lunes, 5 de junio de 2023

“LA RIQUEZA ESTÁ EN LA DIFERENCIA – HABLEMOS DE DIVERSIDAD Y AUTO ACEPTACIÓN”

 



COLUMNA: ESTAMOS EN CONEXIÓN

“LA RIQUEZA ESTÁ EN LA DIFERENCIA – HABLEMOS DE DIVERSIDAD Y

AUTO ACEPTACIÓN”

Por: Jorge García D.

“NO SON NUESTRAS DIFERENCIAS LO QUE NOS DIVIDE, SINO LA INCAPACIDAD DE RECONOCER, ACEPTAR Y

CELEBRAR ESAS DIFERENCIAS. Audre Lorde (1934-1992)”

Bienvenido a otro espacio más de “ESTAMOS EN CONEXIÓN, es para mí un placer poder saludarle,

iniciamos el mes de la diversidad, hablando acerca de las diferencias, de que nos hacen únicos e

inigualables, pero que también nos señalan, acusan, calificas y estereotipan, pero que en realidad

solamente nos distinguen de los demás, acaso no se dice que en las diferencias, está la riqueza.

La diferencia, antes de ser reconocida como un valor o una carencia, diremos que es una realidad

que nos hace únicos e irrepetibles, y eso mismo nos hace llenos de riquezas, no se trata de comparar,

discriminar, señalar, separar, se trata de reconocer y aceptar la diversidad. Pero que nos causa esa

incomodidad, acaso no podemos entender las diferencias, y es que no hay más que abrir los ojos,

despertar el oído, para percibir lo que está sucediendo en los hogares, escuelas, trabajos, en las

calles, ciudades, iglesias, entre familias, amigos y más. Existen diferencias entre todos, la diversidad

aparece en primer plano en todos lados, porque escandalizarnos, negarla, rechazarla o evadirla,

antes de cualquier acercamiento y antes de todo movimiento hacia la convivencia y el encuentro.

Desde la diversidad aparecen las diferencias de género, sexualidad, convivencia, las diferencias

sociales y económicas, las diferencias étnicas, culturales y religiosas. Y también desde la diversidad,

como imperativo ético, se hace más necesaria una política, que, en su acepción más noble, nos

convoca a construir un hogar, una ciudad y una tierra donde sobreviva la riqueza de la pluralidad.

QUÉ TAN IMPORTANTE ES EL RECONOCIMIENTO. La necesidad de aprobación, contribuye al

desarrollo de ideas erróneas sobre las interacciones sociales y sus recompensas, la necesidad de

amor, la auto exigencia entre otras, incrementan la baja percepción de autonomía personal y

autoconfianza, ya que el bienestar o malestar depende de los demás y esto contribuye a la

dependencia emocional, que limita los logros personales y aumenta la frecuencia e intensidad de

emociones como la ansiedad, tristeza, miedo o enfado.

 El reconocimiento de mí por el otro: Este reconocimiento que me otorga el otro es base de mi

autoconciencia, de mi misma identidad. Para ser yo mismo necesito ser reconocido por el otro. La mirada que

me devuelve el otro me humaniza y le humaniza: la ignorancia, la indiferencia, la negación me lleva al

ostracismo, al aislamiento, al sin-sentido y al deshumanizarnos

 El reconocimiento recíproco: Nos reconocemos igualmente humanos, capaces de respeto y de acuerdos. La

democracia es la plasmación de este reconocimiento recíproco en cuanto todos nos reconocemos como

sujetos de derechos inviolables. Desde aquí nos abrimos al reconocimiento universal de todos entre sí como

ciudadanos integrando las diferencias. En el encuentro entre civilizaciones este paso reclama la emergencia

de un nuevo sujeto –psicológico, moral y político- capaz de convivir integrando la diferencia.

 El reconocimiento del otro por mí. La interculturalidad y las relaciones interpersonales nos llevan a esta

última forma más radical de reconocimiento: reconocer al otro en su alteridad, como co-sujeto, como igual.

Lo que lleva como consecuencia mi responsabilidad hacia el otro. Es la primacía ética del otro lo que me

descoloca respecto a mis propios intereses.


Desde este triple reconocimiento se abre camino hacia la construcción de convivencia intercultural,

que, vincula a los sujetos al reconocimiento de los derechos humanos (respetando las diferencias).

Esto es ya el anticipo de la “ciudadanía cosmopolita” a la que debería aspirar el diálogo intercultural.

LA RIQUEZA ESTÁ EN LA DIFERENCIA. Desde muy pequeños nos enseñan que existen personas

“diferentes”, nos separan de las aulas por tener unas capacidades, habilidades y características

distintas. El que cumple con la norma establecida seguirá en un colegio 'normal' mientras que el

'diferente' pasa a un centro 'especial', todo ello principalmente para que no rompa los parámetros

establecidos y para que puedan avanzar los catalogados “normales”.

Privándonos con este tipo de ideologías y creencias, el disfrutar de estas maravillosas personas y

comprender que todos somos iguales, como seres humanos con los mismos derechos y obligaciones,

y sobre todo el goce de una vida tranquila, prospera, segura, equitativa, igualitaria y sin limitaciones,

cosa que no sucede porque no nos enseñan que la diferencia es algo enriquecedor y que todos

tenemos derecho a disfrutar de las mismas posibilidades.

Desde pequeños establecemos barreras mentales y arquitectónicas, fomentando así la

discriminación y exclusión de ciertas personas; nos alejamos de enseñar valores básicos para vivir de

manera conjunta y feliz. Desde pequeños nos enseñan a utilizar un lenguaje discriminatorio con

palabras como 'minusválido', discapacitado, retrasado..., que solo sirven para restar valor a las

personas.

Una buena solución sería desintegrar esa barrera que divide lo normal de lo diferente. Debemos

desintegrar los estereotipos y eliminar esa imagen engañosa de 'normalidad' para que el

'diferente' no sea excluido de la vida social. El objetivo es entender la 'diferencia' como riqueza, no

como defecto. No valoramos la 'diferencia' como algo enriquecedor y positivo; no comprendemos

que cada persona tiene un lugar en el mundo y que las personas con diversidad funcional también

tiene el suyo, como personas únicas y no como discriminados.

PERSONALIDAD E IDENTIDAD. La identidad se correspondería a quién es, como se ve esa persona

como diferente del resto, por ello se dice que la identidad no es un concepto que pueda medirse sino

que es una construcción social y se puede describir según la persona, es un concepto que permite

entender el desarrollo psicológico y social del ser humano; por otro lado la personalidad en cambio

son los rasgos de comportamiento social típicos de una persona y que los diferencian de los demás,

en su comportamiento, dinámica, socialización, y respuesta situaciones, afectaciones o momentos.

 Identidad. La identidad en las ciencias sociales es un concepto utilizado para entender el desarrollo

psicológico y social de cada ser humano. En algunos casos se conoce como la identidad c ultural un conjunto

de símbolos, valores, creencias y costumbres de una cultura. Esto implica la sexualidad, identidad de género y

percepción subjetiva de casa persona en cuanto a sentirse hombre o mujer. La identidad no está definida por

las características que la hacen única sino por una serie de conductas, habilidades y creencias que se tiene de

sí mismo. La identidad comparte su definición con la capacidad que tiene cada individuo de reconocerse en

base a sus habilidades, áreas de oportunidades y defectos, creencias, valores y todo aquello que los impulsa y

los hacen ser quien es. No es un concepto que pueda medirse pero que una persona puede describir según la

persona misma.

 Personalidad. La personalidad es una construcción psicológica que se refiere a un conjunto dinámico de las

características psíquicas de una persona. Es la organización interior que determina que los individuos actúen

de manera diferente ante una determinada circunstancia. Es el patrón de actitudes, sentimientos, emociones,

pensamientos y el repertorio conductual que caracteriza a cada una de las personas. La personalidad tiene

una cierta persistencia y estabilidad a lo largo de la vida de modo que las manifestaciones de ese patrón


presentan, en diversas situaciones, un grado de predic tibilidad. Este concepto ha recibido numerosas

definiciones a lo largo de la historia. Hoy en día se sintetiza como el conjunto de características o patrón de

emociones, sentimientos y pensamientos ligados al comportamiento.

Único, Irrepetible y autentico. Cada persona es y se diferencia de los demás por esa consciencia de

ser único y diferente del resto.

 ¿Qué es ser único e irrepetible? La unicidad de cada persona radica en las diferencias que se van

desarrollando a medida que la persona va creciendo. Las experiencias que vive cada persona nunca

son exactamente las mismas y las personas de las que aprende, tampoco. Así, los recursos

psicológicos para asimilarlas siempre son distintos de persona a persona. Todo esto hace que la

identidad y la personalidad se vayan moldeando con el tiempo, construyendo a cada sujeto de

forma única e irrepetible y explica por qué somos únicos.

 ¿Qué significa ser una persona auténtica? La autenticidad implica saber quiénes somos. Aunque

parezca algo fácil, la realidad es que en muchos casos acabamos dejando de ser nosotros/as

mismos/as para seguir un estilo de vida que no va ligado a ello. Entonces, ¿cómo son las personas

transparentes y auténticas?

 ¿Qué es una persona auténtica? Cuando somos persona auténtica, esto influye significativamente

en el placer que obtenemos de nuestras experiencias, además que acaba afectando a nuestro juicio

y comportamiento. De hecho, inconscientemente solemos valorar más a la autenticidad y de hecho,

solemos admirar a aquellos más originales que a las personas que siguen a los demás. Por lo tanto,

ser auténticos implica seguirnos a nosotros/as mismos/as, es decir, tener un alto autoconocimiento

y valor personal.

 ¿Cómo son las personas auténticas?

Las personas auténticas y transparentes suelen tener algunas características que definen su

autoconocimiento y su buena autoestima. Algunos de los rasgos de una persona auténtica son los

siguientes:

1. Autorreflexiva: No se es una persona auténtica si solo miras fuera de ti, es decir, si vives para satisfacer a

los demás, la persona auténtica, debe saber quién y qué es, y esto solo es posible si indagas en tu interior.

2. Tiene un ego saludable: El auténtico vive sin compararse con los demás e implica dejar de valorar los

espejismos de las cosas materiales,tener ego saludableestá relacionado con una buena seguridad personal.

3. Centrarse en las posibilidades: Una persona es auténtica, suele saber qué puede controlar y qué cosas no

están dentro de sus responsabilidades. Es decir, se enfoca sobre las cosa s que sí tiene un control.

4. Estabilidad emocional: La autenticidad también implica integridad personal. Es decir, saber gestionar las

emociones para poder responder adecuadamente en cada situación. Trabajando autoconocimiento interno.

5. Tienen una visión clara: Las personas auténticas saben hacia donde deben dirigirse, saber sus propios

objetivos y como invitar. El autodesarrollo, es características que definen la autenticidad.

6. Saben escuchar: Las personas transparentes y auténticas saben escuchar, es decir, están dispuestos a

considerar ideas contradictorias con una mente abierta y cambiar su propia opinión.

7. Son transparentes: Transparencia y autenticidad van de la mano. Las personas auténticas saben quiénes

son y defienden sus valores. La honestidad suele acompañar a este tipo de personas.

8. Son abiertas: Cuando no sabes quién eres, sueles tener actitudes críticas hacia los de tu alrededor. En estos

casos, sueles intentar ‘bajar’ a los demás porque crees que tú también estás en una mala posición. Al ser

una persona más segura de ti misma, sabes tú valor sin la necesidad de despreciar a los demás.

9. Aprendes de los fracasos: Fracasar es la clave para lograr cualquier tipo de éxito. A pesar de esto, a todos

nos duele fracasar. En cambio, al ser una persona auténtica, aprendes a vivir de una manera más completa

y reflexiva, lo que te lleva a ver las situaciones como desafíos para mejorar.

Estas son algunas de las características de las personas auténticas. Como vemos, ser más nosotros/as

mismos/as es una actitud que conlleva muchos beneficios para nuestra salud mental y emocional.

¿Por qué es importante la auto aceptación?


Aceptarse a uno mismo es primordial para tener una alta autoestima y poder realizar los cambios

que consideremos necesarios en nuestra vida, y esto no significa dejar de ser nosotros sino aprender

a tener una inteligencia emocional, gestionar nuestras emociones, reacciones, acciones y maneras de

comportamiento. Quizá se pueda pensar que es mejor no aceptar ciertas características de

personalidad que poseemos, a la hora de querer cambiarlas, con negaciones tales como yo no soy

así, yo no reacciono así, ese no soy yo, y si no me acuerdo no paso... La aceptación aun de nuestras

características negativas nos ayudará a ser más conscientes de su existencia, sus causas y cómo

influyen en nuestra vida de manera satisfactoria o negativa... Además, al aceptarlas dejaremos de

negarlas o esconderlas, nos sentiremos menos presionados, ansiosos, culpables y podremos usar esa

energía en realizar verdaderos cambios.

Vamos a poner un ejemplo. Imaginemos que tenemos problemas en nuestra relación de pareja y que

las discusiones son muy fuertes. Nos analizamos y descubrimos que tenemos un carácter agresivo

que hace que saltemos a la mínima. Mientras no aceptemos esa característica de nuestra

personalidad no podremos cambiarla. Lo negaremos, le echaremos la culpa al otro por sacarnos de

nuestras casillas o lo admitiremos de vez en cuando para nosotros mismos y nos sentiremos

culpables pero sin ponernos en el verdadero camino para cambiarlo. Sólo cuando nos podamos decir

“Sí, tengo mal carácter y lo acepto. Saltó en esta ocasión y en esta y en esta otra y se debe a que me

pongo nervioso y no consigo controlarlo”. Una vez aceptado y definido el problema, estaremos más

cerca de solucionarlo. Así sucede en todos los aspectos de nuestra vida. No puedes superar un miedo

si niegas tenerlo, no puedes cambiar rasgos de tu personalidad si no los admites, ni superar

situaciones si no reconoces que pasaron y la parte de responsabilidad que tuviste. Sin embargo estos

son rasgos que se pueden modificar, pero lo que eres tú, lo que te gusta hacer, género, preferencia

sexual, aficiones, gustos, el cómo te ves a ti mismo y te quieres mostrar, tus habilidades y hasta el

cómo te sientes bien contigo mismo, eso es parte de tu esencia, de quien eres, siendo parte

importante de tu autoconocimiento, amor propio, autoestima, auto aceptación, auto reafirmación y

auto identificación.

Esta aceptación incluye tanto nuestros puntos negativos como nuestras cualidades. Vivimos en una

sociedad que castiga el orgullo sobre uno mismo, que predica la humildad. Una buena cualidad no

debería ser motivo de vergüenza, ni despertar envidias o hacernos sentir incomprendidos. Explora

tus cualidades y no tengas miedo de decirte a ti mismo “Soy más inteligente que la mayoría de la

gente que conozco”, “Soy una persona atractiva” o “Soy muy competente en todas las tareas que

emprendo”, “me acepto y me amo”, “no amo diferente, simplemente amo”, “soy único e

irrepetible”, “me amo tal y como soy”, “me reconozco”, “me acepto”. Cuando puedas decírtelo

creyendo en ello y sin sentir vergüenza, notarás como tu autoestima se eleva.

Aceptarnos significa hacernos conscientes de quiénes somos en este momento. Esto no quiere decir

que tenga que gustarnos pero aceptar como somos nos pondrá en el camino de poder mejorar,

mientras que negarlo hará que esas características negativas perduren en el tiempo. Aceptarnos

mejorará nuestra autoestima, al dejar de culpabilizarnos y angustiarnos por no hacerlo, y nos

ayudará a mejorar todas las facetas que nos hacían infelices.


“Educar en la diferencia es humanizar”

No dejen de escribir que queremos conocer sus comentarios, recuerden que tenemos una cita en:

#EstamosEnConexión #RadioEnRedes

Todos los Lunes de 17:00 a 19 horas, a través de: www.radioenredes.com

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“LA RIQUEZA ESTÁ EN LA DIFERENCIA – HABLEMOS DE DIVERSIDAD Y AUTO ACEPTACIÓN”

 



COLUMNA: ESTAMOS EN CONEXIÓN

“LA RIQUEZA ESTÁ EN LA DIFERENCIA – HABLEMOS DE DIVERSIDAD Y

AUTO ACEPTACIÓN”

Por: Jorge García D.

“NO SON NUESTRAS DIFERENCIAS LO QUE NOS DIVIDE, SINO LA INCAPACIDAD DE RECONOCER, ACEPTAR Y

CELEBRAR ESAS DIFERENCIAS. Audre Lorde (1934-1992)”

Bienvenido a otro espacio más de “ESTAMOS EN CONEXIÓN, es para mí un placer poder saludarle,

iniciamos el mes de la diversidad, hablando acerca de las diferencias, de que nos hacen únicos e

inigualables, pero que también nos señalan, acusan, calificas y estereotipan, pero que en realidad

solamente nos distinguen de los demás, acaso no se dice que en las diferencias, está la riqueza.

La diferencia, antes de ser reconocida como un valor o una carencia, diremos que es una realidad

que nos hace únicos e irrepetibles, y eso mismo nos hace llenos de riquezas, no se trata de comparar,

discriminar, señalar, separar, se trata de reconocer y aceptar la diversidad. Pero que nos causa esa

incomodidad, acaso no podemos entender las diferencias, y es que no hay más que abrir los ojos,

despertar el oído, para percibir lo que está sucediendo en los hogares, escuelas, trabajos, en las

calles, ciudades, iglesias, entre familias, amigos y más. Existen diferencias entre todos, la diversidad

aparece en primer plano en todos lados, porque escandalizarnos, negarla, rechazarla o evadirla,

antes de cualquier acercamiento y antes de todo movimiento hacia la convivencia y el encuentro.

Desde la diversidad aparecen las diferencias de género, sexualidad, convivencia, las diferencias

sociales y económicas, las diferencias étnicas, culturales y religiosas. Y también desde la diversidad,

como imperativo ético, se hace más necesaria una política, que, en su acepción más noble, nos

convoca a construir un hogar, una ciudad y una tierra donde sobreviva la riqueza de la pluralidad.

QUÉ TAN IMPORTANTE ES EL RECONOCIMIENTO. La necesidad de aprobación, contribuye al

desarrollo de ideas erróneas sobre las interacciones sociales y sus recompensas, la necesidad de

amor, la auto exigencia entre otras, incrementan la baja percepción de autonomía personal y

autoconfianza, ya que el bienestar o malestar depende de los demás y esto contribuye a la

dependencia emocional, que limita los logros personales y aumenta la frecuencia e intensidad de

emociones como la ansiedad, tristeza, miedo o enfado.

 El reconocimiento de mí por el otro: Este reconocimiento que me otorga el otro es base de mi

autoconciencia, de mi misma identidad. Para ser yo mismo necesito ser reconocido por el otro. La mirada que

me devuelve el otro me humaniza y le humaniza: la ignorancia, la indiferencia, la negación me lleva al

ostracismo, al aislamiento, al sin-sentido y al deshumanizarnos

 El reconocimiento recíproco: Nos reconocemos igualmente humanos, capaces de respeto y de acuerdos. La

democracia es la plasmación de este reconocimiento recíproco en cuanto todos nos reconocemos como

sujetos de derechos inviolables. Desde aquí nos abrimos al reconocimiento universal de todos entre sí como

ciudadanos integrando las diferencias. En el encuentro entre civilizaciones este paso reclama la emergencia

de un nuevo sujeto –psicológico, moral y político- capaz de convivir integrando la diferencia.

 El reconocimiento del otro por mí. La interculturalidad y las relaciones interpersonales nos llevan a esta

última forma más radical de reconocimiento: reconocer al otro en su alteridad, como co-sujeto, como igual.

Lo que lleva como consecuencia mi responsabilidad hacia el otro. Es la primacía ética del otro lo que me

descoloca respecto a mis propios intereses.


Desde este triple reconocimiento se abre camino hacia la construcción de convivencia intercultural,

que, vincula a los sujetos al reconocimiento de los derechos humanos (respetando las diferencias).

Esto es ya el anticipo de la “ciudadanía cosmopolita” a la que debería aspirar el diálogo intercultural.

LA RIQUEZA ESTÁ EN LA DIFERENCIA. Desde muy pequeños nos enseñan que existen personas

“diferentes”, nos separan de las aulas por tener unas capacidades, habilidades y características

distintas. El que cumple con la norma establecida seguirá en un colegio 'normal' mientras que el

'diferente' pasa a un centro 'especial', todo ello principalmente para que no rompa los parámetros

establecidos y para que puedan avanzar los catalogados “normales”.

Privándonos con este tipo de ideologías y creencias, el disfrutar de estas maravillosas personas y

comprender que todos somos iguales, como seres humanos con los mismos derechos y obligaciones,

y sobre todo el goce de una vida tranquila, prospera, segura, equitativa, igualitaria y sin limitaciones,

cosa que no sucede porque no nos enseñan que la diferencia es algo enriquecedor y que todos

tenemos derecho a disfrutar de las mismas posibilidades.

Desde pequeños establecemos barreras mentales y arquitectónicas, fomentando así la

discriminación y exclusión de ciertas personas; nos alejamos de enseñar valores básicos para vivir de

manera conjunta y feliz. Desde pequeños nos enseñan a utilizar un lenguaje discriminatorio con

palabras como 'minusválido', discapacitado, retrasado..., que solo sirven para restar valor a las

personas.

Una buena solución sería desintegrar esa barrera que divide lo normal de lo diferente. Debemos

desintegrar los estereotipos y eliminar esa imagen engañosa de 'normalidad' para que el

'diferente' no sea excluido de la vida social. El objetivo es entender la 'diferencia' como riqueza, no

como defecto. No valoramos la 'diferencia' como algo enriquecedor y positivo; no comprendemos

que cada persona tiene un lugar en el mundo y que las personas con diversidad funcional también

tiene el suyo, como personas únicas y no como discriminados.

PERSONALIDAD E IDENTIDAD. La identidad se correspondería a quién es, como se ve esa persona

como diferente del resto, por ello se dice que la identidad no es un concepto que pueda medirse sino

que es una construcción social y se puede describir según la persona, es un concepto que permite

entender el desarrollo psicológico y social del ser humano; por otro lado la personalidad en cambio

son los rasgos de comportamiento social típicos de una persona y que los diferencian de los demás,

en su comportamiento, dinámica, socialización, y respuesta situaciones, afectaciones o momentos.

 Identidad. La identidad en las ciencias sociales es un concepto utilizado para entender el desarrollo

psicológico y social de cada ser humano. En algunos casos se conoce como la identidad c ultural un conjunto

de símbolos, valores, creencias y costumbres de una cultura. Esto implica la sexualidad, identidad de género y

percepción subjetiva de casa persona en cuanto a sentirse hombre o mujer. La identidad no está definida por

las características que la hacen única sino por una serie de conductas, habilidades y creencias que se tiene de

sí mismo. La identidad comparte su definición con la capacidad que tiene cada individuo de reconocerse en

base a sus habilidades, áreas de oportunidades y defectos, creencias, valores y todo aquello que los impulsa y

los hacen ser quien es. No es un concepto que pueda medirse pero que una persona puede describir según la

persona misma.

 Personalidad. La personalidad es una construcción psicológica que se refiere a un conjunto dinámico de las

características psíquicas de una persona. Es la organización interior que determina que los individuos actúen

de manera diferente ante una determinada circunstancia. Es el patrón de actitudes, sentimientos, emociones,

pensamientos y el repertorio conductual que caracteriza a cada una de las personas. La personalidad tiene

una cierta persistencia y estabilidad a lo largo de la vida de modo que las manifestaciones de ese patrón


presentan, en diversas situaciones, un grado de predic tibilidad. Este concepto ha recibido numerosas

definiciones a lo largo de la historia. Hoy en día se sintetiza como el conjunto de características o patrón de

emociones, sentimientos y pensamientos ligados al comportamiento.

Único, Irrepetible y autentico. Cada persona es y se diferencia de los demás por esa consciencia de

ser único y diferente del resto.

 ¿Qué es ser único e irrepetible? La unicidad de cada persona radica en las diferencias que se van

desarrollando a medida que la persona va creciendo. Las experiencias que vive cada persona nunca

son exactamente las mismas y las personas de las que aprende, tampoco. Así, los recursos

psicológicos para asimilarlas siempre son distintos de persona a persona. Todo esto hace que la

identidad y la personalidad se vayan moldeando con el tiempo, construyendo a cada sujeto de

forma única e irrepetible y explica por qué somos únicos.

 ¿Qué significa ser una persona auténtica? La autenticidad implica saber quiénes somos. Aunque

parezca algo fácil, la realidad es que en muchos casos acabamos dejando de ser nosotros/as

mismos/as para seguir un estilo de vida que no va ligado a ello. Entonces, ¿cómo son las personas

transparentes y auténticas?

 ¿Qué es una persona auténtica? Cuando somos persona auténtica, esto influye significativamente

en el placer que obtenemos de nuestras experiencias, además que acaba afectando a nuestro juicio

y comportamiento. De hecho, inconscientemente solemos valorar más a la autenticidad y de hecho,

solemos admirar a aquellos más originales que a las personas que siguen a los demás. Por lo tanto,

ser auténticos implica seguirnos a nosotros/as mismos/as, es decir, tener un alto autoconocimiento

y valor personal.

 ¿Cómo son las personas auténticas?

Las personas auténticas y transparentes suelen tener algunas características que definen su

autoconocimiento y su buena autoestima. Algunos de los rasgos de una persona auténtica son los

siguientes:

1. Autorreflexiva: No se es una persona auténtica si solo miras fuera de ti, es decir, si vives para satisfacer a

los demás, la persona auténtica, debe saber quién y qué es, y esto solo es posible si indagas en tu interior.

2. Tiene un ego saludable: El auténtico vive sin compararse con los demás e implica dejar de valorar los

espejismos de las cosas materiales,tener ego saludableestá relacionado con una buena seguridad personal.

3. Centrarse en las posibilidades: Una persona es auténtica, suele saber qué puede controlar y qué cosas no

están dentro de sus responsabilidades. Es decir, se enfoca sobre las cosa s que sí tiene un control.

4. Estabilidad emocional: La autenticidad también implica integridad personal. Es decir, saber gestionar las

emociones para poder responder adecuadamente en cada situación. Trabajando autoconocimiento interno.

5. Tienen una visión clara: Las personas auténticas saben hacia donde deben dirigirse, saber sus propios

objetivos y como invitar. El autodesarrollo, es características que definen la autenticidad.

6. Saben escuchar: Las personas transparentes y auténticas saben escuchar, es decir, están dispuestos a

considerar ideas contradictorias con una mente abierta y cambiar su propia opinión.

7. Son transparentes: Transparencia y autenticidad van de la mano. Las personas auténticas saben quiénes

son y defienden sus valores. La honestidad suele acompañar a este tipo de personas.

8. Son abiertas: Cuando no sabes quién eres, sueles tener actitudes críticas hacia los de tu alrededor. En estos

casos, sueles intentar ‘bajar’ a los demás porque crees que tú también estás en una mala posición. Al ser

una persona más segura de ti misma, sabes tú valor sin la necesidad de despreciar a los demás.

9. Aprendes de los fracasos: Fracasar es la clave para lograr cualquier tipo de éxito. A pesar de esto, a todos

nos duele fracasar. En cambio, al ser una persona auténtica, aprendes a vivir de una manera más completa

y reflexiva, lo que te lleva a ver las situaciones como desafíos para mejorar.

Estas son algunas de las características de las personas auténticas. Como vemos, ser más nosotros/as

mismos/as es una actitud que conlleva muchos beneficios para nuestra salud mental y emocional.

¿Por qué es importante la auto aceptación?


Aceptarse a uno mismo es primordial para tener una alta autoestima y poder realizar los cambios

que consideremos necesarios en nuestra vida, y esto no significa dejar de ser nosotros sino aprender

a tener una inteligencia emocional, gestionar nuestras emociones, reacciones, acciones y maneras de

comportamiento. Quizá se pueda pensar que es mejor no aceptar ciertas características de

personalidad que poseemos, a la hora de querer cambiarlas, con negaciones tales como yo no soy

así, yo no reacciono así, ese no soy yo, y si no me acuerdo no paso... La aceptación aun de nuestras

características negativas nos ayudará a ser más conscientes de su existencia, sus causas y cómo

influyen en nuestra vida de manera satisfactoria o negativa... Además, al aceptarlas dejaremos de

negarlas o esconderlas, nos sentiremos menos presionados, ansiosos, culpables y podremos usar esa

energía en realizar verdaderos cambios.

Vamos a poner un ejemplo. Imaginemos que tenemos problemas en nuestra relación de pareja y que

las discusiones son muy fuertes. Nos analizamos y descubrimos que tenemos un carácter agresivo

que hace que saltemos a la mínima. Mientras no aceptemos esa característica de nuestra

personalidad no podremos cambiarla. Lo negaremos, le echaremos la culpa al otro por sacarnos de

nuestras casillas o lo admitiremos de vez en cuando para nosotros mismos y nos sentiremos

culpables pero sin ponernos en el verdadero camino para cambiarlo. Sólo cuando nos podamos decir

“Sí, tengo mal carácter y lo acepto. Saltó en esta ocasión y en esta y en esta otra y se debe a que me

pongo nervioso y no consigo controlarlo”. Una vez aceptado y definido el problema, estaremos más

cerca de solucionarlo. Así sucede en todos los aspectos de nuestra vida. No puedes superar un miedo

si niegas tenerlo, no puedes cambiar rasgos de tu personalidad si no los admites, ni superar

situaciones si no reconoces que pasaron y la parte de responsabilidad que tuviste. Sin embargo estos

son rasgos que se pueden modificar, pero lo que eres tú, lo que te gusta hacer, género, preferencia

sexual, aficiones, gustos, el cómo te ves a ti mismo y te quieres mostrar, tus habilidades y hasta el

cómo te sientes bien contigo mismo, eso es parte de tu esencia, de quien eres, siendo parte

importante de tu autoconocimiento, amor propio, autoestima, auto aceptación, auto reafirmación y

auto identificación.

Esta aceptación incluye tanto nuestros puntos negativos como nuestras cualidades. Vivimos en una

sociedad que castiga el orgullo sobre uno mismo, que predica la humildad. Una buena cualidad no

debería ser motivo de vergüenza, ni despertar envidias o hacernos sentir incomprendidos. Explora

tus cualidades y no tengas miedo de decirte a ti mismo “Soy más inteligente que la mayoría de la

gente que conozco”, “Soy una persona atractiva” o “Soy muy competente en todas las tareas que

emprendo”, “me acepto y me amo”, “no amo diferente, simplemente amo”, “soy único e

irrepetible”, “me amo tal y como soy”, “me reconozco”, “me acepto”. Cuando puedas decírtelo

creyendo en ello y sin sentir vergüenza, notarás como tu autoestima se eleva.

Aceptarnos significa hacernos conscientes de quiénes somos en este momento. Esto no quiere decir

que tenga que gustarnos pero aceptar como somos nos pondrá en el camino de poder mejorar,

mientras que negarlo hará que esas características negativas perduren en el tiempo. Aceptarnos

mejorará nuestra autoestima, al dejar de culpabilizarnos y angustiarnos por no hacerlo, y nos

ayudará a mejorar todas las facetas que nos hacían infelices.


“Educar en la diferencia es humanizar”

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