Cuidar los árboles es
calidad de vida
Hace algunos días leía
sobre un programa de reforestación que se está implementando en nuestro país, a
través del cual se contempla la siembra de un millón de hectáreas de árboles
frutales y maderables.
Lo que me pareció más
importante de esta iniciativa es que se habla de que estos ejemplares
permitirán la absorción de casi 4 millones de toneladas de dióxido de
carbono, lo cual es muy relevante, dado el grave contexto del deterioro
medioambiental que atravesamos a nivel regional y mundial.
Precisamente, el próximo
28 de junio se conmemora el Día Mundial del Árbol, con el propósito de recordar
y resaltar la importancia que tienen estos ejemplares en nuestra vida y en la
conservación del medio ambiente, al tiempo de crear conciencia sobre el cuidado
de los recursos provenientes de esta fuente natural.
Los árboles tienen
múltiples funciones con las que participan en el ciclo de la naturaleza. Desde
generar oxígeno hasta ser nuestro mejor aliado contra la crisis climática. Y es
que los árboles son la base de la supervivencia de los seres vivos que habitan
en la Tierra, además de ser el entorno natural perfecto donde se alojan miles
de especies de animales y plantas.
La Comisión Nacional
Forestal (Conafor), ha destacado la importancia de los árboles, ya que de ellos
se obtiene madera y celulosa para crear papel, combustible como leña y carbón,
además de que proporcionan medicina natural.
Pero más allá de ello, los
árboles captan y recargan las fuentes de agua, liberan el oxígeno y capturan el
dióxido de carbono, al tiempo que permiten conservar energía y disminuir la
contaminación.
Un árbol, en un año,
inhala un promedio de 12 kilogramos de bióxido de carbono (CO2) y exhala
oxígeno suficiente para una familia de cuatro personas. Una hectárea de árboles
puede absorber 6 toneladas de bióxido de carbono al año.
Es así que, junto con los
océanos, proteger los bosques supone conservar el método más potente para
absorber CO2. No por nada se les conoce como los pulmones del planeta, incluso
hay estimaciones que establecen que un árbol almacena en promedio unos 22 kilos
de CO2 al año. Las selvas tropicales retienen 250 mil millones de toneladas de
dióxido de carbono, solo en los árboles, lo que equivale a 90 años de emisiones
globales.
Sin embargo, la acción
humana ha destruido ya cerca del 78% de los bosques primarios del planeta y el
22% restante ya se ha visto afectado por la extracción de madera.
Por ello, todas y todos
tenemos en nuestras manos sumarnos a la causa de la reforestación y por
supuesto en la conservación de los recursos naturales.
Sembrar un árbol no es
una cuestión menor, ya que el impacto de esta acción es muy grande. Un ejemplo
de ello es la medición que biólogos y ambientalistas de la Universidad de
California hicieron de los beneficios de que cada persona en el planeta pudiera
sembrar árboles. Al respecto determinaron que si se lograra uno por persona
cada año, en dos décadas tendríamos 160 mil millones de ejemplares nuevos,
reduciendo el impacto ecológico de la actividad humana.
Esto se traduciría en
hojas, tallos y plantas nuevas, que transforman el dióxido de carbono en
carbohidratos para mantenerse fuertes e incluso se podría liberar aire
purificado a la atmósfera.
Por ello, además de tomar
acción inculquemos en las nuevas generaciones el cuidado a los recursos
naturales y al medio ambiente.
Tengamos presente que plantar
un árbol es cultivar la esperanza de una vida mejor por los beneficios que representa
para quienes habitamos este planeta.
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