Alberto Jiménez Merino
Ex
Rector de la Universidad Autónoma Chapingo
México cuenta con 2 mil
400 municipios, 199 mil localidades, 31 mil 500 ejidos y comunidades agrarias,
650 acuíferos, 26 cuentas hidrológicas, 13 regiones administrativas y cerca de
750 microrregiones que corresponden al mismo número de distritos de desarrollo
rural.
Las regiones y
microrregiones se definen por características ambientales, climáticas, vías de
comunicación, centros de intercambio comercial, o zonas por la orientación del
escurrimiento de la lluvia en el caso de las cuencas y microcuencas.
Dentro de las regiones o
de las cuencas, las problemáticas son comunes a los municipios y las
comunidades. En consecuencia, su atención desde el diagnóstico y la planeación
debería darse obedeciendo a esta lógica.
Sin embargo, el
ejercicio gubernamental se rige en muchos casos por programas de carácter
general que atienden las necesidades sin hacer diferenciación de las
condiciones particulares de las regiones.
En otros casos, se
privilegian las obras y acciones de carácter emblemático que hagan trascender
al gobernante, independientemente de la utilidad para los ciudadanos.
Obras y acciones entre
más de dos municipios, o entre más de dos entidades federativas, tienen en
teoría mayor importancia para la autoridad hacendaria.
Pero, en la práctica,
cada vez es más difícil su realización debido a la dificultad para lograr el
acuerdo respecto al hecho de saber de qué lado debe de quedar el proyecto, sin
que se sienta que al no concretarse en el territorio propio, haya un perdedor o
un afectado, como en el caso de los rellenos sanitarios.
El multipartidismo ha
complicado aún más el acuerdo de acciones intermunicipales o interestatales
que, dependen más de la voluntad personal que de otros factores. Pero ,quizá,
el mayor obstáculo a proyectos de desarrollo regional lo representan la visión
territorial de las autoridades, quienes se concentran en atender su municipio o
estado, así como la incompatibilidad de la normatividad aplicable para los
diversos programas.
Pensar en un proyecto de
desarrollo regional para la Mixteca en donde se involucran cuatro entidades
(Puebla, Oaxaca, Guerrero y Morelos), en más de 200 municipios, se antoja
inviable si no hay voluntad de gobernadores e intervención del Presidente de la
República. Pero, igual podría pasar con un proyecto de desarrollo regional de
la Huastecas, el Bajío, el Ixtapa-Popo o la Comarca Lagunera.
La política de
desarrollo regional sigue siendo un vacío en la atención de las necesidades
nacionales y estatales. Esta atención se ha dado en forma puntual y temática
pero, puedo asegurar que al concepto regional aún le hace falta fortalecerse.
Es destacable sin duda
alguna, la política de desarrollo de las zonas económicas especiales creadas
por el Presidente Enrique Peña Nieto; pero otras regiones está aún esperando un
trato semejante.
Este trato puede
provenir de una política de decretos presidenciales y/o estatales para dar
atención a regiones que están olvidadas por las políticas públicas
tradicionales.
La pobreza, la
inseguridad, el desarrollo productivo, el agua, las vialidades, el desarrollo
ambiental y, consecuentemente, la educación y la investigación, requieren de
políticas de desarrollo regional.
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