Director de la Comisión
Nacional del Agua en el Estado de Puebla
Toda el agua de lluvia que
cae en los techados se pierde, lamentablemente, pues esta se va hacia las
calles y descarga, la mayor parte de las veces, a tubos de desagüe conectados a
drenajes. Esta ha sido una práctica común de desperdiciar el agua, tan valiosa
y escasa, para después comprarla en pipas, garrafones y botellas.
En México, el promedio
nacional de lluvia se estima en 772 litros por metro cuadrado anualmente,
equivalente a 7 millones 720 mil litros por hectárea. Sin embargo, hay lugares
tan escasos de precipitaciones pluviales que tan sólo se registran 200 litros
por metro cuadrado al año, por el contrario, hay regiones del país que se
registran hasta 3 mil 500 litros por metro cuadrado al año, es decir, estas
variaciones van de los 2 millones hasta los 35 millones de litros por hectárea a
nivel nacional.
Abastecer de agua a una
familia o una comunidad, ha dependido en la mayoría de los casos de una fuente
superficial o subterránea. De hecho, la mayoría de los centros de población se
crearon siempre a la orilla de ríos o fuentes de agua. Esta abundancia en las
fuentes tradicionales, provocó ignorar a la lluvia como fuente directa de
abastecimiento.
Desafortunadamente, en las
zonas urbanas en donde el abastecimiento se da de manera entubada, los problemas
de abasto son recurrentes, como ocurre en las 38 principales ciudades de
México. En estos casos, las tuberías cumplieron ya su vida útil y no existen
aún redes para captar la lluvia hacia sitios de aprovechamiento.
Es importante señalar que, en
muchos lugares de nuestro país, las aguas pluviales crean ríos en las calles y
se mezclan con las aguas residuales, lo cual no trae ningún beneficio social y,
por el contrario, causan sobrecarga de los sistemas de tratamiento, desestabilizando los procesos. Al igual que
sucede en el caso de los residuos sólidos, es decir la basura, hay que separar al
agua pluvial del drenaje para lo cual se requiere contar con dobles sistemas,
seguramente dobles costos.
Captar la lluvia no es una
propuesta nueva. Mayas, Popolocas y Franciscanos ya recolectaban y guardaban el
agua de lluvia, incluso estos últimos
criaban peces. Actualmente países como Israel, España, China, Bangladesh y
Singapur apoyan su economía en la recolección y utilización directa del agua de
lluvia, acción incorporada a su legislación. En México, en Ciudad del Carmen,
Campeche, se vendía agua de lluvia y se distribuía en las carretas.
Hay muchas experiencias de
captación de agua de lluvia en localidades rurales como Atecax, Xiutetelco; San
José de Gracia, Molcaxac; San Baltazar Torija, Tecali; así como en Tulcingo y Coyomeapan, todos en el estado de Puebla.
Agueda Merino Córdova, quien me mandaba a acarrear agua en 1965, instaló en
Tehuitzingo su propio sistema de recolección de lluvia en una cisterna de 16
mil litros en el año de 1998.
En nuestro estado, en el año
2000, el entonces gobernador Melquiades Morales Flores creó un programa para
captar la lluvia en tinacos-cisternas que complementaban el abasto de agua a
las familias. Tan solo en el primer año participaron 2 mil 500 familias, y en
el siguiente, más de 5 mil.
Por su parte, durante el gobierno
de Mario Marín Torres se apoyaron a 17 mil familias con tinacos para captar y
almacenar agua para la producción de alimentos en pequeños espacios y con ello
contribuir a la seguridad alimentaria de las familias. Asimismo, en los
primeros meses del 2004, el Gobierno del estado y la SAGARPA entregaron 750
tinacos y cintilla de riego por goteo para producir hortalizas en huertos
familiares.
Sin embargo, en los últimos
años esto solo ha quedado como entrega simple de tinacos previo a procesos
electorales
Y menciono todo lo anterior
porque la semana pasada tuve la oportunidad de visitar el Municipio de
Francisco Z Mena. Allí, con el presidente municipal, conocí el importante
proyecto de captación de lluvia que realizaron investigadores de la Universidad
Autónoma Chapingo para abastecer de agua
a familias de Guadalupe Victoria y Arroyo Seco.
Familias muy pobres, sin
acceso al agua, porque esta debe
bombearse del Rio Pantepec, fueron capacitadas y apoyadas para construir por sí
mismas los sistemas de captación. Por esta labor, la Comisión Nacional del Agua
(CONAGUA) reconoce la voluntad del presidente municipal y el apoyo de Chapingo.
En 2016, en 9 comunidades
poblanas de los municipios de Eloxochitlán, Olintla, Coyomeapan y Ajalpan, se
instalaron con apoyo del Programa PROCAPTAR, de la CONAGUA, 651 sistemas de captación
de lluvia. Estas poblaciones que no tenían agua potable hoy cuentan con
cisternas de 10 mil litros para este fin. Asimismo, se apoyó la dignificación
de sus baños y se instaló un biodigestor para tratar las aguas residuales de la
vivienda.
Para que las cosas así
sucedan siempre es necesario el conocimiento y la voluntad de políticos comprometidos
con su responsabilidad. Por eso, mi reconocimiento al impulso que da a la
captación de lluvia como una opción de abasto de agua, al maestro Roberto
Ramírez de la Parra, Director General de la Comisión Nacional del Agua del
Gobierno de la República.
Captar la lluvia en los
techados de las construcciones es ya la tercera vía de abasto en comunidades sin mar y sin reúso
de aguas residuales.
Tw:
@jimenezmerinomx
Fb:
Alberto Jimenez Merino
Instagram:
ajimenezmerino
www.ciatmexico.org
0 comentarios:
Publicar un comentario