Preocupante cierre de pequeños comercios y changarros
Por: Fernando Manzanilla Prieto
Es impresionante la cantidad de pequeños
negocios que han tenido que cerrar por la situación derivada de la pandemia. En
mis recorridos por las colonias de la capital poblana veo por todas partes, locales
cerrados con letreros de se renta o se traspasa. Alcanzo a ver que muchas
tienditas, fondas y pequeñas estéticas, más o menos la han podido librar. Pero
es claro que muchos otros negocitos como papelerías y pequeños talleres han
perdido la batalla contra esta pandemia.
La falta de ventas, la carga de las rentas,
los plazos fatales que suelen fijar los proveedores y la inseguridad, han
orillado a miles de comerciantes y pequeños propietarios a cerrar el negocio
familiar. No olvidemos que muchos de los que tienen un pequeño negocio o un
changarro, son personas mayores que no cuentan con pensión. Para muchos de
ellos el negocio era su único sustento para sobrevivir y salir adelante.
Al inicio de la pandemia algunos gobiernos
estatales dieron apoyos de 15 o 20 mil pesos para que estos pequeños negocios
aguantaran un par de meses. Luego muchos tuvieron que recurrir al crédito o a
algún tipo de financiamiento para resistir. Pero la situación de emergencia se
ha prolongado a tal punto que cada vez son más los changarros que no han podido
sobrevivir.
La realidad es que a los pequeños negocitos y
changarros se les ha dejado a su suerte. Estamos hablando de que, tan solo en el sector formal, hay alrededor de
un millón 200 mil establecimientos de este tipo en todo el país y se estima
que, por la pandemia, a la fecha han cerrado alrededor de medio millón. Tan
solo en Puebla, según cifras oficiales, 35% de los negocios micro y pequeños
podrían cerrar de manera definitiva.
No estamos hablando aquí de empresarios como el estereotipo que suele
venirnos a la mente, sino de cientos de miles de emprendedores que viven al
día, al igual que los millones de trabajadores que tienen contratados. El
problema es que estos micro comercios le dan empleo a una tercera parte de la
población ocupada en actividades no agrícolas del país. No olvidemos que la
mayoría de los pequeños negocios y changarros suele contratar a uno o dos
empleados.
Pensando en esta problemática, hace unos días presenté un punto de
acuerdo en la Cámara de Diputados, para exhortar a los gobiernos estatales y
municipales a diseñar un plan de apoyo para micro negocios. La idea es
aprovechar que ya se acerca el pago de licencias de funcionamiento y crear
diversos esquemas que permitan aminorar la carga que este pago representa para
el pequeño comercio.
La propuesta consiste en que los gobiernos estatales y municipales,
primero, flexibilicen los requisitos para renovar esta licencia, por ejemplo,
eximiéndolos del pago en una sola exhibición de algunos servicios como el de
limpia, bomberos y protección civil. Segundo, que se difiera el pago de algunos
impuestos estatales, como por ejemplo el pago del predial y el agua. Y,
tercero, que se impulse la creación de nuevos esquemas de apoyo crediticio para
el pago de electricidad y a proveedores.
No cabe duda de que las principales víctimas de esta pandemia han sido
los pequeños comerciantes y los dueños de sus propios establecimientos; pero
también lo han sido los empleados que ahí laboraban. Tenemos que encontrar la
manera de apoyar a estos pequeños negocios y changarros para que vuelvan a
abrir y para que los que siguen activos logren sobrevivir. Urge hacer algo pronto o, de lo contrario,
seguiremos viendo negocios cerrados y el crecimiento en los niveles de
desempleo, pobreza e inseguridad.
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