martes, 3 de diciembre de 2013

Seis años de indefinición en materia de telecomunicaciones Octavio Islas

A pesar de la creciente importancia del sector telecomunicaciones (fijas, móviles, banda ancha, TV restringida, etcétera) en la economía nacional, que permean a todos los sectores segmentos y niveles socioeconómicos del país, y que en conjunto inclusive superan sistemáticamente el crecimiento de la economía nacional, el gobierno del presidente Felipe Calderón, como atinadamente señala Jorge Fernando Negrete, destacado especialista en telecomunicaciones, director general de Mediatelecom Pollicy & Law: “no tuvo una política pública, su liderazgo fue nulo, sus colaboradores los equivocados, sus metas fueron mediocres y, por si fuera poco, no cumplió con sus escasos objetivos”. 

Las metas que se plantearon al inicio de la administración del presidente Calderón fueron mediocres y, no obstante –subraya el referido especialista- algunas no se alcanzaron. Para colmo, los limitados resultados alcanzados en el sector de las telecomunicaciones admiten ser considerados como decepcionantes al advertir los niveles de penetración alcanzados en servicios similares en demás países en América Latina. 

Si bien la inercia propia del mercado superó las propias expectativas del gobierno, México se mantuvo alejado del desempeño registrado en los servicios de telecomunicaciones en otras economías. México –destaca Jorge Fernando Negrete- “no lidera ningún servicio de telecomunicaciones en la región, siendo superado por diversos países que sí tienen política pública y han alcanzado niveles de penetración superiores a los nuestros”. 

Las pobres credenciales de los funcionarios responsables de conducir el sector permitían anticipar pobres resultados. Para colmo, los relevos de funcionarios marcados por la ineficiencia y el escándalo fueron constantes. Inclusive, en algunos casos, como en el Sistema Nacional e-México, se aplicó la conocida fórmula del “borrón y cuenta nueva”. Luis Téllez, primer titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), decidió desaparecer el Sistema Nacional e-México tras la desafortunada gestión del señor Alejandro Hernández Pulido, transformándolo en la Coordinación General de la Sociedad de la Información y el Conocimiento. Todo ello para disimular absurdos dispendios y el rotundo fracaso. 

Si bien al inicio de su gobierno, el presidente Felipe Calderón había prometido estimular la apertura de nuevas cadenas de televisión, al concluir el sexenio –atinadamente designado por el reconocido periodista Jenaro Villamil como el “sexenio de Televisa”-, concluirá sin haber licitado nuevas frecuencias de televisión abierta y sin abrir la competencia en ese mercado. 

No pocas decisiones en materia de telecomunicaciones resultaron favorables a los Televisa, que al concluir el mandato de Felipe Calderón se afirma victoriosa, como auténtica “república de la pantalla”, extendida y fortalecida. 

En cambio MVS –competidora directa de Televisa en el segmento de la televisión restringida, a través de Dish-, admite ser considerada como el gran perdedor del sexenio, pues no le fueron refrendadas las concesiones vencidas, y el gobierno del presidente Felipe Calderón decidió impulsar, al cuarto para las doce, el procedimiento de rescate de las concesiones vigentes en la banda de 2.5 GHz. 

Debemos tener muy presente que la política informativa de MVS, y muy particularmente, el oficio informativo que distingue a la reconocida periodista Carmen Aristegui, en no pocas ocasiones han resultaron incómodos para Televisa y también, por supuesto, para el presidente de la República. 

No pocos ciudadanos perciben el procedimiento de rescate de las concesiones vigentes en la banda de 2.5 GHz como una expresión de venganza y castigo presidencial, como un auténtico atentado a la libertad de expresión. 

En tiempos de la llamada “presidencia imperial” (Krauze), no pocos presidentes intentaron ofrecer todo tipo de argumentos para intentar conferirle sustento legal o técnico a maniobras destinadas a la venganza y/o castigo de medios de comunicación o periodistas independientes que les resultaran incómodos. La Productora e Importadora de Papel (PIPSA), monopolio en la importación de papel y dependiente de la Secretaría de Gobernación, restringía la venta de papel a aquellos medios informativos distanciados de la simpatía presidencial. 

Las primeras líneas del apartado en el Sexto Informe a la Nación, dedicado l tema de las telecomunicaciones, sin duda alguna merecen ser consideradas como memorables, al destacar que cada una de las acciones emprendidas: “se ha realizado con estricto apego a la ley, anteponiendo el interés nacional a los intereses particulares. Nuestras decisiones se han basado siempre en criterios técnicos, no políticos. El objetivo es fortalecer las telecomunicaciones como pieza clave de una economía moderna y competitiva. Queremos que todos los actores relevantes compitan en todos los mercados de telecomunicaciones, con equidad y con beneficios claros para los consumidores”. 

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martes, 3 de diciembre de 2013

Seis años de indefinición en materia de telecomunicaciones Octavio Islas

A pesar de la creciente importancia del sector telecomunicaciones (fijas, móviles, banda ancha, TV restringida, etcétera) en la economía nacional, que permean a todos los sectores segmentos y niveles socioeconómicos del país, y que en conjunto inclusive superan sistemáticamente el crecimiento de la economía nacional, el gobierno del presidente Felipe Calderón, como atinadamente señala Jorge Fernando Negrete, destacado especialista en telecomunicaciones, director general de Mediatelecom Pollicy & Law: “no tuvo una política pública, su liderazgo fue nulo, sus colaboradores los equivocados, sus metas fueron mediocres y, por si fuera poco, no cumplió con sus escasos objetivos”. 

Las metas que se plantearon al inicio de la administración del presidente Calderón fueron mediocres y, no obstante –subraya el referido especialista- algunas no se alcanzaron. Para colmo, los limitados resultados alcanzados en el sector de las telecomunicaciones admiten ser considerados como decepcionantes al advertir los niveles de penetración alcanzados en servicios similares en demás países en América Latina. 

Si bien la inercia propia del mercado superó las propias expectativas del gobierno, México se mantuvo alejado del desempeño registrado en los servicios de telecomunicaciones en otras economías. México –destaca Jorge Fernando Negrete- “no lidera ningún servicio de telecomunicaciones en la región, siendo superado por diversos países que sí tienen política pública y han alcanzado niveles de penetración superiores a los nuestros”. 

Las pobres credenciales de los funcionarios responsables de conducir el sector permitían anticipar pobres resultados. Para colmo, los relevos de funcionarios marcados por la ineficiencia y el escándalo fueron constantes. Inclusive, en algunos casos, como en el Sistema Nacional e-México, se aplicó la conocida fórmula del “borrón y cuenta nueva”. Luis Téllez, primer titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), decidió desaparecer el Sistema Nacional e-México tras la desafortunada gestión del señor Alejandro Hernández Pulido, transformándolo en la Coordinación General de la Sociedad de la Información y el Conocimiento. Todo ello para disimular absurdos dispendios y el rotundo fracaso. 

Si bien al inicio de su gobierno, el presidente Felipe Calderón había prometido estimular la apertura de nuevas cadenas de televisión, al concluir el sexenio –atinadamente designado por el reconocido periodista Jenaro Villamil como el “sexenio de Televisa”-, concluirá sin haber licitado nuevas frecuencias de televisión abierta y sin abrir la competencia en ese mercado. 

No pocas decisiones en materia de telecomunicaciones resultaron favorables a los Televisa, que al concluir el mandato de Felipe Calderón se afirma victoriosa, como auténtica “república de la pantalla”, extendida y fortalecida. 

En cambio MVS –competidora directa de Televisa en el segmento de la televisión restringida, a través de Dish-, admite ser considerada como el gran perdedor del sexenio, pues no le fueron refrendadas las concesiones vencidas, y el gobierno del presidente Felipe Calderón decidió impulsar, al cuarto para las doce, el procedimiento de rescate de las concesiones vigentes en la banda de 2.5 GHz. 

Debemos tener muy presente que la política informativa de MVS, y muy particularmente, el oficio informativo que distingue a la reconocida periodista Carmen Aristegui, en no pocas ocasiones han resultaron incómodos para Televisa y también, por supuesto, para el presidente de la República. 

No pocos ciudadanos perciben el procedimiento de rescate de las concesiones vigentes en la banda de 2.5 GHz como una expresión de venganza y castigo presidencial, como un auténtico atentado a la libertad de expresión. 

En tiempos de la llamada “presidencia imperial” (Krauze), no pocos presidentes intentaron ofrecer todo tipo de argumentos para intentar conferirle sustento legal o técnico a maniobras destinadas a la venganza y/o castigo de medios de comunicación o periodistas independientes que les resultaran incómodos. La Productora e Importadora de Papel (PIPSA), monopolio en la importación de papel y dependiente de la Secretaría de Gobernación, restringía la venta de papel a aquellos medios informativos distanciados de la simpatía presidencial. 

Las primeras líneas del apartado en el Sexto Informe a la Nación, dedicado l tema de las telecomunicaciones, sin duda alguna merecen ser consideradas como memorables, al destacar que cada una de las acciones emprendidas: “se ha realizado con estricto apego a la ley, anteponiendo el interés nacional a los intereses particulares. Nuestras decisiones se han basado siempre en criterios técnicos, no políticos. El objetivo es fortalecer las telecomunicaciones como pieza clave de una economía moderna y competitiva. Queremos que todos los actores relevantes compitan en todos los mercados de telecomunicaciones, con equidad y con beneficios claros para los consumidores”. 

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