COLUMNA: ESTAMOS EN CONEXIÓN
“DIFERTENCIA ENTRE DOLOR Y SUFRIMIENTO… SANAR LAS HERIDAS DEL
PASADO ES EL PRIMER PASO PARA DISFRUTAR DEL PRESENTE”
Por: Jorge García D.
Existe un tipo de tristeza que no nos hace llorar, se siente como una gran pena en nuestro interior que nos
deja vacíos, pensando en todo y a la vez en nada, como si ya no fuésemos nosotros mismos, como si ya no
tuviéramos una parte de nuestra alma. Cuanto más profundo escondes el dolor, más dolerá. ¿Quieres que la
herida sane correctamente? Entonces debes dejar de tocarla. Tienes que tener presente que todas las
heridas necesitan tomar aire para sanar correctamente. Recuerda que nadie puede sanar siendo la misma
persona, solo es posible sanar si tú permites una transformación personal.
Las experiencias dolorosas que desarrollamos a lo largo de nuestra vida conforman nuestras
heridas emocionales; y estas pueden al ser experiencias de vida, suelen ser muy diversas y
podemos identificarlas o llamarlas de muchas formas: traición, deslealtad, humillación,
perjurio, ingratitud, inseguridad, desconfianza, abandono, injusticia, provocar en nosotros
una baja autoestima, desvalorización o carencias afectivas.
Estamos hechos de historias, de vivencias, y cada una de ellas está llena de emociones, y en
definitiva muchas de ellas nos enganchan al pasado. Puedes cambiar la visión de cada
vivencia, puedes lograr cambiar tu percepción, cambiar la mirada para que dejen de causar
daño, puedes cambiar el obstáculo, pues salir de ese cuarto donde te privaron de tu libertad,
donde sufriste dolos, angustia, o donde confundiste el dolor por amor, porque no conocías
mas allá de golpes, maltrato, carencias, ausencias o desamor, todo deberá convertirse en tan
solo una experiencia, aprendizaje, agradecimiento y seguir adelante. Sino evolucionamos ese
dolor nos quedamos anclados en el miedo, la inseguridad y recriminación.
Recuerda que lo importante no es lo que ocurrió, sino cómo tú lo vives ahora. El pasado ya
no existe, lo que perdura es el recuerdo que guarda tu cerebro, que gracias a la investigación
sabemos que nunca es fidedigno. Por lo tanto, no se trata de borrar el acontecimiento de tu
mente, sino de que lo puedas integrar de otra forma, de manera que no te dañe. Como
nuestro cuerpo cicatriza las heridas para que no nos duela, también nuestro cerebro, nos
permite “reprocesar” el dolor emocional.
DIFERENCIA ENTRE DOLOR Y SUFRIMIENTO A lo largo de la historia de la humanidad, el
hombre ha intentado evitar a toda costa el dolor y el sufrimiento buscando el placer y huir
de aquello que lo lastime y haga daño, y lógicamente resulta natural esta premisa, ya que
nadie está dispuesto a padecer y sufrir. Sin embargo, entender la diferencia entre dolor y
sufrimiento y comprender que serán nuestros compañeros toda la vida, es de vital
importancia ya que al manejar cada una de estas experiencias nos enfrentarán al cambio y
crecimiento, experiencias en sí, únicas pero distintas.
El dolor es una vivencia identificable, tangible. Es un fenómeno concreto que está presente
de manera real para quien lo padece. Cada uno de nosotros aprende el significado de la
palabra “dolor” a través de la experiencia personal, originado por diferentes causas. El dolor
es un aprendizaje personal, una sensación, que evoca una emoción, que es molesto y
desagradable.
Por el contrario, el sufrimiento se ubica y se alimenta en un tiempo y espacio distintos al
momento presente. Generalmente sufrimos por lo ya ocurrido o por lo que creemos que
ocurrirá en un futuro, también se sufre por la manera en que la vida es interpretada por
cada quien, distorsionando muchas veces la realidad. En este caso, el sufrimiento siempre es
alimentado por los pensamientos y emociones, es, a diferencia del dolor, subjetivo.
CÓMO NACEN LOS COMPLEJOS HERIDAS EMOCIONALES: CÓMO SANAR EL PASADO PARA
VIVIR PLENAMENTE EL PRESENTE. Hoy hablaremos sobre cómo sanar las heridas del pasado
sanando nuestras heridas emocionales. Hay gente que opina que revisar el pasado es una
pérdida de tiempo y que lo importante es concentrarse en el presente. Muchas veces este
razonamiento nace del miedo al dolor que produce recordar el pasado. Esta huida hacia
delante lo que produce es precisamente el efecto contrario de lo que se pretende lograr, ser
feliz hoy, en este momento. Una metáfora que podría ilustrar este mecanismo sería como si
un alérgico al polvo va metiendo debajo de la alfombra toda la suciedad para no verla y
piensa que así no le afecta.
Todas las decisiones que has tomado, cada camino que has dejado, los riegos que has
sufrido, las relaciones que has cortado, los planes que no has concretado y cada experiencia
que has vivido te han convertido en la persona que eres hoy. Algunas situaciones han
propiciado aprendizajes valiosos, pero es probable que otros hechos te hayan lastimado y
continúan determinando tu dirección, comportamiento y toma de decisiones, aunque no
seas plenamente consciente de ello, ya que tu cerebro cubre esa herida emocional. En otras
ocasiones el problema no radica en las experiencias traumáticas sino en las creencias que
adquiriste durante la infancia y que no te permiten avanzar. Por eso es tan importante que
mires atrás, revises tu pasado y te liberes del peso que representan tanto los problemas no
resueltos como las creencias limitantes. De esta forma podrás concentrarte en vivir el
presente, una vez que hayas liberado tu cerebro de la carga del pasado.
HERIDAS EMOCIONALES: CUANDO EL PASADO AÚN ES PRESENTE. Es cierto que no puedes
cambiar el pasado, muchas de las decisiones que has tomado no tienen vuelta atrás y no
tienes el poder para borrar las experiencias que ya has vivido. Sin embargo, puedes cambiar
la visión que tienes de esos hechos, puedes lograr que dejen de causarte daño y, sobre todo,
puedes impedir que se conviertan en un obstáculo que te impida seguir adelante.
En muchas ocasiones, cuando se vive una experiencia particularmente dolorosa, las
emociones toman el mando y dificultan pensar con claridad. Ese bloqueo emocional te
impide analizar la situación con objetividad, es como si borrase de un plumazo todos los
posibles aspectos positivos haciendo que te centres solo en los negativos, lo cual
desencadena sentimientos de impotencia, rabia y tristeza. En algunos casos, cuando sientes
que la situación te sobrepasa, simplemente eres incapaz de aceptarla y ese recuerdo
continúa generando emociones negativas que condicionan las relaciones que estableces con
los demás o contigo mismo y se refleja en problemas de autoestima y amor propio.
Creo que merece la pena dedicarle un tiempo a “limpiar de basura emocional” de nuestro
cerebro, precisamente para poder concentrarnos en este presente sin los lastres del pasado.
Ahora bien, pregúntate: ¿Cómo estás viviendo ahora aquello que ocurrió? El cómo lo vives,
marca tu percepción, el sentimiento, la culpa y la aceptación. Acepta la herida como parte
de ti mismo, mírala, observa directamente, siente su mensaje. Forma parte de la experiencia
del ser humano saber que tiene que resolver para su crecimiento y desarrollo personal; y
decide salir de ese cuarto.
Pero por qué protegemos aquello que nos hace daño, es instinto humano, de sobrevivencia,
construir tu propia protección, de amor propio, y de resiliencia, de sacar la fuerza en la
adversidad emocional, construyéndote bloques, barreras, máscaras, todo lo que te haga
estar “entero” ante tu dolor. En el proceso de la sanación de las heridas emocionales, te
invito a romper esa coraza de protección, salir de ese cuarto emocional, dejar atrás el
pasado, para poder sanar la herida. Nuestro ego crea una barrera de protección bastante
eficaz para ocultar nuestros problemas. Tememos ser nosotros mismos, mostrar nuestra
herida, vivirnos desde nuestra vulnerabilidad, esto nos hace ponernos máscaras, escudos y
barreras emocionales con nosotros mismos y con las relaciones. Date un tiempo, en tu
observación, en tu toma de conciencia. Ante las máscaras, escudos y protecciones que te
hayas puesto a causa de esa herida emocional, sin juzgamiento, sin críticas.
Acepta la herida, y veras el espejo que te hace, veras lo que temes o reprochas.
Ninguna transformación es posible, si no aceptamos nuestras heridas emocionales.
Ninguna transformación es posible, si no recogemos el aprendizaje, y tomamos conciencia de
ello.
Toma la decisión de dejarlo ir: aprende a soltar
Es una decisión desde el subconsciente. Si no haces esta decisión te saboteas a ti mismo
anclándote más a la herida del pasado. ¿Estás dispuesto a seguir anclando al dolor, con tu
máscara y escudo? ¿Estás dispuesto a seguir desconectado de tu esencia?
¿CÓMO SANAR EL PASADO PARA QUE NO NOS HAGA DAÑO? Todos nos hemos sentido
dañados en algún momento de nuestra vida. Tengas la edad que tengas, alguna vez has
experimentado algún dolor emocional y sabes lo que son las heridas del pasado. Duelen….
Pero lo que haces con esa herida es probablemente más importante que el propio dolor.
¿CÓMO DEJAR DE LADO LAS HERIDAS DEL PASADO Y SEGUIR ADELANTE? Culpar a otros por
nuestro dolor es lo que la mayoría de nosotros hacemos en un principio. Alguien nos hizo
algo malo o nos ofendieron de alguna manera que nos hirió mucho, buscando se disculpen y
reconozcan que lo que hicieron estuvo mal. Pero culpar a otros por nuestro dolor puede ser
contraproducente. El problema de culpar a los demás es que, a menudo, te puede dejar sin
poder. Por ejemplo, te enfrentas a esa persona (tu jefe, tu cónyuge, tus padres, tu hijo…), y
dicen: “No, no lo hice”, o peor aún, “Y sí lo hice, qué. ¿Y qué si lo hice?; Pues hecho esta y
ahora. Sí no te quiero, eso querías oí. Si, es mejor que tú, y…”. Entonces acumularás ira, dolor
y ninguna resolución. Por ello es importante valorar cómo deseamos superar nuestras
propias heridas. Todos tus sentimientos son legítimos. Es importante sentirlos, permitir que
fluyan y luego seguir adelante. Acumular el dolor es un mal hábito, las personas que se
aferran a estas heridas del pasado, a menudo, reviven el dolor una y otra vez.
¿QUÉ HACER?, ¿CÓMO DE CURAR EL DOLOR DEL PASADO? La mejor manera de dejar las
heridas en el pasado es aceptar que la alegría y la felicidad pueden volver a tu vida. Si tu corazón está
lleno de dolor, ¿cómo puedes estar abierto a cualquier cosa nueva?
Toma la decisión de dejarlo ir: aprende a soltar. Las cosas no desaparecen por sí solas. Tienes que
comprometerte a “dejarlo ir”. Si no haces esta elección consciente por adelantado, podrías terminar
auto-saboteándote y no dejando pasar ese dolor pasado.
Aprender a soltar es totalmente esencial. Lo que pasó, ha de quedar atrás. No haciendo como que
nunca ha pasado, sino aprendiendo de él y evolucionando, pero no reviviendo una y otra vez lo que
ocurrió. Eso es solamente echarle aún más leña al fuego. Así pues ¿de qué nos sirve realmente seguir
fustigándonos? Sólo para sentirnos peor.
Expresar tu dolor y tu responsabilidad. Decir lo que el dolor te hace sentir es útil. Y esto se puede
realizar hablando directamente con la otra persona involucrada, escribiendo a modo de desahogo un
diario o redactando una carta que nunca enviarás a su remitente.
Pero simplemente expresarlo hace que lo liberes de lo más profundo de ti. Te aliviará. Y te ayudará a
conocerte más a ti mismo, por ello es importante, preguntarse: ¿Qué podrás hacer de manera
diferente la próxima vez?, ¿Eres un participante activo en tu propia vida, o simplemente una víctima
sin esperanza?, ¿Vas a dejar que tu dolor se convierta en tu identidad? ¿O eres alguien más profundo
y más complejo que eso?
El dolor, es bueno expresarlo en su justa medida. Háblalo, no lo alargues mucho tiempo, sino sólo
estarás reviviendo una y otra vez lo mismo. Hablar mucho tiempo de ello hará que la herida
permanezca abierta más tiempo de lo necesario.
Dejar de ser la víctima y culpar a otros. Ser víctima te hacer sentirte bien, es como estar en el equipo
ganador contra el mundo. Pero, ¿sabes qué? Al mundo, en gran parte, no le importa si tú, eres
especial o tus sentimientos son importantes. Pero no te confundas tus sentimientos son sólo una
parte de esta gran cosa que llamamos vida. Necesitas tomar la responsabilidad de tu propia felicidad y
no poner tanto poder en manos de otra persona. ¿Por qué dejar que la persona que te hizo daño en el
pasado tenga poder?
Centrarse en el presente y la alegría. Ahora es el momento de dejar ir lo que te duele. Deja ir el
pasado y deja de revivirlo. No se puede deshacer, por lo que todo lo que puedes hacer, es convertir
hoy en el mejor día de tu vida. Cuando te enfocas en el aquí y ahora, tienes menos tiempo para pensar
en el pasado. Cuando los recuerdos del pasado se deslizan en tu conciencia (ya que están “obligados”
a aparecer de vez en cuando), identifícalos, obsérvalos pero no los juzgues. Después céntrate de
nuevo en el presente. Recuerda, si apretamos nuestros cerebros y vidas con sentimientos de dolor,
hay poco espacio para algo positivo. Es una decisión que debes tomar: dar la bienvenida a la alegría de
nuevo en tu vida.
Perdónalos. Puede que no tengamos que olvidar los malos comportamientos de otra persona, pero
casi todo el mundo merece nuestro perdón. A veces, nos quedamos atascados entre nuestro dolor y
nuestra terquedad, y ni siquiera podemos imaginar ese “te perdono”. Erróneamente, creemos que
perdonar es sinónimo de “estoy de acuerdo con lo que hiciste.” Nada más lejos de la realidad. el
perdón no es signo de debilidad. Es querer seguir adelante en la vida y sentir la alegría de nuevo en
ella. Yo no puedo hacer eso por completo hasta que deje ir el dolor”.
Perdónate. Si no puedes perdonarte a ti mismo, ¿Cómo vas a ser capaz de vivir en paz y con
felicidad en el futuro?
Deja a un lado pensamientos erróneos. Mucha gente posee un pensamiento distorsionado sobre las
heridas del pasado: “si dejo de pensar en ello le estoy quitando importancia, y lo que pasó fue muy
importante”. Esto se puede traducir en la creencia de que debemos darle relevancia a algo negativo
que ocurrió, porque al ser negativo no podemos dejarlo pasar por alto. Pensamos que debemos
regocijarnos en el dolor y machacar a otra persona en caso de que creamos que nos tienen que pedir
perdón. Por muy negativo que fuese lo que pasó, si nos quedamos en aquel acontecimiento, no
podremos avanzar. Si alguien no nos pide el perdón que queremos, no deberíamos esperar ese perdón
para ser felices. La vida siempre nos presenta retos nuevos. Aquello que ocurrió ya no se puede
modificar, así que aceptemos y aprendamos y mirados hacia adelante. Cada día que eliges aferrarte al
dolor, es otro día en tienes que vivir con esa decisión y sentir sus consecuencias.
Por su parte el BUSDIMO tiene una forma muy particular de abordar el dolor. Esta filosofía promueve
la idea de que es posible acabar con el sufrimiento, pese a que este sea una parte ineludible de la
vida. Porque aunque la vida traiga por sí misma dolor, no estamos condenados a padecerlo
pasivamente, para acabar con el sufrimiento lo primero que se debe hacer es aceptar que existe. La
vida de todos los seres humanos, más tarde o más temprano es tocada por el dolor. Resistirse a ello
solo lo incrementa. Ahora bien, aceptar el dolor no significa resignarse a sentirlo. El budismo plantea
que este nace del deseo y que, por lo mismo, aprender a renunciar al deseo es la vía expedita para
acabar con el sufrimiento. Ambos, dolor y sufrimiento son los pilares para iniciar el alivio, la
aceptación y la cura. Frente a ambos no se lucha, se aceptan mediante un proceso psicológico y
espiritual, ya que no pueden ser eliminados del todo. Así, el sufrimiento depende de nuestra reacción
y manejo de ese dolor.
Los apegos: crean sufrimiento porque comienza una cadena de dependencia emocional con eso que
se desea poseer. Muchas veces, no se ama a la persona como es, libre, sino que se desea poseer. Lo
mismo ocurre con las pertenencias materiales. Son solo eso, pertenencias, pero, en lugar de vivir la
vida con soltura, hay quienes se aferran a cosas o a personas porque sienten seguridad y ante la
mínima idea de perderlo, comienza a sufrir.
El control: también es una de las razones del sufrimiento, el querer que las cosas funcionen como se
desean y no permitir que estas sigan su curso natural en la vida. Muchas personas desean controlar
situaciones o eventos, pero también a otros individuos y esto termina generando dolor.
No aceptar las cosas: siempre querer ir en contra o desear cambiarlas. Esto, además de ser una de las
razones del sufrimiento, genera ansiedad, frustración y mucha pena. Algunas cosas hay que dejarlas a
su ritmo, así como los ríos siguen su cauce de forma natural.
Querer cambiar el pasado: una tarea que, además, es imposible. Lo que ya ocurrió, simplemente
quedó atrás. Solo se debe aprender a vivir con ello, aceptarlo y continuar. El llamado es a realizar las
tareas ahora, pues, el rango de acción está en el presente. Respecto al futuro, muchas veces no se
sabe ni qué ocurrirá. Lo mejor es enfocar la energía en el momento actual y todo lo que se puede dar
en este instante.
Desear cambiar a los demás: no aceptarles como son, sino que querer que sean de un modo en
específico. Esta tarea es titánica y genera mucho malestar. No se puede vivir pretendiendo que se
tienen más conocimientos que los demás, que se sabe todo y el otro debe dejar guiarse porque la
verdad es que todos los seres humanos son autónomos y pueden tomar sus propias decisiones y ser
como desean. Querer cambiar a otros es solo un desgaste en vano en energía.
Tener poco amor propio: el amor a sí mismo es fundamental para evitar sentimientos negativos.
Trabajar en tener una buena autoestima será crucial para lograr muchos propósitos y evitar fijar la
atención en lo exterior.
“El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional”.-Buda
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