lunes, 29 de septiembre de 2025

Nuevos Horizontes


 

Importancia del tratamiento de aguas residuales

                                                                                             Alberto Jiménez Merino

 

                                        “No ensucies la fuente donde has apagado tu sed”.  William Shakespeare

El 80% de la contaminación en México se deriva de actividades humanas como la urbanización, servicios e industria. De acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), el 78% de las aguas residuales municipales y el 80% de las industriales se vierten a espacios naturales sin tratamiento.

El Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), señala que, cada año, las pérdidas causadas por daños al ambiente equivalen a 10.6% del Producto Interno Bruto (PIB) Nacional.

Las aguas residuales, según la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), son aquellas utilizadas en una casa, comunidad, granjas o industrias, que contienen materia orgánica disuelta o sostenida y residuos químicos inorgánicos, liberadas a sistemas de alcantarillado o drenaje.

Son las aguas sucias provenientes de viviendas, escuelas, hospitales, restaurantes, mercados, baños públicos, fábricas, talleres, queserías, procesadoras de café, agroindustrias, mezcalerías, granjas de cerdos y establos lecheros, que son desalojadas frecuentemente hacia las partes bajas, con o sin drenaje y, por lo general, a barrancas y ríos.

Según información disponible, en México se tratan menos del 40 % de las aguas residuales generadas, no obstante que la infraestructura de saneamiento instalada supera el 64%. No hay cultura del tratamiento de las aguas residuales, del cuidado del agua en general, ni recursos suficientes para atenderlo. Por eso, más de la mitad de las plantas de tratamiento existentes están sin funcionar.

A través de la historia muchas industrias han obtenido ganancias a costa de contaminar los ríos. Según información disponible, la carga contaminante de aguas residuales en México proviene de la industria azucarera, alcoholera, papelera, celulosa, petrolera, alimentaria, agropecuaria, minera, metalmecánica y textil.

El uso de 6 mil millones de metro cúbicos al año para la industria genera una descarga de 5.36 mil millones de metros cúbicos al año de aguas residuales con más de 6 millones de toneladas de carga orgánica; 1.5 veces más que todos los centros de población. Granjas y empresas agrícolas se han preocupado muy poco por el medio ambiente. Los mayores impactos de la contaminación se observan en el agua y en las especies acuícolas.

Los beneficios de tratar las aguas residuales son: evitar la contaminación de ríos, arroyos, lagos y mares, protegiendo la vida acuática; reducir la presión sobre la demanda de agua potable a través de la reutilización en usos secundarios, riego de áreas verdes, riego agrícola, construcción y otras actividades industriales; reducción de olores desagradables y fauna nociva; disminución de riesgo de enfermedades por aguas contaminadas; mejoramiento del paisaje, recuperación de actividades turísticas y recreativas; y, mayor productividad y calidad de cosechas.

Las empresas y los ayuntamientos deben contar con permisos de descargas de aguas residuales a cuerpos de agua federales, de acuerdo con las Normas Oficiales Mexicana (NOM’s). Estos permisos deben inscribirse en el Registro Público de Derechos de Agua.

Los principales métodos de tratamiento de aguas residuales según el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA) son las lagunas de estabilización, las cuales son estanques de poca profundidad donde el agua residual permanece durante un tiempo suficiente para provocar degradación de materia orgánica; y, las plantas de tratamiento, en donde se efectúa el procesamiento de las aguas residuales por medios físicos y químicos para eliminar la materia orgánica.

En tanto, los humedales artificiales, son espacios para limpiar las aguas residuales mediante la utilización de especies vegetales acuáticas como platanillo, tule, juncos y carrizo; y, los biodigestores, que son contenedores cerrados donde se realiza la degradación de la materia orgánica por microorganismos en ausencia de oxígeno para generar gas, agua limpia y lodo.

Cabe destacar que las aguas residuales tratadas pueden reutilizase en servicios públicos, riego de parques y jardines, abrevaderos y vida silvestre, acuacultura, giros mercantiles, cultivo de forrajes, recarga de acuíferos, lavado de autos y usos industriales. Asimismo, en el llenado de canales y lagos recreativos, como lo hace la planta tratadora del Cerro de la Estrella, en Iztapalapa, que envía agua a canales turístico-recreativos y zonas de riego agrícola de Tláhuac y Xochimilco, en la Ciudad de México.

Es indispensable que las empresas inviertan en tratar sus aguas residuales que generan, y que los gobiernos destinen más recursos a este problema que amenaza la viabilidad de las ciudades. Por fortuna, la presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo, y el gobernador de Puebla, Alejandro Armenta, han puesto al abasto de agua y saneamiento de las cuencas entre las máximas prioridades de política hídrica.

Finalmente, a nombre del Gobierno de Puebla, agradezco a Javier Israel Tobón Solano, director general de la Comisión de Agua y Saneamiento del Estado de Tlaxcala (CEASTlax), por las facilidades otorgadas para visitar la planta de tratamiento de la capital de ese estado, que procesa 700 litros por segundo, y beneficia a 250 mil personas de cuatro municipios; así como por las experiencias y aprendizajes compartidos.


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Importancia del tratamiento de aguas residuales

                                                                                             Alberto Jiménez Merino

 

                                        “No ensucies la fuente donde has apagado tu sed”.  William Shakespeare

El 80% de la contaminación en México se deriva de actividades humanas como la urbanización, servicios e industria. De acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), el 78% de las aguas residuales municipales y el 80% de las industriales se vierten a espacios naturales sin tratamiento.

El Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), señala que, cada año, las pérdidas causadas por daños al ambiente equivalen a 10.6% del Producto Interno Bruto (PIB) Nacional.

Las aguas residuales, según la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), son aquellas utilizadas en una casa, comunidad, granjas o industrias, que contienen materia orgánica disuelta o sostenida y residuos químicos inorgánicos, liberadas a sistemas de alcantarillado o drenaje.

Son las aguas sucias provenientes de viviendas, escuelas, hospitales, restaurantes, mercados, baños públicos, fábricas, talleres, queserías, procesadoras de café, agroindustrias, mezcalerías, granjas de cerdos y establos lecheros, que son desalojadas frecuentemente hacia las partes bajas, con o sin drenaje y, por lo general, a barrancas y ríos.

Según información disponible, en México se tratan menos del 40 % de las aguas residuales generadas, no obstante que la infraestructura de saneamiento instalada supera el 64%. No hay cultura del tratamiento de las aguas residuales, del cuidado del agua en general, ni recursos suficientes para atenderlo. Por eso, más de la mitad de las plantas de tratamiento existentes están sin funcionar.

A través de la historia muchas industrias han obtenido ganancias a costa de contaminar los ríos. Según información disponible, la carga contaminante de aguas residuales en México proviene de la industria azucarera, alcoholera, papelera, celulosa, petrolera, alimentaria, agropecuaria, minera, metalmecánica y textil.

El uso de 6 mil millones de metro cúbicos al año para la industria genera una descarga de 5.36 mil millones de metros cúbicos al año de aguas residuales con más de 6 millones de toneladas de carga orgánica; 1.5 veces más que todos los centros de población. Granjas y empresas agrícolas se han preocupado muy poco por el medio ambiente. Los mayores impactos de la contaminación se observan en el agua y en las especies acuícolas.

Los beneficios de tratar las aguas residuales son: evitar la contaminación de ríos, arroyos, lagos y mares, protegiendo la vida acuática; reducir la presión sobre la demanda de agua potable a través de la reutilización en usos secundarios, riego de áreas verdes, riego agrícola, construcción y otras actividades industriales; reducción de olores desagradables y fauna nociva; disminución de riesgo de enfermedades por aguas contaminadas; mejoramiento del paisaje, recuperación de actividades turísticas y recreativas; y, mayor productividad y calidad de cosechas.

Las empresas y los ayuntamientos deben contar con permisos de descargas de aguas residuales a cuerpos de agua federales, de acuerdo con las Normas Oficiales Mexicana (NOM’s). Estos permisos deben inscribirse en el Registro Público de Derechos de Agua.

Los principales métodos de tratamiento de aguas residuales según el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA) son las lagunas de estabilización, las cuales son estanques de poca profundidad donde el agua residual permanece durante un tiempo suficiente para provocar degradación de materia orgánica; y, las plantas de tratamiento, en donde se efectúa el procesamiento de las aguas residuales por medios físicos y químicos para eliminar la materia orgánica.

En tanto, los humedales artificiales, son espacios para limpiar las aguas residuales mediante la utilización de especies vegetales acuáticas como platanillo, tule, juncos y carrizo; y, los biodigestores, que son contenedores cerrados donde se realiza la degradación de la materia orgánica por microorganismos en ausencia de oxígeno para generar gas, agua limpia y lodo.

Cabe destacar que las aguas residuales tratadas pueden reutilizase en servicios públicos, riego de parques y jardines, abrevaderos y vida silvestre, acuacultura, giros mercantiles, cultivo de forrajes, recarga de acuíferos, lavado de autos y usos industriales. Asimismo, en el llenado de canales y lagos recreativos, como lo hace la planta tratadora del Cerro de la Estrella, en Iztapalapa, que envía agua a canales turístico-recreativos y zonas de riego agrícola de Tláhuac y Xochimilco, en la Ciudad de México.

Es indispensable que las empresas inviertan en tratar sus aguas residuales que generan, y que los gobiernos destinen más recursos a este problema que amenaza la viabilidad de las ciudades. Por fortuna, la presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo, y el gobernador de Puebla, Alejandro Armenta, han puesto al abasto de agua y saneamiento de las cuencas entre las máximas prioridades de política hídrica.

Finalmente, a nombre del Gobierno de Puebla, agradezco a Javier Israel Tobón Solano, director general de la Comisión de Agua y Saneamiento del Estado de Tlaxcala (CEASTlax), por las facilidades otorgadas para visitar la planta de tratamiento de la capital de ese estado, que procesa 700 litros por segundo, y beneficia a 250 mil personas de cuatro municipios; así como por las experiencias y aprendizajes compartidos.


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