Alberto Jiménez Merino
Ex–Rector de la Universidad
Autónoma Chapingo
Para resolver los diferentes
problemas que el país enfrenta así como y las diferentes circunstancias de la
vida, todo mundo señala lo que hay que hacer. En nuestra actualidad existen
muchos “expertos y genios” que opinan sobre las soluciones que hay que aplicar
en cada caso, sin embargo, muy pocos saben cómo hacerlo y, muchos menos son los
que saben con qué hacerlo.
Lo que realmente necesitamos
son menos expertos y críticos y requerimos más ejecutores que hagan que las
cosas sucedan. Sirve más la oportunidad que la perfección, pues esta siempre viene
después como una mejora continua, aunque es posible que nunca se alcance
plenamente.
Lamentablemente hemos
crecido en un ambiente en donde la crítica y la descalificación hacia nuestros
semejantes es el pan nuestro de cada día. Casi nadie reconoce que alguien haya
hecho algo bueno. Nos ha faltado trabajar en ese ámbito porque todos estamos
compitiendo por querer ser los mejores, sin saber que todos somos diferentes.
El vaso medio vacío siempre
termina ganando sobre el vaso medio lleno. Y visualizar el punto negro al
centro de una hoja blanca siempre se impone al resto de la extensa superficie.
Andamos por la vida cargados
de ideas y propósitos, todos queremos ser ricos, tener poder y ser famosos, pero
muy pocos son los que pueden decir qué tan ricos quieren ser, para qué quieren
tener poder, o, famosos en qué quieren ser .
En mi experiencia, cuando he
desempeñado responsabilidades públicas he conocido muchas necesidades. En los
foros y encuentros que se realizan
previos y durante las campañas políticas, se reciben muchas más.
Pese a ello, casi nunca se
presentan propuestas fundamentadas o justificadas que puedan dar paso a la
creación de políticas públicas. Más grave es aún que no hay quien se ponga al
frente de la gestión debido a que la gente no tiene el tiempo, ni los medios,
ni la disponibilidad para hacerlo. Muchas propuestas solo son ilusiones.
Aunado a esto, en esta
campaña política para las elecciones de julio del 2018 se está viendo, como
nunca antes, una descomposición ideológica de grandes proporciones que está
acabando con la escasa unidad que quedaba en los pueblos y comunidades. Cambiar
de partido se ha convertido en una práctica común sin ningún escrúpulo ni
rubor, y esta práctica se está realizando como si fuera un simple cambio de
calcetines. Leyes y ordenamientos electorales están siendo burlados con
facilidad en contra de la democracia. Querer ser, domina al querer hacer, y el
ciudadano no está teniendo mayor importancia para algunos candidatos.
En México, el Partido
Revolucionario Institucional (PRI) sigue siendo el órgano político más
importante por la cantidad de candidatos que ha aportado a los demás partidos.
Lo odian, pero lo necesitan, lo imitan y lo superan.
Por cierto, y haciendo un
paréntesis a este texto, les doy las gracias muy sinceramente por las
invitaciones recibidas para incorporarme a otras fuerzas políticas así como a
los benévolos comentarios de correligionarios que lo dieron por hecho y que, en
su libre albedrío, sí tomaron esa alternativa. Agradezco la deferencia a mi
persona por parte de MORENA, MC, CPP y PES. Sin embargo, esta vez no aspiré políticamente
a ningún cargo. Consciente de mi decisión, voy a apoyar a Meade, a Doger y a
los candidatos de mi partido, el PRI, y
por supuesto que lo haré en mis tiempos libres permitidos por la ley, además de
que continuaré trabajando por Puebla.
En este marco es que
adquiere relevancia la candidatura a Presidente de la República de José Antonio
Meade Kuribeña, un ciudadano preparado académicamente, con gran experiencia en
el servicio público y honestidad a toda prueba.
Contrario a la circunstancia
de las otras opciones que han basado su participación en la descalificación, la
crítica y hasta la amenaza de “no controlar tigres”, el puma Meade se prepara
con propuestas serias y pertinentes para atender las principales necesidades de
México.
Meade sabe cómo hacerlo y
con qué hacerlo, y si bien, aún no es tiempo legal para hacer propuestas, sin
duda ya las tiene para ser expuestas y contrastadas con las de otras opciones.
Un elemento fundamental para
decidir el voto ciudadano, debe de ser el conocimiento de las propuestas de los
candidatos y para ello requerimos que haya debates, para conocer cómo piensan
hacer realidad su oferta política y no estar expuestos al engaño de
planteamientos ligeros para ganar el aplauso fácil.
Y es que, bien sabido es por
todos que, muchos de los aspirantes dicen y muestran comportamientos amables
durante la campaña y después, cuando ya son gobernantes, no se puede ni hablar
con ellos.
Asimismo, quiero señalar que
el candidato del “tigre que no tendrá soga”, ha dejado ver propuestas que, quienes
conocen de finanzas, aseguran que no un tienen soporte real; asimismo, y de
manera muy grave, integrantes del mismo equipo “MORENO” han manifestado
posiciones encontradas sobre el futuro de las reformas, especialmente la
educativa y la energética, y entonces es momento de preguntarnos cuál es la
posición real del candidato.
Por todo esto, los ciudadanos
queremos debates y contrastes de las propuestas de los candidatos. Seguramente Meade
tendrá las mejores y más viables, y por ello le pido que, como Gandhi, siga
teniendo valor para decir la verdad ante los fuertes y no tener que mentir para
ganar el aplauso de los débiles.
¡Sin dudarlo, Meade representa
una nueva esperanza para México!.
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