CUANTO ESTOY DISPUESTO A PERDER (ME) POR AMOR...
Por: Jorge García D.
“No es que muera de amor, muero de ti. Muero
de ti, amor, de amor de ti, De urgencia mía de mi piel de ti, De mi alma de ti
y de mi boca, Y del insoportable que soy sin ti”. -JAIME SABINES-
Para amar no hay que «morir de amor», sufrir, desvanecerse, perder el norte, ser
uno por el otro o alterar la identidad: eso
es intoxicación afectiva. Cuando confundimos el enamoramiento con el amor,
justificamos el sufrimiento afectivo o su conmoción/ arrebato/ agitación y
terminamos enredándonos en relaciones negativas que nos amargan la vida porque
erróneamente pensamos que: «Así es el amor». De esto y más hablaremos el día de
hoy en nuestra columna de nuestra transmisión radiofónica número 104 de
ESTAMOS EN CONEXIÓN.
A veces,
cuando hago terapia, me encuentro con parejas tan incompatibles que me pregunto
cómo diablos han llegado a estar juntos. ¿Es que acaso están ciegos? Y la
respuesta es que, en cierto sentido, sí lo están. No una ceguera física, sino
emocional: el sentimiento, las emociones, los egos y hasta la frustración y el
qué dirá... decidió por ellos y los arrastró como un río desbordado. El amor
tiene una inercia que puede llevarte a cualquier sitio si no intervienes y
ejerces tu influencia afectiva, identificando el lugar en el que estas y haces
uso de la razón.
Morir de
amor, asimismo, es morir de desamor: el rechazo, el insoportable juego de la
incertidumbre y de no saber si te quieren de verdad, la espera, el imposible o
el «no», que llega como un jarro de agua fría. Es humillarse, rogar, suplicar,
insistir y persistir más allá de toda lógica, esperar milagros,
reencarnaciones, pases mágicos y cualquier cosa que restituya a la persona
amada o la intensidad de un sentimiento que languidece o que ya se nos ha ido
de las manos. Infinidad de personas en el mundo se han quedado atrapadas en
nichos emocionales a la espera de que su suerte cambie.
¿Hasta dónde somos capaces de llegar por
amor?
Es difícil
explicar lo que cada mente sería capaz de hacer por mantener un amor.
·
Se trata de tomar riesgos por alcanzar lo inalcanzable, por acabar la
distancia acompañada de indiferencia que hay entre dos almas, dónde una se ata
con fuerza a aquello que no es, ni será.
·
Se trata de dar a montones sin esperar, esperando lo inesperado. De
brindar aquello que no conocemos de nosotros hacia otro.
·
Se trata de confiar y perseverar a costa de las minucias de otro,
aunque la vida nos grite una y otra vez “¡No lo hagas!”.
·
Es el 1 tan alejado del 2, cuando este último busca su par y el otro se
siente único solamente.
Pero... ¿QUÉ ESTARÍAS DISPUESTO A HACER POR
AMOR?
Casi todos
dirán: TODO… o, HARÍA LO QUE FUERA necesario por amor.
Pero
realmente, ¿la gente hace lo que sea por AMOR?
Antes de
continuar, me gustaría que tú me dejaras en los comentarios… ¿qué estarías
dispuesto a hacer por amor?
El amor ha
sido una fuerte de inspiración en todas las culturas del mundo, en todas las
épocas de la historia y en todas las expresiones del ser humano. Y la misma
historia nos muestra un sinfín de historias reales, novelas, escritos, poemas,
pinturas, mitos, leyendas, pasando de generación en generación y de boca en
boca, instalándose en el subconsciente idealizando el amor como cuento de
hadas... Bien dicen que “el amor mueve montañas” y hasta el que dice ser nada
romántico, cuando es tocado verdaderamente por el amor es capaz de
transformarse. Sí, admitámoslo, a todos
nos gustaría vivir o haber vivido una gran historia de amor. Este es uno de los secretos mejor
guardados de todos los corazones humanos, es el desear un verdadero amor que te
acompañe para siempre. Es por eso que funcionan tan bien las historias de
príncipes y princesas, las telenovelas o las películas románticas. Porque
siempre encierran una historia de amor donde se vive “felices por siempre”.
Pero… ¿ES VERDAD QUE ES AMOR LO QUE NOS MUEVE
A HACER TODAS ESTAS COSAS?
Te lo pregunto
porque la gran mayoría de los individuos tenemos una gran facilidad para decir
que amamos algo: amo viajar, el chocolate, las películas románticas, a mi
perrito, mi casa, a mis papás, a mi familia, a mi novio/a o a mi esposo/a, a
mis amigos, te amo, me amo, los amo!…
Y lo peor
(o lo mejor, depende) es que, según el caso, hasta nos creemos que realmente
sentimos el amor que declaramos. Y lo
decirnos: Ah ¡el amor!, ¡el amor!
¿QUÉ ESTARÍAS DISPUESTO A HACER POR AMOR?
En mi
particular punto de vista, por amor damos lo mejor de nosotros, aunque para el
otro sean pequeñeces, somos capaz de transformar la vida y renunciar a muchas
cosas por estar con el ser amado, pero nunca debería ser por encima de nuestra
propia felicidad, integridad o dignidad. Por
ello debemos cultivar nuestro amor propio. Por esto surge el dilema ¿cómo
poder amar, si no hemos desarrollado el amor por nosotros mismos o amor propio?
El amor propio es un ingrediente importante para gozar de
bienestar psicológico y se define como la aceptación de los sentimientos que
tenemos por nosotros mismos, hacia nuestro físico, personalidad, carácter,
actitudes y comportamientos. Es el respeto, las percepciones, el valor, los
pensamientos positivos y consideraciones que tenemos y depende de nuestra
voluntad, es el auto reconocimiento, autoaceptación, auto
reafirmación, autoestima y amor propio, y no de los demás, ni de las
situaciones o entornos en que nos desenvolvemos.
Las
personas que tienen amor propio se identifican por ser amigables, respetuosas,
amorosas, independientes, siempre se preocupan por su crecimiento personal, su
salud, su formación y por dar lo mejor de sí en todo aquello que realizan. El
amor propio no es sinónimo de egoísmo. El amor propio se debe mantener y
fomentar con felicidad para poder sentirnos bien con nosotros mismos. Implica,
además, que podamos enfrentarnos con mejores recursos a cualquier desafío y en
el modo en que hacemos frente a los problemas.
¿QUÉ PODEMOS HACER PARA FORTALECER EL AMOR
PROPIO?
Para
empezar, debemos tener en cuenta que amor propio es un aspecto psicológico que
forma parte lo emocional de toda persona y para fortalecerlo podemos mencionar
tareas como:
·
Permanecer atento de ti mismo: amate, procúrate, apapáchate, quiérete todo
el tiempo “se vale”. Cuando se tiene amor propio se sabe que se piensa, siente
y desea. Esto nos ayuda a ser conscientes de quienes somos y cuanto valemos.
·
Actuar
en función de nuestras necesidades: Cuando se ama se procura dar al otro lo que
necesita, no se puede confundir con cumplir todos sus caprichos. Igual pasa con
nosotros mismos, debemos centrarnos en nuestras necesidades, esto nos mantendrá
apartados de comportamientos que no son saludables.
·
Mantener hábitos adecuados de cuidado
personal, recuerda que dime
con quien te juntas y te diré quién eres: Debemos dedicar tiempo a cuidar de
nosotros mismos teniendo una alimentación balanceada, realizando ejercicio,
descansando y durmiendo el tiempo necesario, compartiendo con amigos, pareja y
familia. No obstante, no debemos pensar que somos egoístas al cuidarnos porque
el amor propio es un ejercicio saludable para tener un buen equilibrio físico,
mental y emocional.
·
Establecer límites: Amarse implica tener el valor para
establecer límites y para decir NO a todo aquello que le afecta física,
emocional o espiritualmente. Los límites nos ayudan a mejorar la calidad de las
relaciones que establecemos y aumentar el amor propio.
·
Revisar el grupo de referencia: Es normal que las personas elijamos los
grupos y personas con las que queremos socializar, lo que nos obliga a tener un
marco de referencia a partir del cual empezamos a valorar nuestras propias
competencias. Por tanto, somos influenciados por el grupo de referencia de
acuerdo a la valoración que recibimos y está en nuestras manos valorar si ese
grupo de referencia nos satisface o no y cuidar así nuestro amor propio.
·
Muéstrate tal como eres, aprende a ser tú,
sin poses y mascaras:
Cuantas más personas conozcamos, más fácil nos será conocer a aquellas con las
que conectamos, y que ven en nosotros cualidades que otros no ven. Esto
fortalece haciendo crecer nuestro amor propio.
·
Evitar las personas negativas o tóxicas: Una persona que se ama evita las personas negativas
o tóxicas y no pierde el tiempo con aquellas que intentan dañar su espíritu y
ante todo protege su autoestima. Para cultivar nuestro amor propio debemos
aprender a desenvolvernos en situaciones complejas imponiendo nuestros derechos
y necesidades.
·
Perdonarse a sí mismo: Es muy común que seamos exigentes y muy
duros con nosotros mismos, castigándonos frecuentemente deteriorando así
nuestra autoestima. Por el contrario, para fortalecer nuestro amor propio
debemos aprender de nuestros errores, aceptar nuestra humanidad y perdonarnos.
·
Valorar nuestras fortalezas y debilidades: Identificar nuestras fortalezas y
debilidades es un aspecto fundamental en nuestra vida porque nos ayuda a
conocernos mejor, explotar nuestras fortalezas y corregir nuestras debilidades
mejorado así nuestro amor propio.
·
Vivir con intención: Para aceptarnos es necesario tener
consciencia de lo que sucede nuestra vida. Para vivir una vida significativa y
saludable debemos tomar decisiones que nos dirija a lograr nuestros propósitos.
Esto nos hará sentirnos exitoso fortaleciendo nuestro amor propio.
En
conclusión, debemos tener en cuenta que amarnos a si mismo debe ser una
filosofía de vida y es una responsabilidad individual que debemos procurar en
nuestra cotidianidad, procurando las mejores cosas para nosotros mismos y
evitando todo aquello que nos dañe como victimizarse, exigirse más de la
cuenta, descalificarse, hablar mal de sí mismo. Por ello amate a ti mismo,
conócete, escúchate, abrázate, reconoce cada logro y sobre todo respétate, en
tu libertad de amor... Y mi consejo de
siempre: come de manera saludable, duerme lo suficiente, realiza ejercicio, haz
lo que te gusta, ocúpate, AMATE Y SE FELIZ... Y recuerda... Tu crecimiento
personal es vital, y para lograrlo... Da el primer paso... ¡ATREVETE!
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