martes, 18 de noviembre de 2025

Nuevos Horizontes


 

Protestas Z, propuestas y derechos ajenos One Piece

                                                                                            Alberto Jiménez Merino

Mi derecho termina donde empieza el derecho de los otros y se fortalece con el acuerdo y el consenso, para coexistir pacíficamente creando condiciones que permitan unir voluntades, recursos y esfuerzos para resolver los problemas comunes y promover el progreso de los demás.

Aun mi más legítimo y prioritario derecho, no me autoriza a afectar el derecho de los demás, mucho menos cuando estos no tienen ninguna relación con lo reclamado, y sólo busque la presión que el destinatario real sentirá de los ciudadanos enojados.

Recientemente muchos mexicanos vivieron la presión de los agricultores a través del cierre de carreteras, que dejó a miles de mexicanos varados hasta 36 horas por el reclamo de los precios del maíz.

Según diversas fuentes, hay una sobreproducción mundial del grano que ha provocado la caída del precio de la tonelada en un 26%, se han incrementado sustantivamente las importaciones de maíz a México y los costos de producción nacional se incrementaron 50% en los últimos 5 años, sin mayores cambios en los rendimientos del cultivo. Y eso no se arregla ni bloqueando todas las carreteras del mundo. Faltan propuestas y políticas, conductos para su atención y voluntad de resolver de fondo los problemas de la seguridad alimentaria.

La historia refiere que la fila de la ventanilla para recibir propuestas casi siempre es muy corta, pero la fila para hacer críticas es notablemente larga en cualquier parte del mundo y en todos los sectores sociales. El liderazgo propositivo, el que llama a la acción y pone el ejemplo, es más escaso que el que sólo critica, cuestiona y con acciones y/o lenguaje estridente busca imponer sus razones, muchas veces insanas. Todos tenemos la razón y las mejores ideas, pero muy pocos saben encausarlas y ponerlas en práctica.

La fábula del niño, el abuelo y el burro, es la mejor representación de la expresión social. Un abuelo y su nieto realizaron un paseo. Primero el abuelo iba en el burro y al llegar a un pueblo, alguien dijo “viejo abusivo, pobre niño viene caminando”.  Se subieron los dos al burro y en el siguiente pueblo alguien dijo “que abusivos, pobre burro”. Se bajó el abuelo y siguieron. En el siguiente pueblo se escuchó “niño abusivo, pobre viejo”. Entonces se bajó el niño y echaron el burro por delante, y el comentario que escucharon en el siguiente pueblo fue “qué tontos”. La moraleja es que no se puede tener contentos a todos.

Este fin de semana en la Ciudad de México y varias ciudades del país, se vivió la marcha de la Generación Z para expresar su preocupación por la situación actual del país. Según Víctor Gutiérrez, en UnoTv.Com 2025, esta generación representa entre 21 y 25 millones de mexicanos nacidos entre 1997 y 2012 que crecieron con internet, redes sociales y tecnología, mismas que utilizan para expresar sus ideas y organizarse.

Su objetivo es alzar la voz y pedir un México más justo, seguro y transparente. No representan a ningún partido ni grupo ideológico, buscan una movilización ciudadana pacífica. Sus propuestas son: mayor seguridad pública, fin de la impunidad, transparencia en el uso de los recursos públicos, mejores oportunidades laborales y participación libre de manipulación política. Llevarán la bandera One Piece, creada en 1997 por Eiichiro Oda, que representa a piratas como símbolo de rebeldía, resistencia y libertad.

Con mi mayor respeto a la libertad de expresión y al derecho de manifestación, creo que varios objetivos del movimiento no se cumplieron y podrían tomarse como un engaño a la sociedad.

Juzgando por la baja cantidad de personas asistentes a las plazas y por la vía de la convocatoria, me parece que hace falta mucho más que sólo contar con internet, redes sociales y tecnología para convocar a la población.

Como mexicano me siento engañado al ver que no son los jóvenes convocados los que acuden, sino prominentes políticos los protagonistas de una marcha que, para expresar su oposición y resentimiento contra el régimen actual, no dudaron en desplazar a jóvenes políticamente inocentes. Expresidentes de la república que tuvieron su oportunidad y no tienen nada que decir ni hacer.

La manifestación no fue pacífica como se publicitó, ahí están las imágenes. Todo derecho implica una responsabilidad. Si provocas y ofendes, si dañas los bienes públicos o privados, hay una consecuencia establecida en las leyes.

Y, finalmente, desde estudiante aprendí que las propuestas para mejorar la realidad deben ir acompañadas de proyectos concretos y entregarse en los sitios donde pueden atenderse, según la temática, de preferencia por escrito. No conozco un sitio donde se apoyen ideas ni deseos vagos, anhelos o necesidades sin sustento. Se necesitan proyectos. La calle no es para gestionar, mientras un proyecto no llegue a una autoridad o a la oficina indicada, no existe. 

Como ciudadano nunca estuve de acuerdo en marchas ni plantones, y a los que asistí de estudiante lo hice por obligación; mucho menos estaré de acuerdo en acciones que, en la defensa de una necesidad o derecho, afecten a terceros inocentes que nada tienen que ver.  

Ante lo anterior, como poblano, preferí ir a atender la grave necesidad de agua que tienen comunidades como La Ceiba, Xicotepec y otras de Huauchinango por las afectaciones de las últimas lluvias torrenciales.


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Nuevos Horizontes


 

Protestas Z, propuestas y derechos ajenos One Piece

                                                                                            Alberto Jiménez Merino

Mi derecho termina donde empieza el derecho de los otros y se fortalece con el acuerdo y el consenso, para coexistir pacíficamente creando condiciones que permitan unir voluntades, recursos y esfuerzos para resolver los problemas comunes y promover el progreso de los demás.

Aun mi más legítimo y prioritario derecho, no me autoriza a afectar el derecho de los demás, mucho menos cuando estos no tienen ninguna relación con lo reclamado, y sólo busque la presión que el destinatario real sentirá de los ciudadanos enojados.

Recientemente muchos mexicanos vivieron la presión de los agricultores a través del cierre de carreteras, que dejó a miles de mexicanos varados hasta 36 horas por el reclamo de los precios del maíz.

Según diversas fuentes, hay una sobreproducción mundial del grano que ha provocado la caída del precio de la tonelada en un 26%, se han incrementado sustantivamente las importaciones de maíz a México y los costos de producción nacional se incrementaron 50% en los últimos 5 años, sin mayores cambios en los rendimientos del cultivo. Y eso no se arregla ni bloqueando todas las carreteras del mundo. Faltan propuestas y políticas, conductos para su atención y voluntad de resolver de fondo los problemas de la seguridad alimentaria.

La historia refiere que la fila de la ventanilla para recibir propuestas casi siempre es muy corta, pero la fila para hacer críticas es notablemente larga en cualquier parte del mundo y en todos los sectores sociales. El liderazgo propositivo, el que llama a la acción y pone el ejemplo, es más escaso que el que sólo critica, cuestiona y con acciones y/o lenguaje estridente busca imponer sus razones, muchas veces insanas. Todos tenemos la razón y las mejores ideas, pero muy pocos saben encausarlas y ponerlas en práctica.

La fábula del niño, el abuelo y el burro, es la mejor representación de la expresión social. Un abuelo y su nieto realizaron un paseo. Primero el abuelo iba en el burro y al llegar a un pueblo, alguien dijo “viejo abusivo, pobre niño viene caminando”.  Se subieron los dos al burro y en el siguiente pueblo alguien dijo “que abusivos, pobre burro”. Se bajó el abuelo y siguieron. En el siguiente pueblo se escuchó “niño abusivo, pobre viejo”. Entonces se bajó el niño y echaron el burro por delante, y el comentario que escucharon en el siguiente pueblo fue “qué tontos”. La moraleja es que no se puede tener contentos a todos.

Este fin de semana en la Ciudad de México y varias ciudades del país, se vivió la marcha de la Generación Z para expresar su preocupación por la situación actual del país. Según Víctor Gutiérrez, en UnoTv.Com 2025, esta generación representa entre 21 y 25 millones de mexicanos nacidos entre 1997 y 2012 que crecieron con internet, redes sociales y tecnología, mismas que utilizan para expresar sus ideas y organizarse.

Su objetivo es alzar la voz y pedir un México más justo, seguro y transparente. No representan a ningún partido ni grupo ideológico, buscan una movilización ciudadana pacífica. Sus propuestas son: mayor seguridad pública, fin de la impunidad, transparencia en el uso de los recursos públicos, mejores oportunidades laborales y participación libre de manipulación política. Llevarán la bandera One Piece, creada en 1997 por Eiichiro Oda, que representa a piratas como símbolo de rebeldía, resistencia y libertad.

Con mi mayor respeto a la libertad de expresión y al derecho de manifestación, creo que varios objetivos del movimiento no se cumplieron y podrían tomarse como un engaño a la sociedad.

Juzgando por la baja cantidad de personas asistentes a las plazas y por la vía de la convocatoria, me parece que hace falta mucho más que sólo contar con internet, redes sociales y tecnología para convocar a la población.

Como mexicano me siento engañado al ver que no son los jóvenes convocados los que acuden, sino prominentes políticos los protagonistas de una marcha que, para expresar su oposición y resentimiento contra el régimen actual, no dudaron en desplazar a jóvenes políticamente inocentes. Expresidentes de la república que tuvieron su oportunidad y no tienen nada que decir ni hacer.

La manifestación no fue pacífica como se publicitó, ahí están las imágenes. Todo derecho implica una responsabilidad. Si provocas y ofendes, si dañas los bienes públicos o privados, hay una consecuencia establecida en las leyes.

Y, finalmente, desde estudiante aprendí que las propuestas para mejorar la realidad deben ir acompañadas de proyectos concretos y entregarse en los sitios donde pueden atenderse, según la temática, de preferencia por escrito. No conozco un sitio donde se apoyen ideas ni deseos vagos, anhelos o necesidades sin sustento. Se necesitan proyectos. La calle no es para gestionar, mientras un proyecto no llegue a una autoridad o a la oficina indicada, no existe. 

Como ciudadano nunca estuve de acuerdo en marchas ni plantones, y a los que asistí de estudiante lo hice por obligación; mucho menos estaré de acuerdo en acciones que, en la defensa de una necesidad o derecho, afecten a terceros inocentes que nada tienen que ver.  

Ante lo anterior, como poblano, preferí ir a atender la grave necesidad de agua que tienen comunidades como La Ceiba, Xicotepec y otras de Huauchinango por las afectaciones de las últimas lluvias torrenciales.


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