jueves, 13 de julio de 2017

Cómo perder un estado en veintidós meses por Francisco Baeza Vega

Francisco Baeza Vega [@paco_baeza_]. 11 de julio de 2017.


Al joven Ícaro, Creta le quedaba chica así que una mañana, enfundado en un par de alas fabricadas por su padre y advertido por éste de no volar muy alto, tomó carrera y escapó de ella. ¡Qué sabio consejo el de su progenitor! ¡Incluso los prohombres como él deben ser prudentes en su ambición! En la Grecia mitológica y en la política moderna, quien osa transgredir los límites impuestos por los dioses corre el riesgo de ser destruido por ellos…
En 2011, en el cénit temprano de su poder, Rafael Moreno Valle tocó el Sol. La reforma electoral de ese año, pensada, según, para homologar las elecciones estatales con las federales, demostró la capacidad del Moreno Valle para someter a los otros actores a su agenda personal. En la práctica, la modificación extendió su administración dos años, hasta 2018, dejándole en posición de elegir a su substituto inmediato, para el periodo 2017-2018, y al substituto de éste, para el periodo 2018-2024. El primero debería cuidar durante veintidós meses los intereses domésticos de su patrón mientras éste se entretenía en un vuelo estratosférico presidencial más o menos serio.
José Antonio Gali fue elegido encargado de despacho de manera, aparentemente, contundente. Un análisis más cuidadoso del resultado, sin embargo, demuestra la incapacidad del morenovallismo para conservar su feudo con sus propios medios. Puebla fue el único de los doce escenarios en los que se renovó gubernatura el año pasado en el que el PAN hizo equipo con el PANAL y el PT. Si estos hubieran ido en alianza con el PRI, si el PRI-gobierno hubiera querido de veras recuperar la plaza, hubiera podido hacerlo.

Gali asumió la gubernatura, acompañado de un gabinete ajeno, lastrando la debilidad grupal y, peor, la debilidad propia. El titular del Ejecutivo gobierna solo en el papel, es su antecesor el que sigue ejerciendo el control real del gobierno a través de los poderes Legislativo y Judicial, manufacturados a su a su modo y de una duración que excede a la de aquel. El mismo fenómeno se observa a nivel municipal. ¡Los alcaldes ya estaban ahí cuando el gobernador llegó! ¡Tampoco le deben la chamba! Caso aparte, el de la capital del estado, una ciudad gobernada por un alcalde impuesto y desconocido que, seguramente, no estará muy contento con que su carrera política se supedite a los caprichos de la primera familia del estado.

La administración galiísta nació sumergida en esa zona gris del sexenio en que la capacidad de interlocución del gobernante va reduciéndose en la medida que en que va avanzando el proceso electoral. Durante ésta etapa crítica, advierte Enrique Krauze, “existe una situación confusa que favorece el reacomodo de otros poderes, ávidos de ganar posiciones de cara al siguiente sexenio”. La debilidad institucional conduce, irremediablemente, a la descomposición integral de la entidad. Los espacios que el gobierno falle en ocupar los ocuparan otros…
Deslumbrado, Ícaro no se habría dado cuenta de qué tan lejos estaba de la seguridad de la tierra firme, no habría sentido el calor derritiendo la cera que unía sus alas ni el golpe del viento en su rostro.

Igualmente deslumbrado, animado por una cohorte de aduladores, de expertos que no reconocieron la gravedad del resultado electoral y que subestimaron el músculo de la oposición, y que, sobre todo, ignoraron las consecuencias prácticas de la reforma electoral de 2011, Rafael Moreno Valle se lanzó en escapada hacia el Sol.

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jueves, 13 de julio de 2017

Cómo perder un estado en veintidós meses por Francisco Baeza Vega

Francisco Baeza Vega [@paco_baeza_]. 11 de julio de 2017.


Al joven Ícaro, Creta le quedaba chica así que una mañana, enfundado en un par de alas fabricadas por su padre y advertido por éste de no volar muy alto, tomó carrera y escapó de ella. ¡Qué sabio consejo el de su progenitor! ¡Incluso los prohombres como él deben ser prudentes en su ambición! En la Grecia mitológica y en la política moderna, quien osa transgredir los límites impuestos por los dioses corre el riesgo de ser destruido por ellos…
En 2011, en el cénit temprano de su poder, Rafael Moreno Valle tocó el Sol. La reforma electoral de ese año, pensada, según, para homologar las elecciones estatales con las federales, demostró la capacidad del Moreno Valle para someter a los otros actores a su agenda personal. En la práctica, la modificación extendió su administración dos años, hasta 2018, dejándole en posición de elegir a su substituto inmediato, para el periodo 2017-2018, y al substituto de éste, para el periodo 2018-2024. El primero debería cuidar durante veintidós meses los intereses domésticos de su patrón mientras éste se entretenía en un vuelo estratosférico presidencial más o menos serio.
José Antonio Gali fue elegido encargado de despacho de manera, aparentemente, contundente. Un análisis más cuidadoso del resultado, sin embargo, demuestra la incapacidad del morenovallismo para conservar su feudo con sus propios medios. Puebla fue el único de los doce escenarios en los que se renovó gubernatura el año pasado en el que el PAN hizo equipo con el PANAL y el PT. Si estos hubieran ido en alianza con el PRI, si el PRI-gobierno hubiera querido de veras recuperar la plaza, hubiera podido hacerlo.

Gali asumió la gubernatura, acompañado de un gabinete ajeno, lastrando la debilidad grupal y, peor, la debilidad propia. El titular del Ejecutivo gobierna solo en el papel, es su antecesor el que sigue ejerciendo el control real del gobierno a través de los poderes Legislativo y Judicial, manufacturados a su a su modo y de una duración que excede a la de aquel. El mismo fenómeno se observa a nivel municipal. ¡Los alcaldes ya estaban ahí cuando el gobernador llegó! ¡Tampoco le deben la chamba! Caso aparte, el de la capital del estado, una ciudad gobernada por un alcalde impuesto y desconocido que, seguramente, no estará muy contento con que su carrera política se supedite a los caprichos de la primera familia del estado.

La administración galiísta nació sumergida en esa zona gris del sexenio en que la capacidad de interlocución del gobernante va reduciéndose en la medida que en que va avanzando el proceso electoral. Durante ésta etapa crítica, advierte Enrique Krauze, “existe una situación confusa que favorece el reacomodo de otros poderes, ávidos de ganar posiciones de cara al siguiente sexenio”. La debilidad institucional conduce, irremediablemente, a la descomposición integral de la entidad. Los espacios que el gobierno falle en ocupar los ocuparan otros…
Deslumbrado, Ícaro no se habría dado cuenta de qué tan lejos estaba de la seguridad de la tierra firme, no habría sentido el calor derritiendo la cera que unía sus alas ni el golpe del viento en su rostro.

Igualmente deslumbrado, animado por una cohorte de aduladores, de expertos que no reconocieron la gravedad del resultado electoral y que subestimaron el músculo de la oposición, y que, sobre todo, ignoraron las consecuencias prácticas de la reforma electoral de 2011, Rafael Moreno Valle se lanzó en escapada hacia el Sol.

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