El
Río Mixteco y la degradación de las cuencas
Alberto
Jiménez Merino
Me habían platicado que la
presa derivadora construida sobre el Río Mixteco en Mariscala, Oaxaca, ya no
aportaba agua para los campesinos. Después, me hablaron y me dijeron que el Río
Mixteco, actualmente, está seco entre Progreso, Piaxtla y Atempa, Tecomatlán.
No pensé verlo, ni menos
escribir que el Río Mixteco está seco, pero ayer lo comprobé. ¡No es un hecho
menor! Muchos ríos mexicanos se están secando y causando gran afectación a la
vida y la economía de las comunidades ribereñas.
Hace muchos años que el río
Colorado, que aporta agua a siete estados de la Unión Americana, ya no llega al
Mar de Cortés; y, el Río Bravo, ya no desemboca en el Golfo de México; ni el
Río Amarillo, de China, llega al mar desde el año 2000. Asimismo, el río
Suchiate redujo su cauce en un 50 por ciento en este año; y en Tampico,
Tamaulipas, se reportan intrusiones salinas del mar porque los ríos Tamesí y
Pánuco redujeron su volumen al desembocar al Golfo de México.
De igual forma, y sin ir muy
lejos, hace tiempo que los ríos San Francisco y Alseseca, en Puebla, ya no
tienen flujo permanente, cuando eran los responsables del 70 por ciento de
dotación de agua para la ciudad, proveniente de La Malinche. Hoy, ambos ríos
están entubados y contaminados con aguas residuales.
El Río Mixteco nace en Oaxaca
por la conjunción de los ríos Tlaxiaco y Juxtlahuaca, se interna en Puebla en donde
se junta con el río Atoyac y, allí, forma el Río Balsas, en la comunidad de San
Juan de los Ríos, en Chiautla de Tapia.
La cuenca del Río Mixteco
comprende 716 mil 700 hectáreas, su trayecto es aprovechado para riego y abasto
de agua para las comunidades. Destacan la Presa Yosocuta, que abastece de agua
a Huajuapan de León y, la derivadora de Mariscala de Juárez, en Oaxaca.
Muchas comunidades se han
beneficiado con el agua del río utilizada para la producción de maíz, sandía, melón,
hortalizas y frutales como mango, mamey, chicozapote y zapote negro, plantados
en la ribera.
Antes, el agua era subida por noria,
que son unas “ruedas de la fortuna” hechas de varas, a las que se ponían
cubetas o cántaros periféricos y eran movidas por la fuerza del río para subir el
agua a canoas y llevarla al terreno. También se utilizaban bombas de gasolina.
El río era muy abundante en
pescado bagre y mojarra. Muchas familias obtenían alimento e ingreso de la
pesca, sin embargo, la falta de capacitación los llevó a utilizar artes de
pesca inadecuadas como legías o cohetes, acciones que matan masivamente a los
peces.
En lo personal, mis
principales lecciones de vida las obtuve del río Mixteco, en Xantoxotla,
Tecomatlán: “Nada es tuyo hasta que no lo tienes en la mano” o “nunca
menosprecies a nada ni a nadie”, fueron grandes lecciones recibidas a través de
la pesca. Peces para comer, agua para beber y para riego, aseo personal, lavado
de ropa, agua para el ganado, fueron algunos beneficios directos del río.
Sin embargo, el aumento de las
necesidades de agua por el crecimiento de la población, la degradación de las
cuencas por la deforestación, el aprovechamiento de madera y productos
forestales no maderables, las prácticas agrícolas inadecuadas, el pastoreo
incontrolado y la sequía creciente de los últimos 23 años, pueden ser la causa
de las consecuencias que hoy vemos en nuestros ríos.
También la falta de una política
educativa que incluya las necesidades de las familias y comunidades, la
formación de los niños sobre el conocimiento, aprovechamiento y manejo de los recursos naturales, una insuficiente
política ambiental e hídrica con gran desconocimiento y atención al manejo de
cuencas, el abandono del manejo de residuos sólidos y aguas residuales, son
parte importante de las causas de la escasez de agua o de la contaminación de
las pocas fuentes que aún nos quedan.
Siempre será mejor sembrar una
nueva cosecha que llorar por la que se perdió, y lo que hoy se requiere, es la
revisión profunda, alejada de ideologías, sobre lo que hemos hecho y debemos
hacer con relación al medio ambiente.
Algo hemos hecho mal para que
hoy los principales diagnósticos incluyan cuencas degradadas con ríos secos o
contaminados, desaparición de especies animales, pérdida de la pesca, erosión
de suelos, pérdida de acuíferos, inundaciones, intrusiones salinas del mar
hacia ríos, deforestación e incendios forestales, pastoreo incontrolado,
extracción incontrolada de leña, carbón y tierra de hoja, y algo más grave,
enfermedades por la contaminación.
Una revisión de las políticas
ambientales es muy oportuna ahora que se renuevan la presidencia de la
república, el Congreso de la Unión, varias gubernaturas, Congresos estatales y
presidencias municipales. En esta revisión no caben temas ideológicos, ni la
inútil búsqueda de culpables o de quienes son mejores o iguales.
Las cuencas están degradadas,
los recursos naturales se están perdiendo, los ríos se están secando o están
contaminados, los bosques se están acabando por tala o incendios forestales, y
no hay ni políticas ambientales, ni presupuestos, ni política educativa para
atender al medio ambiente.
La sustentabilidad está en grave
riesgo.
0 comentarios:
Publicar un comentario