Hambruna,
tormenta perfecta dentro de la tormenta perfecta
Hace algunos meses expresaba que el país y el mundo
enfrentaban una “tormenta perfecta”, derivada de la recesión económica y las
expectativas negativas en este rubro, lo cual se vio gravemente complicado por
la crisis sanitaria en la que nos sumergió la pandemia por Covid-19. Parecería
que nada más podría sumarse a este pésimo escenario ¿o sí?
Teniendo como marco el Foro Económico Mundial de Davos,
el propio director del Programa Mundial de Alimentos de la Naciones Unidas,
David Beasley, manifestó que el mundo se enfrenta a una "tormenta
perfecta... dentro de una tormenta perfecta", al advertir una inminente crisis
alimentaria a nivel global. En este sentido, dio a conocer que hay 49 millones
de personas en 43 países en la puerta del hambre y que el mundo se enfrentará a
hambrunas, desestabilización y migraciones masivas si no nos adelantamos al
problema.
Hay diversos factores que nos han colocado en esta
grave situación, como son la crisis climática, la pandemia, el aumento en los
costos de los alimentos, fertilizantes y el combustible, sin embargo la guerra
entre Rusia y Ucrania ha contribuido notablemente a complicar la ya
convulsionada etapa en la que estamos. El presidente del Comité de Seguridad
Alimentaria de Naciones Unidas, Gabriel Ferrero, vaticina que incluso podríamos
estar ante la crisis alimentaria "más grave desde la II Guerra
Mundial".
Antes de la guerra, la exportación conjunta de Rusia y
Ucrania suponía el 30% del comercio mundial. Tan sólo Ucrania podía alimentar a
unos 400 millones de personas con su producción de granos. Esto lo colocaba
como quinto exportador mundial de trigo y otros cereales con el 10% del mercado
global, lo que representa unas 20 millones de toneladas. Sin embargo, a raíz de
los conflictos, Rusia ha bloqueado la salida de estos insumos a países de
África, Medio Oriente y Europa. Asimismo, se habla de que las fuerzas rusas
están robando miles de toneladas de granos ucranianos e incluso la maquinaria agrícola
de las granjas y almacenes que van conquistando.
Aunado a ello, Rusia ha atacado a Odesa, el principal
puerto exportador de Ucrania, lo cual lo hace totalmente inaccesible para que
pueda salir el grano y coloca a millones de personas de diversas naciones al
borde de la inanición, un problema que se ha agravado en los últimos años.
Un estudio interagencial de la ONU revela que la
crisis económica de 2020, derivada en gran parte de la pandemia de COVID-19,
detonó uno de los mayores aumentos del hambre en el mundo en décadas, afectando
a casi todos los países de renta baja y media. Fue así que cerca de 193
millones de personas de 53 países sufrieron hambre en “niveles de crisis o
peores”, lo que supone un aumento de 40 millones en el año transcurrido entre
2020 y 2021.
El Estado de la seguridad alimentaria y la nutrición
en el mundo, elaborado de manera conjunta por la Organización de las Naciones
Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de
Desarrollo Agrícola (FIDA), la Organización Mundial de la Salud (OMS), el
Programa Mundial de Alimentos (PMA) y el Fondo de las Naciones Unidas para la
Infancia (UNICEF), cifra en 811 millones el número de personas subalimentadas
en 2020, cerca de la décima parte de la población mundial.
Del número total de personas desnutridas en 2020, más
de la mitad (418 millones) vive en Asia y más de un tercio (282 millones) en
África, mientras que en América Latina y el Caribe habita el 8% (60 millones).
Aun en América del Norte y Europa, donde se encuentran las tasas más bajas de
inseguridad alimentaria, la incidencia del lastre aumentó por primera vez.
Es así que, hoy más que nunca, debemos sentir cercano
y nuestro el conflicto Rusia-Ucrania, así como la interconexión y fragilidad de
los sistemas alimentarios mundiales, ya que de manera ineludible acarreará consecuencias
para la seguridad alimentaria y nutricional global.
Es necesario cambiar la óptica con que se aborda el
problema. Ninguna nación se puede sentir ajena a estos conflictos, porque tarde
o temprano sufrirá las repercusiones. La paz en el mundo es urgente, no sólo
para vivir en un mejor mundo, sino porque la necesitamos para, incluso,
sobrevivir.
0 comentarios:
Publicar un comentario