LA INTELIGENCIA
EMOCIONAL EN NUESTRAS RELACIONES AFECTIVAS
Por: Jorge García D.
“La habilidad de hacer una pausa y no actuar por el primer impulso se
ha vuelto aprendizaje crucial en la vida diaria -- Cuando más abiertos estemos
a nuestros propios sentimientos, mejor podremos leer los sentimientos de los
demás” -Daniel Goleman-
Todos nosotros
hemos experimentado diferentes tipos de emociones a cada momento de nuestra
vida, si no existieran las emociones, el ser humano no tendría la capacidad de
sentir, pensar, disfrutar, padecer, experimentar y vivir un sin número de
reacciones y experiencias que construyen nuestro día a día y nos dan esa
emoción que nos puede llevar un éxtasis indescriptible, donde en tan solo un
instante podemos desbordarnos en cumulo de sensaciones positivas o negativas
que dirigen nuestras acciones, pensamientos y actitudes.
Es un placer
saludarte desde la Columna de: “ESTAMOS EN CONEXIÓN”. Recuerda que este lunes tenemos nuestro
programa de radio número 113, de esta nueva temporada, una transmisión en vivo
en punto de las 17:00 horas a través de nuestra plataforma digital
www.radioenredes.com, así como nuestros en vivos a través de nuestras redes
sociales oficiales: Facebook y YouTube... Hoy hablaremos acerca de la
inteligencia emocional en nuestras relaciones afectivas, pero, antes que nada,
¿Cómo estás? Hoy es lunes, cómo decidiste iniciar esta semana, cuáles, y como
fueron tus primeras interacciones del día o en lo trascurrido con tu pareja,
tus hijos, tus padres, tus vecinos, tus colegas, tus compañeros y con toda la
gente con la que te has relacionado...
HABLAR DE
EMOCIONES es algo que probablemente
nos cueste trabajo hacer, porque desde pequeños fuimos condicionados a no sentir
o no demostrar nuestras emociones, lo que nos impide expresarnos con libertad,
tener una plena libertad de nuestros sentimientos de nuestras emociones y de
todo aquello que no comunica con nosotros mismos.
Muchas veces las
emociones han sido consideradas poco importantes en relación con la parte
racional del hombre. Sin embargo, si miramos nuestra vida a través de ellas
encontramos que nos indican los estados internos de las personas, lo que las
motiva, impulsa, frena o imposibilita, así como sus aspiraciones, sueños,
deseos y necesidades, en muchas ocasiones, hasta sus convicciones, creencias y
objetivos.
Identificar tus
emociones y manejarlas de una manera acertada, es el primer paso para construir
una inteligencia emocional. Para ello deberemos de conocer qué son las
emociones, los sentimientos y estados de ánimo, y como interactuamos entre
ellos.
Ø
Una emoción es una cascada de cambios
físicos producidos en nuestro cuerpo, nuestra psique y nuestro modo de
reaccionar o enfrentarnos a nuestra realidad, como consecuencia de algo interno
o externo a lo que llamaremos estímulo o situación. las emociones son sensaciones
cortas o intensas, que suelen durar desde un instante hasta varios minutos,
provocando un cambio intenso y generalizado el nuestro organismo ante lo que me
estoy enfrentando, generando una reacción, que no es un proceso consciente,
sino es una respuestas automáticas y rápidas.
Ø
Un sentimiento es un proceso interno que
genera determinada carga afectiva hacia algo o alguien. son sensaciones más
prolongadas, como el amor. un sentimiento es una emoción prolongada que
trasciende en tiempo y extensión, es una emoción social, por lo tanto, son más
bien sensaciones aprendidas, condicionadas por la cultura y de la que el sujeto
es mucho más consciente. la duración de un sentimiento es mayor que la de una
emoción, pero, la intensidad, por contra, es más baja. según seamos de pequeños
o mayores o según el entorno en el que hayamos crecido y los valores que
hayamos asociado a determinados tipos de personas, situaciones, animales,
lugares, recuerdos, educación, formación y donde la familia forma parte crucial
en el manejo de nuestras emociones y el reconocimiento de nuestros
sentimientos.
Ø
El estado de ánimo es, de los tres el que
mayor duración tiene y también el menos intenso. digamos que es el que tiñe
nuestros días de un determinado color. es también menos específico que una
emoción, es decir, que no depende tanto de un hecho en concreto para ponerse en
marcha, sino que es una forma de sentir o de estar que se prolonga y a la que,
a veces, no podemos encontrar causa inmediata, pues muchas veces dependen más
de los procesos cognitivos y emocionales personales de cada individuo.
Las emociones,
sentimientos y estados de ánimo, forman parte de la vida; mejorando nuestra
calidad en medida que reconocemos estas y tenemos una relación positiva con
nuestro y entorno.
ES IMPORTANTE
DECIR QUE LAS EMOCIONES NOS ENTREGAN INFORMACIÓN
No existen emociones
buenas o malas por sí mismas, muy por el contrario, las emociones nos entregan
información valiosísima acerca de los procesos que estamos viviendo y cómo nos
estamos enfrentando a estos.
LAS EMOCIONES
SURGEN de una parte pequeñísima de
nuestro cerebro llamada amígdala cerebral y que es la responsable de que
sintamos miedo, rabia, alegría, además de activar nuestro sentido de
supervivencia y de alerta. Las emociones son vistas como un tipo de
comunicación no verbal ya que sin necesidad de una sola palabra podemos
percibir el estado anímico de una persona a partir de sus gestos, acciones,
reacciones o modo de expresión.
Existen un sinfín de
emociones las cuales se dividen para su mejor comprensión, en emociones primarias
o básicas, y secundarias.
LAS EMOCIONES
BÁSICAS son las que forman parte del
ADN de los seres humanos, afectando la forma en que sentimos, percibimos e
interactuamos con el mundo, y son:
Ø Ira:
descrita como un sentimiento de indignación o enfado al ser ofendido o
agraviado.
Ø Alegría:
la cual consiste en un sentimiento de bienestar y satisfacción.
Ø Asco
/ Aversión: sensación de intenso desagrado, condena o repugnancia hacia
algo.
Ø Tristeza:
definida como una sensación de infelicidad o desdicha.
Ø Sorpresa:
la cual puede ser un asombro o un malestar ante un suceso inesperado.
Ø Miedo:
forma de aprehensión que suele ser originada por el dolor, peligro o amenaza.
LAS EMOCIONES
SECUNDARIAS, son el resultado de la
combinación de las básicas y varían de acuerdo a las experiencias aprendidas de
cada persona, y son:
Ø Vergüenza:
sensación de malestar por no ser aceptad, unido al temor a quedar en
ridículo.
Ø Culpa:
es una de las emociones más dolorosas con una gran carga de malestar.
Ø Orgullo:
es una emoción adaptativa positiva acerca de lo que uno es o hace,
referenciada a un alto grado de satisfacción, que en exceso produce aislamiento
social.
Ø Placer:
emoción muy positiva dentro de un proceso que nos motiva a continuar
haciendo.
Ø Celos:
es un sentimiento de posesión y lucha por no perder aquello que
consideramos como propio; con una alta tendencia a volverse desadaptativa al
tener ese sentimiento en situación incontrolable, se cataloga como una de las
emociones más dolorosas por ser el resultado de dos emociones básicas fuertes,
el miedo y el amor.
Ø
Excitación, Ansiedad, Inseguridad, Esperanza,
Depresión, Angustia, Violencia.
Desde hace algún
tiempo es frecuente escuchar y tratar acerca del tema de la inteligencia
emocional, no sólo en el mundo académico o científico sino en la cotidianidad,
en las conversaciones informales con amigos, compañeros, familiares o colegas,
donde se habla abiertamente de su importancia para la vida y para el desarrollo
personal, académico y profesional del ser humano y de la sociedad. Es evidente que para que nos vaya “bien en la
vida” no sólo es importante tener conocimientos académicos, técnicos y
disciplinares, sino también desarrollar habilidades para manejar y utilizar las
emociones a nuestro favor en los diferentes momentos y cambios de la vida,
aquellos en los que nos sentimos felices y exitosos, pero también en aquellas
situaciones difíciles que nos generan múltiples y complejos sentimientos y
emociones.
Por ello es
importante decir que la INTELIGENCIA EMOCIONAL es fundamental en todo
tipo de relación interpersonal, sea afectiva, profesional o social. Las
personas emocionalmente inteligentes pueden adaptarse fácilmente a sus
entornos, sean los más íntimos, cercanos o de simple convivencia. Las personas
con un bajo nivel de inteligencia emocional podrían tener dificultades para
cultivar relaciones, experimentando frustración, soledad, desinterés, apatía,
estrés o ansiedad, lo que puede provocar agotamiento o conflictos mayores a un
largo tiempo.
La inteligencia
emocional se presenta en nuestros días como una herramienta que facilita las
relaciones interpersonales, haciendo conscientes nuestras emociones,
diferenciadas de nuestros sentimientos, ayudándonos a comprender, manejar y utilizarlas
de manera correcta. Respecto al área
interpersonal, la inteligencia emocional juega un papel primordial en el
establecimiento y construcción de las relaciones con el otro. Las personas
emocionalmente inteligentes tienen la habilidad de percibir, comprender y
manejar las emociones en la propia experiencia y en la interacción con los
demás.
Las RELACIONES
INTERPERSONALES son un aspecto central de la convivencia y de nuestro
vivir. Aprender a regular y expresar las emociones se considera un indicador de
madurez y equilibrio que tiene efectos positivos sobre la relación con los
demás. Por ello es importante adquirir habilidades para reconocer nuestras
emociones e identificarlas hacia los demás, lo que facilitara la comprensión,
regulación y prevención de efectos nocivos representadas como emociones
negativas, desarrollando habilidades que generen emociones y actitudes
positivas.
Saber gestionar
las emociones nos lleva a construir
vínculos más sanos que impactan positivamente tanto en nuestra calidad de vida
como en nuestro bienestar. Una persona
que desarrolla competencias emocionales, entabla mejores relaciones sociales y
genera una mayor probabilidad de recibir apoyo y buen trato por parte de otros.
El ser humano es
complejo por naturaleza y más cuando hablamos de introspección, y de nuestros
sentimientos y emociones, esto debido a que tenemos la falsa creencia de que al
mostrar lo que sentimos a los demás, incluida nuestra pareja, familiares,
amigos, colegas y sociedad en general, nos ponemos en desventaja frente a
ellos.
Y aunque nos
conozcamos y sepamos identificar lo que sentimos, desconocemos cuál es la mejor
manera de comunicárselo a los demás o simplemente nos aterra demostrar lo que
sentimos. Sin embargo, esto no es solo nuestra culpa, el expresar nuestros
sentimientos es una habilidad que aprendemos desde la infancia por medio de
nuestros padres o de personas cercanas, pero también influye nuestro sistema de
creencias, o nuestro nivel experiencias malas ante el mostrarnos tal y como
somos, expresándonos con naturalidad e inocencia, lo cual en cierto momento nos
colocó en desventaja, haciendo que reprimiéramos nuestros sentimientos y
emociones por miedo a sentirnos defraudados, humillados, violentados o más.
Una persona que
tiene bien desarrollada esta habilidad se le facilita relacionarse mejor con
los demás y sobre todo se siente mejor consigo misma porque cuando expresamos
lo que sentimos nos provoca un efecto liberador, no solo en nosotros sino en el
otro, creando lazos no solo de confianza, sino de unión y amor. El hecho de
guardar nuestros sentimientos todo el tiempo, así como todo lo que deseamos
expresar, nos reprime, creando una especie de frustración que sin lugar a dudas
puede desembocar no solo estrés o ansiedad, sino eliminar o terminar con una
relación o experiencia de vida que pudiese ser la mejor y más gratificante que
podamos tener, disminuyendo nuestro bienestar emocional y mejora en la calidad
de nuestras relaciones interpersonales.
Un ejemplo podría ser en el ámbito universitario,
puede ser el caso en el que un compañero de clase tiene actitudes de burla y
sarcasmo que te molestan y te hacen sentir con rabia, molestia, enfado y si
estas burlas son continuas, cotidianas, y son progresivas o cada vez más
insoportables o elevadas de tono, donde no solo es la ofensa, sino la violencia
que se genera a nuestro alrededor y burlas y habladurías, experimentar ira,
enojo, frustración, coraje y más, es normal sentir estas emociones y es
adecuado reconocerlas e identificarlas así como un sin número de reacciones que
te producen en tu cuerpo. Sin embargo, tienes la posibilidad de reaccionar de
varias formas, entre ellas: explotar
llorando o siendo agresivo y grosero con la persona delante de todo el grupo o
levantarte de tu puesto, caminar, ir al baño, calmarte y luego volver al salón
y cuando sea el momento hablar con la persona de manera calmada y asertiva
sobre tus sentimientos y de cómo poder solucionar la situación.
Con este
ejemplo nos damos cuenta de la importancia de la inteligencia emocional y del
saber gestionar nuestras emociones, donde el primer paso para desarrollar
nuestra inteligencia emocional es analizar los tipos de vínculos que hemos
desarrollado a lo largo de nuestras vidas, y las habilidades que ellos nos han
permitido fortalecer o no, por ejemplo, una persona que contó con un entorno
solidario a nivel emocional en su infancia, probablemente sea un adulto con una
gran capacidad de empatía; o, si durante la niñez, creció en un contexto que
favoreciera la reflexión propia, esa persona seguramente, en su adultez, cuente
con facultades de autorregulación, etc.
Lo anterior nos
permite comprender no solo que las habilidades propias de la inteligencia
emocional nos ayudan a vivir mejores relaciones (lo cual sabemos de
antemano), sino que el tipo de relaciones que hemos establecido durante nuestro
crecimiento son las que nos facultan de inteligencia emocional. Por eso, comprender
los vínculos que establecemos nos ayudará a desarrollar dicha inteligencia. Y
ojo, como todo proceso, es algo que lleva tiempo y paciencia.
CUATRO CLAVES
PARA MEJORAR NUESTRA INTELIGENCIA EMOCIONAL
Como hemos dicho,
las habilidades asociadas a la inteligencia emocional tienen que ver con los
tipos de vínculos afectivos y la forma como establecemos relaciones emocionales
con los otros, aquí algunas claves para lograr desarrollar, de manera más
óptima, nuestra IE:
Ø Prestar
especial atención a cómo te relacionas con los demás: identificar cómo nos
vinculamos con nuestros amigos, jefes, familia, pareja, y comprender nuestro
roll en cada una de esas relaciones ayudará a conocernos mejor y a saber sobre
cuáles son nuestras habilidades emocionales.
Ø Ser
conscientes de nuestras reacciones y conductas: es importante tratar de
entender de qué manera reaccionamos en determinadas situaciones con los otros
para comprender cuál o cuáles de las habilidades asociadas a la inteligencia
emocional debemos fortalecer.
Ø Realizar
un registro personal: haz un esfuerzo por revisar los tipos de vínculos que
has establecido desde joven (seguro, ambivalente, evitativo, desorganizado),
tanto a nivel familiar como con otras personas. Intenta analizar también las
emociones que este ejercicio personal te permitan comprender, lo cual te
ayudará a descubrir qué tipo de habilidades emocionales debes robustecer.
Ø Implementa
un plan de acción con tus debilidades: si has ido trabajando en los pasos
anteriores, la identificación y comprensión que lograste te permitirá
desarrollar vínculos sanos y, en consecuencia, habilidades de la inteligencia
emocional en los distintos entornos en que te relacionas.
Algunos aspectos
para ser más efectivos y tener mayores habilidades interpersonales:
Ø Sé
empático: desarrolla la capacidad de entender las emociones y sentimientos
de la otra persona, es tratar de comprender por lo que puede estar atravesando,
es decir, no hagas juicios de valor sin antes preguntarle o acercarte a ella
para tratar de entender su mundo y realidad. Por ejemplo, piensa y reflexiona
acerca de lo qué hablas o expresas acerca de los demás, juzgas o dices cosas
sin antes conocer a la persona…
Ø Sé
asertivo: es saber comunicarse y
actuar en el momento, forma y lugar apropiado.
Es escucharse así mismo (necesidades, emociones, deseos y derechos) pero
también escuchar y tener en cuenta a los demás.
Implica actuar con sabiduría, es el punto intermedio entre el ser
agresivo y ser pasivo., es saber decir no y pones límites. Cuando tienes alguna diferencia con tus
padres o compañeros de clase, normalmente reaccionas diciendo groserías,
hiriendo, callando o tratas de expresar lo que sientes y piensas de una formal
calmada y adecuada…
Ø Sé
estratégico en las relaciones: identifica que es lo que quieres obtener de
esa relación: Si es para pedir o negarse a algo, si es para mantener una
relación o si es para expresar y mantener el propio respeto y valor como
persona.
Es importante
reflexionar habitualmente acerca de cómo estamos manejando nuestras propias emociones
y así comprender cómo éstas pueden impactar en los demás y en nuestra forma de
interactuar y relacionarnos. Es necesario preguntarnos, ¿Generalmente, somos
impulsivos/ reactivos o tenemos la habilidad para controlar y manejar la forma
como reaccionamos frente a los demás? Es
así como podemos pensar si debemos desarrollar más habilidades inter-
personales o fortalecerlas para tener un desarrollo y crecimiento personal.
Compartir nuestras
emociones y sentimientos en nuestras relaciones afectivas, sea pareja, amigos,
familia o colegas y dejar que ellos también lo hagan con nosotros, permitirá
que exista una mayor cercanía y por lo tanto que nuestras relaciones crezcan y
se fortalezcan.
“La
capacidad para aprender, desarrollar y expresar tus emociones y sentimientos
depende fundamentalmente de ti y de tu actitud”.
Nos vemos la próxima
semana... Y mi consejo de siempre: come de manera saludable, duerme lo
suficiente, realiza ejercicio, haz lo que te gusta, ocúpate, RESPETATE, AMATE Y
SE FELIZ... Y recuerda... Tu crecimiento personal es vital, y para lograrlo...
Da el primer paso... ¡ATREVETE!
Que
todo lo bueno te siga, te encuentre, te abrace y se quede contigo
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que queremos conocer sus comentarios, recuerden que tenemos una cita en: #EstamosEnConexión #RadioEnRedes
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