martes, 21 de junio de 2016

Puebla-Tlaxcala, objetivo de Moreno Valle. Por Francisco Baeza

[@paco_baeza_]

Si en algún momento el priísimo local tuvo, de veras, la esperanza de recuperar Puebla, la encuesta de Reforma del 19 de mayo debió caerle como un balde de agua fría. De acuerdo con el estudio, la ventaja del oficialismo sería de 11%, 260,000-275,000 votos; ¡una diferencia insalvable en la recta final de la campaña! Lo desalentador no es tanto el mensaje, como el mensajero, un medio que tradicionalmente es amigo del tricolor. En clave política, ¡jaque mate!

La encuesta calcula que MORENA obtendría un 14%, 335,000-350,000 votos. De cumplirse éste pronóstico, el Movimiento tendría un piso bastante firme para enfrentar el proceso de 2018. Abraham Quiroz , no obstante, se declara optimista. “La del Facebook la gané yo”, afirmó el candidato carmín, apelando a los resultados de algún ejercicio de misteriosa metodología…

Asegurada, pues, la victoria, la única preocupación de Rafael Moreno Valle debe ser obtener un resultado equiparable al de la última elección:

Una comparación directa entre los números de ambos procesos, el de 2010 y el de 2016, empero, sería engañosa porque en ésta elección el voto se repartirá entre más candidatos y porque todos los gobiernos sufren un desgaste cuando intentan revalidarse. En ésta ocasión, el desgaste podría ser mayor debido a que el proceso ha servido de plebiscito sobre la gestión del gobernador.

De cualquier modo, la diferencia entre Tony Gali y Blanca Alcalá revelará cuánto margen de maniobra tiene Moreno Valle: en términos simples, una diferencia amplia significaría que puede conservar el estado por sus propios medios y una diferencia estrecha significaría que debe negociar para no perderlo. Una diferencia de 3-4%, 70,000-100,000 votos, podría ser impugnable, de modo que aunque se pierda en la mesa no cuente en la moral de los priístas. Por otro lado, una victoria contundente confirmaría el éxito de una estrategia de gobierno basada en la transformación del estado en modelo para el resto del país y apuntalada por medidas populistas – la entrega de uniformes, mochilas y tabletas a mitad del curso escolar; la condonación de los adeudos…

Allende sus fronteras, el Gran Ojo de Moreno Valle apunta a Tlaxcala, un estado que no reparte más de medio millón de votos:


Los lazos entre Puebla y Tlaxcala trascienden de lo histórico, social y económico a lo político. La zona metropolitana Puebla-Tlaxcala es la cuarta más grande del país en términos de población (2,750,000 personas) y padrón electoral (1,975,000). El desarrollo económico derivado de la instalación de la armadora de Audi, en el centro oriente poblano, extiende, de hecho, la zona metropolitana y fortalece la relación interestatal. La ampliación ha sido elíseo a algunos dioses menores del morenovallismo, Rodríguez Regordosa, Cabalán Macari, Trauwitz…

Para Moreno Valle es importante cuidar que la relación política con sus vecinos sea tan fluida como la comercial y, sobre todo, ganar una partida en la interna panista. En el estado del pan de maíz, los Calderón Zavala, Felipe y Margarita, se la juegan con Adriana Dávila, la candidata del PAN; Moreno Valle, con Lorena Cuéllar, la del PRD. Las encuestas coinciden en que la diferencia entre ambas es de menos de 10,000 votos. El candidato del PRI, Marco Antonio Mena, pariente de la perredista, tendría en sus manos el voto de calidad. Too close o call!…


En 2018, Moreno Valle y Andrés Manuel López Obrador se verán las caras en Puebla y Tlaxcala.


Solo el tándem Ciudad de México-Estado de México contribuye con más votos a la causa del tabasqueño que el conjunto Veracruz-Puebla-Oaxaca-Tlaxcala (2,275,000 votos, en 2006; 2,750,000, en 2012). En 2018, estos estados deberían reunir, al menos, el 25% del voto lopezobradorista. El poblano, omnipresente, ya opera para impedirlo.

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martes, 21 de junio de 2016

Puebla-Tlaxcala, objetivo de Moreno Valle. Por Francisco Baeza

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Si en algún momento el priísimo local tuvo, de veras, la esperanza de recuperar Puebla, la encuesta de Reforma del 19 de mayo debió caerle como un balde de agua fría. De acuerdo con el estudio, la ventaja del oficialismo sería de 11%, 260,000-275,000 votos; ¡una diferencia insalvable en la recta final de la campaña! Lo desalentador no es tanto el mensaje, como el mensajero, un medio que tradicionalmente es amigo del tricolor. En clave política, ¡jaque mate!

La encuesta calcula que MORENA obtendría un 14%, 335,000-350,000 votos. De cumplirse éste pronóstico, el Movimiento tendría un piso bastante firme para enfrentar el proceso de 2018. Abraham Quiroz , no obstante, se declara optimista. “La del Facebook la gané yo”, afirmó el candidato carmín, apelando a los resultados de algún ejercicio de misteriosa metodología…

Asegurada, pues, la victoria, la única preocupación de Rafael Moreno Valle debe ser obtener un resultado equiparable al de la última elección:

Una comparación directa entre los números de ambos procesos, el de 2010 y el de 2016, empero, sería engañosa porque en ésta elección el voto se repartirá entre más candidatos y porque todos los gobiernos sufren un desgaste cuando intentan revalidarse. En ésta ocasión, el desgaste podría ser mayor debido a que el proceso ha servido de plebiscito sobre la gestión del gobernador.

De cualquier modo, la diferencia entre Tony Gali y Blanca Alcalá revelará cuánto margen de maniobra tiene Moreno Valle: en términos simples, una diferencia amplia significaría que puede conservar el estado por sus propios medios y una diferencia estrecha significaría que debe negociar para no perderlo. Una diferencia de 3-4%, 70,000-100,000 votos, podría ser impugnable, de modo que aunque se pierda en la mesa no cuente en la moral de los priístas. Por otro lado, una victoria contundente confirmaría el éxito de una estrategia de gobierno basada en la transformación del estado en modelo para el resto del país y apuntalada por medidas populistas – la entrega de uniformes, mochilas y tabletas a mitad del curso escolar; la condonación de los adeudos…

Allende sus fronteras, el Gran Ojo de Moreno Valle apunta a Tlaxcala, un estado que no reparte más de medio millón de votos:


Los lazos entre Puebla y Tlaxcala trascienden de lo histórico, social y económico a lo político. La zona metropolitana Puebla-Tlaxcala es la cuarta más grande del país en términos de población (2,750,000 personas) y padrón electoral (1,975,000). El desarrollo económico derivado de la instalación de la armadora de Audi, en el centro oriente poblano, extiende, de hecho, la zona metropolitana y fortalece la relación interestatal. La ampliación ha sido elíseo a algunos dioses menores del morenovallismo, Rodríguez Regordosa, Cabalán Macari, Trauwitz…

Para Moreno Valle es importante cuidar que la relación política con sus vecinos sea tan fluida como la comercial y, sobre todo, ganar una partida en la interna panista. En el estado del pan de maíz, los Calderón Zavala, Felipe y Margarita, se la juegan con Adriana Dávila, la candidata del PAN; Moreno Valle, con Lorena Cuéllar, la del PRD. Las encuestas coinciden en que la diferencia entre ambas es de menos de 10,000 votos. El candidato del PRI, Marco Antonio Mena, pariente de la perredista, tendría en sus manos el voto de calidad. Too close o call!…


En 2018, Moreno Valle y Andrés Manuel López Obrador se verán las caras en Puebla y Tlaxcala.


Solo el tándem Ciudad de México-Estado de México contribuye con más votos a la causa del tabasqueño que el conjunto Veracruz-Puebla-Oaxaca-Tlaxcala (2,275,000 votos, en 2006; 2,750,000, en 2012). En 2018, estos estados deberían reunir, al menos, el 25% del voto lopezobradorista. El poblano, omnipresente, ya opera para impedirlo.

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