Puebla,
agroparques y desarrollo frutícola 2024-2030
Alberto Jiménez Merino
Aunque Puebla cuenta con más
de 17 mil hectáreas sembradas de frutales, los diagnósticos indican que no
existen suficientes huertas comerciales. Los productores tienen pocos árboles,
casi siempre como complemento de otras actividades agrícolas, muy viejos, de
variedades desconocidas, plagados y de gran altura que dificulta la cosecha, lo
cual conduce a bajos rendimientos, baja calidad, bajos precios e ingresos.
Esta situación ocurre porque
no existe organización de productores, ni planes para desarrollar la
infraestructura que les permita el acopio ni los primeros procesos
agroindustriales como clasificación y empacado para la integración de volúmenes
suficientes con la sanidad, inocuidad, certificaciones, calidad y presentación
para acceder a mercados de volumen nacionales o extranjeros.
Esta realidad aún se puede
observar en la mayoría de las regiones frutícolas de Puebla, cuya excepción
podría ser la tuna de Acatzingo, el plátano y los cítricos de la Sierra Norte y
Nororiente, la pitaya y pitahaya de Huitziltepec-Molcaxac y la manzana de
Tetela y San Nicolás Buenos Aires.
El aguacate, en el que se
tienen grandes avances, aún requiere de apoyos en sanidad e inocuidad de las
huertas, acompañamiento técnico, certificaciones, infraestructura para acopio,
financiamiento, empacado, procesamiento agroindustrial y promoción comercial en
sus distintas regiones: Atlixco-Tianguismanalco-Tepeojuma,
Chichiquila-Quimixtlán, Zacapala-Cuayuca-Tepexi y Teteles-Teziutlán-Yahonáhuac.
En reuniones del Colectivo
Desarrollo Sostenible con comisariados ejidales y de bienes comunales, han
solicitado apoyo para el desarrollo
frutícola del corredor Huehuetlán el
Grande-Coatzingo, Zacapala, Cuayuca, Teopantlán, Totoltepec, Xochiltepec,
Epatlán, Izúcar de Matamoros, Tilapa, Tepexco, Atzala y Chietla para mejorar la
producción del mamey, zapote negro, aguacate, guanábana, mango, zapote amarillo
y anonas.
Entre los principales apoyos
se requiere la poda y rehabilitación de huertas para saneamiento y reducción de
altura que facilite la cosecha. La poda solo puede realizarse con apoyo de
grúa, debido al gran tamaño de los árboles. Es opcional, pero necesario el
injerto después de la poda para adoptar las variedades de mayor producción y
demanda del mercado.
Pero también, se necesitan
apoyos para alcanzar superficies mínimas rentables, infraestructura de acopio,
procesamiento de la fruta fresca para el mercado y transformación en derivados,
de aquellas frutas que no pueden ir al mercado fresco. La agroindustria es una
necesidad más que un objetivo de la producción.
En la misma situación se
encuentran los municipios que se ubican en los márgenes de los ríos Mixteco,
Acatlán, Petlalcingo, Ajamilpa, Atila y Balsas. El mango y la ciruela mexicana
que maduran en esta temporada se quedan lastimosamente coloreando de amarillo o
rojo el piso de las huertas por la dificultad para acopiar, procesar y
comercializar.
Una situación similar podemos
observar, con mayores avances, en la Sierra Nevada con las frutas de clima
templado o también en la Sierra Norte y Nororiente.
En la primera región, el
tejocote, la pera, ciruela, manzana, capulín, durazno, frambuesa, zarzamora y
nogal, son parte de una mayor cultura frutícola, pero aún requiere de apoyos
para convertirse en una mejor opción económica. Por su parte, la cereza es un
cultivo potencial en la región, sin embargo, hoy solo se cultiva en Chilchotla.
En la segunda, los cítricos,
el lichi, la guanábana, el rambután y el maracuyá, siguen esperando apoyos para
un mayor desarrollo productivo y comercial. La granada roja sin semilla de Tehuacán,
las pitayas y pitahayas de Huitziltepec-Molcaxac-Ahuatempan-Acatlán o las
granadas chinas de Tochimilco y Coyomeapan, están en la misma condición de
espera.
Un problema que ha enfrentado
la fruticultura en México es que, generalmente, las políticas públicas
agroalimentarias se hacen para atender la seguridad y soberanía alimentaria,
destinándose la mayor parte del presupuesto público a la producción de los
granos básicos, por lo que ya no alcanza para otros sectores que han tenido que
avanzar con sus propios recursos.
Actualmente, Alejandro
Armenta, candidato a Gobernador, es un
poblano que conoce Puebla y sus necesidades. Por su origen y orgullo de
pertenencia al territorio, tiene un gran compromiso con los poblanos. En su
Programa Agropecuario ha propuesto la creación de agroparques para el desarrollo productivo y agroindustrial del
estado, bajo la premisa de agregar valor a las materias primas y mejorar los
ingresos de los productores del campo.
Los agroparques serán centros de servicios técnicos para el acompañamiento productivo, asesoría,
capacitación, distribución de insumos, servicios de mecanización y
equipamiento, financiamiento, desarrollo de proveedores, acopio, primeros
procesos agroindustriales, transformación agroindustrial, promoción comercial y
fomento productivo con mercado asegurado, bajo contrato, para las principales
cadenas productivas agropecuarias y acuícolas de las diferentes regiones.
Por eso, mi apoyo y el de
miles de poblanos, fruticultores, productores agropecuarios, acuacultores,
comisariados ejidales y ciudadanos, será para un poblano. #ArmentaGobernador!!
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