Sheinbaum,
Berdegué y el campo mexicano 2024-2030
2ª. parte
Alberto
Jiménez Merino
Para la dignificación del
campo mexicano, se requieren anualmente 100 mil millones de pesos (mmdp) para
la SADER, 70 mmdp para la CONAGUA, y 10 mmdp para la CONAFOR.
Según estimaciones propias, la
falta de asistencia técnica en el campo provoca la pérdida anual de mil pesos
por hectárea solo en insumos de más y trabajo innecesario; unos 22 mil millones
de pesos a nivel nacional, muy superiores a los 15 mil millones de pesos que se
destinan al Programa Nacional Producción para el Bienestar.
En el campo mexicano hay bajos
rendimientos, baja producción y baja productividad agroalimentaria, problemas
de comercialización por falta de volúmenes de calidad, insuficiente
infraestructura de acopio y transformación de cosechas, avanzada edad de los
campesinos y reducida escolaridad.
Los 31 mil 500 núcleos
agrarios del país, con cerca de 3 millones de sujetos de derecho sobre 103
millones de hectáreas, carecen de planes de desarrollo ejidal o comunal, deficiente
atención para sus trámites agrarios básicos y no cuentan con programas
sectoriales específicos de apoyo productivo.
La pirámide agroalimentaria se
compone por tres estratos: los pequeños productores de autoconsumo, que son el
80 por ciento de 5 millones de unidades productivas; los productores que
generan excedentes el 15 por ciento; y, los grandes exportadores,
correspondientes al 5 por ciento.
Lo anterior obliga a
establecer políticas diferenciadas al menos para dos estratos. Los pequeños productores
necesitan servicios técnicos de calidad, capacitación, acompañamiento y
asistencia técnica para lograr la seguridad alimentaria familiar. Asimismo,
necesitan apoyo con estrategias como la milpa mexicana, huertos y granjas familiares,
así como huertos escolares. Requieren de maquinaria, equipamiento, tecnología,
infraestructura de almacenamiento para el autoconsumo y, para acceder a
mercados, se requiere de centros regionales o comunitarios de servicios técnicos
para la innovación agroalimentaria, además de financiamiento de acuerdo a su
capacidad de pago. La vinculación con instituciones educativas puede ser de
gran utilidad para la producción, el ambiente y la formación profesional.
Los productores que ya generan
excedentes requieren de maquinaria, tecnificación del riego y agricultura
protegida, apoyos sanitarios e inocuidad, tecnología, infraestructura de acopio
y transformación, apoyos a la comercialización y financiamiento.
No obstante que la importancia
del campo mexicano parece evidente y del dominio de los gobernantes, los
presupuestos para el campo en los últimos años, han sido francamente limitados.
Históricamente
el presupuesto de la SADER fue de 92 mmdp, en 2015, y 84 mmdp, en 2016; en 2020
descendió a 47 mmdp, para el 2022 fue de 55.70, y, en 2023 de 70.528 mmdp.
Los apoyos en fertilizantes no
pueden disociarse del apoyo en semilla mejorada ni de biofertilizantes para
poder acceder a la producción agroecológica, uno de los aportes más
significativos de la Cuarta Transformación. La semilla representa entre el 30 y
50 por ciento del rendimiento de los cultivos. Los biofertilizantes, por su
parte, pueden contribuir con un 30 por ciento de éste, en condiciones más
sostenibles y como arma contra la baja productividad y la sequía. Ante esto, se
propone revisar la asignación a fertilizantes para que en forma proporcional se
considere apoyar semillas mejoradas y biofertilizantes. Se requieren también
estrategias nacionales como la adopción de la agricultura de conservación en
zonas de temporal.
El Sistema Nacional de Calidad e
Inocuidad Agroalimentaria (SENASICA) ha carecido de los recursos suficientes
para atender las campañas sanitarias de control de plagas y enfermedades de
cultivos, ganado y peces, para asegurar la productividad, apoyar la
comercialización y cuidar la salud de los consumidores. De acuerdo con las
necesidades básicas no puede operar con menos de 6 mmdp.
Para la ganadería, se propone
destinar apoyos a la siembra de praderas y cultivos forrajeros en el centro-sur
y la resiembra de pastizales en el centro-norte y que, junto con apoyos a la
inseminación artificial y el trasplante de embriones, se pueda detonar la
producción de carne y leche.
Es necesario destinar recursos
para créditos agropecuarios en un sistema ágil, sencillo y efectivo. Se
considera indispensable el apoyo al fomento productivo que fortalezca el
desarrollo regional de cadenas productivas. El sector agrario requiere por lo
menos 480 millones de pesos para equipamiento y personal del Registro Agrario
Nacional, que permita atender a los campesinos en sus trámites y gestiones.
Se requiere recuperar los gastos operativos
para inspección, es decir, vigilancia forestal, vida silvestre, pesca y aguas nacionales.
El total de necesidades básicas para una adecuada atención al campo mexicano,
vía SADER, asciende a un mínimo de 100 mmdp anuales, para que se alcance la
seguridad y soberanía alimentaria, se dignifique la actividad de los
productores agropecuarios y acuícolas, y se fortalezca el desarrollo de las
comunidades.
Para el tratamiento y reúso de
aguas residuales, abasto de agua potable, bombeo solar de agua, captación y
recarga de acuíferos, además del entubamiento de presas y la tecnificación del
riego como vía para elevar la productividad y destinar parte de los volúmenes
recuperados para el uso público, la Comisión
Nacional del Agua necesita un presupuesto no menor a 70 mil millones de pesos
anuales y la Comisión Nacional Forestal de 10 mil mdp para fortalecer la
reforestación, la vida silvestre, la prevención y combate de incendios así como
las plantaciones forestales comerciales.
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