Protestas Z, propuestas y derechos ajenos One Piece
Alberto Jiménez
Merino
Mi
derecho termina donde empieza el derecho de los otros y se fortalece con el
acuerdo y el consenso, para coexistir pacíficamente creando condiciones que
permitan unir voluntades, recursos y esfuerzos para resolver los problemas comunes
y promover el progreso de los demás.
Aun
mi más legítimo y prioritario derecho, no me autoriza a afectar el derecho de
los demás, mucho menos cuando estos no tienen ninguna relación con lo reclamado,
y sólo busque la presión que el destinatario real sentirá de los ciudadanos
enojados.
Recientemente
muchos mexicanos vivieron la presión de los agricultores a través del cierre de
carreteras, que dejó a miles de mexicanos varados hasta 36 horas por el reclamo
de los precios del maíz.
Según
diversas fuentes, hay una sobreproducción mundial del grano que ha provocado la
caída del precio de la tonelada en un 26%, se han incrementado sustantivamente
las importaciones de maíz a México y los costos de producción nacional se
incrementaron 50% en los últimos 5 años, sin mayores cambios en los
rendimientos del cultivo. Y eso no se arregla ni bloqueando todas las
carreteras del mundo. Faltan propuestas y políticas, conductos para su atención
y voluntad de resolver de fondo los problemas de la seguridad alimentaria.
La
historia refiere que la fila de la ventanilla para recibir propuestas casi
siempre es muy corta, pero la fila para hacer críticas es notablemente larga en
cualquier parte del mundo y en todos los sectores sociales. El liderazgo
propositivo, el que llama a la acción y pone el ejemplo, es más escaso que el
que sólo critica, cuestiona y con acciones y/o lenguaje estridente busca
imponer sus razones, muchas veces insanas. Todos tenemos la razón y las mejores
ideas, pero muy pocos saben encausarlas y ponerlas en práctica.
La
fábula del niño, el abuelo y el burro, es la mejor representación de la
expresión social. Un abuelo y su nieto realizaron un paseo. Primero el abuelo
iba en el burro y al llegar a un pueblo, alguien dijo “viejo abusivo, pobre
niño viene caminando”. Se subieron los
dos al burro y en el siguiente pueblo alguien dijo “que abusivos, pobre burro”.
Se bajó el abuelo y siguieron. En el siguiente pueblo se escuchó “niño abusivo,
pobre viejo”. Entonces se bajó el niño y echaron el burro por delante, y el comentario
que escucharon en el siguiente pueblo fue “qué tontos”. La moraleja es que no
se puede tener contentos a todos.
Este
fin de semana en la Ciudad de México y varias ciudades del país, se vivió la
marcha de la Generación Z para expresar su preocupación por la situación actual
del país. Según Víctor Gutiérrez, en UnoTv.Com 2025, esta generación representa
entre 21 y 25 millones de mexicanos nacidos entre 1997 y 2012 que crecieron con
internet, redes sociales y tecnología, mismas que utilizan para expresar sus
ideas y organizarse.
Su
objetivo es alzar la voz y pedir un México más justo, seguro y transparente. No
representan a ningún partido ni grupo ideológico, buscan una movilización
ciudadana pacífica. Sus propuestas son: mayor seguridad pública, fin de la
impunidad, transparencia en el uso de los recursos públicos, mejores
oportunidades laborales y participación libre de manipulación política.
Llevarán la bandera One Piece, creada en 1997 por Eiichiro Oda, que representa a
piratas como símbolo de rebeldía, resistencia y libertad.
Con
mi mayor respeto a la libertad de expresión y al derecho de manifestación, creo
que varios objetivos del movimiento no se cumplieron y podrían tomarse como un engaño
a la sociedad.
Juzgando
por la baja cantidad de personas asistentes a las plazas y por la vía de la convocatoria,
me parece que hace falta mucho más que sólo contar con internet, redes sociales
y tecnología para convocar a la población.
Como
mexicano me siento engañado al ver que no son los jóvenes convocados los que
acuden, sino prominentes políticos los protagonistas de una marcha que, para
expresar su oposición y resentimiento contra el régimen actual, no dudaron en desplazar
a jóvenes políticamente inocentes. Expresidentes de la república que tuvieron
su oportunidad y no tienen nada que decir ni hacer.
La
manifestación no fue pacífica como se publicitó, ahí están las imágenes. Todo
derecho implica una responsabilidad. Si provocas y ofendes, si dañas los bienes
públicos o privados, hay una consecuencia establecida en las leyes.
Y,
finalmente, desde estudiante aprendí que las propuestas para mejorar la
realidad deben ir acompañadas de proyectos concretos y entregarse en los sitios
donde pueden atenderse, según la temática, de preferencia por escrito. No
conozco un sitio donde se apoyen ideas ni deseos vagos, anhelos o necesidades
sin sustento. Se necesitan proyectos. La calle no es para gestionar, mientras
un proyecto no llegue a una autoridad o a la oficina indicada, no existe.
Como
ciudadano nunca estuve de acuerdo en marchas ni plantones, y a los que asistí
de estudiante lo hice por obligación; mucho menos estaré de acuerdo en acciones
que, en la defensa de una necesidad o derecho, afecten a terceros inocentes que
nada tienen que ver.
Ante
lo anterior, como poblano, preferí ir a atender la grave necesidad de agua que
tienen comunidades como La Ceiba, Xicotepec y otras de Huauchinango por las
afectaciones de las últimas lluvias torrenciales.



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