Cuida el agua, Crónica de los tiempos 2070
Alberto
Jiménez Merino
Ayer
por la mañana, al levantarme, encontré bajo mi puerta un sobre extraño, el
papel era grueso y gris, como una especie de aleación de papel y metal, no es
rígido, no tiene estampilla pero mi nombre y dirección están claramente
escritos; lo abrí con suma curiosidad, al extender las hojas, me extrañó que la
letra, escrita a mano, me era familiar, y lo más sorprendente es la fecha y el
contenido, el cual comparto con ustedes.
Acabo
de cumplir los 50, pero mi apariencia es de alguien de 85. Tengo serios
problemas renales porque bebo muy poca agua. Creo que me resta poco tiempo. Hoy
soy una de las personas más viejas en esta sociedad. Recuerdo cuando tenía 5
años. Todo era muy diferente. Había muchos árboles en los parques, las casas
tenían bonitos jardines y yo podía disfrutar de un baño quedándome debajo de la
regadera por una hora. Ahora usamos toallas humedecidas en aceite mineral para
limpiar la piel.
Antes,
todas las mujeres mostraban sus bonitas cabelleras. Ahora debemos raparnos la
cabeza para mantenerla limpia sin usar agua. Antes, mi padre lavaba el coche
con el agua de salida de una manguera. Hoy, los niños no creen que el agua se
utilizaba de esa manera. Recuerdo que había muchos anuncios que decían “CUIDA
EL AGUA”, pero nadie les hacía caso; pensaban que el agua jamás se
podía terminar. Ahora, todos los ríos, presas, lagunas y mantos acuíferos están
irreversiblemente agotados o contaminados. Inmensos desiertos constituyen el
paisaje que nos rodea por todos lados, las infecciones gastrointestinales,
enfermedades de la piel y de las vías respiratorias, son las principales causas
de muerte.
La
industria está paralizada y el desempleo es dramático. Las fábricas desalinizadoras
son la principal fuente de empleo y pagan con agua potable en lugar de salario.
Los asaltos por un garrafón de agua son comunes en las calles desiertas. La
comida es 80% sintética. Antes, la cantidad indicada ideal para beber eran 8
vasos para una persona adulta. Hoy, solo puedo beber medio vaso. La ropa es
desechable, lo que aumenta la cantidad de basura; tuvimos que volver a las
fosas sépticas como en el siglo pasado porque las redes de drenaje no se pueden
usar por falta de agua.
La
apariencia de la población es horrorosa, cuerpos desfallecientes arrugados por
la deshidratación, llenos de yagas en la piel por los rayos ultravioleta que no
tienen la capa de ozono que los filtraba. Por la sequedad de la piel una joven
de 20 años está como si tuviera 40. Los científicos investigan, pero no hay
solución posible. No se puede fabricar agua, el oxígeno también está degradado
por la falta de árboles lo que ha disminuido el coeficiente intelectual de los
jóvenes. Se alteró la morfología de los espermatozoides de muchos individuos,
como consecuencia hay muchas personas con insuficiencias, mutaciones y
deformaciones.
El
gobierno cobra por el aire que respiramos, 137 metros cúbicos por día por
habitante. La gente que no puede pagar es retirada de las zonas ventiladas
dotadas de gigantescos pulmones mecánicos que funcionan con energía solar. La
esperanza de vida es de 35 años. Algunos países conservaron manchas de
vegetación con su respectivo río, que es fuertemente vigilado por el ejército. El
agua se volvió un tesoro muy codiciado, más que el oro o los diamantes.
Aquí
en cambio nunca llueve porque no hay árboles, y cuando ocurre es de lluvia
ácida. Las estaciones del año están severamente transformadas por las pruebas
atómicas y las industrias contaminantes del siglo XX. Se advertía de que había
que cuidar el medio ambiente, pero nadie lo hizo.
Cuando
mi hija me pide que le hable de cuando era joven, describo lo bonito que eran
los bosques, le hablo de la lluvia, de las flores, de lo agradable que era
darse un baño y poder pescar en los ríos, en los mares y represas, beber toda
el agua que quisiese y de lo saludable que era la gente.
¿Papá,
porque se acabó el agua? Al responder siento un nudo en la garganta. No puedo
dejar de sentirme culpable, porque pertenezco a la generación que terminó
destruyendo el medio ambiente, que no tomamos en cuenta tantos avisos que lo anticipaban…
Ahora, nuestros hijos pagan las consecuencias, a un precio muy caro.
Sinceramente
creo que la vida en la tierra ya no será posible dentro de muy poco, porque la
destrucción ambiental está llegando a niveles irreversibles...
¡Cómo
me gustaría volver atrás y poder hacer que la humanidad comprendiera esto,
cuando todavía se podía hacer algo por salvar nuestro planeta tierra...!
Tomado
de la Revista Crónica de los Tiempos. Abril 2002.
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