Promover
y preservar las distintas lenguas que existen en nuestro país es una tarea que
nos involucra a todos.
México es uno de los 10 países más ricos en diversidad
lingüística. Cuenta con 68 lenguas originarias y 364 variantes, de las cuales
64 se encuentran en muy alto riesgo de desaparición, según la tercera edición
del mapa La diversidad
cultural de México: Lenguas indígenas nacionales, presentado en 2016.
El Censo de Población y Vivienda 2010 reporta que en México,
6 millones 913 mil 362 habitantes de 3 años y más hablan alguna lengua
indígena, esto significa el 6.6 por ciento de la población de ese rango de
edad.
Puebla es una de las entidades con mayor número de hablantes
de lengua indígena; junto con Chiapas, Oaxaca y Veracruz concentran el 50 por
ciento del total de nuestro país.
El náhuatl, totonaca, popoloca y el mazateco, son las lenguas
con mayor número de hablantes en nuestro estado y más del 11% de los poblanos
hablan éstas u otras lenguas maternas, de acuerdo a datos del INEGI.
A pesar de la riqueza que representan para nuestra sociedad,
los grupos étnicos han sido olvidados por los últimos gobiernos. Es fundamental
darles el valor que tienen en sí mismos y potenciarlos a través de un gobierno
comunitario con sentido humano, que preserve y fomente el aprendizaje de las
lenguas maternas por las nuevas generaciones.
A través de los Foros Indígenas que se han realizado en
Zacapoaxtla y en San Sebastián Zinacatepc –impulsados por esta diputación-, nos
hemos acercado a los grupos étnicos para escuchar y conocer sus necesidades,
con el objeto de ser la voz que encabece sus demandas en la Cámara de
Diputados.
En
la actualidad las mujeres son el pilar y el sustento de la economía social,
además de ser parte fundamental en el desarrollo de las sociedades.
Por
ello, la propuesta de los foros se centra en que el presupuesto público se
designe a mayor difusión de la inclusión de mujeres en la sociedad, que se tome
como bandera garantizar el acceso a la vida libre, que al igual que el hombre,
la sociedad vea con buenos ojos las aspiraciones de las mujeres, y que los
quehaceres del hogar sean actividades compartidas, así como se comparten los
ingresos económicos.
En desarrollo social hablamos de la
ampliación de los proyectos de infraestructura articulándolos con el desarrollo
económico de las regiones y de la pluralidad en la participación de programas
de beneficio social a profesionistas.
Otro
aspecto importante es el desarrollo de derechos y la participación política,
propuesta que se focaliza a la creación de una circunscripción indígena y la
postulación, por ley, de candidatos indígenas al congreso local, para que
nuestros pueblos cuenten con fuerza la política, institucional y significativa
que les permita participar en la toma de decisiones que le dan rumbo al estado.
En
materia de desarrollo económico y sustentabilidad es necesario el
fortalecimiento de las economías de las regiones indígenas a través de la
capacitación y el crédito para la producción, la industrialización y el
comercio de los productos agropecuarios, el aprovechamiento de las
potencialidades mineras, turísticas y el aprovechamiento sustentable de los
recursos naturales.
Y
dos propuestas más que son importantes: una política cultural que promueva el
estudio y la difusión de los idiomas,
las expresiones y el patrimonio cultural de los siete pueblos
originarios así como su encuentro con otras culturas del Estado, del país y del
extranjero además de la creación de radios comunitarias con reconocimiento
oficial.
El reto de preservar nuestro patrimonio representado en las
culturas originales es mayúsculo frente a un mundo globalizado que se ha
olvidado de las personas y ha centrado sus esfuerzos en los factores de la
economía de mercado.
Es momento de caminar de la mano de nuestros hermanos
indígenas y construir una sociedad más humana que nos haga sentir orgullosos de
ser poblanos y de ser mexicanos.
Rescatemos Puebla.
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