Sequía
en México, un problema social creciente
Alberto
Jiménez Merino
México debe a Texas 1,603
millones de metros cúbicos de agua, derivado del Tratado de Aguas Internacionales
firmado en 1944, por el cual, Estados Unidos entrega anualmente 1,850 millones de
metros cúbicos del río Colorado, en el Golfo de California, y nuestro país paga
anualmente 432 millones de metros cúbicos del Rio Bravo a Texas, con
posibilidad de cubrirse en plazos de 5 años (BBC News Mundo, 11 abril, 2025).
Derivado de las sequías de los
últimos años, el pago acumulado faltante asciende a 1,603 millones de metros
cúbicos que, si bien aún está dentro del plazo de 5 años, Estados Unidos ya lo
está requiriendo, con la amenaza de imponer impuestos ante este incumplimiento.
Con datos del Monitor de Sequía,
de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), al 15 de marzo 2025, se reporta que
600 municipios de México, en 13 estados, tienen algún grado de falta de agua, principalmente
en el noroeste, norte y centro del país (Mario Alberto Ostos Chávez Uno TV 22
marzo 2025).
Ramón Alberto López, director
técnico de Organismos de Cueca Pacifico - Norte de la CONAGUA, informa que
derivado de tres años seguidos de sequía,11 presas de Sinaloa solo cuentan con
118 millones de metros cúbicos de agua que corresponden al 7.5 % de su
capacidad de almacenamiento. Esto representa un déficit de 145 millones de metros
cúbicos al 2024, y 1,400 millones con relación a hace 30 años, creando una
situación hídrica muy crítica (Enrique Acevedo, Grupo Fórmula, 11 abril, 2025).
Lo anterior describe un
panorama ambiental y social, preocupante y creciente, derivado del cambio climático
que se combina con prácticas inadecuadas en el manejo y aprovechamiento del
agua, debido a la falta de una cultura de manejo racional, prácticas
productivas extractivas y a la ausencia de políticas públicas para el sector
hídrico.
El agotamiento de pozos y
manantiales, la baja captación de las presas, las dificultades para atender a
la población y a las escuelas, el abasto a sectores productivos, sequías recurrentes,
desastres naturales ligados al agua, reducido tratamiento de aguas residuales,
contaminación de ríos con aguas negras y residuos sólidos, la reducción de la
pesca ribereña junto a la ausencia de una cultura de manejo y aprovechamiento
racional del agua, son parte importante de una problemática añeja, poco
atendida por el gobierno y la sociedad.
La Organización de las
Naciones Unidas (ONU), afirma que estamos muy lejos de lograr el sexto objetivo
de desarrollo sostenible (ODS6): agua limpia y saneamiento para todos en 2030;
porque solo podría alcanzarse si los gobiernos trabajaran 4 veces más de lo que
han venido haciendo.
En el corto plazo, este 2025,
es necesario apoyar a la población con acciones de orientación sobre cómo
enfrentar la falta de agua, más allá de solo restringir o aplicar reducciones
en el consumo.
Las escuelas como espejos de
la comunidad, deberían estar abordando durante todo este periodo crítico la
problemática de la sequía y el abasto de agua. Y las instituciones de educación
superior e investigación, podrían desempolvar o desarrollar las soluciones para
transferirlas a la sociedad y sus sectores productivos. Pero ni la sequía, ni
la seguridad, ni la pobreza, o los múltiples problemas de las familias y
comunidades pobres forman parte de los contenidos educativos en México.
Entre las acciones inmediatas
para resolver la falta de agua está la captación de lluvia en techados en
casas, edificios públicos, mercados, bodegas, naves industriales, invernaderos,
escuelas, laderas y cerros, una práctica conocida desde que los franciscanos la
aplicaron en el siglo XVI.
Esta es una fuente inmediata
de agua, adoptada en Achichinalco, municipio de Ajalpan, en Puebla, por 90
familias que con apoyo de la CONAGUA, resolvieron su abasto, cuando antes
acarreaban agua a 6 km de distancia. Muchas personas ni siquiera requieren que
se les apoye a resolver sus problemas, solo esperan que se les diga cómo a
través de proyectos demostrativos.
Otra solución a la sequía en
el corto plazo es la construcción de represas y jagüeyes para captar agua de
lluvia en el campo para uso directo; así como también apoyar la recarga artificial
de acuíferos, es decir, pozos y manantiales, ya que retener el agua en la parte
alta de las cuencas con fines productivos, turísticos, abasto directo a la
población e infiltración a manantiales y pozos, es un principio físico que no
falla.
La tecnificación del riego agrícola
es también una vía para mejorar la productividad agropecuaria, evitar pérdidas
de agua y poder disponer de agua para uso público en los centros de población
cercanos a zonas agrícolas.
La adopción de la agricultura
de conservación en zonas de temporal es la mejor estrategia de manejo de la
tierra y prácticas agrícolas regenerativas para permitir el máximo
aprovechamiento de la lluvia, elevar la productividad de los cultivos y
recargar acuíferos en zonas de temporal. En tanto, la siembra de praderas y resiembra
de pastizales deteriorados, ayudan a mejorar la alimentación del ganado y la
fauna, fortalecen la infiltración de la lluvia y recargan acuíferos en las
áreas de pastoreo.
Finalmente, e tratamiento y reúso
de aguas residuales, la reforestación, el manejo y restauración de cuencas, el
uso de paneles solares para bajar costos de bombeo o el entubamiento de repesas,
son también parte de las opciones de mediano y largo plazo para atender la
problemática urgente del agua.
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