Maharashtra,
India, aprendizajes ajenos del agua
Alberto
Jiménez Merino
La aplicación de acciones de manejo
de cuencas en 948 hectáreas de la comunidad de Garamsur, Maharashtra, en la India,
permitió aumentar la disponibilidad de agua en la cuenca y mejorar los
rendimientos de trigo de 1.19 a 1.96 toneladas por hectárea. En soya, el
rendimiento pasó de 1.10 a 1.60 toneladas por hectárea, y en algodón de 0.70 a
1.20. También se adquirieron vacas y se otorgó asesoría veterinaria para la
producción de leche, cuando nadie lo había hecho.
Derivado de lo anterior, la
economía mejoró sustantivamente. El número de bicicletas subió de 15 a 70, las
motocicletas de 2 a 8 y se adquirió el primer Jeep,
en 1996, para el transporte de personas y mercancías. Las casas mejoraron sus
condiciones y se mejoró la vida comunitaria.
El primer paso se dio después
de una gran sequía ocurrida en 1989 en Maharashtra, región occidental de la
India, en donde la Agencia Alemana de Cooperación Internacional (GTZ), financió
al gobierno hindú para resolver este gran problema. A través de la Organización de Manejo de
Cuencas (WTOR) se convocó a las comunidades a la acción y participación social.
Algo que, al igual que en México, no fue fácil.
El Programa de Manejo de
Cuencas apoyado por la GTZ inició con la información y organización de los
pobladores; continuó con la definiciones de tareas: estudios topográficos, control
del pastoreo de ganado de otras comunidades, construcción de zanjas de
absorción, barreras de piedra, represas, barreras vivas, plantación de árboles,
y todas aquellas prácticas que garantizan mantener la lluvia durante más tiempo
en las partes altas de las comunidades, para asegurar la infiltración, recargar los acuíferos y reducir las
inundaciones en las partes bajas.
La sequía y la pobreza unió a
la comunidad para buscar soluciones, pero la creación de cajas de ahorro y préstamo
los mantuvo unidos después y pudieron transitar al fortalecimiento de la
actividad económica porque el crédito es un detonador del desarrollo de
proyectos, pero no sirve de nada cuando no se sabe qué hacer ni cómo hacerlo; por
ello, la capacitación y el acompañamiento técnico son indispensables para el
fomento productivo.
Al mismo tiempo, y derivado
del Programa de Manejo de Cuencas, en la comunidad de Calchelipata, en el mismo
estado de Maharashtra, se construyó una
escuela de nivel básico en un terreno rústico con un camino lleno de piedras,
ubicado lejos de la aldea, proveniente de una donación de un ciudadano
comprometido con la educación.
Esta comunidad que padecía
sequía frecuente, con muy poca agua disponible para tomar, la cual debía
acarrearse desde varios kilómetros y en la que las cosechas agrícolas eran muy
pobres, también participó en el Programa de Cuencas. Así, los papás participaron
en sus parcelas y, junto a sus hijos, también lo hicieron en la escuela con
gran entusiasmo y compromiso de ambos aportando su trabajo voluntario.
Pero, al igual que en todos
los pueblos del mundo que conozco, no todos participaron y siempre hubo discusiones
de gente que no estaba dispuesta, mientras no se le convenció con resultados.
El apoyo de WTOR fue
determinante para la construcción de la escuela, para fortalecer la
participación voluntaria creciente y el orgullo de pertenencia de los estudiantes.
En cierta forma, los niños educaban a sus padres con el ejemplo de sus acciones.
En todo momento se privilegió el juego para aprender a trabajar juntos y poder
aportar a la comunidad.
En 1996, plantaron árboles y
cada uno los cuidó mientras estuvo en la escuela. Después, al egresar los
asignaron a alguien que continuaba. Hoy hay un bosque donde los alumnos van a
estudiar bajo la sombra. Además, se adoptó la lombricomposta para producir
abonos que se venden en la comunidad, y, se promovió la recolección de semillas
de árboles para venderlas y generar ingresos para la escuela. Hasta la fecha, los
niños participantes se llevan una cantidad de lombrices de tierra a sus casas
para hacer compostas con sus papás y aplicarlas a sus campos.
Lo anterior ha permitido
mejoras en la escuela, como la adquisición de computadoras y la rehabilitación
de instalaciones. Pero, lo más importante es la formación de ciudadanos con una
nueva mentalidad y herramientas para construir un destino.
En el mismo año, 1996, se
realizó un festival que dio mucha fama a la escuela, porque era la única de la
región participando en el Programa de Cuencas. Hubo muchos profesores
visitantes y muchos papás orgullosos de sus hijos. Al igual que aquí, acciones
como éstas son adicionales a las responsabilidades de los maestros, pero se
necesitan para un mejor país.
En tanto, en México hay varias
experiencias del agua. En Puebla, el manejo de cuencas se ha hecho por lo menos
desde 1991 con grandes resultados en el abasto de agua en comunidades con
escasez, principalmente en la mixteca poblana, de donde ya hemos escrito de
varios casos vigentes.
Pero, he querido compartir
esta experiencia ajena porque la considero muy valiosa para muchas
partes del mundo, pero también porque cuando las experiencias son de otros
países o de comunidades ajenas a las nuestras, les creemos más que a las
propias. Pienso que de dónde sean o vengan, si nos sirven hay que
adoptarlas.
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