martes, 12 de agosto de 2014

Los Jóvenes de Cara a la Transformación Social y Económica Por Alejandro Armenta Mier


“La juventud debe ejercitar los derechos que ha de realizar y enseñar después” (José Marti)

Con base en las recientes proyecciones del Consejo Nacional de Población (CONAPO), se estima que la población juvenil en México, durante 2013, alcanzó los 37 millones 990 mil 448 millones de personas, lo cual representa un aumento del 4.9 por ciento respecto al Censo General de Población y Vivienda del INEGI de 2010; incremento que fue mayor para los hombres que para las mujeres (5.5 y 4.3 por ciento respectivamente).

En 2013, la población juvenil de 12 a 29 años de edad, representó el 32.1 por ciento  del total de la población. Se estima que para el año 2020 dicha proporción será de 30.5%, momento a partir del cual se reducirá de manera constante hasta alcanzar 24.4% en 2050. De acuerdo al CONAPO la reducción de la población joven tendrá distintos efectos, siendo uno de los principales el cierre de la ventana de oportunidad demográfica.

Actualmente, por cada persona económicamente dependiente hay dos personas no dependientes. El escenario que proyecta CONAPO apunta a que siga observándose este comportamiento durante los próximos 5 años, por lo que será fundamental generar estrategias gubernamentales que potencien las habilidades y cualidades de la población joven para aprovechar esta ventaja demográfica.

Una de las principales barreras que enfrenta la población juvenil en el desarrollo de su vida es la pobreza. En México, se estima que 45.5% de la población enfrenta algún tipo de pobreza, mientras que, de manera particular, 44.9% del grupo de 12 a 29 años de edad enfrenta esta situación.

De la población joven que presentan algún nivel de pobreza, 9.4% (3.5 millones) se encuentra en pobreza extrema. En 2012, los estados de Chiapas (75.3%), Guerrero (70.2%) y Puebla (63.0%) registraron los niveles más altos de pobreza en jóvenes de 12 a 29 años; en cambio en Nuevo León (22.9%), Coahuila (26.1%) y Sonora (27.3%) se registró la menor proporción de jóvenes en esta situación.

En cuanto  a la educación, de acuerdo a la ENVAJ (2012), la mayoría de las personas jóvenes estudian el nivel básico, seguido por la población que se encuentra en el nivel medio superior (30.8%). Sin embargo, la trayectoria educativa de la población joven se ve notablemente truncada cuando éstos llegan al nivel de educación superior.

Las y los jóvenes mexicanos esperan obtener de la educación un buen trabajo (53.5%), acompañado de un considerable desarrollo profesional (17.6%), poder generar los recursos monetarios que les permitan salir adelante (9.3%) y, en su mayoría, consideran que no tendrán problemas para conseguir un empleo una vez que concluyan sus estudios (48.8%).

No obstante, la inserción de las y los jóvenes al mercado laboral no es tan simple e implica grandes retos tanto a nivel institucional como individual. Para el cuarto trimestre de 2013, la tasa de desocupación en población abierta se ubicó en 4.6%, mientras que para la población de entre 14 y 29 años fue de 7.7%, siendo mayor para las mujeres (8.8%) que para los hombres (7.0%).

Las principales carencias que enfrenta la población juvenil, se centran en el ejercicio de sus derechos sociales, donde 7 de cada 10 presenta carencia por acceso a seguridad social; 3 de cada 10, carencia de acceso a servicios de salud y 15.3% se encuentra en rezago educativo.

Por lo que los  problemas que enfrentan las y los jóvenes en México exigen de los diferentes actores clave una estrecha colaboración. Desde el ámbito de instrumentación de políticas públicas, es necesario que la perspectiva de juventud sea un eje transversal al interior de las dependencias gubernamentales, para  que emprendan acciones que potencien el desarrollo de capacidades y habilidades; se incremente el acceso a esquemas de prosperidad y bienestar.

Por lo que, con  el propósito de reconocer a las y los jóvenes como actores estratégicos para el desarrollo de México, se emitió en 2010 el decreto por el que se declara el 12 de agosto de cada año como Día Nacional de la Juventud.

Permitiendo este día impulsar al gobierno para que promueva acciones tendientes a mejorar la salud, la educación y las oportunidades de desarrollo de este segmento de la población.

Lo que permitirá mejorar los esquemas de inclusión social y reconocimiento de la diversidad de las y los jóvenes, promoviendo las múltiples formas de participación juvenil y la  eliminación de las brechas de desigualdad, y entonces propiciar positivamente la ruptura de los circuitos de pobreza generacionales.

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martes, 12 de agosto de 2014

Los Jóvenes de Cara a la Transformación Social y Económica Por Alejandro Armenta Mier


“La juventud debe ejercitar los derechos que ha de realizar y enseñar después” (José Marti)

Con base en las recientes proyecciones del Consejo Nacional de Población (CONAPO), se estima que la población juvenil en México, durante 2013, alcanzó los 37 millones 990 mil 448 millones de personas, lo cual representa un aumento del 4.9 por ciento respecto al Censo General de Población y Vivienda del INEGI de 2010; incremento que fue mayor para los hombres que para las mujeres (5.5 y 4.3 por ciento respectivamente).

En 2013, la población juvenil de 12 a 29 años de edad, representó el 32.1 por ciento  del total de la población. Se estima que para el año 2020 dicha proporción será de 30.5%, momento a partir del cual se reducirá de manera constante hasta alcanzar 24.4% en 2050. De acuerdo al CONAPO la reducción de la población joven tendrá distintos efectos, siendo uno de los principales el cierre de la ventana de oportunidad demográfica.

Actualmente, por cada persona económicamente dependiente hay dos personas no dependientes. El escenario que proyecta CONAPO apunta a que siga observándose este comportamiento durante los próximos 5 años, por lo que será fundamental generar estrategias gubernamentales que potencien las habilidades y cualidades de la población joven para aprovechar esta ventaja demográfica.

Una de las principales barreras que enfrenta la población juvenil en el desarrollo de su vida es la pobreza. En México, se estima que 45.5% de la población enfrenta algún tipo de pobreza, mientras que, de manera particular, 44.9% del grupo de 12 a 29 años de edad enfrenta esta situación.

De la población joven que presentan algún nivel de pobreza, 9.4% (3.5 millones) se encuentra en pobreza extrema. En 2012, los estados de Chiapas (75.3%), Guerrero (70.2%) y Puebla (63.0%) registraron los niveles más altos de pobreza en jóvenes de 12 a 29 años; en cambio en Nuevo León (22.9%), Coahuila (26.1%) y Sonora (27.3%) se registró la menor proporción de jóvenes en esta situación.

En cuanto  a la educación, de acuerdo a la ENVAJ (2012), la mayoría de las personas jóvenes estudian el nivel básico, seguido por la población que se encuentra en el nivel medio superior (30.8%). Sin embargo, la trayectoria educativa de la población joven se ve notablemente truncada cuando éstos llegan al nivel de educación superior.

Las y los jóvenes mexicanos esperan obtener de la educación un buen trabajo (53.5%), acompañado de un considerable desarrollo profesional (17.6%), poder generar los recursos monetarios que les permitan salir adelante (9.3%) y, en su mayoría, consideran que no tendrán problemas para conseguir un empleo una vez que concluyan sus estudios (48.8%).

No obstante, la inserción de las y los jóvenes al mercado laboral no es tan simple e implica grandes retos tanto a nivel institucional como individual. Para el cuarto trimestre de 2013, la tasa de desocupación en población abierta se ubicó en 4.6%, mientras que para la población de entre 14 y 29 años fue de 7.7%, siendo mayor para las mujeres (8.8%) que para los hombres (7.0%).

Las principales carencias que enfrenta la población juvenil, se centran en el ejercicio de sus derechos sociales, donde 7 de cada 10 presenta carencia por acceso a seguridad social; 3 de cada 10, carencia de acceso a servicios de salud y 15.3% se encuentra en rezago educativo.

Por lo que los  problemas que enfrentan las y los jóvenes en México exigen de los diferentes actores clave una estrecha colaboración. Desde el ámbito de instrumentación de políticas públicas, es necesario que la perspectiva de juventud sea un eje transversal al interior de las dependencias gubernamentales, para  que emprendan acciones que potencien el desarrollo de capacidades y habilidades; se incremente el acceso a esquemas de prosperidad y bienestar.

Por lo que, con  el propósito de reconocer a las y los jóvenes como actores estratégicos para el desarrollo de México, se emitió en 2010 el decreto por el que se declara el 12 de agosto de cada año como Día Nacional de la Juventud.

Permitiendo este día impulsar al gobierno para que promueva acciones tendientes a mejorar la salud, la educación y las oportunidades de desarrollo de este segmento de la población.

Lo que permitirá mejorar los esquemas de inclusión social y reconocimiento de la diversidad de las y los jóvenes, promoviendo las múltiples formas de participación juvenil y la  eliminación de las brechas de desigualdad, y entonces propiciar positivamente la ruptura de los circuitos de pobreza generacionales.

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