miércoles, 12 de enero de 2022

La “leve” huella de Ómicron

 


La “leve” huella de Ómicron

 

Iniciamos esta semana con la noticia de que el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, dio positivo a Covid-19 nuevamente. Aunque se ha precisado que afortunadamente el mandatario se encuentra con síntomas leves y en reposo, este hecho deja entrever que el país ya transita por la cuarta ola de la pandemia, en la cual predomina Ómicron.

 

Esta nueva variante no sólo ha cambiado las reglas de lo que ya sabíamos sobre el Covid-19, sino que nos urge como sociedad a seguir atentos del rumbo que tomará la pandemia y, sobre todo, a seguir aprendiendo y actuando de manera preventiva.

 

Los contagios han empezado a crecer en todos los rincones del mundo e incluso se sabe que Ómicron está desplazando de manera inusitada a otras variantes como Delta, la cual predominaba en la tercera ola.

 

También se sabe, y ha quedado claro, que Ómicron es sumamente contagioso, ya que vive en la nariz y en el área respiratoria superior, lo cual permite que se transmita con mayor facilidad. Precisamente, la semana pasada se produjo el mayor número de casos del virus desde su aparición, con 95 millones en todo el planeta.

 

El Premio Nacional de Salud 2020, el Dr. Francisco Moreno Sánchez, clarifica que esta nueva variante presenta síntomas como excesiva congestión nasal, dolor de garganta intenso y cansancio físico, lo cual podría parecer en un primer momento una fuerte gripa, aunque sin duda lo más recomendable es realizarse una prueba de PCR.

 

En otros hallazgos los expertos coinciden en que “aparentemente” es menos peligroso debido a que no llega a vincularse con los pulmones, en la mayoría de los casos, como otras variantes. Sin embargo, también concuerdan en que su peligrosidad es relativa, ya que depende de varios factores, muchos de ellos como la propia condición de salud y defensas de los pacientes.

 

Precisamente, ese es uno de los puntos más relevantes de esta variante, ya que su relativa baja peligrosidad no debe hacer que disminuyamos las precauciones, ni mucho menos que desestimemos los estragos.

 

Por una parte, se sabe que ocasiona menor daño pulmonar, pero esto no significa que sea así para todos, pues nadie puede asegurar que todos los contagiados tendrán una evolución favorable.

 

Incluso el Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha alertado a los sistemas sanitarios de todo el mundo, ya que si bien parece ser menos grave que Delta, especialmente para las personas que ya están vacunadas, esto no significa que deba clasificarse como “leve”.

 

 

Basta voltear a ver los estragos que ha generado el avance de esta variante en México, en donde las cifras de contagios han crecido en más de un 230%, rompiendo barreras no vistas con antelación.

 

Tan solo el Sistema de Información de la RED IRAG, de la Secretaría de Salud, dio a conocer que 106 hospitales se encuentran por arriba del 70% en sus camas generales para atender pacientes que presentan complicaciones de COVID-19, además de que 20 nosocomios están por arriba de ese porcentaje en sus áreas de terapia intensiva; mientras en la ocupación de camas con ventilador UCI, 18 centros hospitalarios se encuentran en esta situación. En conjunto suman 144 hospitales, 26 más que en la semana anterior.

 

En Estados Unidos, el gobernador de Maryland, Larry Hogan, declaró estado de emergencia hace una semana, al señalar que la entidad tenía más pacientes hospitalizados por COVID-19 que en cualquier momento previo de esta pandemia.

 

Es así que surgen varias interrogantes, ya que si realmente es “leve” ¿Por qué los hospitales están saturados? ¿Por qué el personal de salud está agotado? ¿Por qué se está generando un colapso en los aeropuertos del mundo por los miles de vuelos cancelados? Tal vez Ómicron sea un virus que llega, como dice la popular fábula, como un lobo en piel de cordero.

 

Como prueba de ello, podemos verificar lo que se le ha denominado “long covid” o covid largo, por las secuelas, e incluso el daño permanente que está ocasionando en la salud a mediano y largo plazo de quienes se han visto afectados, sin importar si se trató de casos leves o incluso asintomáticos.

 

En este sentido, el gobierno de Finlandia ha advertido que el Covid podría persistir durante meses después de una infección inicial, emergiendo como una enfermedad crónica.

 

Es por ello que el reto que tenemos en nuestras manos es grande, necesitamos hacer bien las cosas para evitar que el virus siga transmitiéndose y generando estragos en los más indefensos o bien dejando secuelas en nuestro organismo.

 

Hoy, más que nunca, la pandemia mostrará lo que realmente somos como personas y como sociedad. Pondrá en relieve si podemos ser responsables con quien tenemos al lado para evitar que sigan creciendo los contagios o exhibirá el egoísmo de no hacer lo que nos corresponde para que las complicaciones “leves” de Ómicron no afecten a los más vulnerables.

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miércoles, 12 de enero de 2022

La “leve” huella de Ómicron

 


La “leve” huella de Ómicron

 

Iniciamos esta semana con la noticia de que el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, dio positivo a Covid-19 nuevamente. Aunque se ha precisado que afortunadamente el mandatario se encuentra con síntomas leves y en reposo, este hecho deja entrever que el país ya transita por la cuarta ola de la pandemia, en la cual predomina Ómicron.

 

Esta nueva variante no sólo ha cambiado las reglas de lo que ya sabíamos sobre el Covid-19, sino que nos urge como sociedad a seguir atentos del rumbo que tomará la pandemia y, sobre todo, a seguir aprendiendo y actuando de manera preventiva.

 

Los contagios han empezado a crecer en todos los rincones del mundo e incluso se sabe que Ómicron está desplazando de manera inusitada a otras variantes como Delta, la cual predominaba en la tercera ola.

 

También se sabe, y ha quedado claro, que Ómicron es sumamente contagioso, ya que vive en la nariz y en el área respiratoria superior, lo cual permite que se transmita con mayor facilidad. Precisamente, la semana pasada se produjo el mayor número de casos del virus desde su aparición, con 95 millones en todo el planeta.

 

El Premio Nacional de Salud 2020, el Dr. Francisco Moreno Sánchez, clarifica que esta nueva variante presenta síntomas como excesiva congestión nasal, dolor de garganta intenso y cansancio físico, lo cual podría parecer en un primer momento una fuerte gripa, aunque sin duda lo más recomendable es realizarse una prueba de PCR.

 

En otros hallazgos los expertos coinciden en que “aparentemente” es menos peligroso debido a que no llega a vincularse con los pulmones, en la mayoría de los casos, como otras variantes. Sin embargo, también concuerdan en que su peligrosidad es relativa, ya que depende de varios factores, muchos de ellos como la propia condición de salud y defensas de los pacientes.

 

Precisamente, ese es uno de los puntos más relevantes de esta variante, ya que su relativa baja peligrosidad no debe hacer que disminuyamos las precauciones, ni mucho menos que desestimemos los estragos.

 

Por una parte, se sabe que ocasiona menor daño pulmonar, pero esto no significa que sea así para todos, pues nadie puede asegurar que todos los contagiados tendrán una evolución favorable.

 

Incluso el Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha alertado a los sistemas sanitarios de todo el mundo, ya que si bien parece ser menos grave que Delta, especialmente para las personas que ya están vacunadas, esto no significa que deba clasificarse como “leve”.

 

 

Basta voltear a ver los estragos que ha generado el avance de esta variante en México, en donde las cifras de contagios han crecido en más de un 230%, rompiendo barreras no vistas con antelación.

 

Tan solo el Sistema de Información de la RED IRAG, de la Secretaría de Salud, dio a conocer que 106 hospitales se encuentran por arriba del 70% en sus camas generales para atender pacientes que presentan complicaciones de COVID-19, además de que 20 nosocomios están por arriba de ese porcentaje en sus áreas de terapia intensiva; mientras en la ocupación de camas con ventilador UCI, 18 centros hospitalarios se encuentran en esta situación. En conjunto suman 144 hospitales, 26 más que en la semana anterior.

 

En Estados Unidos, el gobernador de Maryland, Larry Hogan, declaró estado de emergencia hace una semana, al señalar que la entidad tenía más pacientes hospitalizados por COVID-19 que en cualquier momento previo de esta pandemia.

 

Es así que surgen varias interrogantes, ya que si realmente es “leve” ¿Por qué los hospitales están saturados? ¿Por qué el personal de salud está agotado? ¿Por qué se está generando un colapso en los aeropuertos del mundo por los miles de vuelos cancelados? Tal vez Ómicron sea un virus que llega, como dice la popular fábula, como un lobo en piel de cordero.

 

Como prueba de ello, podemos verificar lo que se le ha denominado “long covid” o covid largo, por las secuelas, e incluso el daño permanente que está ocasionando en la salud a mediano y largo plazo de quienes se han visto afectados, sin importar si se trató de casos leves o incluso asintomáticos.

 

En este sentido, el gobierno de Finlandia ha advertido que el Covid podría persistir durante meses después de una infección inicial, emergiendo como una enfermedad crónica.

 

Es por ello que el reto que tenemos en nuestras manos es grande, necesitamos hacer bien las cosas para evitar que el virus siga transmitiéndose y generando estragos en los más indefensos o bien dejando secuelas en nuestro organismo.

 

Hoy, más que nunca, la pandemia mostrará lo que realmente somos como personas y como sociedad. Pondrá en relieve si podemos ser responsables con quien tenemos al lado para evitar que sigan creciendo los contagios o exhibirá el egoísmo de no hacer lo que nos corresponde para que las complicaciones “leves” de Ómicron no afecten a los más vulnerables.

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