Columna Nuevos Horizontes
Cooperación
Técnica y Cumbre de las Américas
Alberto
Jiménez Merino
Entre el 6 y 10 de junio
2022 se realizará en Los Ángeles, California, la Novena Cumbre de las Américas
convocada por el Gobierno de los Estados Unidos con el lema “Construyendo un
futuro sostenible, resiliente y equitativo”.
Según la página web del
Departamento de Estado, a esta cumbre asisten los presidentes, jefes de Estado
y de Gobierno de los países de Norte, Centro y Sudamérica, el Caribe y España.
También los ministros de Asuntos Exteriores, los jefes de Organizaciones
Internacionales, personas, grupos vulnerables y empresarios a través del Foro de
la Sociedad Civil, Foro de Jóvenes de las Américas y del Foro de CEO’s Chief
Executive Officer, directores ejecutivos de mayor rango en las empresas del
continente.
Las temáticas anunciadas son
preocupaciones sobre la pandemia COVID y las debilidades descubiertas en los sistemas
sanitarios, económicos, educativos y sociales, amenazas a la democracia, crisis
climática y acceso a oportunidades económicas, sociales y políticas. Además, la
migración, la delincuencia y tráfico/consumo de drogas como fenómenos en crecimiento.
La cooperación Internacional
es fundamental para el desarrollo de los países porque hay una gran
interdependencia geográfica, ambiental, económica y tecnológica. La autosuficiencia
es un mito político que se ha sobredimensionado para explotar el nacionalismo,
complicando más los problemas.
En este marco y previo a la
Cumbre de las Américas, creo que se debe integrar a la Agenda uno de los
aspectos más olvidados y menospreciados dentro de los países y entre cada uno
para impulsar su desarrollo: la
formación de recursos humanos, líderes para atender los principales problemas
que hoy nos aquejan al sur del Río Bravo.
Ningún gobierno liberal ni
conservador tendrá éxito en sus programas, ni en la solución de los principales
problemas socioeconómicos y ambientales, si no prepara a corto y mediano plazo
un sólido ejército de profesionistas capacitados para aplicar las políticas,
programas y acciones en favor de la sociedad.
No es el camino invertir cada
vez en más armas, patrullas y policías destinando más recursos a las áreas de
seguridad, si no se atiende al mismo tiempo la educación, la salud, la
infraestructura el medio ambiente, la producción alimentaria y la salud.
Y en estas áreas tenemos
mucho que aprender de otros países en lugar de pretender aprender solos. Y aquí
es donde la cooperación internacional, de doble vía, tiene una gran
responsabilidad y oportunidad.
Y, para ser congruentes con lo
anterior, comparto algunas acciones de
cooperación internacional, promovidas en responsabilidades anteriores que
ayudaron a la formación de recursos humanos y tuvieron impactos positivos en
sus sectores o regiones.
Un convenio de cooperación
técnica entre la Estación Experimental de Pastos y Forrajes Matanzas, Cuba, y
el Departamento de Zootecnia de la Universidad Autónoma Chapingo en 1989, con
lo que se promovió el intercambio de investigadores en las áreas de producción
de semillas forrajeras y manejo del pastoreo en la producción de carne y leche.
En 1991, un Convenio entre
la Universidad Autónoma Chapingo y la Universidad Técnica Nacional de Costa
Rica, permitió a 7 jóvenes técnicos de la Escuela Centroamericana de Ganadería
terminar su carrera de Ingeniero Agrónomo en nuestro país.
Asimismo, un acuerdo de
Cooperación Técnica con la Federación Colombiana de la Guadua y la Secretaría
de Desarrollo Rural de Puebla, apoyó la capacitación de productores y técnicos
en la producción y procesamiento del bambú entre Armenia, Colombia y la Sierra
Norte y Nororiente de nuestro estado. Igualmente, con apoyo de la Federación
Colombiana de Biocombustibles, realizamos una Misión Tecnológica sobre Etanol
de caña de azúcar y elaboramos el primer proyecto ejecutivo para su producción
en Puebla.
Posteriormente, una misión
tecnológica de funcionarios de la Secretaría de Desarrollo Rural (SDR) en 2007
a Chile, generó un Convenio de Cooperación Técnica y Científica con el
Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas (INIA), a través del cual
expertos chilenos vinieron a capacitar y asesorar a productores poblanos de
Nuez de Castilla y promover la adopción de cinco innovaciones fundamentales
para mejorar la productividad.
Varias misiones se hicieron
a Cuba y se establecieron convenios de cooperación técnica para aprovechar los
avances tecnológicos existentes en la isla, especialmente en productividad de
la caña de azúcar. Con el Ministerio del Azúcar firmamos un convenio para
recibir apoyo de expertos cubanos que resolviera el problema del gusano
barrenador del tallo en Atencingo, Puebla, con métodos biológicos.
Otro convenio se firmó con
el Instituto Nacional de Investigaciones Fundamentales de la Agricultura
Tropical (INIFAT) y la SDR, a través del cual se capacitaron 16 técnicos
poblanos en huertos familiares y seguridad alimentaria.
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