lunes, 5 de junio de 2023

Convenio DGETA-CIAT, desarrollo regional y educación dual


 Columna Nuevos Horizontes

Convenio DGETA-CIAT, desarrollo regional y educación dual

Alberto Jiménez

Merino

El próximo miércoles 7 de junio en el municipio de Molcaxac, Puebla, se firmará el

Convenio de Cooperación Técnica entre la Coordinación Estatal de la Dirección

General de Educación Tecnológica Agropecuaria y Ciencias del Mar (DGETAYCM)

de la Secretaría de Educación Pública (SEP), a cargo del capitán Raymundo Mata

Contreras, y el Centro de Innovaciones Agroalimentarias y Tecnológicas Puebla

A.C. (CIAT) México, que me honro en dirigir.

Los principales objetivos del convenio DGETAYCM-CIAT son el establecer

parcelas demostrativas para promover el rescate de la milpa mexicana, impulsar el

cultivo de praderas de temporal para mejorar la alimentación del ganado, y

tecnificar el cultivo de caña de azúcar, todas estas tareas utilizando biofertilizantes

para una agricultura más ecológica en la Mixteca Poblana y el Valle de Tehuacán.

Participan en este esfuerzo, los Centros de Bachillerato Tecnológico Agropecuario

(CBTA) de Molcaxac, Zinacatepec, Acatlán, Chietla, así como el Instituto

Tecnológico Agropecuario (ITA) de Tecomatlán. En cada uno de ellos se instalará

una hectárea de milpa mexicana y una de pasto Mavuno, ambas con

biofertilizantes. En Chietla, ubicada en la región del ingenio azucarero Atencingo,

además se agrega una hectárea de caña de azúcar también con biofertilizantes.

Este convenio suma esfuerzos técnicos, tecnológicos y materiales de las

empresas mexicanas, tales como semillas El Caudillo, que aporta la semilla de

maíz; biofábrica Siglo XXI, que proporciona los biofertilizantes; y la empresa

brasileña Wolf, con la semilla de praderas tropicales.

La firma de este acuerdo adquiere pertinencia en el marco de la estrategia de la

DGETAYCM para adoptar la educación dual de sus educandos, con la experiencia

desarrollada en Alemania. Los estudiantes deben cubrir un tiempo de su formación

trabajando en empresas de su ámbito profesional.

La vinculación Gobierno–Escuela–Empresa–Productores, es una fórmula

indispensable para la mejor formación de los futuros profesionistas, lo que les

permitirá ser más conocedores de la realidad para atender los problemas de la

productividad sustentable.

La milpa mexicana es una asociación de maíz-frijol-calabaza que los campesinos

hacían en la época prehispánica para asegurar las cosechas. Así, en los años

buenos en lluvias podían cosechar de todo, pero si había sequía al menos

obtenían calabaza y frijol, por ser cultivos más rápidos. Este método de cultivo

fortalece la seguridad alimentaria familiar e incluso llega a duplicar los ingresos en

comparación al monocultivo de maíz.


Con el tiempo esta forma de cultivo ha ido desapareciendo por la falta de servicios

técnicos, capacitación, asesoría e insumos, y por las recurrentes sequías cada vez

más intensas por el cambio climático. Ante ello, se plantean acciones de rescate a

través de la formación de técnicos y profesionistas que vengan a cubrir este vacío

de las políticas públicas.

En la misma línea se encuentra la alimentación del ganado, uno de los problemas

más añejos de la ganadería y de gran actualidad por el cambio climático, porque

no hemos sido capaces de convencer a los ganaderos de darles la categoría de

cultivos a los pastos con los que se ha alimentado el ganado en las áreas cerriles,

desde la llegada de los españoles.

Una historia similar tiene la degradación de los suelos por malas prácticas

agrícolas y por la predominancia de una cultura extractiva que por décadas ha

cultivado las cosechas, sin devolver los residuos y abonos para mantener el

equilibrio nutricional. Hemos perdido la tierra fértil, la materia orgánica y hasta los

microorganismos del suelo. Hoy no solo requerimos detener la degradación,

también recuperar la materia orgánica y los microbios. Por ello, la propuesta de

usar abonos a base de microrganismos, como los biofertilizantes, es ya muy

necesaria.

Y, no hay mejor forma de capacitar y transferir tecnología, que hacerlo por la vía

demostrativa en la que los jóvenes y sus padres puedan verlo en vivo y

compartirlo con los demás fuera de las aulas en sus regiones de influencia. El 50

por ciento del nuevo conocimiento se obtiene de ver lo que otros están haciendo.

Hemos perdido muchos años compartiendo teoría sin práctica.

La escuela es el espejo de la comunidad y si queremos que algo pase en los

pueblos, hay que decirlo y hacerlo en las escuelas, con proyectos piloto

demostrativos como el primer gran paso.

Por ello, agradezco a Raymundo Mata y a los directivos y personal docente de las

escuelas participantes, por este modesto pero importante acuerdo para hacer las

cosas diferentes y con ello formar mejores técnicos para el desarrollo

agroalimentario.

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lunes, 5 de junio de 2023

Convenio DGETA-CIAT, desarrollo regional y educación dual


 Columna Nuevos Horizontes

Convenio DGETA-CIAT, desarrollo regional y educación dual

Alberto Jiménez

Merino

El próximo miércoles 7 de junio en el municipio de Molcaxac, Puebla, se firmará el

Convenio de Cooperación Técnica entre la Coordinación Estatal de la Dirección

General de Educación Tecnológica Agropecuaria y Ciencias del Mar (DGETAYCM)

de la Secretaría de Educación Pública (SEP), a cargo del capitán Raymundo Mata

Contreras, y el Centro de Innovaciones Agroalimentarias y Tecnológicas Puebla

A.C. (CIAT) México, que me honro en dirigir.

Los principales objetivos del convenio DGETAYCM-CIAT son el establecer

parcelas demostrativas para promover el rescate de la milpa mexicana, impulsar el

cultivo de praderas de temporal para mejorar la alimentación del ganado, y

tecnificar el cultivo de caña de azúcar, todas estas tareas utilizando biofertilizantes

para una agricultura más ecológica en la Mixteca Poblana y el Valle de Tehuacán.

Participan en este esfuerzo, los Centros de Bachillerato Tecnológico Agropecuario

(CBTA) de Molcaxac, Zinacatepec, Acatlán, Chietla, así como el Instituto

Tecnológico Agropecuario (ITA) de Tecomatlán. En cada uno de ellos se instalará

una hectárea de milpa mexicana y una de pasto Mavuno, ambas con

biofertilizantes. En Chietla, ubicada en la región del ingenio azucarero Atencingo,

además se agrega una hectárea de caña de azúcar también con biofertilizantes.

Este convenio suma esfuerzos técnicos, tecnológicos y materiales de las

empresas mexicanas, tales como semillas El Caudillo, que aporta la semilla de

maíz; biofábrica Siglo XXI, que proporciona los biofertilizantes; y la empresa

brasileña Wolf, con la semilla de praderas tropicales.

La firma de este acuerdo adquiere pertinencia en el marco de la estrategia de la

DGETAYCM para adoptar la educación dual de sus educandos, con la experiencia

desarrollada en Alemania. Los estudiantes deben cubrir un tiempo de su formación

trabajando en empresas de su ámbito profesional.

La vinculación Gobierno–Escuela–Empresa–Productores, es una fórmula

indispensable para la mejor formación de los futuros profesionistas, lo que les

permitirá ser más conocedores de la realidad para atender los problemas de la

productividad sustentable.

La milpa mexicana es una asociación de maíz-frijol-calabaza que los campesinos

hacían en la época prehispánica para asegurar las cosechas. Así, en los años

buenos en lluvias podían cosechar de todo, pero si había sequía al menos

obtenían calabaza y frijol, por ser cultivos más rápidos. Este método de cultivo

fortalece la seguridad alimentaria familiar e incluso llega a duplicar los ingresos en

comparación al monocultivo de maíz.


Con el tiempo esta forma de cultivo ha ido desapareciendo por la falta de servicios

técnicos, capacitación, asesoría e insumos, y por las recurrentes sequías cada vez

más intensas por el cambio climático. Ante ello, se plantean acciones de rescate a

través de la formación de técnicos y profesionistas que vengan a cubrir este vacío

de las políticas públicas.

En la misma línea se encuentra la alimentación del ganado, uno de los problemas

más añejos de la ganadería y de gran actualidad por el cambio climático, porque

no hemos sido capaces de convencer a los ganaderos de darles la categoría de

cultivos a los pastos con los que se ha alimentado el ganado en las áreas cerriles,

desde la llegada de los españoles.

Una historia similar tiene la degradación de los suelos por malas prácticas

agrícolas y por la predominancia de una cultura extractiva que por décadas ha

cultivado las cosechas, sin devolver los residuos y abonos para mantener el

equilibrio nutricional. Hemos perdido la tierra fértil, la materia orgánica y hasta los

microorganismos del suelo. Hoy no solo requerimos detener la degradación,

también recuperar la materia orgánica y los microbios. Por ello, la propuesta de

usar abonos a base de microrganismos, como los biofertilizantes, es ya muy

necesaria.

Y, no hay mejor forma de capacitar y transferir tecnología, que hacerlo por la vía

demostrativa en la que los jóvenes y sus padres puedan verlo en vivo y

compartirlo con los demás fuera de las aulas en sus regiones de influencia. El 50

por ciento del nuevo conocimiento se obtiene de ver lo que otros están haciendo.

Hemos perdido muchos años compartiendo teoría sin práctica.

La escuela es el espejo de la comunidad y si queremos que algo pase en los

pueblos, hay que decirlo y hacerlo en las escuelas, con proyectos piloto

demostrativos como el primer gran paso.

Por ello, agradezco a Raymundo Mata y a los directivos y personal docente de las

escuelas participantes, por este modesto pero importante acuerdo para hacer las

cosas diferentes y con ello formar mejores técnicos para el desarrollo

agroalimentario.

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