COLUMNA: ESTAMOS EN CONEXIÓN
EL PERDON, LIBERA EL PERDON Y ABRAZA EL AMOR
Por: Jorge García D.
A veces, una disculpa libera una parte de ti que ni siquiera sabías que estaba enjaulada…
y el perdón destruye esa jaula (Sanjo Jendayi)
Una bonita analogía para acercarnos al poder que produce este sentimiento.
Que tal como estas, deseo hayas tenido un excelente fin de semana, es para mí un placer
reencontrarnos a través de esta conexión especial que tenemos, si yo te hablara, o te
preguntara si acaso eres una persona rencorosa, que no olvida con tanta facilidad algunas
situaciones que te han hecho o eres de los que se enfrasca en una discusión sin fin con tal de
tener la razón y sino la tienes te sientes molesto, incómodo y tomas rencilla de la persona
que te coloco en una situación que tú crees que es de desventaja, que me contestarías…
Creo que hemos abierto una caja de pandora o una croaca verdad, es difícil hablar de uno
mismo, pero es más difícil hablar de nuestras actitudes o de situaciones que provocamos o
situaciones en las que emerge nuestro ego, nuestra soberbia o tal vez nuestro rencor…
Acaso acabas de darte cuenta que no sueles perdonar tan fácilmente.
La mayoría de conflictos que marcan nuestra vida se crean en el seno de las relaciones que
establecemos dentro de nuestro círculo más cercano o íntimo. Y dado que en toda situación
que nos aqueja, fluyen en nosotros un sin número de emociones y si a esto le agregamos
que el estímulo externo que nos aqueja es a simple vista negativo (discusión, pleito, debate,
rencilla, desacuerdo, rivalidad, competición, querella, discusión, etc.), siendo el caso que
cuando alguien nos hace algo que consideramos “malo”, “injusto” o que simplemente no
coincide con nosotros o concuerda con nuestra manera de pensar, sentir, o decidir, nos
sentimos heridos, enfadados, molestos, incomodos, y hasta incomprendidos, tendemos a
explotar y reaccionar en cólera, ira, tristeza, disgusto, enfado o simplemente nos sentimos
ofendidos, nos montamos en nuestro macho, dejando que el tiempo resuelva todo, y al paso
de los días se ira enfriando el agravio y terminará por disolverse. Sin embargo, en muchas
ocasiones el paso de los días, meses o años tan sólo agranda las heridas y alimenta el
resentimiento. Y al poco tiempo, el venenoso rencor entra en escena, pudriendo los restos
de esa relación. Y es así que continuamos nuestra vida, cargando un equipaje innecesario
con un peso de nuestros conflictos no resueltos y un sin número de emociones negativas
que lo acompañan.
“Lo que hace falta no es dejar pasar el tiempo, sino aplicar la inteligencia
emocional, que nos ayudará a aprender a distinguir entre la agresión y el
agresor para descubrir el camino del perdón”.
¿POR QUÉ LAS RELACIONES HUMANAS SON TAN CONFLICTIVAS?
Porque todos somos diferentes. Tenemos distintas formas de ser, de pensar y de expresar
nuestros sentimientos. Todos tenemos sueños, anhelos, necesidades, expectativas y deseos
que, en ocasiones, pueden chocar con los de los demás. Y eso supone una fuente inagotable
de malentendidos, que muchas veces se convierten en conflictos. De ahí que no sea difícil
ver a nuestro alrededor hermanos que no se hablan, parejas que terminan entre violentas
recriminaciones o amigos que han dejado de serlo. Sin embargo, está en nuestras manos
prevenir estas situaciones, que suelen tener el rencor como denominador común.
¿QUÉ ES LO QUE DIFICULTA LAS RELACIONES HUMANAS?
Los problemas con las relaciones sociales comprenden desde la timidez, la falta de
habilidades y competencias para encontrar amigos, para mantener buenas relaciones, la
ansiedad social o la propia tendencia al aislamiento debido al miedo al rechazo, que puede
llegar a convertirse en una fobia social, pero simple y llanamente porque los seres humanos
no tenemos un buen manejo o una acertada gestión de nuestras emociones, porque pocas
veces trabajamos en nosotros mismos, porque no conocemos quienes somos y por ende no
comprendemos lo que sentimos, por qué lo sentimos y sobre todo por qué reaccionamos de
tal o tal manera, y además de eso tenemos una falta de compromiso con nosotros y con los
demás, porque no existe una responsabilidad afectiva, que “es el hecho de reconocer y
asumir que nuestros actos causan emociones en las personas con las que nos relacionamos”,
por lo tanto no tenemos inteligencia emocional.
PERO, POR QUÉ SURGEN LOS CONFLICTOS EN LAS RELACIONES
Entre las causas más comunes que pueden ocasionar este tipo de situaciones, se encuentran
las diferencias de personalidad, los comportamientos irritantes, las necesidades
insatisfechas, la desigualdad de salarios, los problemas de comunicación, entre otros
factores.
¿QUÉ ES EL CONFLICTO DE LAS RELACIONES?
El conflicto interpersonal se entiende como un choque abierto de actores que interactúan
sobre la base de contradicciones que surgen en forma de objetivos opuestos e incompatibles
en una situación concreta.
¿CÓMO EMPIEZA EL RENCOR?
El origen del rencor lo podemos encontrar en diversos factores que nos hicieron daño en el
pasado y que no hemos podido perdonar, ni dejarlos ir.
¿QUÉ ES EL RENCOR Y CÓMO SE MANIFIESTA?
El rencor es un tipo de daño moral, por el que nos sentimos ofendidos y queremos venganza.
Surgen emociones como el odio, la ira y las ganas de hacerle pagar a la otra persona lo que
nos ha hecho (o creemos que nos ha hecho). Las personas rencorosas son aquellas a las que
les cuesta mucho ceder y dar su brazo a torcer; por otro lado el resentimiento es un dolor
moral que se produce como consecuencia de una ofensa. La persona que lo sufre no logra
olvidar esa ofensa, de manera que lo vuelve a sentir una y otra vez (re-siente). Este
sentimiento va acompañado de rencor y hostilidad hacia quienes causaron el daño.
¿CÓMO NOS AFECTA EL RENCOR?
El rencor es un enemigo sutil, una forma de esclavitud que afecta negativamente nuestra
vida y nuestras relaciones. Este sentimiento nace cuando nos tomamos un comentario, una
actitud o una acción como una ofensa personal. El dolor que nos genera una situación en la
que nos vemos traicionado, humillados o rechazados queda grabado a fuego en nuestra
memoria, alimentando nuestro resentimiento hacia la persona que creemos que lo ha
provocado. Esa herida emocional supura infelicidad, ocupa nuestra mente y absorbe nuestra
energía vital. A menudo, nos lleva a tratar de protegernos para no sentir dolor de nuevo, lo
que repercute nocivamente en nuestras relaciones con los demás.
¿CÓMO PODEMOS LIBERARNOS DEL RENCOR?
Mediante el perdón. No el perdón estético, que afirma “yo perdono pero no olvido”: para
disolver el rencor es necesario un perdón sentido, sincero y auténtico. El perdón va de la
mano de la comprensión. De ahí la importancia de ser empático con la persona que ha
causado la ofensa. Si logramos ponernos en el lugar del otro y entender cómo vive y siente,
seremos capaces de dar un nuevo significado a las palabras o acciones que tanto nos
afectaron. Probablemente, nos daremos cuenta de que esa persona simplemente no lo supo
hacer mejor. Cuando comprendemos que nuestro particular “agresor” no actuó de ese
modo por maldad, sino a causa de su ignorancia o su inconsciencia, podemos dejar caer el
peso de la ofensa.
¿EN QUÉ CONSISTE EL PERDÓN?
Consiste en liberar una cuenta pendiente, una deuda que se ha generado entre nosotros y
nuestro ofensor. Cuando perdonamos, nos liberamos del rencor acumulado y dejamos que
cicatricen nuestras heridas. No en vano, la raíz griega de “perdón” significa “cambiar y
alterar”. De ahí que perdonar sea una oportunidad de limpiar nuestro presente, aunque la
ofensa que arrastramos haya afectado nuestro pasado. Para perdonar no necesitamos estar
ante nuestro agresor, es una decisión interna que nace de la comprensión y la consciencia.
En última instancia, perdonar significa darnos la oportunidad de avanzar y evolucionar.
¿POR QUÉ NOS CUESTA TANTO PERDONAR?
Porque consideramos que es un regalo inmerecido que hacemos a quien nos ha agraviado,
ofendido, disgustado y lastimado. Solemos creer que perdonar a quien le ha hecho algo
“malo” es un acto de inferioridad, debilidad y sumisión. Y a menudo, nuestro orgullo y
nuestro ego se alían para que lo concedamos sólo a quien se ha disculpado previamente. Sin
embargo, ¿quién sale ganando cuando perdonamos? La persona que nos ofendió se sentirá
más o menos aliviada, pero nosotros nos liberaremos de una nociva carga emocional que
muchas veces nos impide avanzar en nuestras relaciones. Perdonar supone abandonar el
resentimiento y los deseos de venganza. Es, sin duda, el mejor regalo que podemos
hacernos. Con el perdón se crece emocionalmente. Uno de los motivos por los que cuesta
tanto perdonar es que es visto como un sinónimo de debilidad. Se suele pensar que, al
perdonar a quien nos ha hecho daño, estamos dándole vía libre para que vuelva a hacer lo
que nos hizo, además de no hacerle ver qué hizo mal.
¿QUÉ RELACIÓN TIENE EL AMOR Y EL PERDÓN?
Perdonar es clave para mantener relaciones saludables. Consiste en dejar ir los sentimientos
negativos y aceptar vivir el presente y no el pasado. El perdón es uno de los componentes
más importantes en las relaciones de pareja. Esa es la conclusión a la que han llegado
innumerables estudios psicológicos y científicos.
Recuperar la confianza tan solo es posible con el perdón, pero no todo el mundo consigue
aprender a perdonar, ya que a menudo se considera que el perdón consiste en olvidar lo
sucedido. Y la respuesta, precisamente, consiste en todo lo contrario. Perdonar es recordar,
pero aprendiendo de lo sucedido. Se trata de conectar con el sufrimiento y dejarlo ir
sabiendo que has superado ese obstáculo, teniéndolo en cuenta pero dándote cuenta de
que todas las personas pueden fallar en algún momento de la vida. Las circunstancias y las
situaciones a veces llevan a actuar de manera equivocada e inconscientemente.
Cuando no perdonamos a alguien nos llenamos de rabia, impotencia, enfado e incluso puede
afectar a nuestra autoestima. Estos sentimientos, a su vez, provocan que no seamos capaces
de conciliar bien el sueño ni de concentrarnos en nuestras tareas y que tampoco nos
sintamos seguros con nosotros mismos. Nos llenamos de dolor y sufrimiento y no somos
capaces de disfrutar de nuestro tiempo.
Por esta razón, aprender a perdonar es vital para poder continuar y llevar nuestra vida como
nos gustaría. Pero, ¿cómo hacerlo?
Sencillo: la clave es querer hacerlo. Se trata de estar seguros de querer pasar página y de
reconocer las emociones que sentimos, responsabilizándonos de ellas para poder avanzar y
desprendernos de esa negatividad que se apodera de nosotros cuando sentimos enfado.
Perdonar es aceptar. Para conseguirlo hay que lograr tener empatía y ponerse en el lugar de
la otra persona y ser conscientes de que en cualquier momento podemos ser nosotros
mismos los que necesitemos que alguien nos otorgue una segunda oportunidad.
CÓMO PERDONAR, SUGERENCIA DE PASOS A SEGUIR.
Reconocer el daño.
Deshacernos del resentimiento.
Recordar el pasado, significa perpetuar el daño. Pensar que el tiempo curará nuestras
heridas, puede convertirse en nuestro gran mal.
Ver a la persona en su totalidad. Las personas no somos solo errores y todos somos
más grandes que nuestras culpas, y también muestra de afectos, aciertos y actos
positivos.
Creer en el otro, recupera la confianza y valora lo que has vivido al lado de ese otro.
El arrepentimiento no es una condición.
Aprender a escuchar a nosotros mismos y al otro. Conocer los motivos y razones de
nuestro enfado, como los argumentos del otro. Es importante mirar desde la
comprensión y empatía.
No esperes nada a cambio.
Respétate como ser humano.
Busca el lado positivo.
Responsabilízate.
Examina tus emociones.
No te autocastigues y seas verdugo sin razonamiento emocional.
Supera lo acontecido.
Actúa con amor, Comprensión, Generosidad y Humildad.
El perdón, el daño, la culpa y la retribución
Todo esto es algo inherente al ser humano, como personas que somos experimentamos
emociones y tenemos sentimientos, máxime cuando sufrimos un daño. La retribución trata
de ser una medida proporcional, la respuesta es un esfuerzo - aunque lejos de ser ideal -
para proporcionar un comunidad o grupo social más pacífico.(ya que se cree que es menos
probable que una persona vuelva a cometer un delito porque sabe que existirá un castigo) y
de hecho , hay menos posibilidades de que queramos tomar la justicia en nuestras manos,
cuando sabemos que algún tipo de justicia se hará, cuando se restaurará el equilibrio y
honor, precisamente a través de esta justicia retributiva.
“Yo prefiero mil veces a un culpable arrepentido, que una víctima, porque las víctimas no
buscan amor, o justicia, ellas buscan retribución” Concha Buika.
EL gran poder del ser humano es la Comprensión. Comprender lo que tiene uno
delante, entender lo que se tiene frente. No seamos victimas de nuestra propia
persona.
Si nos reconocemos como personas que nos cuesta trabajo perdonar y somos rencorosas,
debemos preguntarnos
¿Qué consigues sintiéndote resentido?
¿Qué te impide perdonar?
¿Cómo te sentirías si perdonaras?
¿Vale la pena sentirnos así con alguien que fue o continúa siendo importante en
nuestra vida?
“Para que el perdón sea completo necesita ser tanto ofrecido como aceptado. Un
hombre que no admite culpa, no puede aceptar el perdón”.
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