martes, 21 de mayo de 2024

ESTAMOS EN CONEXIÓN


 

LA INTELIGENCIA EMOCIONAL EN NUESTRAS RELACIONES AFECTIVAS

Por: Jorge García D.

 

“La habilidad de hacer una pausa y no actuar por el primer impulso se ha vuelto aprendizaje crucial en la vida diaria -- Cuando más abiertos estemos a nuestros propios sentimientos, mejor podremos leer los sentimientos de los demás” -Daniel Goleman-

 

Todos nosotros hemos experimentado diferentes tipos de emociones a cada momento de nuestra vida, si no existieran las emociones, el ser humano no tendría la capacidad de sentir, pensar, disfrutar, padecer, experimentar y vivir un sin número de reacciones y experiencias que construyen nuestro día a día y nos dan esa emoción que nos puede llevar un éxtasis indescriptible, donde en tan solo un instante podemos desbordarnos en cumulo de sensaciones positivas o negativas que dirigen nuestras acciones, pensamientos y actitudes.

 

Es un placer saludarte desde la Columna de: “ESTAMOS EN CONEXIÓN”.  Recuerda que este lunes tenemos nuestro programa de radio número 113, de esta nueva temporada, una transmisión en vivo en punto de las 17:00 horas a través de nuestra plataforma digital www.radioenredes.com, así como nuestros en vivos a través de nuestras redes sociales oficiales: Facebook y YouTube... Hoy hablaremos acerca de la inteligencia emocional en nuestras relaciones afectivas, pero, antes que nada, ¿Cómo estás? Hoy es lunes, cómo decidiste iniciar esta semana, cuáles, y como fueron tus primeras interacciones del día o en lo trascurrido con tu pareja, tus hijos, tus padres, tus vecinos, tus colegas, tus compañeros y con toda la gente con la que te has relacionado...

 

HABLAR DE EMOCIONES es algo que probablemente nos cueste trabajo hacer, porque desde pequeños fuimos condicionados a no sentir o no demostrar nuestras emociones, lo que nos impide expresarnos con libertad, tener una plena libertad de nuestros sentimientos de nuestras emociones y de todo aquello que no comunica con nosotros mismos.

 

Muchas veces las emociones han sido consideradas poco importantes en relación con la parte racional del hombre. Sin embargo, si miramos nuestra vida a través de ellas encontramos que nos indican los estados internos de las personas, lo que las motiva, impulsa, frena o imposibilita, así como sus aspiraciones, sueños, deseos y necesidades, en muchas ocasiones, hasta sus convicciones, creencias y objetivos.

 

Identificar tus emociones y manejarlas de una manera acertada, es el primer paso para construir una inteligencia emocional. Para ello deberemos de conocer qué son las emociones, los sentimientos y estados de ánimo, y como interactuamos entre ellos.

 

Ø  Una emoción es una cascada de cambios físicos producidos en nuestro cuerpo, nuestra psique y nuestro modo de reaccionar o enfrentarnos a nuestra realidad, como consecuencia de algo interno o externo a lo que llamaremos estímulo o situación. las emociones son sensaciones cortas o intensas, que suelen durar desde un instante hasta varios minutos, provocando un cambio intenso y generalizado el nuestro organismo ante lo que me estoy enfrentando, generando una reacción, que no es un proceso consciente, sino es una respuestas automáticas y rápidas.  

Ø  Un sentimiento es un proceso interno que genera determinada carga afectiva hacia algo o alguien. son sensaciones más prolongadas, como el amor. un sentimiento es una emoción prolongada que trasciende en tiempo y extensión, es una emoción social, por lo tanto, son más bien sensaciones aprendidas, condicionadas por la cultura y de la que el sujeto es mucho más consciente. la duración de un sentimiento es mayor que la de una emoción, pero, la intensidad, por contra, es más baja. según seamos de pequeños o mayores o según el entorno en el que hayamos crecido y los valores que hayamos asociado a determinados tipos de personas, situaciones, animales, lugares, recuerdos, educación, formación y donde la familia forma parte crucial en el manejo de nuestras emociones y el reconocimiento de nuestros sentimientos.

Ø  El estado de ánimo es, de los tres el que mayor duración tiene y también el menos intenso. digamos que es el que tiñe nuestros días de un determinado color. es también menos específico que una emoción, es decir, que no depende tanto de un hecho en concreto para ponerse en marcha, sino que es una forma de sentir o de estar que se prolonga y a la que, a veces, no podemos encontrar causa inmediata, pues muchas veces dependen más de los procesos cognitivos y emocionales personales de cada individuo.

 

Las emociones, sentimientos y estados de ánimo, forman parte de la vida; mejorando nuestra calidad en medida que reconocemos estas y tenemos una relación positiva con nuestro y entorno.

 

ES IMPORTANTE DECIR QUE LAS EMOCIONES NOS ENTREGAN INFORMACIÓN

No existen emociones buenas o malas por sí mismas, muy por el contrario, las emociones nos entregan información valiosísima acerca de los procesos que estamos viviendo y cómo nos estamos enfrentando a estos.

 

LAS EMOCIONES SURGEN de una parte pequeñísima de nuestro cerebro llamada amígdala cerebral y que es la responsable de que sintamos miedo, rabia, alegría, además de activar nuestro sentido de supervivencia y de alerta. Las emociones son vistas como un tipo de comunicación no verbal ya que sin necesidad de una sola palabra podemos percibir el estado anímico de una persona a partir de sus gestos, acciones, reacciones o modo de expresión.

 

Existen un sinfín de emociones las cuales se dividen para su mejor comprensión, en emociones primarias o básicas, y secundarias.

 

LAS EMOCIONES BÁSICAS son las que forman parte del ADN de los seres humanos, afectando la forma en que sentimos, percibimos e interactuamos con el mundo, y son:

Ø  Ira: descrita como un sentimiento de indignación o enfado al ser ofendido o agraviado.

Ø  Alegría: la cual consiste en un sentimiento de bienestar y satisfacción.

Ø  Asco / Aversión: sensación de intenso desagrado, condena o repugnancia hacia algo.

Ø  Tristeza: definida como una sensación de infelicidad o desdicha.

Ø  Sorpresa: la cual puede ser un asombro o un malestar ante un suceso inesperado.

Ø  Miedo: forma de aprehensión que suele ser originada por el dolor, peligro o amenaza.

 

LAS EMOCIONES SECUNDARIAS, son el resultado de la combinación de las básicas y varían de acuerdo a las experiencias aprendidas de cada persona, y son:

Ø  Vergüenza: sensación de malestar por no ser aceptad, unido al temor a quedar en ridículo.

Ø  Culpa: es una de las emociones más dolorosas con una gran carga de malestar.

Ø  Orgullo: es una emoción adaptativa positiva acerca de lo que uno es o hace, referenciada a un alto grado de satisfacción, que en exceso produce aislamiento social.

Ø  Placer: emoción muy positiva dentro de un proceso que nos motiva a continuar haciendo.

Ø  Celos: es un sentimiento de posesión y lucha por no perder aquello que consideramos como propio; con una alta tendencia a volverse desadaptativa al tener ese sentimiento en situación incontrolable, se cataloga como una de las emociones más dolorosas por ser el resultado de dos emociones básicas fuertes, el miedo y el amor.

Ø  Excitación, Ansiedad, Inseguridad, Esperanza, Depresión, Angustia, Violencia.

 

Desde hace algún tiempo es frecuente escuchar y tratar acerca del tema de la inteligencia emocional, no sólo en el mundo académico o científico sino en la cotidianidad, en las conversaciones informales con amigos, compañeros, familiares o colegas, donde se habla abiertamente de su importancia para la vida y para el desarrollo personal, académico y profesional del ser humano y de la sociedad.  Es evidente que para que nos vaya “bien en la vida” no sólo es importante tener conocimientos académicos, técnicos y disciplinares, sino también desarrollar habilidades para manejar y utilizar las emociones a nuestro favor en los diferentes momentos y cambios de la vida, aquellos en los que nos sentimos felices y exitosos, pero también en aquellas situaciones difíciles que nos generan múltiples y complejos sentimientos y emociones.

 

Por ello es importante decir que la INTELIGENCIA EMOCIONAL es fundamental en todo tipo de relación interpersonal, sea afectiva, profesional o social. Las personas emocionalmente inteligentes pueden adaptarse fácilmente a sus entornos, sean los más íntimos, cercanos o de simple convivencia. Las personas con un bajo nivel de inteligencia emocional podrían tener dificultades para cultivar relaciones, experimentando frustración, soledad, desinterés, apatía, estrés o ansiedad, lo que puede provocar agotamiento o conflictos mayores a un largo tiempo.

 

La inteligencia emocional se presenta en nuestros días como una herramienta que facilita las relaciones interpersonales, haciendo conscientes nuestras emociones, diferenciadas de nuestros sentimientos, ayudándonos a comprender, manejar y utilizarlas de manera correcta. Respecto al área interpersonal, la inteligencia emocional juega un papel primordial en el establecimiento y construcción de las relaciones con el otro. Las personas emocionalmente inteligentes tienen la habilidad de percibir, comprender y manejar las emociones en la propia experiencia y en la interacción con los demás.

 

Las RELACIONES INTERPERSONALES son un aspecto central de la convivencia y de nuestro vivir. Aprender a regular y expresar las emociones se considera un indicador de madurez y equilibrio que tiene efectos positivos sobre la relación con los demás. Por ello es importante adquirir habilidades para reconocer nuestras emociones e identificarlas hacia los demás, lo que facilitara la comprensión, regulación y prevención de efectos nocivos representadas como emociones negativas, desarrollando habilidades que generen emociones y actitudes positivas.

 

Saber gestionar las emociones nos lleva a construir vínculos más sanos que impactan positivamente tanto en nuestra calidad de vida como en nuestro bienestar.  Una persona que desarrolla competencias emocionales, entabla mejores relaciones sociales y genera una mayor probabilidad de recibir apoyo y buen trato por parte de otros.

 

El ser humano es complejo por naturaleza y más cuando hablamos de introspección, y de nuestros sentimientos y emociones, esto debido a que tenemos la falsa creencia de que al mostrar lo que sentimos a los demás, incluida nuestra pareja, familiares, amigos, colegas y sociedad en general, nos ponemos en desventaja frente a ellos.

 

Y aunque nos conozcamos y sepamos identificar lo que sentimos, desconocemos cuál es la mejor manera de comunicárselo a los demás o simplemente nos aterra demostrar lo que sentimos. Sin embargo, esto no es solo nuestra culpa, el expresar nuestros sentimientos es una habilidad que aprendemos desde la infancia por medio de nuestros padres o de personas cercanas, pero también influye nuestro sistema de creencias, o nuestro nivel experiencias malas ante el mostrarnos tal y como somos, expresándonos con naturalidad e inocencia, lo cual en cierto momento nos colocó en desventaja, haciendo que reprimiéramos nuestros sentimientos y emociones por miedo a sentirnos defraudados, humillados, violentados o más.

 

Una persona que tiene bien desarrollada esta habilidad se le facilita relacionarse mejor con los demás y sobre todo se siente mejor consigo misma porque cuando expresamos lo que sentimos nos provoca un efecto liberador, no solo en nosotros sino en el otro, creando lazos no solo de confianza, sino de unión y amor. El hecho de guardar nuestros sentimientos todo el tiempo, así como todo lo que deseamos expresar, nos reprime, creando una especie de frustración que sin lugar a dudas puede desembocar no solo estrés o ansiedad, sino eliminar o terminar con una relación o experiencia de vida que pudiese ser la mejor y más gratificante que podamos tener, disminuyendo nuestro bienestar emocional y mejora en la calidad de nuestras relaciones interpersonales.

 

Un ejemplo podría ser en el ámbito universitario, puede ser el caso en el que un compañero de clase tiene actitudes de burla y sarcasmo que te molestan y te hacen sentir con rabia, molestia, enfado y si estas burlas son continuas, cotidianas, y son progresivas o cada vez más insoportables o elevadas de tono, donde no solo es la ofensa, sino la violencia que se genera a nuestro alrededor y burlas y habladurías, experimentar ira, enojo, frustración, coraje y más, es normal sentir estas emociones y es adecuado reconocerlas e identificarlas así como un sin número de reacciones que te producen en tu cuerpo. Sin embargo, tienes la posibilidad de reaccionar de varias formas, entre ellas:  explotar llorando o siendo agresivo y grosero con la persona delante de todo el grupo o levantarte de tu puesto, caminar, ir al baño, calmarte y luego volver al salón y cuando sea el momento hablar con la persona de manera calmada y asertiva sobre tus sentimientos y de cómo poder solucionar la situación.  

 

Con este ejemplo nos damos cuenta de la importancia de la inteligencia emocional y del saber gestionar nuestras emociones, donde el primer paso para desarrollar nuestra inteligencia emocional es analizar los tipos de vínculos que hemos desarrollado a lo largo de nuestras vidas, y las habilidades que ellos nos han permitido fortalecer o no, por ejemplo, una persona que contó con un entorno solidario a nivel emocional en su infancia, probablemente sea un adulto con una gran capacidad de empatía; o, si durante la niñez, creció en un contexto que favoreciera la reflexión propia, esa persona seguramente, en su adultez, cuente con facultades de autorregulación, etc.

 

Lo anterior nos permite comprender no solo que las habilidades propias de la inteligencia emocional nos ayudan a vivir mejores relaciones (lo cual sabemos de antemano), sino que el tipo de relaciones que hemos establecido durante nuestro crecimiento son las que nos facultan de inteligencia emocional. Por eso, comprender los vínculos que establecemos nos ayudará a desarrollar dicha inteligencia. Y ojo, como todo proceso, es algo que lleva tiempo y paciencia.

 

CUATRO CLAVES PARA MEJORAR NUESTRA INTELIGENCIA EMOCIONAL

Como hemos dicho, las habilidades asociadas a la inteligencia emocional tienen que ver con los tipos de vínculos afectivos y la forma como establecemos relaciones emocionales con los otros, aquí algunas claves para lograr desarrollar, de manera más óptima, nuestra IE:

Ø  Prestar especial atención a cómo te relacionas con los demás: identificar cómo nos vinculamos con nuestros amigos, jefes, familia, pareja, y comprender nuestro roll en cada una de esas relaciones ayudará a conocernos mejor y a saber sobre cuáles son nuestras habilidades emocionales.

Ø  Ser conscientes de nuestras reacciones y conductas: es importante tratar de entender de qué manera reaccionamos en determinadas situaciones con los otros para comprender cuál o cuáles de las habilidades asociadas a la inteligencia emocional debemos fortalecer.

Ø  Realizar un registro personal: haz un esfuerzo por revisar los tipos de vínculos que has establecido desde joven (seguro, ambivalente, evitativo, desorganizado), tanto a nivel familiar como con otras personas. Intenta analizar también las emociones que este ejercicio personal te permitan comprender, lo cual te ayudará a descubrir qué tipo de habilidades emocionales debes robustecer.

Ø  Implementa un plan de acción con tus debilidades: si has ido trabajando en los pasos anteriores, la identificación y comprensión que lograste te permitirá desarrollar vínculos sanos y, en consecuencia, habilidades de la inteligencia emocional en los distintos entornos en que te relacionas.

 

Algunos aspectos para ser más efectivos y tener mayores habilidades interpersonales:

Ø  Sé empático: desarrolla la capacidad de entender las emociones y sentimientos de la otra persona, es tratar de comprender por lo que puede estar atravesando, es decir, no hagas juicios de valor sin antes preguntarle o acercarte a ella para tratar de entender su mundo y realidad. Por ejemplo, piensa y reflexiona acerca de lo qué hablas o expresas acerca de los demás, juzgas o dices cosas sin antes conocer a la persona…

Ø  Sé asertivo:  es saber comunicarse y actuar en el momento, forma y lugar apropiado.  Es escucharse así mismo (necesidades, emociones, deseos y derechos) pero también escuchar y tener en cuenta a los demás.  Implica actuar con sabiduría, es el punto intermedio entre el ser agresivo y ser pasivo., es saber decir no y pones límites.  Cuando tienes alguna diferencia con tus padres o compañeros de clase, normalmente reaccionas diciendo groserías, hiriendo, callando o tratas de expresar lo que sientes y piensas de una formal calmada y adecuada…

Ø  Sé estratégico en las relaciones: identifica que es lo que quieres obtener de esa relación: Si es para pedir o negarse a algo, si es para mantener una relación o si es para expresar y mantener el propio respeto y valor como persona.

 

Es importante reflexionar habitualmente acerca de cómo estamos manejando nuestras propias emociones y así comprender cómo éstas pueden impactar en los demás y en nuestra forma de interactuar y relacionarnos. Es necesario preguntarnos, ¿Generalmente, somos impulsivos/ reactivos o tenemos la habilidad para controlar y manejar la forma como reaccionamos frente a los demás?  Es así como podemos pensar si debemos desarrollar más habilidades inter- personales o fortalecerlas para tener un desarrollo y crecimiento personal.

 

Compartir nuestras emociones y sentimientos en nuestras relaciones afectivas, sea pareja, amigos, familia o colegas y dejar que ellos también lo hagan con nosotros, permitirá que exista una mayor cercanía y por lo tanto que nuestras relaciones crezcan y se fortalezcan.

 

“La capacidad para aprender, desarrollar y expresar tus emociones y sentimientos depende fundamentalmente de ti y de tu actitud”.

 

Nos vemos la próxima semana... Y mi consejo de siempre: come de manera saludable, duerme lo suficiente, realiza ejercicio, haz lo que te gusta, ocúpate, RESPETATE, AMATE Y SE FELIZ... Y recuerda... Tu crecimiento personal es vital, y para lograrlo... Da el primer paso... ¡ATREVETE!

 

Que todo lo bueno te siga, te encuentre, te abrace y se quede contigo

 

No dejen de escribir que queremos conocer sus comentarios, recuerden que tenemos una cita en: #EstamosEnConexión #RadioEnRedes

Todos los Lunes de 17:00 a 19 horas, a través de: www.radioenredes.com


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LA INTELIGENCIA EMOCIONAL EN NUESTRAS RELACIONES AFECTIVAS

Por: Jorge García D.

 

“La habilidad de hacer una pausa y no actuar por el primer impulso se ha vuelto aprendizaje crucial en la vida diaria -- Cuando más abiertos estemos a nuestros propios sentimientos, mejor podremos leer los sentimientos de los demás” -Daniel Goleman-

 

Todos nosotros hemos experimentado diferentes tipos de emociones a cada momento de nuestra vida, si no existieran las emociones, el ser humano no tendría la capacidad de sentir, pensar, disfrutar, padecer, experimentar y vivir un sin número de reacciones y experiencias que construyen nuestro día a día y nos dan esa emoción que nos puede llevar un éxtasis indescriptible, donde en tan solo un instante podemos desbordarnos en cumulo de sensaciones positivas o negativas que dirigen nuestras acciones, pensamientos y actitudes.

 

Es un placer saludarte desde la Columna de: “ESTAMOS EN CONEXIÓN”.  Recuerda que este lunes tenemos nuestro programa de radio número 113, de esta nueva temporada, una transmisión en vivo en punto de las 17:00 horas a través de nuestra plataforma digital www.radioenredes.com, así como nuestros en vivos a través de nuestras redes sociales oficiales: Facebook y YouTube... Hoy hablaremos acerca de la inteligencia emocional en nuestras relaciones afectivas, pero, antes que nada, ¿Cómo estás? Hoy es lunes, cómo decidiste iniciar esta semana, cuáles, y como fueron tus primeras interacciones del día o en lo trascurrido con tu pareja, tus hijos, tus padres, tus vecinos, tus colegas, tus compañeros y con toda la gente con la que te has relacionado...

 

HABLAR DE EMOCIONES es algo que probablemente nos cueste trabajo hacer, porque desde pequeños fuimos condicionados a no sentir o no demostrar nuestras emociones, lo que nos impide expresarnos con libertad, tener una plena libertad de nuestros sentimientos de nuestras emociones y de todo aquello que no comunica con nosotros mismos.

 

Muchas veces las emociones han sido consideradas poco importantes en relación con la parte racional del hombre. Sin embargo, si miramos nuestra vida a través de ellas encontramos que nos indican los estados internos de las personas, lo que las motiva, impulsa, frena o imposibilita, así como sus aspiraciones, sueños, deseos y necesidades, en muchas ocasiones, hasta sus convicciones, creencias y objetivos.

 

Identificar tus emociones y manejarlas de una manera acertada, es el primer paso para construir una inteligencia emocional. Para ello deberemos de conocer qué son las emociones, los sentimientos y estados de ánimo, y como interactuamos entre ellos.

 

Ø  Una emoción es una cascada de cambios físicos producidos en nuestro cuerpo, nuestra psique y nuestro modo de reaccionar o enfrentarnos a nuestra realidad, como consecuencia de algo interno o externo a lo que llamaremos estímulo o situación. las emociones son sensaciones cortas o intensas, que suelen durar desde un instante hasta varios minutos, provocando un cambio intenso y generalizado el nuestro organismo ante lo que me estoy enfrentando, generando una reacción, que no es un proceso consciente, sino es una respuestas automáticas y rápidas.  

Ø  Un sentimiento es un proceso interno que genera determinada carga afectiva hacia algo o alguien. son sensaciones más prolongadas, como el amor. un sentimiento es una emoción prolongada que trasciende en tiempo y extensión, es una emoción social, por lo tanto, son más bien sensaciones aprendidas, condicionadas por la cultura y de la que el sujeto es mucho más consciente. la duración de un sentimiento es mayor que la de una emoción, pero, la intensidad, por contra, es más baja. según seamos de pequeños o mayores o según el entorno en el que hayamos crecido y los valores que hayamos asociado a determinados tipos de personas, situaciones, animales, lugares, recuerdos, educación, formación y donde la familia forma parte crucial en el manejo de nuestras emociones y el reconocimiento de nuestros sentimientos.

Ø  El estado de ánimo es, de los tres el que mayor duración tiene y también el menos intenso. digamos que es el que tiñe nuestros días de un determinado color. es también menos específico que una emoción, es decir, que no depende tanto de un hecho en concreto para ponerse en marcha, sino que es una forma de sentir o de estar que se prolonga y a la que, a veces, no podemos encontrar causa inmediata, pues muchas veces dependen más de los procesos cognitivos y emocionales personales de cada individuo.

 

Las emociones, sentimientos y estados de ánimo, forman parte de la vida; mejorando nuestra calidad en medida que reconocemos estas y tenemos una relación positiva con nuestro y entorno.

 

ES IMPORTANTE DECIR QUE LAS EMOCIONES NOS ENTREGAN INFORMACIÓN

No existen emociones buenas o malas por sí mismas, muy por el contrario, las emociones nos entregan información valiosísima acerca de los procesos que estamos viviendo y cómo nos estamos enfrentando a estos.

 

LAS EMOCIONES SURGEN de una parte pequeñísima de nuestro cerebro llamada amígdala cerebral y que es la responsable de que sintamos miedo, rabia, alegría, además de activar nuestro sentido de supervivencia y de alerta. Las emociones son vistas como un tipo de comunicación no verbal ya que sin necesidad de una sola palabra podemos percibir el estado anímico de una persona a partir de sus gestos, acciones, reacciones o modo de expresión.

 

Existen un sinfín de emociones las cuales se dividen para su mejor comprensión, en emociones primarias o básicas, y secundarias.

 

LAS EMOCIONES BÁSICAS son las que forman parte del ADN de los seres humanos, afectando la forma en que sentimos, percibimos e interactuamos con el mundo, y son:

Ø  Ira: descrita como un sentimiento de indignación o enfado al ser ofendido o agraviado.

Ø  Alegría: la cual consiste en un sentimiento de bienestar y satisfacción.

Ø  Asco / Aversión: sensación de intenso desagrado, condena o repugnancia hacia algo.

Ø  Tristeza: definida como una sensación de infelicidad o desdicha.

Ø  Sorpresa: la cual puede ser un asombro o un malestar ante un suceso inesperado.

Ø  Miedo: forma de aprehensión que suele ser originada por el dolor, peligro o amenaza.

 

LAS EMOCIONES SECUNDARIAS, son el resultado de la combinación de las básicas y varían de acuerdo a las experiencias aprendidas de cada persona, y son:

Ø  Vergüenza: sensación de malestar por no ser aceptad, unido al temor a quedar en ridículo.

Ø  Culpa: es una de las emociones más dolorosas con una gran carga de malestar.

Ø  Orgullo: es una emoción adaptativa positiva acerca de lo que uno es o hace, referenciada a un alto grado de satisfacción, que en exceso produce aislamiento social.

Ø  Placer: emoción muy positiva dentro de un proceso que nos motiva a continuar haciendo.

Ø  Celos: es un sentimiento de posesión y lucha por no perder aquello que consideramos como propio; con una alta tendencia a volverse desadaptativa al tener ese sentimiento en situación incontrolable, se cataloga como una de las emociones más dolorosas por ser el resultado de dos emociones básicas fuertes, el miedo y el amor.

Ø  Excitación, Ansiedad, Inseguridad, Esperanza, Depresión, Angustia, Violencia.

 

Desde hace algún tiempo es frecuente escuchar y tratar acerca del tema de la inteligencia emocional, no sólo en el mundo académico o científico sino en la cotidianidad, en las conversaciones informales con amigos, compañeros, familiares o colegas, donde se habla abiertamente de su importancia para la vida y para el desarrollo personal, académico y profesional del ser humano y de la sociedad.  Es evidente que para que nos vaya “bien en la vida” no sólo es importante tener conocimientos académicos, técnicos y disciplinares, sino también desarrollar habilidades para manejar y utilizar las emociones a nuestro favor en los diferentes momentos y cambios de la vida, aquellos en los que nos sentimos felices y exitosos, pero también en aquellas situaciones difíciles que nos generan múltiples y complejos sentimientos y emociones.

 

Por ello es importante decir que la INTELIGENCIA EMOCIONAL es fundamental en todo tipo de relación interpersonal, sea afectiva, profesional o social. Las personas emocionalmente inteligentes pueden adaptarse fácilmente a sus entornos, sean los más íntimos, cercanos o de simple convivencia. Las personas con un bajo nivel de inteligencia emocional podrían tener dificultades para cultivar relaciones, experimentando frustración, soledad, desinterés, apatía, estrés o ansiedad, lo que puede provocar agotamiento o conflictos mayores a un largo tiempo.

 

La inteligencia emocional se presenta en nuestros días como una herramienta que facilita las relaciones interpersonales, haciendo conscientes nuestras emociones, diferenciadas de nuestros sentimientos, ayudándonos a comprender, manejar y utilizarlas de manera correcta. Respecto al área interpersonal, la inteligencia emocional juega un papel primordial en el establecimiento y construcción de las relaciones con el otro. Las personas emocionalmente inteligentes tienen la habilidad de percibir, comprender y manejar las emociones en la propia experiencia y en la interacción con los demás.

 

Las RELACIONES INTERPERSONALES son un aspecto central de la convivencia y de nuestro vivir. Aprender a regular y expresar las emociones se considera un indicador de madurez y equilibrio que tiene efectos positivos sobre la relación con los demás. Por ello es importante adquirir habilidades para reconocer nuestras emociones e identificarlas hacia los demás, lo que facilitara la comprensión, regulación y prevención de efectos nocivos representadas como emociones negativas, desarrollando habilidades que generen emociones y actitudes positivas.

 

Saber gestionar las emociones nos lleva a construir vínculos más sanos que impactan positivamente tanto en nuestra calidad de vida como en nuestro bienestar.  Una persona que desarrolla competencias emocionales, entabla mejores relaciones sociales y genera una mayor probabilidad de recibir apoyo y buen trato por parte de otros.

 

El ser humano es complejo por naturaleza y más cuando hablamos de introspección, y de nuestros sentimientos y emociones, esto debido a que tenemos la falsa creencia de que al mostrar lo que sentimos a los demás, incluida nuestra pareja, familiares, amigos, colegas y sociedad en general, nos ponemos en desventaja frente a ellos.

 

Y aunque nos conozcamos y sepamos identificar lo que sentimos, desconocemos cuál es la mejor manera de comunicárselo a los demás o simplemente nos aterra demostrar lo que sentimos. Sin embargo, esto no es solo nuestra culpa, el expresar nuestros sentimientos es una habilidad que aprendemos desde la infancia por medio de nuestros padres o de personas cercanas, pero también influye nuestro sistema de creencias, o nuestro nivel experiencias malas ante el mostrarnos tal y como somos, expresándonos con naturalidad e inocencia, lo cual en cierto momento nos colocó en desventaja, haciendo que reprimiéramos nuestros sentimientos y emociones por miedo a sentirnos defraudados, humillados, violentados o más.

 

Una persona que tiene bien desarrollada esta habilidad se le facilita relacionarse mejor con los demás y sobre todo se siente mejor consigo misma porque cuando expresamos lo que sentimos nos provoca un efecto liberador, no solo en nosotros sino en el otro, creando lazos no solo de confianza, sino de unión y amor. El hecho de guardar nuestros sentimientos todo el tiempo, así como todo lo que deseamos expresar, nos reprime, creando una especie de frustración que sin lugar a dudas puede desembocar no solo estrés o ansiedad, sino eliminar o terminar con una relación o experiencia de vida que pudiese ser la mejor y más gratificante que podamos tener, disminuyendo nuestro bienestar emocional y mejora en la calidad de nuestras relaciones interpersonales.

 

Un ejemplo podría ser en el ámbito universitario, puede ser el caso en el que un compañero de clase tiene actitudes de burla y sarcasmo que te molestan y te hacen sentir con rabia, molestia, enfado y si estas burlas son continuas, cotidianas, y son progresivas o cada vez más insoportables o elevadas de tono, donde no solo es la ofensa, sino la violencia que se genera a nuestro alrededor y burlas y habladurías, experimentar ira, enojo, frustración, coraje y más, es normal sentir estas emociones y es adecuado reconocerlas e identificarlas así como un sin número de reacciones que te producen en tu cuerpo. Sin embargo, tienes la posibilidad de reaccionar de varias formas, entre ellas:  explotar llorando o siendo agresivo y grosero con la persona delante de todo el grupo o levantarte de tu puesto, caminar, ir al baño, calmarte y luego volver al salón y cuando sea el momento hablar con la persona de manera calmada y asertiva sobre tus sentimientos y de cómo poder solucionar la situación.  

 

Con este ejemplo nos damos cuenta de la importancia de la inteligencia emocional y del saber gestionar nuestras emociones, donde el primer paso para desarrollar nuestra inteligencia emocional es analizar los tipos de vínculos que hemos desarrollado a lo largo de nuestras vidas, y las habilidades que ellos nos han permitido fortalecer o no, por ejemplo, una persona que contó con un entorno solidario a nivel emocional en su infancia, probablemente sea un adulto con una gran capacidad de empatía; o, si durante la niñez, creció en un contexto que favoreciera la reflexión propia, esa persona seguramente, en su adultez, cuente con facultades de autorregulación, etc.

 

Lo anterior nos permite comprender no solo que las habilidades propias de la inteligencia emocional nos ayudan a vivir mejores relaciones (lo cual sabemos de antemano), sino que el tipo de relaciones que hemos establecido durante nuestro crecimiento son las que nos facultan de inteligencia emocional. Por eso, comprender los vínculos que establecemos nos ayudará a desarrollar dicha inteligencia. Y ojo, como todo proceso, es algo que lleva tiempo y paciencia.

 

CUATRO CLAVES PARA MEJORAR NUESTRA INTELIGENCIA EMOCIONAL

Como hemos dicho, las habilidades asociadas a la inteligencia emocional tienen que ver con los tipos de vínculos afectivos y la forma como establecemos relaciones emocionales con los otros, aquí algunas claves para lograr desarrollar, de manera más óptima, nuestra IE:

Ø  Prestar especial atención a cómo te relacionas con los demás: identificar cómo nos vinculamos con nuestros amigos, jefes, familia, pareja, y comprender nuestro roll en cada una de esas relaciones ayudará a conocernos mejor y a saber sobre cuáles son nuestras habilidades emocionales.

Ø  Ser conscientes de nuestras reacciones y conductas: es importante tratar de entender de qué manera reaccionamos en determinadas situaciones con los otros para comprender cuál o cuáles de las habilidades asociadas a la inteligencia emocional debemos fortalecer.

Ø  Realizar un registro personal: haz un esfuerzo por revisar los tipos de vínculos que has establecido desde joven (seguro, ambivalente, evitativo, desorganizado), tanto a nivel familiar como con otras personas. Intenta analizar también las emociones que este ejercicio personal te permitan comprender, lo cual te ayudará a descubrir qué tipo de habilidades emocionales debes robustecer.

Ø  Implementa un plan de acción con tus debilidades: si has ido trabajando en los pasos anteriores, la identificación y comprensión que lograste te permitirá desarrollar vínculos sanos y, en consecuencia, habilidades de la inteligencia emocional en los distintos entornos en que te relacionas.

 

Algunos aspectos para ser más efectivos y tener mayores habilidades interpersonales:

Ø  Sé empático: desarrolla la capacidad de entender las emociones y sentimientos de la otra persona, es tratar de comprender por lo que puede estar atravesando, es decir, no hagas juicios de valor sin antes preguntarle o acercarte a ella para tratar de entender su mundo y realidad. Por ejemplo, piensa y reflexiona acerca de lo qué hablas o expresas acerca de los demás, juzgas o dices cosas sin antes conocer a la persona…

Ø  Sé asertivo:  es saber comunicarse y actuar en el momento, forma y lugar apropiado.  Es escucharse así mismo (necesidades, emociones, deseos y derechos) pero también escuchar y tener en cuenta a los demás.  Implica actuar con sabiduría, es el punto intermedio entre el ser agresivo y ser pasivo., es saber decir no y pones límites.  Cuando tienes alguna diferencia con tus padres o compañeros de clase, normalmente reaccionas diciendo groserías, hiriendo, callando o tratas de expresar lo que sientes y piensas de una formal calmada y adecuada…

Ø  Sé estratégico en las relaciones: identifica que es lo que quieres obtener de esa relación: Si es para pedir o negarse a algo, si es para mantener una relación o si es para expresar y mantener el propio respeto y valor como persona.

 

Es importante reflexionar habitualmente acerca de cómo estamos manejando nuestras propias emociones y así comprender cómo éstas pueden impactar en los demás y en nuestra forma de interactuar y relacionarnos. Es necesario preguntarnos, ¿Generalmente, somos impulsivos/ reactivos o tenemos la habilidad para controlar y manejar la forma como reaccionamos frente a los demás?  Es así como podemos pensar si debemos desarrollar más habilidades inter- personales o fortalecerlas para tener un desarrollo y crecimiento personal.

 

Compartir nuestras emociones y sentimientos en nuestras relaciones afectivas, sea pareja, amigos, familia o colegas y dejar que ellos también lo hagan con nosotros, permitirá que exista una mayor cercanía y por lo tanto que nuestras relaciones crezcan y se fortalezcan.

 

“La capacidad para aprender, desarrollar y expresar tus emociones y sentimientos depende fundamentalmente de ti y de tu actitud”.

 

Nos vemos la próxima semana... Y mi consejo de siempre: come de manera saludable, duerme lo suficiente, realiza ejercicio, haz lo que te gusta, ocúpate, RESPETATE, AMATE Y SE FELIZ... Y recuerda... Tu crecimiento personal es vital, y para lograrlo... Da el primer paso... ¡ATREVETE!

 

Que todo lo bueno te siga, te encuentre, te abrace y se quede contigo

 

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