Columna Nuevos Horizontes
Presupuesto
de Egresos 2023, por el Campo Yo Propongo
Alberto
Jiménez Merino
El campo mexicano ocupa el tercer
lugar en producción agropecuaria de América Latina y el décimo segundo del
mundo, con 288 millones 294 mil 993 toneladas de cultivos, ganado y peces;
termina este año 2022 con un presupuesto de 55 mil millones de pesos (mmdp) y,
se enfila a tener 70 mmdp en 2023.
Allí, en el campo, viven
30 de los 127 millones de personas que conforman la población nacional.
México es un territorio de
196 millones de hectáreas continentales, más 315 millones de hectáreas de mares;
tiene 11 mil kilómetros de litorales, una frontera agrícola de 27 millones de hectáreas
y 109 millones de hectáreas son de uso ganadero. La diferencia son cuerpos de
agua, destacando 800 grandes presas, zonas urbanas y áreas forestales.
Nuestro país cuenta con un
Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (SENASICA),
que se ha encargado de minimizar el riesgo de introducción de plagas y
enfermedades; tiene 192 laboratorios de diagnóstico agropecuario que procesan 9
millones de muestras anuales en salud animal y 12 mil diagnósticos de sanidad
vegetal; además de, 80 caninos para la revisión de equipaje en aeropuertos con
92 por ciento de efectividad.
Al cierre del 2017, el campo
mexicano generó ingresos de exportaciones por 32 mil 583 millones de dólares (mmd),
lo cual convierte al sector agroalimentario en un potente generador de divisas
que, en algunos años ha superado a las obtenidas por remesas, venta de petróleo
y turismo, según datos del Sistema de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP),
de SAGARPA, 2018.
Las evidencias demuestran
que el crecimiento agroalimentario no solo es eficaz para aliviar la pobreza
rural, sino que es más eficaz que el crecimiento industrial para reducir la
pobreza urbana. Así, un aumento del 10 por ciento de la productividad agrícola
está asociado a aumentos de 9 a 10.2 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB)
per cápita. En cambio, un aumento de la productividad de las manufacturas se
vincula solamente a un incremento de 1.5 a 2.6 por ciento del PIB per cápita en
varios países según indica Houck, 1986, y Vollrath, 1994, citados por Muñoz y
otros, 2018.
Los principales problemas
del campo mexicano son: el tamaño reducido de parcelas; el bajo desarrollo
organizacional productivo; la dependencia de lluvias en el 80 por ciento de la
superficie agrícola; la avanzada edad de los campesinos y su reducida
escolaridad; altos costos de insumos que derivan en altos costos de producción;
problemas de aguas residuales y basura que afecta a las unidades productivas;
falta de financiamiento y paquetes tecnológicos; bajos rendimientos; aplicación
de insumos de más; y, trabajo innecesario, pérdida de fertilidad y contaminación
del suelo.
En el gobierno, al igual que
en las familias, nunca hay un presupuesto que alcance para todas las
necesidades de los sectores sociales, económicos y ambientales, pero hay
prioridades como la alimentación, vivienda, energía, seguridad y salud, que no
pueden abandonarse porque son derechos esenciales.
Los problemas de México no
tienen colores. Para resolverlos se requiere de la unidad y colaboración de
todos los mexicanos. Por eso, con el mismo espíritu de cooperación con el poder
ejecutivo en sus diferentes niveles, mostrado por la dirigencia nacional, algunos
legisladores y líderes del partido en el que he militado, hoy comparto estas
propuestas, derivadas de la experiencia vivida varios años en el sector
agroalimentario a fin de contribuir a la discusión y aprobación del presupuesto
2023.
1. Hemos tenido presupuestos
históricos en los últimos 10 años que han superado los 90 mmdp. Ya es tiempo que el campo mexicano tenga 100
mmdp. anuales para la atención de sus prioridades.
2. Es fundamental asegurar
que se destine el 10 por ciento de todos
los programas de fomento a Servicios de Capacitación y Acompañamiento técnico a
fin de asegurar el impacto de los apoyos otorgados en la productividad
agroalimentaria.
3. El SENASICA, que este año
tuvo 3 mil 344 mmdp. y trae la misma cantidad para 2023, requiere al menos de 6
mil mmdp., porque tan sólo para salvar
la citricultura del Huanglongbing (HLB), se necesitan mil 700 mdp., según
la Asociación Nacional de Citricultores (ANAPROCI).
4. Es un gran acierto que se
destinen 16 mil mdp. para fertilizantes, para los 2 millones de beneficiarios
de Producción para el Bienestar, de las 32 entidades del país, pero se requiere
de semillas para un mayor aprovechamiento de este insumo. Con base en lo
anterior, se propone adicionar o reorientar 5 mil mdp. para apoyar con semillas
mejoradas de maíz y frijol, como lo propone la Asociación Semilleros Mexicanos
Unidos (SEMUAC).
5. Se destinarán 26 mil mdp.
para infraestructura hidroagrícola, por lo que se propone fortalecer los apoyos a riego tecnificado para elevar
productividad y recuperar volúmenes para uso público urbano y, destinar al
menos 2 mil mdp. para obras de captación y almacenamiento de agua para uso
agropecuario y recarga de acuíferos.
6. Apoyar con mil 500 mdp. a la tecnificación ganadera para la siembra
de praderas, resiembra de pastizales, inseminación artificial y trasplante de
embriones que permita elevar la productividad en el sector lechero y cárnico.
Y, finalmente:
7. Destinar recursos para la
operación básica de las dependencias del sector, distritos y Centros de Apoyo al Desarrollo Rural (CADER’s) a fin de
atender a los productores; inspeccionar
y vigilar ríos y acuíferos; prevenir y combatir incendios forestales; apertura
de ventanillas de atención de trámites
agrarios; así como el rescate
de la pesca en los ríos para la seguridad de alimentaria de las familias
ribereñas.
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