martes, 10 de abril de 2018

Seguridad alimentaria y seguro de vida para todos los campesinos



                                                                                              Alberto Jiménez Merino

                                                                          Director de la Comisión Nacional del Agua en Puebla

México cuenta con más de 5 millones de unidades productivas rurales, pero 2.5 millones de estas tienen extensiones menores a 2.5 hectáreas y el 85 por ciento de la superficie depende ´nicamente de las lluvias para producir.

Asimismo, 85 de cada 100 productores del campo solo lo hacen para el autoconsumo y, a la mayoría, no le alcanza para cubrir sus necesidades familiares anuales; otro dato relevante es que hay más de 30 millones de mexicanos viviendo en el campo.

La productividad del campo es aún baja pese a los importantes esfuerzos y avances que se han tenido en los últimos años. Los bajos rendimientos, los altos costos de producción, el desperdicio de recursos e insumos, la erosión  de suelos y la reducción de la disponibilidad de agua, son, entre otras cosas, fuertes limitantes para el desarrollo.

Tan solo en la utilización de insumos de más, tales como semillas, agua, fertilizantes, agroquímicos, excesivo movimiento de tierras y trabajo innecesario, se pierden cada año en promedio mil pesos por hectárea y, con una frontera agrícola de 20 millones de hectáreas, esto se convierte en una pérdida anual de  20 mil millones de pesos, mucho más de lo destinado al programa PROAGRO.

Todavía la pobreza de millones de mexicanos es uno de los mayores problemas sociales y junto con el deterioro ambiental, la reducción de la disponibilidad de agua, la contaminación por residuos sólidos y aguas residuales, la pérdida de bosques,  especies animales, la reducción de la pesca ribereña y el cambio climático hacen una situación muy compleja de resolver.

El pago por desastres y afectaciones meteorológicas se ha incrementado 7 veces a nivel mundial, equivalente a dos veces el Producto Interno Bruto global (PIB). Hoy hay más huracanes, frentes fríos, heladas, granizadas, lluvias intensas, sequias o inundaciones que afectan la infraestructura y el patrimonio de las personas, sin olvidar  los fenómenos geológicos como los terremotos.

Por lo anterior, adquiere gran relevancia que en el discurso de campaña presidencial de José Antonio Meade, hoy se hable de estos temas que en otros procesos solo se tocaban marginalmente; como marginal y hasta con menosprecio era su atención al dejarle solo las migajas de los presupuestos públicos.

Seguridad alimentaria para las familias, apoyo con semillas mejoradas, fertilizantes, maquinaria, insumos de mejor calidad e  impulso a la producción de alimentos en el traspatio,  habla de un candidato conocedor de la realidad de los mexicanos y destaca la experiencia y preparación que permite tener la sensibilidad para atender estos reclamos.

 El aprovechamiento racional y mejor de nuestros recursos naturales es algo impostergable; en los últimos 50 años se han perdido el 40 por ciento de los mamíferos, se ha perdido el suelo por erosión y degradación, tenemos menos cubierta vegetal y la pesca ribereña en ríos ha desaparecido hasta en un 90 por ciento.

Se necesitan políticas que permitan una comercialización más justa y el acortamiento de la brecha productor – consumidor, en la que los que menos invierten y arriesgan no se queden con la mayor rebanada del pastel. Productos que en el campo valen 40 pesos, no pueden valer 200 al público.

Sin embargo, a falta de asesoría técnica, acompañamiento profesional con extensionistas, apoyos sanitarios  e inocuidad,  la falta de infraestructura de almacenamiento para hacer volúmenes y la falta de apoyos financieros más accesibles y rápidos es parte de las causas de esta situación tan desventajosa para los productores.

El agua, como un asunto fundamental de la seguridad nacional por su impacto en la vida, la economía y la gobernabilidad, requiere, como lo propone Meade, de mayores inversiones que aseguren el abasto; por su parte, el saneamiento es necesario para que se devuelva a México sus ríos limpios y asegure una vida más digna a las futuras generaciones.

La seguridad social para los productores cañeros es importante para que no tengan que andar mendigando cada ciclo de corte por esta prestación, motivo de una gran incertidumbre y preocupación. 

Por su parte, las familias campesinas, por su reducido nivel económico, enfrentan un calvario cuando fallece el jefe de familia. Muchas veces no se cuenta ni para los más básicos gastos funerarios. Por ello, el ciudadano Meade propone un seguro de vida para todos los productores, es decir para casi 3 millones de mexicanos que hoy no tiene acceso a un beneficio semejante.

El pacto del campo, es un pacto basado en realidades que solo quien tiene la experiencia, la preparación y la sensibilidad puede hacer que suceda.

El campo es la fuerza de México, por eso, muchos estamos apoyando al ciudadano Meade para Presidente de este gran País.  

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martes, 10 de abril de 2018

Seguridad alimentaria y seguro de vida para todos los campesinos



                                                                                              Alberto Jiménez Merino

                                                                          Director de la Comisión Nacional del Agua en Puebla

México cuenta con más de 5 millones de unidades productivas rurales, pero 2.5 millones de estas tienen extensiones menores a 2.5 hectáreas y el 85 por ciento de la superficie depende ´nicamente de las lluvias para producir.

Asimismo, 85 de cada 100 productores del campo solo lo hacen para el autoconsumo y, a la mayoría, no le alcanza para cubrir sus necesidades familiares anuales; otro dato relevante es que hay más de 30 millones de mexicanos viviendo en el campo.

La productividad del campo es aún baja pese a los importantes esfuerzos y avances que se han tenido en los últimos años. Los bajos rendimientos, los altos costos de producción, el desperdicio de recursos e insumos, la erosión  de suelos y la reducción de la disponibilidad de agua, son, entre otras cosas, fuertes limitantes para el desarrollo.

Tan solo en la utilización de insumos de más, tales como semillas, agua, fertilizantes, agroquímicos, excesivo movimiento de tierras y trabajo innecesario, se pierden cada año en promedio mil pesos por hectárea y, con una frontera agrícola de 20 millones de hectáreas, esto se convierte en una pérdida anual de  20 mil millones de pesos, mucho más de lo destinado al programa PROAGRO.

Todavía la pobreza de millones de mexicanos es uno de los mayores problemas sociales y junto con el deterioro ambiental, la reducción de la disponibilidad de agua, la contaminación por residuos sólidos y aguas residuales, la pérdida de bosques,  especies animales, la reducción de la pesca ribereña y el cambio climático hacen una situación muy compleja de resolver.

El pago por desastres y afectaciones meteorológicas se ha incrementado 7 veces a nivel mundial, equivalente a dos veces el Producto Interno Bruto global (PIB). Hoy hay más huracanes, frentes fríos, heladas, granizadas, lluvias intensas, sequias o inundaciones que afectan la infraestructura y el patrimonio de las personas, sin olvidar  los fenómenos geológicos como los terremotos.

Por lo anterior, adquiere gran relevancia que en el discurso de campaña presidencial de José Antonio Meade, hoy se hable de estos temas que en otros procesos solo se tocaban marginalmente; como marginal y hasta con menosprecio era su atención al dejarle solo las migajas de los presupuestos públicos.

Seguridad alimentaria para las familias, apoyo con semillas mejoradas, fertilizantes, maquinaria, insumos de mejor calidad e  impulso a la producción de alimentos en el traspatio,  habla de un candidato conocedor de la realidad de los mexicanos y destaca la experiencia y preparación que permite tener la sensibilidad para atender estos reclamos.

 El aprovechamiento racional y mejor de nuestros recursos naturales es algo impostergable; en los últimos 50 años se han perdido el 40 por ciento de los mamíferos, se ha perdido el suelo por erosión y degradación, tenemos menos cubierta vegetal y la pesca ribereña en ríos ha desaparecido hasta en un 90 por ciento.

Se necesitan políticas que permitan una comercialización más justa y el acortamiento de la brecha productor – consumidor, en la que los que menos invierten y arriesgan no se queden con la mayor rebanada del pastel. Productos que en el campo valen 40 pesos, no pueden valer 200 al público.

Sin embargo, a falta de asesoría técnica, acompañamiento profesional con extensionistas, apoyos sanitarios  e inocuidad,  la falta de infraestructura de almacenamiento para hacer volúmenes y la falta de apoyos financieros más accesibles y rápidos es parte de las causas de esta situación tan desventajosa para los productores.

El agua, como un asunto fundamental de la seguridad nacional por su impacto en la vida, la economía y la gobernabilidad, requiere, como lo propone Meade, de mayores inversiones que aseguren el abasto; por su parte, el saneamiento es necesario para que se devuelva a México sus ríos limpios y asegure una vida más digna a las futuras generaciones.

La seguridad social para los productores cañeros es importante para que no tengan que andar mendigando cada ciclo de corte por esta prestación, motivo de una gran incertidumbre y preocupación. 

Por su parte, las familias campesinas, por su reducido nivel económico, enfrentan un calvario cuando fallece el jefe de familia. Muchas veces no se cuenta ni para los más básicos gastos funerarios. Por ello, el ciudadano Meade propone un seguro de vida para todos los productores, es decir para casi 3 millones de mexicanos que hoy no tiene acceso a un beneficio semejante.

El pacto del campo, es un pacto basado en realidades que solo quien tiene la experiencia, la preparación y la sensibilidad puede hacer que suceda.

El campo es la fuerza de México, por eso, muchos estamos apoyando al ciudadano Meade para Presidente de este gran País.  

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