¿Qué es peor que el temor a la muerte?
El temor a la vida.
¿Qué es peor que el temor a la vida?
El temor a la muerte y a la vida… al mismo tiempo.
¿Qué es peor que el temor de ser esclavo del miedo?
El temor de estar libre del miedo.
¿Qué es peor que el temor de estar libre del miedo?
El temor a la esclavitud y a estar libre del miedo… al mismo tiempo.
¿Y qué es peor que temerle a la muerte y a la vida al mismo tiempo que temerle a ser esclavo y estar libre de temor… todo eso al mismo tiempo?
No sé si me explico. El temor puede sustentar o destruir la vida al mismo tiempo.
Una manera de usar tu creatividad
Y hablando de temores, hay quienes temen ser creativos o no ser suficientemente creativos. Yo al menos soy lo suficientemente creativo como para hacer un hato de sufrimiento, acomodar en el fondo un poco de agonía mezclada con miseria y dejar espacio para el dolor. Soy lo suficientemente creativo como para jugar a que soy yo o jugar a que soy otro.
Historias del ser y el no ser
“1: Hoy soy un pianista. Dibujo con notas musicales tristes y bellas, espirales luminosas e infinitas en el aire asfixiante. Emergen del piano las endechas que yo no puedo pronunciar por el escozor en mi garganta. Voz y música se funden en un clamor que alcanza la nota más aguda al tiempo que renuncian a la vida desvaneciéndose en la claridad de una tarde gris.
2: Mañana voy a jugar a que soy yo. Voy a usar shorts y mostrar mis piernas flacas. Caminaré con la mirada en alto, regalando sonrisas muy abiertas con mis dientes chuecos y amarillos, recitando poesía a transeúntes apáticos. Beberé una cerveza con una amiga y juntos pintaremos paisajes ancestrales con nuestras palabras. Voy a bailar sin ritmo y a cantar desafinadamente. Y al final agitaré mi dedo medio a todo aquel que me prohíba ser yo. Mañana voy a jugar a que yo soy yo sin los otros.
3: Pasado mañana tal vez sea un marginado de los marginados, adaptado perfectamente en una sociedad que desprecio por cuanto me parecen aburridos e iguales en mente y espíritu; por lo que en mente y espíritu soy totalmente una copia de una caricatura de la copia de otra caricatura más grotesca atravesada de franjas blancas y negras, sin posibilidad de un matiz; encajonado en esta soledad que va desde el sentirme identificado con pensamientos obscenos hasta sentirme identificado con pensamientos demasiado puros como para que un hombre actual puede soportarlos sin vomitar.
4: Cuando tenía seis años imaginaba ser un baterista, de esos que sorprende por la rapidez con la que tocan. Otras veces imaginaba que tenía una habilidad envidiable para el ajedrez y que era campeón mundial. Otros días creía que lo mío era la adrenalina.
5: En aquellos tiempos modernos, él era un filósofo infame. Pasaba las tardes encerrado en su cuarto masturbándose mientras pensaba en un fugaz amorío y escuchaba La Gazza Ladra de Gioacchino Rossini. Por las mañanas caminaba desnudo por toda la casa haciéndose cuestionamientos inútiles. Una tarde gastó su dinero en una bebida embriagante de dudosa calidad. Defecó en sus pantalones y, así, sumergido en su miseria, saboreó cada trago amargo que le prodigaba la vida. Caminó directo hacia un puente que siempre había tenido para él un magnetismo inexorable. Se detuvo en el borde y se asomó para medir mentalmente la altura. Se carcajeó al imaginar su cráneo reventado contra el suelo, su cuerpo sobre un charco de sangre mezclado con mierda, moscas de todas partes deleitándose con la escena. Pensó en los titulares de los diarios: "Hombre vulgar y ebrio cae y revienta después de haber reventado sus ilusiones". Pero este hombre de orgullo inquebrantable no podía desperdiciar su vida. Abandonó el puente y se volvió hacia su hogar sin dar muestras de arrepentimientos. Se sintió como un héroe de los tiempos modernos. Al menos se había salvado de sí mismo por un día”.
Otro modo de usar tu creatividad
Sobre la creatividad se pueden hacer muchos juegos de palabras. Yo he creado destrucción, tomé los materiales necesarios, los organicé y le di forma de dolor al placer.
He aquí un ejemplo de sufrimiento creado a partir de un placer muy peculiar que a su vez surgió de un dolor:
“1: Jamás te oí quejarte de felicidad estando a mi lado. No toqué los botones que adornan tus magnolias. Mucho menos probé el agua al pie de tu montaña. Pero me deslumbró la iridiscencia que brota de tu espíritu alocado. Me cegaron los destellos de tus hombros dorados. Traté en vano de sembrar mi semilla en un surco que ya estaba ocupado. En cambio me queda este dolor que germina en el fondo de mi agonía. El sufrimiento de sembrar miseria tierra adentro. No te digo que la ilusión sangra en mí, pero sí que es real el desengaño clavado en mi pecho. No te digo que te preocupes por mí, pues mis brazos son suficientemente amplios para abrazar mi miseria… Imagina nada más la amplitud de mis brazos.
2: La imagen de las aves blancas reflejadas en la ondulación del lago es maravillosa, pero más hermoso es estar aquí contigo. Tu olor despide una fragancia desconocida y sin embargo tan familiar como respirar el cielo. Tus hombros son dorados y redondos. Se diría unos hombros hechos de oro. En tu fresca cabellera hundo mi rostro para saciar mi sed. Luego cambias de posición y te colocas boca abajo con los pechos aplastados contra el césped y la espalda arqueada hacia el cielo con la cabeza viendo hacia delante. Tus glúteos completan aquel cuadro curveado.
3: Recomiendo encarecidamente llevar una vida solitaria. Lame con lengua afilada tus costras. Siembra en cada cicatriz de piel una semilla podrida que siempre crezca hacia dentro.
4: Al fondo de esta frustración nunca hubo musas, ni dioses, sólo una sensibilidad forzada y una vanidad hecha a mi imagen y semejanza”.
Algunas conclusiones precipitadas
Usa tu creatividad no importa cómo, no importa para qué, no te juzgues, no quieras volar cuando has pasado tanto tiempo arrastrándote. Algunas veces fallarás, volverás a caer en el mismo renglón, tus trabajos parecerán absurdos y repetitivos, pero es normal. Sólo estás aprendiendo, y si un tema se repite es porque necesitas exprimir más para drenar la herida y limpiar la pus.
Yo tenía la manía de querer discutir a cada momento aun sabiendo que mis argumentos no eran válidos. Mis actividades diarias me impulsaban a una constante circunspección que me enajenaba incluso de mí mismo. Yo era una persona que se acostaba solo para despertar conmigo mismo, lo que era peor que despertar sin compañía. Un día me quemé por dentro con las palabras que nunca le dije a mi reflejo. Pero como mi reflejo era más bello, también me abandonó. No tenía a nadie, sino sólo a mí mismo, lo que era una miseria para alguien que había pasado toda su vida huyendo de su propia esencia. Por estos días me siento mejor que otrora. No mucho mejor, pero sí mejor. Al menos… ahora me lavo los dientes por más pereza que tenga.
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