Columna Nuevos Horizontes
Prevención contra huracanes, lecciones de Otis
Alberto Jiménez
Merino
El huracán Otis, categoría 5 en la escala Saffir-Simpson, que impactó en días
recientes a Acapulco y varios municipios de Guerrero, afectó a más de 1 millón de
habitantes y dejó daños económicos que, según estimaciones provisionales,
alcanzará los 15 mil millones de dólares (MMDD).
Cerca del 74 por ciento de los desastres naturales en el mundo, entre 2001 y
2018, están relacionados con el agua y han causado daños económicos por 700
MMDD, de acuerdo con datos de la Organización de las Naciones Unidas para la
Agricultura y Alimentación (FAO).
También señala que, desde el año 2000 la cantidad y duración de las sequías ha
aumentado 29 por ciento. Actualmente, 2 mil 400 millones de personas viven en
países sometidos a estrés hídrico. El 10 por ciento de la población mundial vive en
países con estrés hídrico alto y crítico.
En México, según el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), al 30 de
septiembre de 2023, el 78.5 por ciento del territorio nacional se encuentra en
condiciones de sequía, afectando a 1 mil 939 municipios de los 2 mil 471
existentes.
No obstante la magnitud de estos fenómenos naturales y su impacto devastador
para la vida humana, el medio ambiente y la economía, aun no forman parte de los
contenidos del sistema educativo nacional y se han excluido de las políticas
públicas de prevención y reacción.
En nuestro país, muchos de los problemas de las familias, especialmente de las
más pobres, no se están abordando en forma suficiente en la escuela. La
educación ambiental, cívica, ética, financiera y alimentaria son aun tareas
pendientes de la política educativa.
En congruencia con lo anterior, y con relación con el huracán Otis, no voy a
cuestionar lo hecho o lo que dejaron de hacer en la atención a la población. Solo
voy a transcribir un documento que hicimos en enero del 2008, titulado
“Prevención de efectos de un ciclón” y el cual está incluido entre las 1,400
Guías básicas de asistencia técnica para el Desarrollo Rural, publicadas por el
Gobierno del Estado de Puebla.
Este contenido fue tomado de documentos de la Coordinación Nacional de
Protección Civil de la Secretaría de Gobernación del Gobierno de México 2012-
2018.
1.- Los ciclones son el riesgo natural más destructivo. Pueden durar de 24 horas a
tres semanas con vientos de hasta 275 km/hora.
2.- En México, se presentan al año alrededor de 24 ciclones, pero solo 2 o 3 llegan
a entrar al territorio ocasionando daños severos a la infraestructura urbana,
carretera e hidráulica, vientos fuertes, lluvias intensas, inundaciones y deslaves
provocando pérdidas humanas y materiales.
3.- Debido a que es un fenómeno natural inatacable, se debe prevenir por medio
de un sistema integrado de alerta y respuesta, un sistema de advertencia al
público, tener un plan de evacuación, entrenamiento y participación comunitaria.
4.- El sistema integrado de alerta y respuesta se realiza por medio de simulacros
antes de la temporada de ciclones, inspección de instalaciones y servicios
necesarios para la comunidad, administración de alimentos, cosecha de cultivos
para evitar pérdidas, resguardo de animales y embarcaciones.
5.- El sistema de advertencia al público es la alerta a la población sobre el peligro;
se identifican las áreas de mayor riesgo, se advierte a los medios de difusión y se
llama a la gente a actuar para proteger a sus familias y bienes, se dan anuncios
cada 12 horas sobre la trayectoria del ciclón, se previene a las flotas pesqueras y
se avisa cada hora cuando el fenómeno esté próximo.
6.- El plan de evacuación es en donde se debe especificar las áreas a ser
evacuadas y el tiempo que se requiere, áreas y edificios que serán usados como
refugio, puntos de reunión de donde se llevarán a las personas a lugares seguros.
Este plan debe ser comprobado antes de un evento real.
7.- El entrenamiento y participación comunitaria se realiza por medio de
programas educativos dirigidos a personas de diferentes edades, programas de
entrenamiento a funcionarios, personal médico y la comunidad con el objetivo de
practicar el plan de evacuación, equipos de búsqueda, rescate y medidas contra
inundaciones.
8.- Necesidades básicas después del desastre. La evacuación, los refugios de
emergencia, la búsqueda y rescate, la asistencia médica, provisión de alimentos y
agua, la purificación de agua, vigilancia epidemiológica, reapertura de caminos y
carreteras, la provisión de hospedaje temporal, el restablecimiento de redes de
comunicación, el despeje de escombros y árboles caídos, la evaluación del
desastre y la dotación de insumos o recursos para reactivar actividades
productivas, son puntos muy importantes que se deben considerar.
Entre las mayores lecciones aprendidas después del paso de este huracán
deberían estar el revisar la historia y las experiencias anteriores, tener el
conocimiento pleno de las responsabilidades asumidas y las necesidades de la
gente.
Y algo muy importante y primordial debería ser el tener importantes niveles de
empatía, capacidad de coordinación institucional y eliminación total de cuestiones
ideológicas o razones políticas, para dar el mejor servicio a México y a todos los
mexicanos.
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