Luego del proceso electoral de 1983, los
nuevos científicos que
gobernaban el tricolor, mentes brillantes entre las que destacaba Carlos
Salinas de Gortari, habían comprendido que el monopolio del poder era
insostenible. En 1989, el PRI rindió por primera vez una gubernatura, la de
Baja California; en 1991 y 1992 rindió las de Guanajuato y Chihuahua,
respectivamente. Para 1996, la oposición gobernaba 4 estados y 444 municipios;
para 2000, gobernaba el país, la capital, 11 estados y 1,031 municipios. En
plena pachanga democrática se acuñó el término concertacesión para definir la práctica del oficialismo
de aceptar los triunfos electorales de la oposición a cambio de su apoyo
político o, en un sentido más amplio, para referirse a las nuevas fórmulas de
convivencia política. El PRI de Salinas probó que compartir el poder era
posible; en algunos casos, incluso, deseable…
El PRI ha compartido el poder en el
Estado de México mucho más de lo que parece. No en el ámbito estatal, por
supuesto, pero en el municipal: —La oposición —escribe Aldo Muñoz Armenta, en Desestructuración
partidista de la oposición (Apuntes electorales, 2015), un documento
imprescindible para conocer la situación sobre el terreno —se ha constituido
como una alternativa [electoral] en la mayor parte de los municipios
mexiquenses—.
Solo 6 de los 125 no han disfrutado de la alternancia. Acambay, Atlacomulco,
Chimalhuacán, San Felipe del progreso, Temascaltepec y Villa Victoria apenas
reúnen el 6% de la población de la lista nominal.
En junio, Alfredo del Mazo y Josefina
Vázquez Mota disputarán la gubernatura del estado. La convivencia entre el PRI
y el PAN ha sido tan saludable que la balanza podría inclinarse hacia
cualquiera con tal de evitar que Andrés Manuel López Obrador y Delfina Gómez
les peguen un susto. Del Mazo es disciplinado. Hace seis años, aparcó sus
aspiraciones políticas para fortalecer al partido. El primo del presidente
garantizaría un refugio político seguro donde el peñismo podría replegarse
finiquitado el sexenio. Vázquez Mota es amiga. En octubre, Mexicanos contra la
corrupción y la impunidad (MCCI) informó que Juntos Podemos, la iniciativa que
preside, ha recibido 900 millones de pesos del gobierno federal. La fallida candidata
presidencial perdió credibilidad; debía erigirse como oposición al gobierno
peñista, ¡no asociarse con él!…
La del Estado de México será la madre de
todas las concertacesiones, en tanto pondrá a prueba la flexibilidad de la
amistad entre el PRI y el PAN.
La imposición de Alfredo Del Mazo como
candidato de unidad sugiere que Enrique Peña Nieto concertacesionará para
ganar [sic, por Cervantes, que debe revolcarse en alguna
tumba cada vez que alguien inventa un verbo]. Sería ingenuo pensar que el
primer priísta del país no tratase de retener una plaza estratégica, electoral
y simbólicamente. Peña Nieto necesita ganar para tener margen de maniobra
para conducir al tricolor hacia la nueva etapa que se abrirá después de 2018.
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