Buenos
gobernantes y servidores públicos
Alberto Jiménez Merino
La sociedad siempre ha
reclamado buenos gobernantes y mejores servidores públicos, con gran empatía,
liderazgo y visión; que tengan un alto espíritu de servicio, disposición,
capacidad para escuchar y dar respuestas en el sentido que el caso amerite. Muchos
ciudadanos, solo quieren ser escuchados.
La visión es el propósito que se desea conseguir en la vida o el sitio
donde le gustaría a las personas encontrarse en el futuro. Ésta debe
construirse desde las edades tempranas de acuerdo con la vocación individual,
el conocimiento de gustos, habilidades y talentos que permiten elegir un
destino. La visión del servidor público debe construirse al inicio de su
responsabilidad, cómo se verá su sector o comunidad al final de su encargo. Es
como preparar el texto del informe final solo para ponerle cifra de lo
realizado.
Esta visión puede llegar hasta
hacer un buen gobierno en el que
solo se cuida la seguridad pública y se administra lo indispensable. Un gran gobierno, donde además se apoye
el desarrollo humano y económico de los
ciudadanos, o un gobierno que transforma la realidad encontrada, cambia las
estadísticas y deja un Legado para
la historia.
El Liderazgo, según OCC-Solutions.com, es el arte de inspirar,
movilizar y orientar toda la inteligencia, emociones y energía de un equipo o
grupo para asegurar el logro de propósitos y objetivos comunes. Líder es la
persona encargada de guiar a otras para
alcanzar metas que comparten. Un líder
es quien ayuda a otros a llegar allí
donde no podrían hacerlo por sí
solos; es quien resalta las virtudes de los otros de tal forma que ellos se den
cuenta.
Al inicio de un nuevo sexenio
del poder ejecutivo federal en México, de nuevas legislaturas federales en el
Congreso de la Unión, algunas gubernaturas, legislaturas estatales y gobiernos
municipales, me permito compartir estas sencillas reflexiones con el propósito
de contribuir al desarrollo de la cultura política que ayude a hacer mejor las
responsabilidades públicas.
Es innegable que el poder
transforma a las personas, desde las responsabilidades más modestas hasta las
más encumbradas; desde un jefe de grupo escolar, líder estudiantil,
coordinador, director de escuela o rector de universidad o los distintos
niveles administrativos en el servicio público o privado. La tentación de
sentirse importante es inherente al ser humano y, en la mayoría de los casos,
es un comportamiento inconsciente.
De acuerdo con Francisco Roca,
en su libro De jefe a líder, el líder
potencia a su personal, no tiene miedo a delegar responsabilidades porque sabe
que así es como se avanza. El líder tiene un gran control emocional que
transmite a sus colaboradores, invierte tiempo en explicar las instrucciones
para no perderlo en los intentos de interpretación de los colaboradores. Cuida
del ambiente laboral y promueve el trabajo en equipo porque la unión hace la
fuerza y todos ganan al tener buenos resultados.
Según Firdaus Jhabvala, escritor hindú, la
evolución de cada pueblo depende de la calidad de sus gobernantes. En el Manual
Hindú del buen gobernante, destaca que un Buen Gobernante debe poseer autodominio, hablar con palabras de
bondad y nunca de enojo.
Los seis atributos más
importantes del gobernante son el discurso inteligente, la imaginación, la
inteligencia, la buena memoria, el conocimiento de la ética y el conocimiento
de la política. No hablar mal de nadie
ni en público ni en privado y tratar a los demás como él desearía ser tratado.
En la fábula Reducido al reino de los pingüinos,
Bárbara Hateley y Warren Schmidt, destacan la importancia de no generalizar en
la valoración de los individuos en función de nacionalidad, color de piel,
posición social, condición física, profesión, religión o creencia política. En
cada grupo siempre hay buenos, regulares, malos.
En su trama principal, este
cuento destaca la importancia de trabajar en equipo con los más indicados. El
rey pingüino a sugerencia de la paloma, tomó la decisión de integrar al mejor
de cada grupo de aves que conformaban el reino y que habían fallado en su
intento para armar una máquina que llegó sin manual debido a una tormenta. La
máquina en cuestión, era un submarino
para explorar nuevos recursos en el mar de grandes oportunidades.
Tomar lo mejor de lo que se
haya realizado, mejorar o corregir lo que aun funcione y eliminar lo que no sirvió, es recomendable.
Revisar cómo le hicieron
antes, tomar las mejores sugerencias e identificar los casos de éxito para su
socialización y réplica, es una buena práctica que debiera adoptarse en el
servicio público.
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