miércoles, 22 de febrero de 2017

La madre de todas las concertacesiones Por Francisco Baeza

Francisco Baeza [@paco_baeza_]. 21 de febrero de 2017.

Luego del proceso electoral de 1983, los nuevos científicos que gobernaban el tricolor, mentes brillantes entre las que destacaba Carlos Salinas de Gortari, habían comprendido que el monopolio del poder era insostenible. En 1989, el PRI rindió por primera vez una gubernatura, la de Baja California; en 1991 y 1992 rindió las de Guanajuato y Chihuahua, respectivamente. Para 1996, la oposición gobernaba 4 estados y 444 municipios; para 2000, gobernaba el país, la capital, 11 estados y 1,031 municipios. En plena pachanga democrática se acuñó el término concertacesión para definir la práctica del oficialismo de aceptar los triunfos electorales de la oposición a cambio de su apoyo político o, en un sentido más amplio, para referirse a las nuevas fórmulas de convivencia política. El PRI de Salinas probó que compartir el poder era posible; en algunos casos, incluso, deseable…

El PRI ha compartido el poder en el Estado de México mucho más de lo que parece. No en el ámbito estatal, por supuesto, pero en el municipal: —La oposición —escribe Aldo Muñoz Armenta, en Desestructuración partidista de la oposición (Apuntes electorales, 2015), un documento imprescindible para conocer la situación sobre el terreno —se ha constituido como una alternativa [electoral] en la mayor parte de los municipios mexiquenses—. Solo 6 de los 125 no han disfrutado de la alternancia. Acambay, Atlacomulco, Chimalhuacán, San Felipe del progreso, Temascaltepec y Villa Victoria apenas reúnen el 6% de la población de la lista nominal.

En junio, Alfredo del Mazo y Josefina Vázquez Mota disputarán la gubernatura del estado. La convivencia entre el PRI y el PAN ha sido tan saludable que la balanza podría inclinarse hacia cualquiera con tal de evitar que Andrés Manuel López Obrador y Delfina Gómez les peguen un susto. Del Mazo es disciplinado. Hace seis años, aparcó sus aspiraciones políticas para fortalecer al partido. El primo del presidente garantizaría un refugio político seguro donde el peñismo podría replegarse finiquitado el sexenio. Vázquez Mota es amiga. En octubre, Mexicanos contra la corrupción y la impunidad (MCCI) informó que Juntos Podemos, la iniciativa que preside, ha recibido 900 millones de pesos del gobierno federal. La fallida candidata presidencial perdió credibilidad; debía erigirse como oposición al gobierno peñista, ¡no asociarse con él!…

La del Estado de México será la madre de todas las concertacesiones, en tanto pondrá a prueba la flexibilidad de la amistad entre el PRI y el PAN.


La imposición de Alfredo Del Mazo como candidato de unidad sugiere que Enrique Peña Nieto concertacesionará para ganar [sic, por Cervantes, que debe revolcarse en alguna tumba cada vez que alguien inventa un verbo]. Sería ingenuo pensar que el primer priísta del país no tratase de retener una plaza estratégica, electoral y simbólicamente. Peña Nieto necesita ganar para tener margen de maniobra para conducir al tricolor hacia la nueva etapa que se abrirá después de 2018.

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miércoles, 22 de febrero de 2017

La madre de todas las concertacesiones Por Francisco Baeza

Francisco Baeza [@paco_baeza_]. 21 de febrero de 2017.

Luego del proceso electoral de 1983, los nuevos científicos que gobernaban el tricolor, mentes brillantes entre las que destacaba Carlos Salinas de Gortari, habían comprendido que el monopolio del poder era insostenible. En 1989, el PRI rindió por primera vez una gubernatura, la de Baja California; en 1991 y 1992 rindió las de Guanajuato y Chihuahua, respectivamente. Para 1996, la oposición gobernaba 4 estados y 444 municipios; para 2000, gobernaba el país, la capital, 11 estados y 1,031 municipios. En plena pachanga democrática se acuñó el término concertacesión para definir la práctica del oficialismo de aceptar los triunfos electorales de la oposición a cambio de su apoyo político o, en un sentido más amplio, para referirse a las nuevas fórmulas de convivencia política. El PRI de Salinas probó que compartir el poder era posible; en algunos casos, incluso, deseable…

El PRI ha compartido el poder en el Estado de México mucho más de lo que parece. No en el ámbito estatal, por supuesto, pero en el municipal: —La oposición —escribe Aldo Muñoz Armenta, en Desestructuración partidista de la oposición (Apuntes electorales, 2015), un documento imprescindible para conocer la situación sobre el terreno —se ha constituido como una alternativa [electoral] en la mayor parte de los municipios mexiquenses—. Solo 6 de los 125 no han disfrutado de la alternancia. Acambay, Atlacomulco, Chimalhuacán, San Felipe del progreso, Temascaltepec y Villa Victoria apenas reúnen el 6% de la población de la lista nominal.

En junio, Alfredo del Mazo y Josefina Vázquez Mota disputarán la gubernatura del estado. La convivencia entre el PRI y el PAN ha sido tan saludable que la balanza podría inclinarse hacia cualquiera con tal de evitar que Andrés Manuel López Obrador y Delfina Gómez les peguen un susto. Del Mazo es disciplinado. Hace seis años, aparcó sus aspiraciones políticas para fortalecer al partido. El primo del presidente garantizaría un refugio político seguro donde el peñismo podría replegarse finiquitado el sexenio. Vázquez Mota es amiga. En octubre, Mexicanos contra la corrupción y la impunidad (MCCI) informó que Juntos Podemos, la iniciativa que preside, ha recibido 900 millones de pesos del gobierno federal. La fallida candidata presidencial perdió credibilidad; debía erigirse como oposición al gobierno peñista, ¡no asociarse con él!…

La del Estado de México será la madre de todas las concertacesiones, en tanto pondrá a prueba la flexibilidad de la amistad entre el PRI y el PAN.


La imposición de Alfredo Del Mazo como candidato de unidad sugiere que Enrique Peña Nieto concertacesionará para ganar [sic, por Cervantes, que debe revolcarse en alguna tumba cada vez que alguien inventa un verbo]. Sería ingenuo pensar que el primer priísta del país no tratase de retener una plaza estratégica, electoral y simbólicamente. Peña Nieto necesita ganar para tener margen de maniobra para conducir al tricolor hacia la nueva etapa que se abrirá después de 2018.

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