La no violencia empieza en casa
Hace unos días
conmemoramos, como cada año, el Día de la No Violencia, una fecha instituida
por las Naciones Unidas para recordar el aniversario del natalicio de Mahatma
Gandhi, líder de la independencia de la India y defensor de la no violencia
como estrategia para lograr cambios sociales y políticos.
Es en ese
sentido que a nivel global se promueve la paz, la tolerancia, el diálogo y la
resolución pacífica de conflictos, como estrategias fundamentales para la
construcción de una sociedad más incluyente y solidaria.
Lo anterior es
muy importante y más en el entorno de nuestro país, en el que
desafortunadamente en las últimas décadas hemos experimentado una creciente
preocupación por la violencia, principalmente debido a cuestiones relacionadas
con el narcotráfico y la delincuencia organizada.
Pero más allá
de ello, debemos visualizar que la violencia no sólo está en esos grandes
problemas sociales, ante los cuales nos podemos sentir desprotegidos e
inhabilitados para su combate. La erradicación de la violencia empieza por
nosotros mismos y por lo que sucede en nuestro entorno más cercano, como lo es
nuestro propio hogar.
De acuerdo con
la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) del INEGI, en 2021 se
habría reportado que habría 1.36 millones de hogares en los cuales se declara
que ha habido víctimas de violencia en el contexto familiar, con una suma
aproximada de 2.76 millones de personas violentadas.
Aunado a ello,
se sabe que en Puebla el 70.8 por ciento de las mujeres mayores de 15 años han
sido víctimas de algún tipo de agresión, lo que la ubica en décimo lugar
nacional, según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los
Hogares (ENDIREH) 2021.
Estos números
nos dejan entrever lo mucho que tenemos en nuestras manos por hacer para evitar
que la violencia siga creciendo y penetrando en los entornos más sensibles de
nuestra sociedad.
Precisamente, en
días anteriores se hizo viral, a través de las redes sociales, el video de unos
jóvenes que atacan a otro a golpes en la zona de Angelópolis. Hoy se sabe que
los atacantes, estudiantes universitarios, están presos y esperando la
determinación de la justicia por sus actos, en los que, si bien tienen que
asumir su responsabilidad, también lo es el que su futuro está en vilo.
Desafortunadamente,
estos “arranques” de violencia irracionales cada día son más frecuentes en las
diferentes esferas. No es necesario tener una afrenta directa con alguien, sino
simplemente no estar de acuerdo o cometer una equivocación.
Esto lo vemos
en las diferentes vialidades cuando un conductor se le mete a otro
imprudentemente, lo que provoca una guerra al volante en la que además afloran
las palabras altisonantes.
Tampoco han
estado exentos de estos actos los animales, los cuales se han convertido en las
víctimas predilectas de muchas personas para descargar sobre ellos una
violencia irracional.
La violencia
contra los animales es un indicador de problemas subyacentes en la sociedad.
Investigaciones han demostrado que existe una conexión entre el maltrato animal
y la violencia interpersonal.
Es por ello
que hoy, en el marco de la celebración del Día Internacional de la No Violencia,
veo la oportunidad para reflexionar sobre promover acciones concretas que
contribuyan a la construcción de una sociedad más pacífica y tolerante.
La prevención
de la violencia familiar comienza con la educación y la concienciación. Las
campañas de sensibilización y la capacitación en la identificación de señales
de abuso son cruciales. Además, es esencial fomentar relaciones basadas en el
respeto, la comunicación y la igualdad de género.
Insisto, la
prevención de la violencia social comienza en casa, con la enseñanza de valores
como la tolerancia, el respeto y la resolución de conflictos pacífica. Además,
las comunidades y las instituciones deben trabajar juntas para proporcionar
oportunidades y apoyo a personas en riesgo de involucrarse en actividades
violentas.
Necesitamos
ver que si bien queremos que no haya más manifestaciones de grandes violencias
en el mundo, como son la guerra y el terrorismo, necesitamos actuar en nuestro
entorno más cercano. Cuando las personas crecen en entornos libres de violencia
y aprenden a resolver conflictos de manera pacífica, es menos probable que
busquen soluciones violentas a nivel macro.
Es por ello
que tomemos a la educación, la concienciación y la colaboración como herramientas
poderosas en esta lucha por un mundo más pacífico y compasivo, pero sobre todo
a lo que desde nuestro ámbito personal podemos hacer para avanzar hacia un
futuro más armonioso y justo.
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