jueves, 18 de agosto de 2016

Al carajo Pokemón… yo quiero ser jedi por Jodherlo


Cuando era niño, la cacería de ranas y lagartijas en las riberas del Atoyac, ahí por donde hoy reposa el lago artificial del CIS, era el entretenimiento por excelencia en periodos vacacionales.

Armados con resorteras, latas y bolsitas para guardar nuestras presas, mis tías nos llevaba desde temprano entre hierba y lodo para atrapar batracios y reptiles multicolores.

Quien atrapaba más bichitos, se ganaba un helado, un chocolate, un cuentito (comic) o un buen desayuno preparado por nuestra querida nana Blandina.

Hoy, no ha variado mucho el tema:

Niños y jóvenes salen a los parques de la capital para buscar a unos bichos que han puesto de cabeza a la generación de los milennials: los famosos pokemones; solo que en lugar de resorteras, van armados de celulares y tabletas.

Ignoro si hay algún premio para el que gane más monitos, lo que si es cierto es que para poder participar en la expedición se necesita invertir una buena lana en un Smartphone y banda ancha suficiente para no hacer el ridículo.

Desde que este jueguito se puso en boga, las hordas de pokezombies atestan el parque de Huexotitla, en donde supuestamente encuentras 3 de estos poderosos personajes.

Hasta se estacionan en doble fila sobre la 43 para poder cazar, y en el inter echarse un taco de costillita o memelas con carne asada, para hacer menos pesada la espera.

Creo que hay otros lugares en donde se pueden hallar criaturitas, pero éste es el que más cerca me queda de la oficina, además de que ha sido declarado como parque oficial de pokemones.

No envidio en nada a los modernos cazadores de criaturas en pequeño, es más, puedo asegurar que atrapar a Bulbasaur, Fushigidane, Wartortle o Pidgeotto no causa la misma emoción que sentía de niño al atrapar a una ranita en su charca del Atoyac y sentir su piel rugosa y viscosas entre mis manos, amén del chocolatote que me zampaba una vez terminada la búsqueda.

En lo personal me he mantenido al margen del tema, no tengo el Pokemon Go pues tampoco me declaro fan de la serie televisiva de los 90 y mis hijos son más fans de las esferas del dragón, aunque si a alguien se le ocurre lanzar un Star Wars Go para buscar ewoks, jedis o siths, estaré ahí en primer lugar, sin duda.

Muchas personas “adultas” dicen que es una pérdida de tiempo para los chamacos, yo no lo veo así, están de vacaciones y disfrutan sus horas de ocio.

Es plausible el avance de la tecnología, con estas aplicaciones de realidad virtual y realidad aumentada, en donde ya puedes interactuar en tiempo real con los personajes que hasta hace unos años solo veíamos en la pantalla de televisión.

En materia de videojuegos, apps y otros artilugios, el avance ha sido espectacular y hasta espeluznante.

Los gráficos en los videojuegos del Playstation o el Xbox son simplemente formidables y ahora, las apps no se quedan atrás.

Sería estéril discutir qué tanto es nociva para la salud tanta tecnología.

Tiene sus pros y sus contras y quizá todo radique en el tiempo que se le dedica y el uso que se le dé.

Nunca  digo que de esa agua no he de beber.

Se ha anunciado que ya viene un Harry Potter Go y ya me veo con mi hija estacionándome en doble fila en algún parque público para buscar horrocruxes, grindilows, mortífagos o dementores.

O quizá en un futuro, llevaré a mis vástagos a buscar las esferas del dragón o pelear contra Cacaroto.

Ya dije que si se lanza Star Wars Go, ahí me verán también.

Pero yendo más allá, ¿qué tal que las caricaturas de mi infancia cobraran vida con esta realidad aumentada?

Seguramente pelearía contra Skeletor, ayudaría a Lion-o en su lucha contra MummRa o tal vez me convertiría en un halcón galáctico.

Con esto de la nueva tecnología, no estamos muy lejos de ello.

Ojalá.

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jueves, 18 de agosto de 2016

Al carajo Pokemón… yo quiero ser jedi por Jodherlo


Cuando era niño, la cacería de ranas y lagartijas en las riberas del Atoyac, ahí por donde hoy reposa el lago artificial del CIS, era el entretenimiento por excelencia en periodos vacacionales.

Armados con resorteras, latas y bolsitas para guardar nuestras presas, mis tías nos llevaba desde temprano entre hierba y lodo para atrapar batracios y reptiles multicolores.

Quien atrapaba más bichitos, se ganaba un helado, un chocolate, un cuentito (comic) o un buen desayuno preparado por nuestra querida nana Blandina.

Hoy, no ha variado mucho el tema:

Niños y jóvenes salen a los parques de la capital para buscar a unos bichos que han puesto de cabeza a la generación de los milennials: los famosos pokemones; solo que en lugar de resorteras, van armados de celulares y tabletas.

Ignoro si hay algún premio para el que gane más monitos, lo que si es cierto es que para poder participar en la expedición se necesita invertir una buena lana en un Smartphone y banda ancha suficiente para no hacer el ridículo.

Desde que este jueguito se puso en boga, las hordas de pokezombies atestan el parque de Huexotitla, en donde supuestamente encuentras 3 de estos poderosos personajes.

Hasta se estacionan en doble fila sobre la 43 para poder cazar, y en el inter echarse un taco de costillita o memelas con carne asada, para hacer menos pesada la espera.

Creo que hay otros lugares en donde se pueden hallar criaturitas, pero éste es el que más cerca me queda de la oficina, además de que ha sido declarado como parque oficial de pokemones.

No envidio en nada a los modernos cazadores de criaturas en pequeño, es más, puedo asegurar que atrapar a Bulbasaur, Fushigidane, Wartortle o Pidgeotto no causa la misma emoción que sentía de niño al atrapar a una ranita en su charca del Atoyac y sentir su piel rugosa y viscosas entre mis manos, amén del chocolatote que me zampaba una vez terminada la búsqueda.

En lo personal me he mantenido al margen del tema, no tengo el Pokemon Go pues tampoco me declaro fan de la serie televisiva de los 90 y mis hijos son más fans de las esferas del dragón, aunque si a alguien se le ocurre lanzar un Star Wars Go para buscar ewoks, jedis o siths, estaré ahí en primer lugar, sin duda.

Muchas personas “adultas” dicen que es una pérdida de tiempo para los chamacos, yo no lo veo así, están de vacaciones y disfrutan sus horas de ocio.

Es plausible el avance de la tecnología, con estas aplicaciones de realidad virtual y realidad aumentada, en donde ya puedes interactuar en tiempo real con los personajes que hasta hace unos años solo veíamos en la pantalla de televisión.

En materia de videojuegos, apps y otros artilugios, el avance ha sido espectacular y hasta espeluznante.

Los gráficos en los videojuegos del Playstation o el Xbox son simplemente formidables y ahora, las apps no se quedan atrás.

Sería estéril discutir qué tanto es nociva para la salud tanta tecnología.

Tiene sus pros y sus contras y quizá todo radique en el tiempo que se le dedica y el uso que se le dé.

Nunca  digo que de esa agua no he de beber.

Se ha anunciado que ya viene un Harry Potter Go y ya me veo con mi hija estacionándome en doble fila en algún parque público para buscar horrocruxes, grindilows, mortífagos o dementores.

O quizá en un futuro, llevaré a mis vástagos a buscar las esferas del dragón o pelear contra Cacaroto.

Ya dije que si se lanza Star Wars Go, ahí me verán también.

Pero yendo más allá, ¿qué tal que las caricaturas de mi infancia cobraran vida con esta realidad aumentada?

Seguramente pelearía contra Skeletor, ayudaría a Lion-o en su lucha contra MummRa o tal vez me convertiría en un halcón galáctico.

Con esto de la nueva tecnología, no estamos muy lejos de ello.

Ojalá.

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