jueves, 10 de septiembre de 2015

Penetrando la intimidad de Puebla, los túneles están de moda Por Mauricio Santamaría Nava



Un secreto a voces, la leyenda que siempre estuvo en el aire, lo que fue de boca en boca por varias generaciones está por hacerse del dominio público, no solo local, incluso del extranjero, son los túneles, la catacumbas que van desde el bulevar 5 de Mayo (antes Río San Francisco, entubado por cierto, todo un ecocidio, pero de eso comentaré después), hasta la catedral angelopolitana.
Esos ductos que llevan hasta la mismísima intimidad de la capital poblana, es como explorar por los recovecos más recónditos para llegar hasta su mismísimo corazón. Son los túneles que “dicen las malas lenguas”, están llenos de osamentas de los soldados franceses – el ejército más poderoso del siglo XIX -, lo cual se convertirá ahora en una especie de “Turismo Fantasmagórico”, derivado del turismo de aventura.

El proyecto ya fue objeto de ocurrencias del ingenio poblano, como el que el Chapo Guzmán puso los túneles de moda, que si será una operación de Moreno Valle en lo oscurito o por debajo del agua. Lo cierto es que pasamos de “ideas descabelladas” como la de construir un estacionamiento subterráneo, precisamente debajo de catedral, que planteó el que fuera presidente municipal Luis Paredes Moctezuma… a toda una realidad, del equipo creativo del actual gobernador. Solo esperamos que esto no sea un gasto inútil como el de la ruedota de la fortuna de más de 400 millones de pesos o que ponga en riesgo el patrimonio cultural de la humanidad como lo es la catedral y otros edificios históricos.

Si se desarrolla bien, podrá ser un boom turístico, cultural y hasta artístico. Recorridos, exposiciones, galerías, museos, en fin, que no termine en un elefante blanco. En último de los casos podría ser un espacio alternativo para los vendedores ambulantes, como los que hay en el metro de la ciudad de México o en pasajes subterráneos.

El primero de ellos sale de Catedral hasta el convento del Carmen, el segundo de Catedral también hacia el convento de San Agustín, continúa a San Javier hasta llegar al cerro de San Juan, convertido en la actualidad en el Cerro de La Paz, colonia que se transformó de residencial de lujo a puros antros, de lo cual se podría mezclar lo cultural y turístico con la Puebla de noche, la de fiesta, pachanga, parranda.

Los túneles son bastante largos, claustrofóbicos abstenerse. Una duda que me surge, es que se podrá hacer si a la mitad de los recorridos a alguien la urja hacer pipí o peor… popo! Sanitarios portátiles sería mus apestoso, asqueroso e incómodo, ¿Habrá espacio para construir baños? O de plano cada quien tendrá que entrar con su pañal… por si las moscas. ¿Se podrían hacer excavaciones nuevas para construir “bahías” o estaciones de descanso, con este servicio y complementarlo con dulcerías, tiendas de recuerdos y otras chunches?

Un tercer túnel va también de “la Basílica Angelopolitana” al convento de Nuestra Señora de La Merced, continúa al convento de San Antonio y llega al Fuerte de Loreto – por donde está el mini teleférico y la zona que mayor auge le ha dado el morenovallismo, de ahí hay otro túnel que une al Fuerte de Guadalupe y baja hasta la parroquia de La Santa Cruz, sigue hacia el convento de San Francisco, que a su vez comunica con el convento de Nuestra Señora de la Merced por medio de un tunelcito entre ambos.

Lo cierto es que los historiadores deben investigar a fondo, para determinar el origen de estas construcciones, si las hicieron los soldados franceses o dicen, ya estaban ahí mucho antes de 1862, algunos aseguran que desde el virreynato.

Continuando con el recuento de túneles, del convento de San Francisco, se podían comunicar con La Casa de Los Muñecos …(de Moreno Valle, je, je, es broma), pasando a la Casa de los Jesuitas, ahora el edificio conocido como Carolino, de la 4 Sur y Avenida Juan de Palafox y Mendoza, que pertenece a la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), - será otro jugoso negocio para el Rector Esparza-, bueno para no desviarme del tema, ese túnel sigue hasta el Templo el Espíritu Santo, conocido como La Compañía.

Se conectaba con la casa que compró el periódico más vetusto de Puebla, el Sol del mismo nombre, en la 5 Oriente 204. Ese túnel tuvo que ser tapado por la abundancia de ratas… (las de cuatro patas) y malos olores que emanaban (también por las de cuatro patas… supongo), pasaba por debajo del edificio de Correo, en la 16 de septiembre y 5 Oriente hasta Catedral o podía seguir hasta el Convento del Carmen.

Hubo un cuarto túnel, aunque totalmente taponado, muy identificado, hay evidencias de que existió, el investigador y profesor Enrique Cordero y Torres pronosticó hace años: “en noviembre de 1947, fue descubierto el túnel en la Penitenciaría (no de donde escapó el capo Chapo, je, je), el cual no estaba hecho por los presos, en el se hallaban 13 cruces de las cuales se estima que una era del General Francisco J Landeros, quien defendió esa plaza en tiempos de la batalla contra los franceses y que hasta hoy no se sabe dónde quedaron sus restos. Los túneles tienen sus bóvedas cubiertas con material grueso y grande y las paredes parecen ser de concreto por lo fuertes y resistentes.

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jueves, 10 de septiembre de 2015

Penetrando la intimidad de Puebla, los túneles están de moda Por Mauricio Santamaría Nava



Un secreto a voces, la leyenda que siempre estuvo en el aire, lo que fue de boca en boca por varias generaciones está por hacerse del dominio público, no solo local, incluso del extranjero, son los túneles, la catacumbas que van desde el bulevar 5 de Mayo (antes Río San Francisco, entubado por cierto, todo un ecocidio, pero de eso comentaré después), hasta la catedral angelopolitana.
Esos ductos que llevan hasta la mismísima intimidad de la capital poblana, es como explorar por los recovecos más recónditos para llegar hasta su mismísimo corazón. Son los túneles que “dicen las malas lenguas”, están llenos de osamentas de los soldados franceses – el ejército más poderoso del siglo XIX -, lo cual se convertirá ahora en una especie de “Turismo Fantasmagórico”, derivado del turismo de aventura.

El proyecto ya fue objeto de ocurrencias del ingenio poblano, como el que el Chapo Guzmán puso los túneles de moda, que si será una operación de Moreno Valle en lo oscurito o por debajo del agua. Lo cierto es que pasamos de “ideas descabelladas” como la de construir un estacionamiento subterráneo, precisamente debajo de catedral, que planteó el que fuera presidente municipal Luis Paredes Moctezuma… a toda una realidad, del equipo creativo del actual gobernador. Solo esperamos que esto no sea un gasto inútil como el de la ruedota de la fortuna de más de 400 millones de pesos o que ponga en riesgo el patrimonio cultural de la humanidad como lo es la catedral y otros edificios históricos.

Si se desarrolla bien, podrá ser un boom turístico, cultural y hasta artístico. Recorridos, exposiciones, galerías, museos, en fin, que no termine en un elefante blanco. En último de los casos podría ser un espacio alternativo para los vendedores ambulantes, como los que hay en el metro de la ciudad de México o en pasajes subterráneos.

El primero de ellos sale de Catedral hasta el convento del Carmen, el segundo de Catedral también hacia el convento de San Agustín, continúa a San Javier hasta llegar al cerro de San Juan, convertido en la actualidad en el Cerro de La Paz, colonia que se transformó de residencial de lujo a puros antros, de lo cual se podría mezclar lo cultural y turístico con la Puebla de noche, la de fiesta, pachanga, parranda.

Los túneles son bastante largos, claustrofóbicos abstenerse. Una duda que me surge, es que se podrá hacer si a la mitad de los recorridos a alguien la urja hacer pipí o peor… popo! Sanitarios portátiles sería mus apestoso, asqueroso e incómodo, ¿Habrá espacio para construir baños? O de plano cada quien tendrá que entrar con su pañal… por si las moscas. ¿Se podrían hacer excavaciones nuevas para construir “bahías” o estaciones de descanso, con este servicio y complementarlo con dulcerías, tiendas de recuerdos y otras chunches?

Un tercer túnel va también de “la Basílica Angelopolitana” al convento de Nuestra Señora de La Merced, continúa al convento de San Antonio y llega al Fuerte de Loreto – por donde está el mini teleférico y la zona que mayor auge le ha dado el morenovallismo, de ahí hay otro túnel que une al Fuerte de Guadalupe y baja hasta la parroquia de La Santa Cruz, sigue hacia el convento de San Francisco, que a su vez comunica con el convento de Nuestra Señora de la Merced por medio de un tunelcito entre ambos.

Lo cierto es que los historiadores deben investigar a fondo, para determinar el origen de estas construcciones, si las hicieron los soldados franceses o dicen, ya estaban ahí mucho antes de 1862, algunos aseguran que desde el virreynato.

Continuando con el recuento de túneles, del convento de San Francisco, se podían comunicar con La Casa de Los Muñecos …(de Moreno Valle, je, je, es broma), pasando a la Casa de los Jesuitas, ahora el edificio conocido como Carolino, de la 4 Sur y Avenida Juan de Palafox y Mendoza, que pertenece a la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), - será otro jugoso negocio para el Rector Esparza-, bueno para no desviarme del tema, ese túnel sigue hasta el Templo el Espíritu Santo, conocido como La Compañía.

Se conectaba con la casa que compró el periódico más vetusto de Puebla, el Sol del mismo nombre, en la 5 Oriente 204. Ese túnel tuvo que ser tapado por la abundancia de ratas… (las de cuatro patas) y malos olores que emanaban (también por las de cuatro patas… supongo), pasaba por debajo del edificio de Correo, en la 16 de septiembre y 5 Oriente hasta Catedral o podía seguir hasta el Convento del Carmen.

Hubo un cuarto túnel, aunque totalmente taponado, muy identificado, hay evidencias de que existió, el investigador y profesor Enrique Cordero y Torres pronosticó hace años: “en noviembre de 1947, fue descubierto el túnel en la Penitenciaría (no de donde escapó el capo Chapo, je, je), el cual no estaba hecho por los presos, en el se hallaban 13 cruces de las cuales se estima que una era del General Francisco J Landeros, quien defendió esa plaza en tiempos de la batalla contra los franceses y que hasta hoy no se sabe dónde quedaron sus restos. Los túneles tienen sus bóvedas cubiertas con material grueso y grande y las paredes parecen ser de concreto por lo fuertes y resistentes.

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