbanos; reconociendo a los grupos vulnerables que incluían indígenas, campesinos, jornaleros agrícolas, habitantes de barrios marginales, jóvenes, mujeres, y niños.

Con dicho esquema se fomentaba la unidad y participación de todos sectores  como el mayor recurso del país ante las urgentes necesidades de quienes no contaban con el mínimo de bienestar, mediante cuatro principios: Respeto a la voluntad, iniciativas y formas de organización de los individuos y  sus comunidades; Plena y efectiva participación y organización en todas las acciones del Programa Corresponsabilidad; y Transparencia, honestidad y eficiencia en el manejo de los recursos.

El PRONASOL
dio prioridad a una línea: Niños en Solidaridad, que se convirtió más tarde en el Programa de Educación, Salud y Alimentación, PROGRESA.

Por lo que tomando lo valioso de las experiencias obtenidas con el PRONASOL, el Presidente Ernesto Zedillo, en 1997, anunció la creación del Progresa, lo que representó una nueva forma de política social, que sirvió como ejemplo a varios países de América Latina y el mundo.

De acuerdo con el Banco Mundial (2004) y la CEPAL (2006) las innovaciones principales que se le reconocen a Progresa son las de integrar en un solo programa las dimensiones de salud, alimentación y educación; trabajar al mismo tiempo en el alivio de la pobreza -por medio de transferencias económicas- y la creación de capital humano para una mejor inserción de las siguientes generaciones en el mercado de trabajo por medio del cumplimiento de corresponsabilidades; además de un esquema de evaluaciones externas de impacto.

En efecto, tomando como base los limitados impactos a la pobreza de su antecesor, el Programa Nacional de Solidaridad, PROGRESA optó por enfocarse a la creación de capital humano, siendo la interdependencia entre estas tres dimensiones (salud, alimentación y educación) que aseguraba al programa mayor sustentabilidad en el tiempo, puesto que personas más sanas, mejor alimentadas y con mayor educación podrían acceder a mejores opciones dentro del mercado de trabajo evitando así el círculo intergeneracional de la pobreza.

En marzo de 2002, el Presidente Vicente Fox anunció que Progresa cambiaría de nombre a Programa de Oportunidades y que éste incluiría a los pobres que habitaban en zonas urbanas que vivían con menos de cuatro salarios mínimos diarios, 175 pesos aproximadamente.

Oportunidades que continuó con la base de reparto de recursos que creó Progresa, es decir, los recursos en efectivo solo se entregaban a mujeres, siempre y cuando cumplieran con los requisitos de asistir a consultas médicas y de llevar a sus hijos a la escuela.

Las áreas que se agregaron al programa fueron la de “jóvenes con oportunidades” que entregaba un incentivo a los afiliados que terminaban la educación media superior antes de los 22 años; cambió que a partir de primero de secundaria el monto de becas escolares era mayor para las mujeres, para combatir la desigualdad de género y la deserción femenil. Se agregó el apoyo a adultos mayores de 70 años o más, que recibirían al menos 250 pesos de pensión.

Según cifras oficiales, en comparación con el gasto en Progresa en el 2000 al de Oportunidades en el año 2006, hubo un aumento del 70.5%, al destinarse 146 mil 376 millones de pesos.

Ante  la política social de nueva generación del Presidente Enrique Peña Nieto, basada en tres aspectos: rebasar la visión asistencialista y generar una dinámica de combate a la pobreza y a la desigualdad a partir de la inclusión social.

Con el fin de rescatar la dignidad de las personas, y -más que generar una dependencia del Estado se busca fomentar la autonomía y la capacidad individual para decidir libremente y con dignidad cómo salir de sus condiciones de pobreza.

Además de promover una amplia participación comunitaria y ciudadana en la puesta en marcha de las diversas políticas sociales de los programas y acciones, como lo es la creación por Decreto Presidencial del 22 de enero de 2013, del Sistema Nacional contra el Hambre -que se instrumenta a través de una cruzada especial- como una estrategia de política social, integral y participativa que pretende dar una solución estructural y permanente a un grave problema que existe en México: el hambre.

Por lo que con motivo del Segundo Informe de Gobierno, el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto reconoció que el programa Oportunidades beneficia hoy a 6.1 millones de familias, 255 mil más que al inicio de la administración. Sin embargo requería fortalecerse para impulsar la inclusión social, productiva y financiera, con el objetivo de que las familias superen sus condiciones de pobreza y logren prosperidad, y a partir nuevas alternativas, más eficaces, contra la pobreza en el país.

Este es un gran cambio, impulsado por la política social de nueva generación del Gobierno de la República con dos principios fundamentales, el primero de ellos es sentar las bases de un mayor crecimiento económico, mediante la generación de empleos. Y en segundo lugar, mediante la inclusión financiera para que las 6.1 millones de familias que reciben transferencias monetarias accedan a créditos con tasas de 9.9% anuales y a esquemas de fomento al ahorro, así como la inclusión productiva.

Siendo importante, que todos los beneficiarios del programa Oportunidades seguirán recibiendo los apoyos que han tenido hasta hoy, pero además contarán con nuevas opciones para incorporarse a la vida productiva al contar con apoyo para tener una fuente de ingresos que les permita salir de la pobreza, a partir de su propio trabajo y esfuerzo mediante proyectos productivos y la incorporación al empleo.

Además PROSPERA facilitará el acceso de sus beneficiarios a la educación financiera, al ahorro, a los seguros y al crédito, permitiendo que sus familias fortalezcan sus propios ingresos, al tener acceso prioritario a 15 programas productivos, incluyendo, entre otros: el Fondo Nacional del Emprendedor, el Programa Bécate, el PROAGRO Productivo, y el Programa para el Mejoramiento de la Producción y Productividad Indígena.

0 comentarios:

Publicar un comentario

martes, 30 de septiembre de 2014

La Evolución de Solidaridad a Prospera: Mover A México Por Alejandro Armenta Mier



Mover a México implica analizar la problemática social, buscar alternativas y solucionarla. Un gran número de mexicanos vive en condiciones de pobreza en el campo y las ciudades,  sus necesidades básicas no están adecuadamente satisfechas, presentan deficiencias en nutrición, salud, educación, vivienda, ambiente, acceso a los servicios públicos y empleo productivo.

Por eso, reconociendo la importancia de atender esas necesidades añejas y a fin de superar cualquiera de los esfuerzos aislados de los sectores de la sociedad, uno de los primeros actos del Gobierno del Presidente Carlos Salinas de Gortari, en 1988, fue instrumentar el Programa Nacional de Solidaridad (PRONASOL) para “revertir la baja en los niveles de vida” de los mexicanos.

Programa dirigido a 41 millones de pobres, y especialmente a los 17 millones pobres en condiciones extremas, tanto en zonas rurales como urbanos; reconociendo a los grupos vulnerables que incluían indígenas, campesinos, jornaleros agrícolas, habitantes de barrios marginales, jóvenes, mujeres, y niños.

Con dicho esquema se fomentaba la unidad y participación de todos sectores  como el mayor recurso del país ante las urgentes necesidades de quienes no contaban con el mínimo de bienestar, mediante cuatro principios: Respeto a la voluntad, iniciativas y formas de organización de los individuos y  sus comunidades; Plena y efectiva participación y organización en todas las acciones del Programa Corresponsabilidad; y Transparencia, honestidad y eficiencia en el manejo de los recursos.

El PRONASOL
dio prioridad a una línea: Niños en Solidaridad, que se convirtió más tarde en el Programa de Educación, Salud y Alimentación, PROGRESA.

Por lo que tomando lo valioso de las experiencias obtenidas con el PRONASOL, el Presidente Ernesto Zedillo, en 1997, anunció la creación del Progresa, lo que representó una nueva forma de política social, que sirvió como ejemplo a varios países de América Latina y el mundo.

De acuerdo con el Banco Mundial (2004) y la CEPAL (2006) las innovaciones principales que se le reconocen a Progresa son las de integrar en un solo programa las dimensiones de salud, alimentación y educación; trabajar al mismo tiempo en el alivio de la pobreza -por medio de transferencias económicas- y la creación de capital humano para una mejor inserción de las siguientes generaciones en el mercado de trabajo por medio del cumplimiento de corresponsabilidades; además de un esquema de evaluaciones externas de impacto.

En efecto, tomando como base los limitados impactos a la pobreza de su antecesor, el Programa Nacional de Solidaridad, PROGRESA optó por enfocarse a la creación de capital humano, siendo la interdependencia entre estas tres dimensiones (salud, alimentación y educación) que aseguraba al programa mayor sustentabilidad en el tiempo, puesto que personas más sanas, mejor alimentadas y con mayor educación podrían acceder a mejores opciones dentro del mercado de trabajo evitando así el círculo intergeneracional de la pobreza.

En marzo de 2002, el Presidente Vicente Fox anunció que Progresa cambiaría de nombre a Programa de Oportunidades y que éste incluiría a los pobres que habitaban en zonas urbanas que vivían con menos de cuatro salarios mínimos diarios, 175 pesos aproximadamente.

Oportunidades que continuó con la base de reparto de recursos que creó Progresa, es decir, los recursos en efectivo solo se entregaban a mujeres, siempre y cuando cumplieran con los requisitos de asistir a consultas médicas y de llevar a sus hijos a la escuela.

Las áreas que se agregaron al programa fueron la de “jóvenes con oportunidades” que entregaba un incentivo a los afiliados que terminaban la educación media superior antes de los 22 años; cambió que a partir de primero de secundaria el monto de becas escolares era mayor para las mujeres, para combatir la desigualdad de género y la deserción femenil. Se agregó el apoyo a adultos mayores de 70 años o más, que recibirían al menos 250 pesos de pensión.

Según cifras oficiales, en comparación con el gasto en Progresa en el 2000 al de Oportunidades en el año 2006, hubo un aumento del 70.5%, al destinarse 146 mil 376 millones de pesos.

Ante  la política social de nueva generación del Presidente Enrique Peña Nieto, basada en tres aspectos: rebasar la visión asistencialista y generar una dinámica de combate a la pobreza y a la desigualdad a partir de la inclusión social.

Con el fin de rescatar la dignidad de las personas, y -más que generar una dependencia del Estado se busca fomentar la autonomía y la capacidad individual para decidir libremente y con dignidad cómo salir de sus condiciones de pobreza.

Además de promover una amplia participación comunitaria y ciudadana en la puesta en marcha de las diversas políticas sociales de los programas y acciones, como lo es la creación por Decreto Presidencial del 22 de enero de 2013, del Sistema Nacional contra el Hambre -que se instrumenta a través de una cruzada especial- como una estrategia de política social, integral y participativa que pretende dar una solución estructural y permanente a un grave problema que existe en México: el hambre.

Por lo que con motivo del Segundo Informe de Gobierno, el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto reconoció que el programa Oportunidades beneficia hoy a 6.1 millones de familias, 255 mil más que al inicio de la administración. Sin embargo requería fortalecerse para impulsar la inclusión social, productiva y financiera, con el objetivo de que las familias superen sus condiciones de pobreza y logren prosperidad, y a partir nuevas alternativas, más eficaces, contra la pobreza en el país.

Este es un gran cambio, impulsado por la política social de nueva generación del Gobierno de la República con dos principios fundamentales, el primero de ellos es sentar las bases de un mayor crecimiento económico, mediante la generación de empleos. Y en segundo lugar, mediante la inclusión financiera para que las 6.1 millones de familias que reciben transferencias monetarias accedan a créditos con tasas de 9.9% anuales y a esquemas de fomento al ahorro, así como la inclusión productiva.

Siendo importante, que todos los beneficiarios del programa Oportunidades seguirán recibiendo los apoyos que han tenido hasta hoy, pero además contarán con nuevas opciones para incorporarse a la vida productiva al contar con apoyo para tener una fuente de ingresos que les permita salir de la pobreza, a partir de su propio trabajo y esfuerzo mediante proyectos productivos y la incorporación al empleo.

Además PROSPERA facilitará el acceso de sus beneficiarios a la educación financiera, al ahorro, a los seguros y al crédito, permitiendo que sus familias fortalezcan sus propios ingresos, al tener acceso prioritario a 15 programas productivos, incluyendo, entre otros: el Fondo Nacional del Emprendedor, el Programa Bécate, el PROAGRO Productivo, y el Programa para el Mejoramiento de la Producción y Productividad Indígena.

No hay comentarios:

Publicar un comentario