Columna Un Nuevo Comienzo
Universitarios
e Iniciativa 9M; Reclamos por Seguridad y Revalorar a las Mujeres.
Alberto
Jiménez Merino
Secretario Ejecutivo del
Consejo Técnico
Nacional
Consultivo de la CNC
Para reclamar seguridad ante
recientes asesinatos de estudiantes, principalmente por los ocurridos en
Huejotzingo, Puebla, miles de universitarios salieron a las calles y exigieron
a la autoridad gubernamental las garantías mínimas de tranquilidad y
convivencia.
Con una gran conciencia
social, los jóvenes dieron una muestra de iniciativa para hacer una exigencia
civilizada al gobierno sobre la preocupación de 8 de cada 10 poblanos, quienes
se sienten inseguros por la ola delictiva.
En descargo de la
responsabilidad del Gobierno del Estado, la inseguridad pública no se generó en
esta administración. Es un problema que viene desde antes pero se disparó desde
el 2011 cuando iniciaron las “acciones que transforman”. Y ya estamos viendo
sus resultados.
Antes del 2011 este estado
era seguro. Ahí están las estadísticas que lo comprueban, había capacidad y
experiencia, los funcionarios conocían el estado y tenían compromiso con los
poblanos.
Pero no se trata de seguir
echando las culpas a otros. Si los actuales gobernantes no generaron el
problema de inseguridad, si manifestaron conocerlo y prometieron resolverlo.
Eso es lo que reclamamos los poblanos y de eso seguiremos pendientes.
Pendientes de las mil
patrullas anunciadas, de los dos mil policías prometidos, de las facilidades
para la denuncia y recursos para la investigación de los delitos, de la
agilización de los juicios y los castigos, eliminar la impunidad, pero
fundamentalmente de la prevención delictiva.
Los jóvenes universitarios
dieron un gran paso que ha puesto el problema en el centro de las
preocupaciones del gobierno, como una de las mayores prioridades de la
sociedad. Sin seguridad es imposible la sana convivencia, el desarrollo
económico y social de los pueblos.
Y, en la misma línea de
preocupación, las mujeres se organizaron para manifestarse este domingo 8 de
marzo, Día Internacional de la Mujer,
a través de marchas en las principales ciudades del país, y posteriormente, el
9 de marzo mediante la iniciativa “El
nueve ninguna se mueve” (9M), nadie saldrá de casa, se mantendrán de brazos
caídos y con ello, provocar la reflexión colectiva sobre la importancia del
género para la sociedad.
Reclaman seguridad como una
gran preocupación. La inseguridad también afecta a las mujeres. Los feminicidios
están a la alza. Ya se habla de 10 casos diarios a nivel nacional. Aunque hay
quienes señalan que la cifra es cercana
a los 20. Exigen castigo a los delincuentes, penas más severas y que se acabe la impunidad.
Pero, fundamentalmente
reclaman la revaloración de la importancia de la mujer en la sociedad. Igualdad
de derechos y oportunidades que los hombres. Eliminación de la cultura machista
y un mayor respeto para todas.
Recuerdo muy bien que
todavía en los años 70 del siglo pasado, en el sur de Puebla, se tenía muy arraigado el concepto de que sólo
necesitaban estudiar los hombres porque iban a mantener. No importaba si las
mujeres no estudiaban, porque las iban a mantener.
De mi madre además de la
vida, tuve la fortuna que me inscribiera en la escuela primaria, que me llevara
al internado a terminarla, bordara mis uniformes. Me dio las orientaciones
indispensables y las palabras precisas en los momentos más oportunos.
Luego de manera muy
inteligente, buscó la forma de que siguiera estudiando la secundaria, al
conseguirme un lugar con una familia donde desempeñaría trabajos
domésticos. Así aprendí todo lo que se
hace en una casa y que en esa época solo correspondía a las niñas. Así valoré y
reconocí el trabajo que las amas de casa realizan o las hermanas hacen como
obligación para atender a sus hermanos.
Las mujeres necesitan
oportunidades para su realización personal y profesional. Requieren condiciones
para incursionar en la administración pública, la vida política y empresarial.
Se requieren políticas públicas que ayuden a empoderar a la mujer; que permitan
el empoderamiento personal y económico.
Hubo una vez un programa
denominado Mujeres en Desarrollo Rural que apoyaba actividades productivas
propias de su entorno y experiencia. Tuvo mucho éxito. Transformó a muchas
mujeres en su forma de vivir. Y en la relación con su cónyuge. “Desde que estoy
en el programa, ya no permito que mi marido me pegue”, me comentaron varias. Cada mujer con su monedero, es una
vieja aspiración posible con el apoyo del gobierno, más allá de la dádiva.
Gracias a los jóvenes
universitarios que nos han dado muestras de movilización social ordenada pero
exigente. Mucho éxito a las mujeres en sus movimientos por la revaloración de
su importancia en la sociedad. Mayor respeto y apoyo es nuestro compromiso.
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