martes, 21 de junio de 2016

Renuncia de Manlio Fabio Beltrones. Por José Daniel Hernández

La renuncia de Manlio Fabio Beltrones a la dirigencia nacional del PRI era obligatoria tras la debacle del pasado 5 de junio.

Perder 7 gubernaturas no es cosa menor.

Con tan estrepitoso fracaso se derrumbó también el mito de que Beltrones era el todopoderoso.

Dejó de ser la mano que mecía la cuna.


Quien pronosticó en su momento que la llegada del hijo putativo de Gutiérrez Barrios le daba derecho de picaporte a Los Pinos, perdió la apuesta.

En el colectivo imaginario se pensó que el arribo de Manlio Fabio al PRI era estratégica para apuntalar la alicaída presidencia de la República, extender las redes tricolores en estados del país donde la sombra de la oposición se cernía peligrosamente, mantener cotos de poder como Veracruz y recuperar viejos bastiones, como Puebla.


Ni lo uno ni lo otro.


No solo no se mantuvieron cotos de poder, pues se perdió Veracruz, no solo no se recuperaron viejos bastiones, sino que además se perdieron otras entidades, amén del flaco favor a Enrique Peña Nieto.

El descrédito que vive la presidencia de la República no es ajeno al ex partidazo y Beltrones no supo cómo revertirlo.
En México, el PRI hiede y al pueblo no le gusta la peste.

Los bonos con los que regresó el partido a la presidencia se agotaron casi de inmediato.


El “Peña bombón te quiero en mi colchón” se disipó casi de inmediato.


Tlatlaya, Ayotzinapa, la Casa Blanca, la segunda fuga del Chapo, la CNTE, las fallidas reformas: todos son la leña, la gasolina, el alcohol que aviva la hoguera en donde le quieren quemar los pies al presidente.

Por eso la salida de Manlio salida era prioritaria, en aras de recomponer desde los cimientos al PRI, con miras a mantener Los Pinos en el 2018.
Sin embargo, en el horizonte no se ve quién pueda tomar las riendas y dar un drástico giro de 180 grados.

Curiosamente, en menos la misma semana dos de las cartas fuertes para suceder a Peña Nieto se derrumbaron tras fuertes ventarrones.

Manlio no pudo soportar más la pesada loza de la derrota electoral, mientras que a Aurelio Nuño le explotó el polvorín llamado CNTE en las manos.

¿Quién entonces permanece en la órbita?


Videgaray salió desde hace tiempo debido a la volatilidad de la economía mexicana.

Sólo queda una carta fuerte, que providencialmente quedó intocable durante la crisis en Oaxaca.

El Chino Chong.


Es la única figura que ahorita se mantiene como presidenciable para el PRI, eso si no ocurre algo en los últimos días que lo tire también.

La carrera priista por el 2018 es de pronóstico reservado.







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martes, 21 de junio de 2016

Renuncia de Manlio Fabio Beltrones. Por José Daniel Hernández

La renuncia de Manlio Fabio Beltrones a la dirigencia nacional del PRI era obligatoria tras la debacle del pasado 5 de junio.

Perder 7 gubernaturas no es cosa menor.

Con tan estrepitoso fracaso se derrumbó también el mito de que Beltrones era el todopoderoso.

Dejó de ser la mano que mecía la cuna.


Quien pronosticó en su momento que la llegada del hijo putativo de Gutiérrez Barrios le daba derecho de picaporte a Los Pinos, perdió la apuesta.

En el colectivo imaginario se pensó que el arribo de Manlio Fabio al PRI era estratégica para apuntalar la alicaída presidencia de la República, extender las redes tricolores en estados del país donde la sombra de la oposición se cernía peligrosamente, mantener cotos de poder como Veracruz y recuperar viejos bastiones, como Puebla.


Ni lo uno ni lo otro.


No solo no se mantuvieron cotos de poder, pues se perdió Veracruz, no solo no se recuperaron viejos bastiones, sino que además se perdieron otras entidades, amén del flaco favor a Enrique Peña Nieto.

El descrédito que vive la presidencia de la República no es ajeno al ex partidazo y Beltrones no supo cómo revertirlo.
En México, el PRI hiede y al pueblo no le gusta la peste.

Los bonos con los que regresó el partido a la presidencia se agotaron casi de inmediato.


El “Peña bombón te quiero en mi colchón” se disipó casi de inmediato.


Tlatlaya, Ayotzinapa, la Casa Blanca, la segunda fuga del Chapo, la CNTE, las fallidas reformas: todos son la leña, la gasolina, el alcohol que aviva la hoguera en donde le quieren quemar los pies al presidente.

Por eso la salida de Manlio salida era prioritaria, en aras de recomponer desde los cimientos al PRI, con miras a mantener Los Pinos en el 2018.
Sin embargo, en el horizonte no se ve quién pueda tomar las riendas y dar un drástico giro de 180 grados.

Curiosamente, en menos la misma semana dos de las cartas fuertes para suceder a Peña Nieto se derrumbaron tras fuertes ventarrones.

Manlio no pudo soportar más la pesada loza de la derrota electoral, mientras que a Aurelio Nuño le explotó el polvorín llamado CNTE en las manos.

¿Quién entonces permanece en la órbita?


Videgaray salió desde hace tiempo debido a la volatilidad de la economía mexicana.

Sólo queda una carta fuerte, que providencialmente quedó intocable durante la crisis en Oaxaca.

El Chino Chong.


Es la única figura que ahorita se mantiene como presidenciable para el PRI, eso si no ocurre algo en los últimos días que lo tire también.

La carrera priista por el 2018 es de pronóstico reservado.







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