3 de Julio 2017
Alberto Jiménez Merino
Director del Centro de
Innovaciones Agroalimentarias y Tecnológicas
La mayoría de las veces, solo
tenemos una oportunidad de preparar a nuestros jóvenes para un futuro que nadie
de nosotros puede predecir. Y, qué estamos haciendo con esa única oportunidad, se
pregunta Stephen Covey, autor de libros
como Los siete hábitos de la gente altamente
efectiva y el Líder interior,
entre otros títulos.
Un niño del municipio de
Izúcar de Matamoros un día le pidió a su papá que le comprara un rebaño con 30
cabras porque iba a dejar de estudiar la primaria. Sus argumentos eran que sus
tíos y vecinos, después de haber estudiado
durante 16 años, no tenían un trabajo digno y que, sin embargo, durante el
tiempo que a él faltaba por estudiar, sus cabras se podrían multiplicar por
cientos.
Algunos estudios realizados
por la Universidad Iberoamericana Puebla así como por algunos otros
investigadores señalan que, en los últimos años, el salario promedio de los
profesionistas titulados es muy semejante al salario mínimo general, aunque en
años anteriores promediaba cerca de tres
salarios mínimos.
“¿Qué
otro regalo más grande y mejor se le puede ofrecer a la República, que la
educación de nuestros jóvenes?”, escribió poco más de medio
siglo antes de Cristo uno de los más importantes autores de la historia romana, Marco Tulio Cicerón
Lo anterior viene a colación
porque en estos días, en la mayoría de las instituciones educativas del país se
están realizando las clausuras de fin cursos que permiten a nuestros niños y
jóvenes terminar una etapa en su vida académica e iniciar otras superiores.
Cuál carrera profesional y
en qué escuela seguir, es una de las mayores preocupaciones de miles de padres
de familia.
Sin tener una respuesta que
resuelva estas inquietudes, me permití dirigirme a los 360 jóvenes que
egresaron en la generación 2014-2017 del Centro de Estudios Tecnológicos
Industrial y de Servicios (CETIS) 104, quienes me hicieron el honor de
invitarme de padrino.
Fue allí que felicité y
reconocí el enorme esfuerzo que realizaron los padres y familiares de los
egresados para lograr esta meta, una de las muchas que seguramente habrán de
realizar. Agradecí también el apoyo y orientación de los maestros por todas sus
valiosas enseñanzas e invité a los estudiantes a seguir adelante y a ser los
mejores en todo lo que emprendan.
Les dije que para lograr lo
anterior deberían identificar en qué son buenos, dedicarse a lo que son buenos
y no competir contra nadie, porque la única competencia validad es contra uno
mismo.
También señalé que deben
identificar una visión intelectual, escrita y física pues no se puede lograr lo
que no se ha imaginado. Las grandes realizaciones humanas primero fueron un
pensamiento; la visión escrita es necesaria porque lo que no se puede escribir
es muy difícil de ejecutar y/o mejorar; y, la visión física, ejecuta lo
imaginado. Empezar a hacerlo, significa más del 70 por ciento del éxito.
Los urgí a ser los líderes
que necesitamos. “Reafirmen su personalidad y carácter, desarrollen la
capacidad de expresión y la capacidad de escuchar”, les dije. Esta tarea en
realidad debe empezar desde los 5 años. Un líder es una persona que influye en
la vida de los demás.
Asimismo, los invité a
desarrollar y fortalecer todos los días la cultura del reconocimiento hacia los
demás. Todos somos diferentes, todos tienen algunas aptitudes y actitudes
mejores que las nuestras. ¡Qué nunca sea la descalificación lo primero que
tengamos hacia los demás! ¡Qué nunca el éxito personal sea a costa de enlodar o
destruir a los oponentes!
Lamentablemente la pobreza,
el deterioro ambiental, la obesidad y el sobrepeso, la desigualdad social, la
inseguridad pública, la contaminación del aire y del agua, el cambio climático y la sobrepesca de
los mares, todavía son problemas que esperan ser atendidos y revertidos para
hacer viable la vida de futras generaciones.
Por ello, los conminé a
pensar en esta problemática pues, en la actualidad, se están esperando
profesionistas mejor preparados, más pertinentes, con una mayor formación
práctica, sentido común y capacidad de ejecución de proyectos reales que sean
capaces de aportar al desarrollo de las comunidades y regiones.
La práctica de dar sin
esperar, debe ser en su vida una de las máximas leyes del éxito. Para recibir
primero hay que dar. Por ello hay que desarrollar una vida de servicio hacia nuestros
semejantes, porque el que no vive para servir, no sirve para vivir.
Por todo esto, quiero desearles el mayor de los éxitos a
todos los egresados de Contabilidad, Mecatrónica, Laboratorista Químico, Programación,
Mecánica Industrial y Soporte y Mantenimiento de equipos de Cómputo, de esta
institución así como a quienes se
gradúan en otras.
Muchas Felicidades!!
Tw:
@jimenezmerino
Fb:
Alberto Jimenez Merino
Instagram:
ajimenezmerino
www.ciatmexico.org
0 comentarios:
Publicar un comentario