Importancia del tratamiento de aguas residuales
Alberto
Jiménez Merino
“No
ensucies la fuente donde has apagado tu sed”. William Shakespeare
El 80% de la contaminación en México se deriva
de actividades humanas como la urbanización, servicios e industria. De acuerdo con
la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), el 78% de las aguas residuales municipales y el 80% de las
industriales se vierten a espacios naturales sin tratamiento.
El Instituto
Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), señala
que, cada año, las pérdidas
causadas por daños al ambiente equivalen a 10.6% del Producto
Interno Bruto (PIB) Nacional.
Las aguas residuales, según la Comisión Nacional
del Agua (CONAGUA), son aquellas utilizadas en una casa, comunidad, granjas o
industrias, que contienen materia orgánica disuelta o sostenida y residuos químicos
inorgánicos, liberadas a sistemas de alcantarillado o drenaje.
Son las aguas
sucias provenientes de viviendas, escuelas, hospitales, restaurantes, mercados,
baños públicos, fábricas, talleres, queserías, procesadoras de café,
agroindustrias, mezcalerías, granjas de cerdos y establos lecheros, que son desalojadas frecuentemente hacia las partes bajas,
con o sin drenaje y, por lo general, a
barrancas y ríos.
Según información disponible, en México se tratan menos del 40 % de las aguas residuales generadas, no obstante que la
infraestructura de saneamiento instalada supera el 64%. No hay cultura del tratamiento de las aguas residuales,
del cuidado del agua en general, ni recursos suficientes para atenderlo. Por eso, más de la mitad de las plantas de tratamiento
existentes están sin funcionar.
A través de la historia
muchas industrias han obtenido ganancias a costa de contaminar los ríos. Según información disponible, la
carga contaminante de aguas residuales en México proviene de la industria
azucarera, alcoholera, papelera, celulosa, petrolera, alimentaria,
agropecuaria, minera, metalmecánica y textil.
El uso de 6
mil millones de metro cúbicos al año para la industria
genera una descarga
de 5.36 mil millones de metros cúbicos al año de aguas residuales con más de 6 millones
de toneladas de carga orgánica; 1.5 veces más que todos los centros de población. Granjas y empresas agrícolas se han preocupado muy poco por el medio ambiente. Los mayores impactos de la contaminación se observan en el agua y en las especies
acuícolas.
Los beneficios de tratar las aguas residuales son:
evitar la contaminación de ríos, arroyos,
lagos y mares,
protegiendo la vida acuática; reducir la presión sobre la demanda de agua potable a
través de la reutilización en usos secundarios, riego de áreas verdes, riego
agrícola, construcción y otras actividades industriales; reducción de olores desagradables
y fauna nociva;
disminución de riesgo
de enfermedades por aguas contaminadas;
mejoramiento del paisaje,
recuperación de actividades turísticas y recreativas; y, mayor productividad y calidad de cosechas.
Las empresas y los ayuntamientos deben contar con permisos de descargas de aguas residuales a cuerpos de agua federales, de
acuerdo con las Normas Oficiales Mexicana (NOM’s). Estos permisos deben inscribirse en el Registro
Público de Derechos
de Agua.
Los principales métodos de tratamiento de aguas
residuales según el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA) son
las lagunas de estabilización, las cuales son estanques de poca profundidad donde el agua residual permanece durante un tiempo suficiente
para provocar degradación de materia orgánica; y, las plantas de tratamiento, en donde se efectúa el procesamiento de las aguas residuales por medios físicos
y químicos para eliminar la
materia orgánica.
En tanto, los humedales artificiales, son espacios para limpiar las aguas residuales mediante la utilización de especies vegetales
acuáticas como platanillo, tule, juncos y carrizo; y, los biodigestores,
que son contenedores cerrados donde se realiza la degradación de la materia
orgánica por microorganismos en ausencia de oxígeno para generar gas, agua
limpia y lodo.
Cabe destacar que
las aguas residuales tratadas pueden reutilizase en servicios públicos, riego de parques y
jardines, abrevaderos y vida silvestre, acuacultura, giros mercantiles, cultivo
de forrajes, recarga
de acuíferos, lavado de autos
y usos industriales. Asimismo, en el llenado
de canales y lagos recreativos, como lo hace la planta tratadora
del Cerro de la Estrella, en Iztapalapa, que envía
agua a canales turístico-recreativos
y zonas de riego agrícola de Tláhuac y Xochimilco, en la Ciudad de México.
Es indispensable que las empresas inviertan en tratar sus aguas residuales que generan, y que los gobiernos destinen más recursos
a este problema que amenaza la viabilidad de las ciudades. Por fortuna, la presidenta,
Claudia Sheinbaum Pardo, y el gobernador de Puebla, Alejandro Armenta,
han puesto al abasto de agua y saneamiento de las cuencas entre las máximas
prioridades de política hídrica.
Finalmente, a nombre del Gobierno de Puebla,
agradezco a Javier Israel Tobón Solano, director general de la Comisión de Agua
y Saneamiento del Estado de Tlaxcala (CEASTlax), por las facilidades otorgadas
para visitar la planta de tratamiento de la capital de ese estado, que procesa
700 litros por segundo, y beneficia a 250 mil personas de cuatro municipios; así
como por las experiencias y aprendizajes compartidos.
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